ADVIENTO… EN LA ESPERA DEL
SALVADOR.
INTRODUCCIÒN.
En el Año 315 nació San Hilario de Poitiers cuya figura será clave a la
hora de hablar de Aviento, fue el primero en emplear este término en la
Liturgia aunque de una manera no muy clara, pero es punto de partida para la
Iglesia y su Rito, es bueno reseñar que el Concilio de Zaragoza (Año 380) definió en comienzo
los atisbos que conocemos (Concilio aceptado por esta Catolicidad) quedando en
firme la Universalidad de la futura Liturgia
de Adviento que al comienzo era reducida a prácticas de Oración y ayuno en los Monasterios tanto
Latinos como Griegos y llegó a ser
considerado en el Ordo Domesticus (Orden Domestico) de las prácticas de cada Monasterio, es pues el Adviento un
invitado que vio la luz en el
vientre de la Iglesia y rápidamente se extendió a toda la Cristiandad, no
podemos desconocer que en el Adviento la
Iglesia vive dos momentos íntimamente relacionados a saber: Adviento- Encarnación y en la
perspectiva futura Adviento-
Parusía.
EN CONTEXTO ECLESIAL.
Nuestra Tradición se afirma en la
Catolicidad cuya Praxis nos une a la Iglesia Primitiva (Apostólica) de este
periodo emanan la mayoría de
nuestras prácticas culticas como tal, no olvidemos que la Génesis de la Iglesia es la visión Judía de los Apóstoles y primeros
seguidores del “Camino” que
posteriormente en Antioquía se les llamó
cristianos y los cuales haciendo eco de las enseñanzas de los profetas particularmente el Ayuno, la oración y la
penitencia, continuaron estas prácticas
ya en ámbito de la Iglesia cristiana, desde luego este proceso se afianzó con
todo rigor en los Siglos (III-VI)
nosotros constatamos una muy particular forma de Adviento en la
concepción ritualista y trascendente del Profeta Isaías Cap. 58 (tercer Isaías)
cuya finalidad es una Analogía para nuestra Liturgia de Adviento y Cuaresma,
aunque la motivación es la misma el Estadio de Espiritualidad cambia un poco,
me refiero a la postura que
asumimos en cada uno de los Tiempos de la Liturgia, pero sin duda mi interés no
es de carácter histórico sino experiencial.
El Bautizado proyecta su vida de Fe bajo los preceptos de su Pacto Bautismal y estas enseñanzas
reflejan el sentir de la Maternidad
Eclesial por excelencia, la preparación
para Adviento no dista mucho de la Cuaresmal, ambos Tiempos sin Tiempo,
necesitan direccionar sus Signos hacia la Conciencia religiosa del
Creyente, de lo contrario serian solo
practicas rituales intrascendentes o desprovistas de espíritu, el Adviento es intuitivo frente al
Sacrificio Pascual del Redentor
(Visión Joanica) mientras que la Cuaresma se ve reflejada en Voluntad
Salvadora de Dios y por ende en la Intimación de su Mandato en Cristo (Misión Salvífica) esta Iglesia fiel a la
Tradición (PP. De la Iglesia) reconoce no solo esta Práctica sino que sabe leerla en el Evangelio y anunciarla como parte de un Todo-Ritual
que dispone al Bautizado a vivir con
toda intensidad sus días y desde luego su Oración.
Las figuras apocalípticas no son
tan importantes en nuestra concepción de Fe como en otras denominaciones,
nosotros no actuamos movidos bajo el Signo Milenarista, es para nosotros un
Tiempo de Espera donde confluye el
fenómeno histórico del Nacimiento del Salvador
con la plenitud de la Revelación divina, todo bajo la concepción de la
espera del Mesías, atrás quedaron los
“Títulos Mesiánicos” ahora es palpable
la presencia del Salvador bajo la figura Humana (Unión Hipostática) nuestra
noción del Adviento asume la
disposición del Bautizado que recibió la
Promesa del Espíritu Santo y busca vivir la Gracia latente que se hace
Historia y por lo anterior se Espiritualiza para darle sentido
Escatológico a esta “Espera”, y sentir desde la Liturgia la manifestación espiritual del Salvador, en
esa misma dirección apunta la declaración de Orígenes PP. De la Iglesia Oriental que vivió en el Siglo III y que
con San Clemente de Alejandría fundaron la Escuela Alegórica, pero miremos su
Cristología: El Verbo Eterno nuca, ni siquiera en la Encarnación abandonó la SS.
Trinidad y siempre estuvo en un eterno Retorno… Nuestra reflexión se mueve
en esa dirección, Cristo nuca abandonó a la Humanidad Redimida por su Sacrificio, siempre vive su Inmanencia en
nosotros pero sale y vuelve eternamente al Padre Dios, es para nosotros la
oportunidad de renovar nuestra Espiritualidad bajo el fundamento del Prometido,
es decir, del Espíritu Santo, sin la
presencia del que procede de Entrambos (Diría el Hiponense sobre
el Espíritu Santo) no podríamos anhelar con Libertad la llegada de
nuestro Salvador porque es su Espíritu quien porta la consumación de su
Ministerio Eclesial.
Los relatos de la Encarnación
y Nacimiento del Salvador son
orientados a la sustentación y consolidación de la acción fenomenológica como
tal, estamos haciendo de la Familia de Nazaret una Realidad desde la Antropología como desde
la fe de la Iglesia, estamos viendo en el fenómeno Tiempo la manifestación del
que es Atemporal, recordamos que el
Creador del Tiempo se sometió a
sus Leyes Finitas y que Hoy como hace Siglos quiere renovarse en cada uno de nosotros bajo
la forma del Tiempo Espiritual o Estadio de madurez de nuestra Espiritualidad
(Inhabitaciòn). La dinámica Eclesiológica vive este Tiempo segura de la
presencia Ministerial de su Señor que
hace énfasis en la celebración de su entrada en la Historia y esta para ser
Redimida por su Gracia, no es
simplemente recordar lo sucedido hace Siglos, no es tan solo (Memento) o
remembranza es sobre toda consideración la expresión de la
Salvación bajo la concepción de nuestras categorías Tiempo-espaciales donde la Fe precede y antecede a la misma Historia de la escena
de Nazaret (Lc 1:26-38). María vivía Adviento continuo hasta la
consumación de su espera personal como judía y ver en su vida la perfecta
Revelación que será adelanto de nuestra propia consumación y la superación de nuestro Adviento como Segunda
venida de Cristo.
EJES RELACIONALES EN SU TERMINOLOGÍA Y SIGNIFICACIÓN.
En la Época de los PP. Apostólicos era muy común la participación de una terminología
que designaba los Momentos o Tiempos
relacionados con los Misterios de
la vida del Salvador, Epifanía, Parusía, y un Vocablo Latino
muy conocido en estas fechas Adventus (Adviento) que nos hace
recordar el prólogo de Juan (1,13) en la
vida y obra del Salvador es posible conjugar los momentos de Salvación y asumirlos como: Manifestación, Llegada, Encarnación,
Retorno, Vuelta, que a grandes rasgos nos están hablando de los mismos Ciclos Vitales, por así decirlo, en la Vida y Obra de Jesús como el
Cristo, el Hijo de Dios. No es posible entender la
Salvación como un proceso bajo un solo
Horizonte, es la inclusión de Tiempos-Significantes
como los descritos en estos Estadios vivenciales donde el Bautizado prepara
la constante renovación de su Fe la que
sin duda le exigirá “Movimiento” a lo largo de su Existencia, la Visión de San
Pablo es clara, nos anuncia el Plan de Dios
para cada uno de sus hijos y lo hace dejando ver la necesidad obvia para nosotros
de la Espiritualización en la Historia
(Ef 1: 3-13).
La Cosmovisión de
nuestra experiencia de Fe se deja llevar
por estos momentos cargados de Actualidad, pues como
podríamos afirmar que uno de ellos siquiera dejó de ser y pasó a
ser solo una referencia en Retrospectiva, la Fe en cada oportunidad
nos recuerda que los misterios del
Salvador son y serán latentes a cada
Bautizado, donde nos encontremos será igual…
Quienes no viven este momento de Fe en sus vidas se exponen a
hacer de la ausencia de la Gracia un poderoso obstáculo en la Praxis de su Fe,
así lo exclamaría el Artista en su interpretación musical en un Bolero muy
bello sobre la ausencia del amado: Sin ti el Sol ya no ilumina mis días, sin
la Gracia ningún tiempo es tiempo y mucho menos significante, solo en Cristo
cada tiempo de la Liturgia se hace
Adoración.
AFIRMACIONES TEOLÓGICAS.
·
Adviento es un Todo-Ritual.
·
Adviento se manifiesta como Tiempo de tendencia
Escatológica.
·
Adviento revela
en sus prácticas la
resolución de la Iglesia por esperar a
su Señor bajo la figura del Cumplimiento
del “Pacto Bautismal”.
·
Adviento-Encarnación.
·
Adviento- Parusía.
·
Adviento- Epifanía.
·
Adviento Fenómeno Litúrgico y modo de Oración para los Bautizados.
·
Adviento Modo-Reflexivo.
·
Adviento modificador
de la Conciencia religiosa del Bautizado.
·
Adviento tiempo de Promesa.
·
Adviento
manifestación muy particular del
Espíritu Santo.
·
Espera espiritual NO-CRONOLÓGICA.
·
Equivalencia a Procesión Trinitaria (Obrada Ad-Extra
por el Espíritu Santo) y figura
de esta.
·
Adviento como Segunda Venida del Salvador.
·
Adviento Oración fincada en la Esperanza del Bautizado.
·
Adviento como actitud de vida en la espera consiente
de la realización de la plenitud de Dios en nuestras vidas.
·
Adviento anuncio
·
Adviento certeza.
·
Adviento Intimación de la Voluntad de Dios en Cristo su Hijo.
·
Adviento Liberación y Soberanía de la Gracia en
nuestra Economía salvífica.
·
Adviento es el antes y el después de la Historia
de Nazaret.
Rvdo. Diego
Sabogal.
Epifanía.
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