SALMO 120… SOLO A TI CLAMO
DIOS MIO.
El Salmista tiene claro que las
situaciones de la misma Cotidianidad pueden afectar el constante crecimiento
espiritual y precisamente centra la Paz en su reflexión hecha plegaria: Al Señor clamé en mi angustia, y Él me respondió…
Las confrontaciones de nuestra vida siempre repercuten en el Espíritu y pueden
robarnos la Paz, nunca estaremos preparados para la calumnia y los comentarios
sobre nuestras actuaciones particulares, pero el Bautizado debe tener presente
la necesidad de construir su Realidad respetando a sus Próximos cuya referencia
es el Evangelio, solo convencidos de la veracidad de la Palabra y Dignidad de
cada Persona es posible evitar los Juicios
de valores que degeneran la apreciación del Otro y su circunstancia de vida, solo quien se “pone” literalmente
en manos de Dios aprende a valorar y dimensionar a los demás en su existencia y
se atreve a construir con ellos su Realidad de Fe: Líbrame Señor de los labios mentirosos de la lengua engañosa, es un
aspecto de la Convivencia que trasciende en nuestra Conciencia y forma de valorar
el Mundo, es imposible construir Humanidad si despreciamos la vida e Integridad
de los demás, es imposible construir Paz si de nuestro corazón sale odio cargado
de prevenciones por la Sociedad de la que ni siquiera nos hemos sustraído,
recordemos que Jesús nunca se sustrajo
de la Sociedad y decidió aportar en su edificación de esto atestiguan los
Evangelios, nunca se hizo aliado de la
injusticia o el desprecio por el otro, basta mirar a (Jn 8) donde el Salvador
no tolera estructuras sociales o legales que discriminan o juzgan implacablemente
a las personas: Si alguno de ustedes nunca ha pecado tire la primera piedra, tamaña
sorpresa para quienes se refugian en la
Ley cuando de salvar sus intereses personales se trata.
Para este Hombre (Salmista) la Paz
es reflejo de la absoluta confianza en Dios que dicta paulatinamente a nuestra
Conciencia los fundamentos del vivir temerosos de Dios, bajo una óptica positiva
cuya Centralidad es el Amor y Respeto
por la vida y sus procesos, literalmente odiar la Paz significa actuar bajo la guía personal y desconocer el Mandato
de Fe, para él (Salmista) la Ley y para
nosotros el Evangelio, tanto puede sufrir una persona bajo la Cultura de la guerra y destrucción como lo hemos visto estos
días (Oriente, Medio, Próximo y Lejano, África, Centro y Sur América y ahora
Europa) donde los Discursos Socio-Culturales absolutistas perdieron el control
y la gran paradoja de la Globalización es precisamente un efecto contrario asemejado
con el principio Aristotélico de la “No-contradicción”
que para el Mundo del “Siber” traduce: mientras
más cerca, más lejos, la tecnología y
el buen vivir se constituye en sinónimo de Paz y tranquilidad pero hasta en
nuestras calles sin importar el “$$$” del Apartamento aflora la violencia y el malestar que roba la Paz al Bautizado, miremos las palabras del
Salmista: Demasiado he
sufrido viviendo con los que odian la
Paz… Y continúa en su reflexión hecha Plegaria Estoy del lado de la Paz, pero cuando digo Paz, ellos dicen guerra… De
esta forma culmina su Plegaria y suplica, revisemos nuestras actitudes de Paz o tristemente de conflicto y busquemos
la coherencia de nuestra apuesta por la Auténtica Paz y superemos tanta
indiferencia.
Rev. Diego Sabogal.
Epifanía.
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