TU ERES MI DIOS Y MI BIEN… SALMO 16 SUPLICA CONFIADA EN EL CREADOR.
Atraves De
este Salmo, su Autor vive la certeza del “Cumplimiento de la Suplica confiada
en Dios”… Sus primeros versos nos pueden hablar sobre la Pureza Religiosa del
salmista frente a quienes en su Pueblo establecían un paralelismo entre el
verdadero Culto a Dios y a las deidades locales “Mi corazón exulta en Yahveh, mi cuerno se levanta en Dios no hay
santo como Yahveh” (1S 2:1-2) también (Lev 17s y el salmo 18,3). La figura
Sincretista descrita por el Vers (4) fue la mayor tentación recurrente para
Israel, incluso antes del Salmista el profeta Isaías establece tal comparación
(Is 57,6) “En las piedras lisas del
torrente tengas tu parte: ellas te toquen en suerte, que también sobre ellas
vertiste libaciones, hiciste Oblación…” Sobre este Tópico Is profundizará a lo largo y ancho del (Deuteroisaias), es
visto como una lamentable debilidad de la Identidad y unidad Nacional.
Pasando al
verso (6) el Salmista, refuta la actitud corrupta de su Pueblo y centra su
confianza en el accionar justiciero pero sobre todo, restauradora de Dios… El
Pueblo debe comprender que su vínculo con Yahveh es Indeclinable y que estar
alejado de él solo podrá marcar el fracaso de su nación y habitantes. Las figuras
de la (Copa y la Cuerda) son
tradicionales para describir esta sublime relación de poderosos contenidos
espirituales, a propósito miremos el (Salmo 11,6)”Lleva sobre los impíos brasas y azufre y un viento abrazador por
porción de su Copa”, también el profeta Miqueas nos dice “… La porción de mi Pueblo se ha medido a
Cordel…” (Mi 2:4-5). El Salmista está interesado en relacionar las acciones
Identitativas con la Conciencia personal y comunitaria (Num 16,3). Quien obra
en la presencia Divina sin duda, será llamado a la heredad Eterna “Pero Dios rescatara mi Alma de las
profundidades del abismo” (Salmo 49,16. Se plantea para nosotros un
principio de Retribución, que supera
la terrena, al menos en la proporción trazada por la Tradición Hebrea, este
“Germen” nos invita a vivir nuestra espiritualidad de forma tan intima e
indisoluble donde tal recompensa solo podrá ser establecida en la medida del
“Amor de Dios”, como el mismo nos lo hace saber en el Verso (10 y 11), miremos
apartes “… Me enseñaras el camino de la
vida, hartura de goces, delante de tu Rostro, a tu derecha delicias para
siempre”, superar la muerte tanto física como espiritual es su objetivo y
el nuestro…
El Salmista
en su muy particular exposición Mística,
se convierte en figura de la Iglesia que busca a Dios sin descansar y cuyo fin
es unirse indisolublemente con Él, llevándonos o transportándonos a cada uno de
nosotros a esta maravillosa meta y Razón de Ser y Existir. Parafraseando a San
Ambrosio diremos” Quien ama a Cristo, no
tiene miedo de encontrarse con Él”.
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