CRISTO SIEMPRE
DISPUESTO A ENTRAR A NUESTRAS VIDAS. (Lc 7,36; 8,3).
Lucas en su Evangelio nos presenta cuidadosamente un esquema
de Perdón y Salvación acompañado de la mano Misericordiosa de Jesús que
rompiendo con los convencionalismos de su Época y Cultura muestra la
orientación Universal de su Obra, cosa que también recrea en la intimidad del
trato y convivencia sin distingo de Género.”Un
Fariseo le rogó que comiera con él...” (7,36) y añade luego en (8,3)”Juana, mujer de Cusa... Susana y otras
muchas que le servían con sus bienes” luego encontramos que Lucas retoma la
escena en (11,37 y 14,1) incluso hasta la Cruz “Estaban a distancia viendo estas cosas... las mujeres que le habían
seguido desde Galilea” Debemos tener muy presente que los vínculos
Relacionales que nos ofrece este Evangelio son determinados y afianzados en el
ámbito de la intimidad donde se manifiesta progresiva y gradualmente la
Misericordia y los atributos Divinos de Jesús. La Conversión es vista como
prueba de la cercanía de Cristo a la vida y Conciencia de las personas de su
época, no necesariamente pasa por un “espacio físico determinado” mejor aun,
por la experiencia de fe que afianza al Amigo o Discípulo ( la mesa solo era compartida
con los más allegados o afines).
La presencia de la Mujer solo puede indicarnos la Voluntad de
Dios en orden a la plena y perfecta inclusión femenina en la esfera de la fe y
vida de la posterior Iglesia... Jesús tiene en ellas sus aliadas en la vida
Pública de su Ministerio salvífico, no son simplemente sus “servidoras” como
algunas personas quieren suponer, ellas son activas y vitales en la Institución
posterior y fijan el derrotero de la perfecta aceptación y compromiso de la
Mujer en la vida Pastoral, Cultica, y Ministerial de la Iglesia primitiva. Ellas
interiorizaron (Sensibilidad Femenina al servicio de la Espiritualidad) y
presenciaron el Sacrificio de la Cruz, ellas no le abandonaron y sobre todo, el
Espíritu trasciende en ellas como “primerísimas en la fe y en la Gracia”. El
propio Jesús no aborda la presencia de la Mujer en la esfera Ideológica Judía,
por el contrario, la trata y relaciona “entre iguales”, recordemos el Pasaje de
Juan sobre la Mujer adultera (Jn 8s), la Fidelidad Evangélica de ellas son el
Paradigma de la futura Iglesia...
Lucas centra la experiencia del Perdón en la dinámica del
Amor que aproxima Ontológicamente al Pecador y Pecadora a la esfera de la
Gracia reparadora o mejor restauradora de la Voluntad de Dios sobre el Género
Humano... El Amor es signo real de Salvación y fuente instauradora del nuevo
orden de los Hijos de Dios (Amor y sus connotaciones Escatológicas).
Pareciera que el Señor nos señala que la Radicalidad de su
Evangelio nunca pasa ni pasará por la supremacía de Género, sino por la
aceptación real y concreta de su propuesta (El perdón es Fruto de la
experiencia del Amor Liberador de Dios), la Dialéctica Luquiana es clara “Al que mucho ama, mucho le es perdonado,
al que poco ama, poco le es perdonado” (Lc 7,47). Cristo grada la acción
Salvadora de Dios en la Persona Humana desde la perspectiva del Amor, Cristo
asume en la vivencia del Amor la perfecta unión que hace posible la Redención.
Este Vínculo supera la Ley y trasciende en la complejidad del Acto Humano y su Intencionalidad,
buscando la integración del Hombre y la Mujer en su propósito de salvación.
Queda para nosotros la
forma como integramos a las Personas en los distintos escenarios de la Pastoral
y como les permitimos vivir el Mensaje y sobre todo, como luchamos o asumimos
posturas a la hora de defender y promover los Derechos de nuestros hermanos sin
distingo de Género... Sin duda estamos ante un Mensaje de gran contenido
Fraterno e igualitario que nos invita a dejar de lado cualquier actitud discriminatoria.
Estamos comprometidos en la defensa de la Igualdad Esencial
de los Seres Humanos. Articulamos el Mandamiento Nuevo a este propósito de vida
y Fe en el Espíritu...
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