PRIMER DOMINGO DE
ADVIENTO. Isaías capítulo 2 versiculos 1-5. Salmo 122. Romanos capítulo 13
versiculos 11-14. Mateo capítulo 24 versiculos 26-44.
"26. Así que si os dicen: Está en el desierto,
no salgáis; Está en los aposentos, no lo creáis. 27. Porque como el relámpago
sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del
hombre. 28. Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres. 29. Inmediatamente
después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no
dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los
cielos serán sacudidas. 30. Entonces aparecerá en el cielo la señal del
Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la
tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran
poder y gloria. 31. El enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y
reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos
hasta el otro. 32. De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas
están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33. Así
también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que Él está cerca, a las
puertas. 34. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda. 35. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36. Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos,
ni el Hijo, sino sólo el Padre. 37. Como en los días de Noé, así será la
venida del Hijo del hombre. 38. Porque como en los días que precedieron al
diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró
Noé en el arca, 39. y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los
arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. 40. Entonces,
estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; 41. dos mujeres
moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada. 42. Velad, pues, porque
no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. 43. Entendedlo bien: si el dueño de
casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y
no permitiría que le horadasen su casa. 44. Por eso, también vosotros
estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del
hombre."
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Damos inicio al tiempo de
Adviento y con esta celebración nos preparamos para el nacimiento espiritual
del Salvador de la Creación contaminada, ella, por nosotros y nuestro pecado
colectivo e individual. Adviento es
tiempo de esperanza porque llega nuestro Señor y Salvador, porque su amor se
despliega sobre todos y cada uno de los bautizados. La visión Mateana cita
textos de índole cósmica que sin duda nos recuerdan al género apocalíptico. Recordemos
que el “relámpago” es una figura literaria empleada para hablar
del Juicio divino. Los buitres que revelan la existencia de un cadáver en el
desierto, aquí representan los pecados que al ser denunciados dejan al
descubierto su accionar en medio de la humanidad y lo más importante en el
corazón del ser humano. Para continuar quiero hacer énfasis en el versículo
30,” Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y entonces
se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del Hombre
venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria” En este
versiculo en cuestión, los Santos PP. de la Iglesia siempre vieron la figura de
la Cruz como una manifestación de índole espiritual en la vida de los
creyentes. Citamos de forma encriptada al profeta Daniel dando a entender que
los signos y símbolos del relato Mateano son muestra de coherencia con la
tradición Escrituristica aplicada al Señor. El reino del Mesías es un hecho
constatable desde una praxis autentica de nuestro cristianismo, desde luego, ya
no tenemos más nacionalidad que la del Reino de Dios y esto es aplicable sobre
todo a nuestra manera de actuar y ver el mundo.
Desde la perspectiva
anterior todos nosotros estamos positivamente obligados a actuar movidos por el
amor de Dios en su Adorado Hijo y ser así respuesta de Fe y valores evangélicos
en el mundo y sus relaciones. Debemos pedir su Espíritu para discernir sobre la
manera en la que actuamos y vivimos nuestra opción por un Reino y un Rey muy
especial y distinto al mundo y sus “monarquías”. La connotación Mateana
pretende animar en los lectores de su Evangelio la llama de la esperanza en el
desenlace amoroso de las señales como indicadores más que físicas de este acontecimiento
que revelará potencialmente el plan salvífico en concreto, a diferencia de la
obra profética de pueblo de Israel.
Las señales son parte de
una elaborada literatura para poner de relieve el carácter sobrenatural de
tales revelaciones, no se trata de una idea concreta que se desarrolla de esta
forma descrita. Es importante tener presente que la evolución del pensamiento
en la Iglesia primitiva nos llevará a superar estas figuras y convertir el
discurso vivencial del amor en el eje fundamental de la revelación de Cristo. Las
señales auténticamente cristianas provienen del “Mandamiento Nuevo” y la
explicitación de un amor que rompe las fronteras hasta reconocer a todos
hermanos. La señal de los cristianos es sin duda alguna el amor y este
al ser vivido y asumido en todas las facetas de la vida del bautizado puede
cambiar radicalmente su mundo y la percepción de los demás en su propia vida.
La vida es sagrada y como tal su sacralidad es también tributo al Dios Creador
y amoroso Señor. La plenitud de la obra de Dios esta siendo redimida con el
influjo del amor de la humanidad sobre la creación y que mejor señal que la
armonía con la vida en todas sus formas. Mateo en su contexto socio-cultural
describe la simbología apropiada para quienes recibirán su mensaje, estamos
ante una manifestación de ribetes cósmicos cuya función es dejar en firme el Día
de Yahveh temática tan común en las escuelas proféticas de Israel. Los
nuevos tiempos romperán toda relación con el pecado de los viejos tiempos. Una
renovación total que solo podrá darse bajo la soberana autoridad de Dios.
Recordemos que el mensaje
es siempre actual y toca las profundidades del alma de los creyentes y su
estado anímico para enfrentar las dificultades, siempre llenos de esperanza en
el amor de Cristo. Los mejores tiempos son aquellos vividos y por vivir bajo el
influjo de la Gracia. El profeta Isaías nos invita a caminar en
pos de la paz perfecta aquella que solo será posible en los tiempos
escatológicos porque es un atributo totalizante del Resucitado. Una Paz que
será posible solo si nosotros vivimos unidos al amor de Dios y expresamos en
nosotros estos dones de su Gracia. La violencia solo es producto del
“hombre viejo” aquel que vive de espaldas a la Gracia. Ser criaturas
nuevas implica vivir y caminar en novedad de vida y no acudir a la praxis de
los disvalores o antivalores tan comunes en el esquema del mundo y sus
relaciones. No es efímero suponer tal condición cuando Cristo es el centro y
razón de ser de nuestras relaciones y tratos con el otro.
Pablo en su carta
a la comunidad que está en Roma, acude a uno de los conceptos
clave de su enseñanza moral, y nos referimos al empleo de la palabra “momento”
que sin duda está hablando en contexto del tiempo de Dios en nosotros, es
decir, de estar hoy viviendo tiempos particularmente proclives para afirmar
nuestra relación con el Dios revelado. El tiempo de actuar movidos por el amor
y una manera nueva de ser producto del Resucitado, aquí el tiempo es el “Kairós
de Dios” La realidad de Cristo Muerto y Resucitado se siente con todo
su poder en medio de la Iglesia que nunca renuncia a su condición de escogida y
prefigurada desde tiempos antiguos por el amor de Dios. Nuestros tiempos
son sin duda los mismos que los demás, pero la manera de vivir y confiar en
Dios hace la diferencia. Debemos pues formar nuestra Fe para acercarnos con
absoluta seguridad al Dios revelado.
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