REFLEXIONES SOBRE
EL NOMINALISMO CRISTIANO.
HACIA UNA CONSIDERACIÓN FILOSÓFICO-TEOLÓGICA.
“La Gracia supone naturaleza y luego que es de esta
forma el enunciado entonces los nominales suponen una idea que los originó y
contempló en su extensión tanto metafísica como ontológica, nos referimos a
la mente de Dios”. Cristoeseltema.blogspot.com
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El Nominalismo y
su impacto en el pensamiento universal suena muy bien en el contexto de una
reflexión teológica de índole académica donde la libertad de los conceptos
genera una analogía epistemológica desprovista de juicios apriorísticos y
eminentemente religiosos (1). La concepción ontológica o también en algunos
ámbitos metafísica de los universales se vale de los medios necesarios para
suponer una reflexión conceptual que por definición se puntualiza en la
percepción de la realidad vista en contraposición a los universales, aquí nos
referimos al nominalismo. Si hablamos de nominalismo debemos entonces hablar de
los universales que desde la postura de lo particular no existen por ser esta
eminentemente nominalista. La lógica del lenguaje (2) nos aproxima a la
realidad descrita con palabras y con las cuales elaboramos las imágenes de los
términos ya conceptuados, dicho de otra forma, las palabras son las primeras en
componer imágenes en nuestro intelecto y no por ello podemos suponer que lo que
consideramos universal exista particularmente en la noción de lógica que asiste
a nuestro pensamiento. Entonces el escepticismo no solo es una respuesta lógica
a estos conceptos, sino que ubica la reflexión de los entes y toda su ontología
en el terreno de lo demostrable, aquí tenemos la primera dificultad para
suponer la existencia de entes abstractos como bien podría ser aceptado por el
Realismo (3). Este realismo de Platón no
es el mismo de Agustín de Hipona. En Guillermo de Ockham (4) hallamos ya claramente
un conceptualismo (Böhner); el acento se pone sobre las cuestiones acerca del
condicionamiento y de la actividad humana en el proceso del conocimiento, es
decir, sobre el lado de la subjetividad en general. En los detalles
particulares divergen aquí las interpretaciones. El
nominalismo influyó de manera persistente sobre la filosofía de la edad media e
influye también sobre la moderna (5).
Todo pensamiento moderno,
que parte de un empirismo crítico, está necesariamente en el horizonte de la perspectiva
nominalista, y a menudo está también expresamente en el terreno del nominalismo
en tal caso, con este título se indica abreviadamente la impugnación de la
prioridad ontológica de la esencia en general (o de la idea, de la forma)
y, a la vez, de la metafísica. La esencia de las codas no depende de la
aceptación teórica de esta o de la percepción empirista de su realidad. La
realidad construida sensitivamente es la percepción de la existencia por las
manifestaciones de sus atributos, Un ejemplo sencillo de esto último podría
ser: “El sol, aunque no le veamos en las noches sabemos de su existencia
y no necesariamente porque le vemos o palpamos, pero si lo conocemos
básicamente por los sentidos y su influjo intelectivo” (6). La
percepción ontológica es universal y sus criterios también lo son, ver y palpar
es una reacción empirista natural y conceptualizar es la intelección propia de
nuestra racionalidad, luego y siguiendo a Abelardo el sofisma que nos distrae
no aporta nada a la realidad percibida sino a la manera como nosotros la
interpretamos.
Ockham aportó el concepto de nominalismo,
según el cual no existen conceptos universales, sino sólo nombres universales
(no existe el concepto universal hombre; sólo la palabra que utilizamos para
nombrar al conjunto de los hombres. Pero el interés fundamental de Ockham
no está en negar que existan conceptos universales, sino en negar que éstos
tengan realidad extramental. No existe una esencia universal compartida por
todos los hombres; sólo existen semejanzas entre unos hombres y otros, y en
tales semejanzas está el único fundamento real de los conceptos universales. Estamos
seguros de que este autor ingles se refiere a la naturaleza singular de la
persona humana. Cristoeseltema.blogspot.com
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Encontramos una paradoja
histórica en el catolicismo romano frente a la posibilidad del nominalismo cristiano,
y más que como hipótesis suponen que es responsable de la reforma teológica que
dio origen al protestantismo. Pero si hablamos de Teologia entonces debemos
definir que no se trata de la aseveración ontológica de la existencia del ser
humano y su relación vital con el Dios vivo. Un nominalismo vital si es posible
asumirlo desde la posibilidad de la creación como consecuencia de la mente de
Dios activa y por ende creadora. No es el resguardo de conceptos
preexistentes sino de la impronta creadora de Dios. Una huella o Vestigia que
gira en orden a la manifestación material de la Voluntad de Dios (7). En
algo si podemos estar conformes y es que gracias al nominalismo la metafísica
regresa a la vida académica en la Iglesia y en los círculos teológicos comunes
a confesiones religiosas. Si se mira, empero, a la marcha histórica del
filosofar, no es difícil reconocer que el nominalismo, aunque sea como un
fantasma ha sido y sigue siendo una fuerza estimulante y liberadora. De ahí la
necesidad de llegar a una valoración positiva de la función del nominalismo o
más exactamente, del conceptualismo, la critica anti-metafísica puede sostener
que el concepto nominalismo no se ha terminado de gestar, algo que es verdadero
en su aproximación teórica, pero no será totalmente terminado porque la
percepción del ser racional varía en las circunstancias que este vive. La
metafísica va más allá de la consideración netamente ontológica del ser y su s
atributos, para suponer con sobrada verdad la existencia de la realidad
percibida aun por sobre los objetos o seres mismos (8). El concepto es
también fruto de la inmanencia intelectiva de la especie humana y nunca podrá
agotarse porque en si mismo depende solo de la elaboración racional del ser
humano. Es como la realidad nunca será vivida totalmente. La inmanencia se
convierte en intrínseca a la realidad de las cosas y seres. Vemos pues un
panorama que limita la existencia de los Universales como tal, ¿dónde los
percibimos en la mente o en los sentidos? (9) podría ser una pregunta a
priori o también elaborada desde la concepción nominalista de la realidad
compuesta por eventos percibidos.
Para muchos los
universales son percibidos directamente por la razón humana y si es de esta
forma ¿entonces donde percibimos la realidad desde la óptica nominalista?
(10) Será pues que la mente de Dios y su analogía con la humana es el origen de
cuanto existe y no nos referimos al realismo platónico, más bien le apuntamos a
la realidad construida por el acto de amor de Dios que en si mismo es Creador.
Las razones seminales del Hiponense (11) podemos derivarlas
dialécticamente de la mente creadora de Dios al ser Dios quien en su mente
posee la razón de ser de cuanto existe, desde luego sin comunicar su esencia o
sustancia Divina. La Voluntad creadora de Dios da realidad a la materia al
crearla y convertirla en la base de los entes y cuerpos en general, las leyes
de la naturaleza poseen en su estructura inmanente la información necesaria
para su desarrollo. La vida se agota en las distintas formas que existen,
solo Dios es quien posee plena y perfectísimamente la existencia, no se agota
nunca de verse y amarse (12). Estamos pues ante una afirmación
coherente y congruente de la realidad creada a partir de la nada. No hay
posibilidad de contemplar un universal siquiera eterno o preexistente al acto
creador de Dios. En cuanto a los nominales y su existencia condicionada por la
mente de Dios si podemos asegurar que se manifiestan en la materia de las cosas
creadas puesto que todo concepto nominal es creado a partir de la mente.
Entonces Pedro
Abelardo encontró una salida entre medias, que llama de realismo moderado,
o más explicativamente conceptualismo. “El conceptualismo mantiene que,
aunque los universales (abstracciones o ideas abstractas) no tienen existencia
en el mundo externo, existen sin embargo como ideas o conceptos en la mente y
que allí implican algo más que palabras.” Para este autor los
universales no existen de forma extramental, no tienen realidad objetiva, pero
sí que existen como conceptos, como estructuras mentales y esto tiene mucha
importancia, porque estos conceptos, formados por abstracción podemos
reflexionar racionalmente. La tarea de la lógica se convertía así en
fundamental, al ser la única disciplina que permitía adecuar el lenguaje al
nivel de la abstracción, y por lo tanto al de la reflexión.
Pedro Abelardo (13) asumirá un
discurso profundamente lógico en el que desarrollará y justificará su postura
frente a los universales, también refutó otras posturas, en todas sus facetas
e incluso algunas variantes menos seguidas. Desarrolla también el concepto de
especie humana, que es importante, ya que siendo la única con capacidad
racional, será la única capaz de llegar a los Universales. Abelardo alega
que los universales han sido elaborados por Dios, y los particulares los
hacemos los humanos (Racionalidad) (14). Esto se debe a que los
Universales se refieren a sustancias y los particulares, a su vez, a
accidentes, porque los seres humanos siempre adquirimos el conocimiento a
través de los sentidos, pero Dios no le son estorbo los sentidos y conoce las
cosas a través de la inteligencia pura, ya que incluso él ha creado todo, y
poseía el conocimiento antes incluso que existiesen los particulares. Y ¿Cómo
funcionará la mente humana pensando universales y particulares? (15)
Este proceso lo denomina abstracción, Abelardo determinará que todo
elemento está compuesto de materia y forma, intrínsecamente (Esto le
diferenciará de Platón, por ejemplo, que considerará una forma sin materia, aun
no usando el mismo vocabulario), pero la mente humana puede percibir ahora
materia, ahora forma, o ambas cosas simultáneamente, cuando “separamos”
mentalmente uno de los elementos lo hacemos a través de la abstracción, cuando
analizamos ambas cosas juntas se dará “conjunción”. Abelardo platea
una posición lógica para dirimir sobre la realidad perceptiva de los
universales y lo que es mejor para nuestra discusión inicial, catapulta la
relación vital entre los particulares como accidentes, es decir, lo que
sobreviene a la materia pero que al ser percibidos no la modifica
sustancialmente. Si se presenta la cuestión de los particulares los asociamos
inmediatamente a la inmanencia de la conciencia humana y su contenido racional
ya que nosotros percibimos la realidad compuesta y no en el bloque de la misma,
ya que percibimos cualidades que componen la realidad, ejemplo de ello podría
ser: “El sol no lo vemos directamente en su composición química, pero
podemos definir que es un compuesto de helio por su capacidad incandescente y
en su increíble calor de su combustión
(16) este breve y somero análisis
no posee la capacidad lógica de hablar de su contenido formalmente pero si de
los accidentes que percibimos de su materia.
(Tal concepción de los particulares pretende justificar los
universales como la sustancia de donde se desprende nuestra percepción, claro
está, esto último es solo mi análisis personal) (17).
Los particulares
son en síntesis la concreción individual de nuestra racionalidad frente a los fenómenos
que percibimos tanto materiales como abstractos. El intelecto puede dimensionar
la magnitud de los particulares y estos se convierten en reflejo de su
contenido esencial. El contenido esencial de lo que percibimos dependerá de la
razón en su análisis ye interpretación, aquí el intelecto es clave para conocer
la diferencia entre un fenómeno de constatación inicial y otro de mayor
elaboración. Solo la mente de Dios posee el conocimiento seminal de las
cosas y sus funciones al ser, solo Dios llama del no-ser al ser perfectamente
manifestado en sus operaciones (18). La mente de Dios es la razón de
ser de todo cuanto percibimos del mundo en su corporalidad y desde luego de lo
incorpóreo que por no ser visto no implica con ello que no sea un compuesto de
materia ya que solo Dios es en términos aristotélicos Acto Puro (19).
Los procesos intelectivos no afectan a Dios en cuanto a que su mente es una y
no se agota en su conocer o discernir como la nuestra. Solo Dios es dueño de si
y para sí. Los universales en las distintas concepciones filosóficas e incluso
en algunas posturas teológicas es bien discutible.
Un universal llevado a la existencia particular: Si hablamos por
citar un ejemplo del color negro en los objetos no podemos decir que es
definitivamente universal e independiente de la percepción de quienes lo
observan ya que en cuanto a su conocimiento se hace particular en la medida
en la que es asociado con la forma en donde este se manifiesta, bien puede
entenderse como particular dado el proceso por el cual es identificado y
pierde relación entre los objetos aunque podemos verlo como esencialmente el
mismo pero recreado en formas distintas a la vez. Se plantea un problema para
nosotros y es precisamente que si es universal entonces ¿dónde se origina
tal color o manifestación en las formas que conocemos?, preferimos desde
la postura Agustiniana asumir que su presencia es parte de la existencia de
las cosas y se constituye en un accidente que sobreviene a la materia sin que
con ello pueda implicar la existencia particular independiente de la realidad
material en la que es manifestado el color como y en cuanto tal. Una manifestación material que es
percibida por nuestros sentidos, pero que se origina en la mente de Dios,
siendo parte de la obra creadora al ser sacado como todo de la nada. (20).
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Siguiendo esta línea y
aún más radical nos enfocamos de nuevo en el maestro Ockham que en muy
pocas frases niega la existencia de los universales por considerarlos
simplemente el nombre de las cosas, el ente que existe depende del nombre para
ser conocido y esto incluye también sus propiedades (21). Desde luego esta
postura actualiza su visión empirista de la realidad perceptible por medio de
los sentidos y la razón como causa ultima de todo posible análisis de la
realidad compuesta por actos de toda índole. Este empirismo es moderno en
cuanto a que la existencia de las cosas depende de dos conceptos muy claros y
uno de ellos es el nombre que debe referirnos a sus atributos, existiendo
nombre científico y otros arbitrarios para designar los objetos (22). Los
universales como nombre de las cosas limita su concepción metafísica de la
misma y única realidad de los objetos y en nuestro caso de las cosas creadas
por Dios. Nuestro pensamiento metafísico de los objetos nos hace soberanos de
cuantos hemos creado y manipulado, el intelecto que afronta el ser de lo que
existe y mejor aún, los entes de lo material que percibimos.
Queda pues bien claro que
es Dios quien como Creador da sentido a lo creado sin que aun nosotros tengamos
claro el fin ultimo de cuanto existe, esto último nos lleva a convertirnos en
una plaga para la obra de Dios contaminando y dañando a nuestra voluntad
(23). El nombre de las cosas debe
coincidir con su perfecta naturaleza, sino es posible entonces conozcamos sus
cualidades para saber precisamente para que sirven en nuestra vida y cual es
nuestro compromiso con ellas. Una tal responsabilidad dialéctica y
practica nos lleva a la praxis del amor aun sobre los conceptos universales y
su versión intelectiva de lo particular (24). Por otra parte, esta
misma doctrina de la creación da origen a una nueva suerte de realismo
Agustiniano que situaba las ideas platónicas en Dios, identificadas con
El, y que cumplían la función de servirle como modelo al crear las cosas; de
ahí el nombre de ideas ejemplares. Estas ideas eran los arquetipos en la mente
de Dios. Este concepto en cuanto al Hiponense, pero podemos ejemplarizarlo
básicamente en la configuración de su doctrina sobre la creación y en ella las
razones seminales, los arquetipos son fundamentos iniciales por medio de
los cuales las cosas creadas poseen una razón que justifica esencialmente tanto
la materia como la forma (aristotelismo) que los compone o define. En
el pensamiento Platónico empleado por el Hiponense, los arquetipos no son
preexistentes como si en Platón (25), aquí en el Hiponense no aparece
un artesano o Demiurgo que ejecuta la materia y crea de manera intelectiva y
supra racional todo cuanto existe, es a mente de Dios la que crea desde su
sabiduría total y totalizante, la razón ultima de las cosas tiene pues en Dios
su fundamento y razón de ser. No es la creación una extensión de su
inteligencia sino un reflejo de esta ya que en la naturaleza no hay presencia
esencial del Dios vivo, esto último, solo está reservado a las Personas Divinas
(26). Es importante reconocer las Causas que definimos como:
Esencial
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Ejemplar
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Eficiente
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Causa y efecto. A través de la experiencia, se
conoce que ningún fenómeno surge sin causa, "de por sí”, sino que lo
engendran el desarrollo precedente de dicho fenómeno u otros fenómenos. De la
nada no surge nada. Todo fenómeno tiene su origen, lo que lo engendra. Es precisamente
lo que se llama “causa”. Lo que crea, produce o da vida a otro
fenómeno y lo antecede en el tiempo recibe el nombre de causa. Lo que surge
bajo la acción de la causa se denomina efecto.
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En
la producción del efecto no influyen solamente el agente y el fin como causas
extrínsecas, sino también otro principio exterior, denominado causa ejemplar.
La noción y el nombre son de origen platónico; efectivamente, Platón llama
arquetipos (y también paradigmas) a las Ideas del cosmosnoetós, de las
que las cosas sensibles son copias, imágenes, participaciones. De los muchos
sentidos en que se ha empleado el término (que, por otra parte, cada vez
es menos usado), hoy parece subsistir únicamente la idea general y vaga
de un modelo: ejemplar o forma que el agente intelectual se propone y sigue
en la realización de una obra. De ahí la definición de causa ejemplar:
«aquello a cuya imitación obra el agente». El ejemplar (que recibe también
los nombres de idea, ideal, plan o plano, tipo, esquema, forma, etc.)
puede ser exterior o interior, pero sólo el interior ejerce propiamente la
causalidad ejemplar, que consiste en el ser-imitado y produce una semejanza
no casual ni natural, sino intentada, pretendida. Ello preexige, por parte
del agente, el conocimiento actual de la idea ejemplar, que debe ser
interiorizada en su aspecto objetivo, y que equivale al efecto mismo en
cuanto conocido con un conocimiento práctico, orientado a la acción. Así
entendido, el ejemplar es verdadera causa, puesto que influye verdaderamente
en el ser del efecto, aunque su influencia no es existencial, sino esencial,
formal, especificativa (a ella puede reducirse la influencia de los objetos
formales sobre sus potencias respectivas).
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Con
el término causa eficiente se designa aquella realidad que, con su acción,
produce el ser del efecto. Aristóteles la caracterizaba como principio
del movimiento. Y, desde luego, la mera consideración de la realidad
del movimiento obliga a admitir, para explicar el paso de potencia a acto, la
realidad de la causa eficiente. Son evidentes la existencia de cambios y
causas eficientes.
Sin
embargo, no han faltado algunos negadores de la causa eficiente. En la Edad
Media, Avicena, Avicebrón y con más insistencia Algacel rechazaban la
posibilidad misma de que los seres finitos ejercieran una auténtica
causalidad eficiente, que quedaría reservada por derecho propio y exclusivo a
Dios. Encontramos aquí un germen del ocasionalismo que después sostendría
Malebranche, y que en cierto modo adaptó a sus propias ideas Leibniz, al
explicar la comunicación de las sustancias por la «armonía preestablecida»,
basándose en que las potencias activas de los seres finitos no son
sustancias, sino accidentes, por lo cual son absolutamente incapaces de
producir sustancias. La debilidad del argumento se patentiza considerando que
el accidente, así como tiene existencia por la sustancia, igualmente tiene
eficiencia por ella, desapareciendo entonces la desproporción que se creía
encontrar entre causa y efecto. Tampoco es concluyente la razón basada en la
infinita distancia entre Dios y los seres finitos, ya que éstos, en cuanto
tienen forma, poseen alguna actividad.
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Final
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Formal
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Material.
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La
palabra fin ofrece múltiples sentidos: límite, cesación, acabamiento o
perfección, objeto que se pretende realizar o conseguir, intención, dirección
de una tendencia, destino, etc., reducibles todos ellos a dos principales:
fin como cesación de un proceso en el tiempo o límite de un objeto en el
espacio (por oposición a comienzo) y fin como objeto o intención (por
oposición a medio); éstos, a su vez, son perfectamente integrables en la
noción de causa final: aquello por lo cual se hace una cosa (id propter
quod seu cuius gratia aliquid fit), dando a la expresión por lo cual
un valor de motivación, y no de causa eficiente. En la acción de ésta, en
cuanto orientada a un objetivo, se enlazan estos dos sentidos del fin: porque
el objeto intentado por el agente no existirá hasta que haya acabado el
proceso de su actuación; inversamente, la acción del agente sólo se
desencadenará cuando exista un objeto al cual se oriente. En el orden de
la ejecución (considerando el fin en cuanto efecto): fin de la obra,
aquello a lo que tiende la obra, por su propia naturaleza (finis operis)
y fin del operante, lo que el agente se propone al obrar (finis operantis),
que puede no coincidir con el anterior; el fin del operante siempre es efecto
formal de la causa final, mientras que el fin de la obra únicamente lo es
cuando coincide con el del operante.
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Las
causas intrínsecas son la materia y la forma. De los múltiples aspectos que
ofrece la forma, sólo nos interesa aquí aquél bajo el cual se presenta como
causa. Puede definirse como «el acto que determina y especifica de manera
intrínseca a la materia» (más ampliamente, por forma se entiende todo
principio real de determinación). En el orden físico, cabe distinguir la
forma sustancial, que es el acto de la materia prima, y la forma accidental,
que es el acto de la materia segunda; en el orden metafísico, es forma todo
acto metafísico que se recibe en una potencia.
La
forma es verdadera causa, ya que ejerce una influencia real sobre el ser del
efecto; dicha influencia consiste en comunicarse a la materia, especificando
al compuesto; trátase de una unión efectiva, que recibe el nombre de
información. La causalidad de la forma puede considerarse en dos planos:
en el orden de la entidad, la forma recibe el ser de la existencia y limita a
ésta. En el orden de la esencia (que no puede confundirse con la forma), da
el ser a la materia, o mejor, hace a la materia ser en acto, la actualiza, aunque
recibe de ella la singularización. Pero la forma no es un ser en acto, aunque
sea acto; es solamente un principio o coprincipio del ser; en cuanto acto de
la esencia, es principio de perfección. Por lo dicho se advierte que la forma
dice una doble relación: al compuesto (especificándolo y determinándolo)
y a la materia (actualizándola). Para que la forma ejerza su
causalidad, se precisan condiciones: considerada en sí misma, la forma debe
preceder en cuanto principio de existencia; con respecto a otras causas, debe
darse aproximación a la materia y concurso del agente.
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La
materia, considerada en cuanto causa, es el «sujeto o sustrato permanente del
cual y en el cual se hace algo». Juntamente con la forma, es coprincipio
esencial del efecto. Ampliando la definición dada, puede considerarse como
materia cualquier principio real de determinabilidad, cualquier potencia. Así
se nos revela la oposición que hay entre materia y forma. La materia es pura
potencia, principio de potencialidad y de singularidad, sujeto de la forma y,
por lo mismo, relativa a ella. Pero es una verdadera causa, puesto que
influye verdaderamente en el ser del compuesto.
La
causalidad de la materia consiste en la comunicación de su misma (y mínima)
entidad, comunicación que tiene dos vertientes: uniéndose a la forma, la
materia individualiza el ser del compuesto resultante de ambas; además, de
ella se educe la forma, que es recibida en y sustentada por la materia. Para
ejercer esta causalidad, que podemos considerar también como un concurso
pasivo del que depende el acto o forma (ya sea en el ser, ya en la
información), han de cumplirse ciertas condiciones: debe existir la
materia, aunque en el caso de la materia prima no se requiere su
preexistencia, puesto que dicha materia sólo existe por la forma; se requiere
también el concurso de otras causas, de las que la causa material depende en
su causación; por último, en lo que concierne al efecto, se precisa la debida
proporción entre la potencia y el acto y la aproximación de la materia a la
forma; cuando se trata de la causa material de los accidentes (materia
segunda), se requiere su preexistencia, ya que primero es la sustancia
como existente en sí misma, y luego como receptora y sustentadora de
accidentes.
(27).
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El Realismo
del Hiponense (28), se expresa convenientemente en las categorías de lo
mudable como obra de Dios Creador, el origen mismo de las razones seminales y
los nominales o ideas de su mente perfectísima. La dinámica intelectiva de la
retorica Agustiniana plantea para sí y en si la razón de la creación en el
contenido de las causas que señalamos arriba, pero las delimita con el concepto
del amor que introduce como el arquetipo de todo cuanto existe, es decir, Dios
es el que crea porque ama y esta en posesión el amor pleno y perfecto que no se
agota nunca puesto que lo relaciona con la misma esencia de Dios (29). El
Motor aristotélico que mueve todo es el amor de Dios y los logos presentes en
la creación (Orígenes) en su relación de necesidad se desprenden del plan
amoroso del Padre de todo y de todos, nos referimos al Principaliter
Agustiniano (30). Aquí hemos relacionado dialécticamente tanto a Aristóteles
como a Orígenes y al Hiponense. Los logos de los que hacemos mención son
aquellos que se convierten en vitales como las leyes naturales para la
causalidad de la obra de Dios y la contingencia de la vida en todas sus formas.
Una contingencia que es intrínseca a nosotros y la vida que nos rodea, solo así
la razón de ser tiene un antes y un durante y en la evolución un después, no
podríamos dejar fuera al naturalismo ingles de esta breve reflexión. La
calidad real de los contenidos platónicos en su TeologÍa natural evolucionará
hasta llegar al neoplatónico Plotino (31), en el pensamiento de
Plotino podemos ver rasgos de un cierto “monismo” que lo abordamos como una
relación de esencial igualdad entre lo material y lo espiritual, es más que una
interpretación genérica es la tendencia de una
idea psicológica sobre la exactitud entre lo físico y lo espiritual, más
que hablar de lo abstracto estamos haciéndolo de una calidad en la esencia de
las cosas como igual entre la idea, el pensamiento y lo material que esta
interpreta (32). El origen de la materia no está en discusión, pero si su
postura metafísica sobre la génesis de la idea y la materia y su relación en la
percepción de los objetos como tal. Preferimos el realismo Agustiniano
para ubicar el proceso de la generación de la vida y toda la creación en la
mente amorosa de Dios el Pater Principaliter (33) …
En cuanto a las Causas
arriba descritas someramente son consecuencia de la causalidad y el origen de
la creación y en ella de los seres y cosas tanto los materiales como los
abstractos, el arquetipo si deseamos emplear el termino, la Forma ejerce su
poder en la materia y la misma corresponde a la extensión de los cuerpos e
incluso metafísicamente de las ideas y la razón humana, aquí es importante
invocar la doctrina de Renato Descartes (34), las causas son como la esencia que
percibimos de la existencia delos seres y las cosas, si decimos esencia estamos
afirmando que hay un constitutivo de las cosas y los seres. Hay una razón
que supera las categorías inmanentes de la creación y es Dios como
esencialmente nuestro Creador (35). Descartes y la extensión de
los cuerpos o rex es clave para visualizar la razón metafísica de nuestra
existencia y su ontología como epistemología ya que las operaciones de la mente
humana son reflejo limitado de la mente de Dios (36). Este principio de
comprensión para realidad por parte del ser humano es consecuencia de su
conciencia y la capacidad para auto reconocerse y reconocer las cosas creadas
sin su concurso o autoridad, aquí se ejemplariza perfectamente nuestra
contingencia. Es posible deducir de la realidad todos aquellos procesos por los
cuales nos damos cuenta de su existencia y de esta manera los particulares
fruto de los nominales tiene todo sentido en la mente inquisidora del ser
humano creado por el Dios revelado, aun la revelación es en arquetipo un
nominal del amor de Dios por la humanidad (37).
Es una gran paradoja hablar de una existencia
particular cuando fuimos todos creados de la misma manera y finalidad, la
naturaleza singular de nuestra especie hace parte de la inmanencia de la
creación en su totalidad y como extensión racional del Dios amor en la
creación, esto último en términos figurados desde luego…Nosotros no
percibimos la esencia sino los atributos de esta. O en términos metafísicos
de la existencia más allá de la materia y sus operaciones. (38).
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La percepción de la
realidad por parte nuestra esta desprovista de contenidos no inteligibles
(39), es decir, podemos percibir y hacer una idea real de lo que
observamos sin que con ello se altere de la actualidad de los contenidos
descritos posteriormente, el apriorismo de las ideas se contrarresta con la
razón y su lógica. El criterio por el cual procedemos nos ubica en la esfera de
lo cognoscible ampliamente definido por la razón y los accidentes de las cosas
que componen nuestro arsenal de conocimiento y experimentación. Nuestra
fenomenología nos permite ver con claridad los contenidos tanto racionales como
su praxis en el fenómeno cognoscible (40). Una vez más los accidentes
muestran los contenidos esenciales de los objetos (41). El nominalismo en
su esencia nos dice que las cosas y su origen está también asegurado en la
percepción de las mismas y aquellas que no percibimos en sus particularidades
si lo hacemos en sus accidentes y causas, son sometidas tanto por la razón como
por la necesidad intelectiva de conocerlas (42). Conocer es una necesidad real del ser
humano dado que con su conocimiento construye la realidad tal y como es vivida
e interpretada. Aquí incluimos dialécticamente y en su praxis el realismo
tal y como lo conocemos como interpretación concreta de la realidad y los
fenómenos que de esta se origina (43). La ejemplarización de la
realidad tiene todo que ver con la forma vital de la razón y su accionar en la
creación. La Causa Ejemplar es en sí misma para Platón, la razón de las cosas,
o los arquetipos de la realidad. Una realidad percibida bajo los ejemplares
de las cosas y las ideas (44). Un principio genérico de los nominales
más o menos similares a como los conocemos.
Navaja de Ockham:
contradice la existencia de universales, al afirmar que no es necesario
duplicar las entidades. En igualdad de condiciones la explicación más sencilla
es casi siempre la correcta, no hay necesidad de multiplicar la realidad (45).
Si no los conocemos, es sencillamente porque no existen. Deducimos fácilmente
que la pluralidad no es necesaria sino no es necesaria, es decir, que
multiplicar los entes sin ser estos necesarios sobra, la realidad compuesta por
actos y percepciones se acerca velozmente al Empirismo, desde luego que el
maestro ingles lo era. Este fundamento lo reconocemos como parte de su
doctrina sobre la economía o Parsimonia de la realidad y los entes, lo que no
existe no hay que buscarlo porque lógicamente no lo podremos encontrar (46). La
singularidad no puede ser confundida con la particularidad de las cosas y los
entes, aclarando este punto podemos agregar que lo singular corresponde a la
naturaleza y lo particular a los objetos en sí mismos como individuales, este
principio reza también pata la razón humana y su naturaleza (47).
“La Gracia supone
naturaleza y luego que es de esta forma el enunciado entonces los nominales
suponen una idea que los originó y contempló en su extensión tanto metafísica
como ontológica, nos referimos a la mente de Dios” (48).
La interpretación
de la realidad exterior bien podría servirnos para unir dialécticamente a la
Escuela Agustiniana con Descartes, solo hay una realidad perfecta y es la de
Dios, nosotros, por el contrario, percibimos débilmente la realidad de las
cosas porque neciamente nos detenemos en los compuestos de estas, en su acto y
potencia, retrasando la aprehensión de conocimientos más fieles a la realidad
sentida o percibida (49) Los particulares hacen
referencia a la existencia perceptible de las cosas y no por ello son de índole
universales más allá de la subjetividad de quien los percibe. En cuanto a la
mente de Dios sucede todo lo contrario a cono el proceso intelectivo de la
persona humana conoce. Dios no conoce las cosas y sus formas por accidentes
como acontece con el intelecto nuestro, Dios conoce el fin último de las cosas
y su realidad percibidas en su conocer perfecto. La extensión de los
cuerpos es fundamentalmente la ilustración metafísica de su realidad y no tanto
el lugar que ocupan en el espacio o la forma como estos están definidos. En
cuanto a la persona humana la extensión de su cuerpo, alma y espíritu es en sí
y para si la racionalidad (50). La continuidad de la vida y su realidad
no es asunto de universales y cosa equiparada para tales fines, es la
disposición seminal de su Creador quien bajo el conocimiento que es lo mismo
que amar y crear dispuso su realidad articulada en las formas vivas e inertes
que conocemos cuya materia corresponde a la necesidad vital de los seres vivos
y la densidad y estructura en el caso de los inertes. Somos pues el fruto de su
pensamiento y arquetipo de todo cuanto existe, las ideas toman forma y son
materia para ser cognoscibles. Aquí igualmente entendemos que nuestra
forma es la capacidad de razonar como criaturas dotadas de las cualidades
necesarias para producir ideas (51).
Pensamiento
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Idea
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Concepto.
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El reconocimiento intelectivo de la realidad tiempo
espacial que percibimos y a la conciencia de ser y existir. Es un aporte a la
estructura de la persona humana como obra de Dios, imagen racional, que es lo
mismo que el pensar y ser o existir como apunta el propio Descartes. La
percepción sensitiva de la condición racional y los sentidos como ventanas de
ese atributo…
|
Es la acción elemental del pensamiento y es
básicamente de esta forma como la idea manifiesta la posibilidad concreta de
pensar y entender los procesos intelectivos sobre los que brotan las ideas.
Por medio de las ideas la racionalidad se hace comprensible en términos y
categorías de conocer y saber lo conocido.
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Está constituido por las ideas de nuestro intelecto.
Es la elaboración conceptual de lo que percibimos y la información que
podemos condensar. El discurso de un concepto explica su contenido y define
su naturaleza, es racional y teórico, pero siempre aterriza en el quehacer de
la persona que se interroga y explicita su relación con el entorno somático.
(52).
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El lenguaje
expresa sus argumentos lógicos y cada palabra o unidad lingüística posee el contenido
necesario para ser reproducida en el intelecto, aquí el realismo es tal que los
conceptos elaborados pueden manifestar la realidad en una gran proporción a
como esta es percibida. Loa particulares no son generales
ya que su extensión esta limitada por la esencia que los origina, no puede ser
de otra forma entonces si pretendemos que lo sean se convertirían en
universales, aunque estos últimos solo sean palabras y nada más que lenguaje
abstracto. La racionalidad nos define en cuanto a la forma de la
existencia y con ella la inteligencia asume el estatus formal de nuestro ser
(53). Los particulares están
limitados pues en cuanto a su origen y la capacidad de producir imágenes
mentales con ellos. Nadie puede pensar lo que antes no vio o comprendió. Los
particulares son muestra de la dimensión básica del saber y de la existencia de
los entes. La particularidad de las
cosas no es lo mismo que singularidad de las cosas. La razón nos
hace particulares al pensar, singulares al poseer la misma capacidad y ser una Otredad
(54) cada uno de los racionales humanos. Las diferencias vistas también en los particulares que se manifiestan
en sus nominales, es decir, un nominal que existe es anterior a la forma que
vemos o a su contenido material. Esto último no supone preexistencia de
ellos o de la materia sino el orden lógico en el que nuestro pensamiento los
aborda y reconoce la preeminencia de las ideas sobre la materia que conocemos.
A las cosas las reconocemos por la forma antes que por la materia así sobreviva
en esta relación la necesidad y anterioridad a la vez (55). Solo la mente de Dios
esta por sobre la anterioridad o génesis de los nominales y las ideas que los
constituyen en su materia y forma. La doctrina aristotélica del Hilemorfismo
(56), si bien vemos la razón esencial de las cosas no podemos
desconocer que por sobre su razón de ser y constituirse se encuentra la mente
de Dios. La razón de un todo es muy
tentadora, pero sabemos que como creyentes la razón esencial de las formas y su
materia es Dios Creador (57). Hoy se torna difícil tal concepción y su enemigo
más sobresaliente es el carácter subjetivo del pensamiento filosófico que todo
lo ha revalorado según las eras del pensamiento, aquí hacemos mención por
ejemplo del postmodernismo, enfrenta la muerte de los conceptos totalitarios y
la doctrina acogida en la escolástica esta en esa triste categoría por
considerarla precisamente objetivista-totalitarista (58). La forma en los cuerpos la consideró
Descartes como extensión para significar con ello que todo aquello que posee
extensión inicia y termina básica y fundamentalmente en donde la naturaleza del
ser si lo determina por la limitación de sus funciones.
APLICACIONES
TEOLÓGICAS ACTUALES.
La discusión, aunque
parece traída del tiempo al presente no indica con ello que no tenga sentido
plantearla ahora como siglos antes. La discusión sobre los universales esta más
viva que nunca y sin darse cuenta sus interlocutores, estamos en un medio cultural
donde las ilustraciones de la realidad son efímeras y cada tiempo aparece algo
que reclama ser lo último en escena, llámese moda, licores, diversiones, etc. De
esta manera se roba la atención a la trascendencia y valores que auténticamente
forjan al creyente en su expresión de Fe e interacción con sus hermanos. La
presencia de doctrinas que buscan esclarecer el origen teórico de los elementos
y su conceptualización posterior sin duda son de importancia vital ya que
nosotros debemos dar razón coherente a cuanto procede de nuestro intelecto y la
historia que forjamos cada día. Se requiere de una dialéctica y su
epistemología correcta y a la altura de nuestras circunstancias. No es raro
encontrar discursos sobre un Dios lejano que básicamente se recrea en explicaciones
de índole científicas sobre el universo y la naturaleza humana. Tal nivel de
antropización llega a nosotros degastando la praxis doctrinal de un Dios
Creador y presente en su obra. Hoy descubrimos una variante dialéctica del
gnosticismo que sostiene “el universo es el padre de todos y cada uno se
integrará a ese todo que místicamente” (59) asume la forma de la
paternidad ya elaborada por nosotros en la historia vivida. Para muchos no hay
diferencia en buscar a Dios en la creación y encontrarlo dentro de nosotros
mismos, que capacidad de abstracción es esa que relaja gravemente el orden
establecido por la Fe que hemos recibido desde tiempos apostólicos. La
interiorización doctrinal esta reclamando de nosotros coherencia en la vivencia
de los postulados que hemos recibido en la inmersión regenerativa del santo
Bautismo. Una imagen de Dios sin misticismo solo movido por un exacerbado
naturalismo que lo hace único con su obra, y no Señor en la más absoluta trascendencia
de su ser siempre perfecto en su total posesión. Aquí la contingencia no
solo toca a los seres humanos sino a su pensamiento convirtiéndonos en
emancipadores del derecho de autogobernarnos y para ello que mejor concepto que
reducir a Dios a una mera expresión intelectual sin asidero en la realidad
percibida. (60). Pues Dios está y estará por fuera de tales categorías
que no son más que un falso concepto de origen en el polvo de las estrellas
como sostienen algunos. Un naturalismo ue se desprende de la razón lógica de su
origen hasta convertirse en un argumentador epistemología al margen de la
relación de necesidad y contradicción para centrarse únicamente en la
exposición de su sistema plagado de sofismas. Dialécticamente el principio
Aristotélico de la “no contradicción” (61) aplica para la posible
ambigüedad entre los seres y los entes abstractos y la posibilidad de ser uno
de los dos y no ambos a la vez como indicando tal existencia en el mismo tiempo
espacial. La extensión de los cuerpos no permite ni tan solo
epistemológicamente hablando, él plantear una hipótesis de dos existencias
conscientes (62).
Estamos pues impedidos
para suponer que la génesis de todo lo creado brota de la comprensión
intelectiva de nuestro análisis lógico-ontológico y metafísico-ontológico,
(63) el lenguaje como sabemos expresa las categorías que hemos conocido y las
palabras que hemos convertido en imágenes, no siempre de una aprehensión
inmediata apriorística, sino que media la reflexión. Pues los universales son desechados por
considerarse meros y solo nombres, muchas veces arbitrarios de los objetos e
incluso de los mismos entes. Si miramos el realismo conceptual encontramos que
el tejido llamado realidad es un proceso por medio del cual la lógica como quehacer dialéctico-epistemológico se aplica a la realidad conceptuada
como tal. Los particulares que se abren camino hacia la conceptualización
Nominalista centran su existencia en el lenguaje lógico que compone nuestras
imágenes como tejidos de la realidad, decíamos antes (64) … Nuestra
teología debe y tiene el derecho de reciclar estas concepciones y
dialécticamente producir una yuxtaposición con el concepto de la realidad
redimida y ofrecerlo al mundo en imágenes activas de lo que profesamos y
decimos creer abiertamente. El paso inmediato de tal postura inmanente es
liberado por la lógica que argumentamos como lo que en sí creemos y hemos
elaborado después de 2000 años de historia eclesial (65). La
comprensión de esta lógica de índole teológica nos obliga positivamente a
perfeccionar el discurso sobre la realidad que edificamos desde la Gracia como
el motor que actúa en lo supra y en lo concreto de la materialidad de nuestras
acciones, es decir, de su abarcante posibilidad de construir y redimir en un
mismo acto amoroso de Dios, Dios nos ama y amándonos edifica en nosotros lo que
nosotros podemos y debemos amar.
La postura teológica
actual puede olvidar que la obra de Dios es perfecta por su fuente más no por
nosotros sus depredadores, vivamos una expresión teológica que acuda a la
fuente misma de la vida para valorarla y promoverla. El materialismo dialéctico
puede y de hecho lo hace, convertir la obra de Dios en expresión de un
cognoscitivo poder racional de la humanidad que percibe cuanto existe y le da
forma. Pues ella como forma de vivientes no necesita el ser reconocida en
categorías intelectivas para existir y mucho menos de ser vista subjetivamente
mediante los fenómenos que esta produce, se trata pues de una visión más amplia
que reconoce la comunión vital de todas las formas vivas con su Creador (66). La
connotación de los vivientes se aglutina bajo la mano de Dios y su amor por
ella, solo para citar un ejemplo de ello acudimos al Texto Sagrado de
Tradición:
6. Tú nos responderás con prodigios de justicia,
Dios de nuestra salvación, esperanza de todos los confines de la tierra, y de
las islas lejanas;7. tú que afirmas los montes con tu fuerza, de potencia
ceñido, 8. y acallas el estruendo de los mares, el estruendo de sus olas.
Están los pueblos en bullicio,9. por tus señales temen los que habitan los
confines, a las puertas de la mañana y de la tarde haces tú gritar de
júbilo.10. Tú visitas la tierra y la haces rebosar, de riquezas la colmas. El
río de Dios va lleno de agua, tú preparas los trigales. Así es como la
preparas:11. riegas sus surcos, allanas sus glebas, con lluvias la ablandas,
bendices sus renuevos.12. Tú coronas el año con tu benignidad, de tus rodadas
cunde la grosura;13. destilan los pastos del desierto, las colinas se ciñen
de alegría;14. las praderas se visten de rebaños, los valles se cubren de
trigo; ¡y los gritos de gozo, y las canciones (Salmo 65 versiculos 6-14). (67).
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Es un Dios amoroso que cuida de su obra como
una bella extensión de su amor y no como quien obra y se desprende de lo
obrado, Dios es fiel a su creación y amoroso para atender sus necesidades y
para ello como sabemos estableció las leyes naturales, la causalidad, efecto, y
contingencia de los seres vivos y los inertes. Es pues, la manera como la
inmanencia brota de la necesidad misma de la obra de Dios para llegar a
nosotros y nuestra limitada percepción de la materialización de la Bondad de
nuestro Dios (68). Es importante reconocer la presencia de Dios en la
historia paralela del ser humano y la naturaleza, es importante ver la mano de
Dios y su total y necesaria Justificación para su obra, la creación no
es dueña y soberana de si misma y nosotros tampoco, por esta razón, Dios
presente sostiene segundo a segundo cuanto existe. De esta expresión
decimos que el daño producido al medio ambiente es directamente al amor
misericordioso de Dios que sostiene la vida en todas sus formas (69). La
concepción de una historia pensada a partir del obrar humano se convirtió en
esclavista de la vida al suponer su existencia a partir de la supra reflexión
humana.
Si la percepción
de la obra de Dios depende de nuestros sentidos y razón entonces el
inmanentismo nuestro triunfará sobre el amor que dispuso todo en todos (70).
Hoy las películas y en general el cine nos muestran como contrarios a la vida y
destructores del planeta, cosa que no está muy alejada de la realidad si
miramos el estado de los mares y suelos de los continentes y la depredación de
todos los recursos para sostener una vida tecnológica y egocentrista como la
estamos viviendo en el presente. Henos desplazado la necesidad del amor por el
poder tener y dominar todo bajo nuestros pies, el señorío de la vida racional
debe ser la primera defensora de todas las formas vivientes. Es pues la
existencia una condición propia pero no innata en nosotros, es obra de Dios y
su sabiduría no limitada por expresiones temporales como la nuestra (71).
La actualización critica
de la noción de vida creada debe ser renovada ya que los vicios introducidos
por la concepción de una obra siempre dispuesta a recibir el influjo de nuestra
categoría racional permitieron que el paradigma creacional cambiará por la
definición antropocentrista que exoneraba al ser humano de compromiso y
responsabilidad en su defensa y cuidado (72). Con esta categoría de la
admiración concienciada se quiere recuperar ante todo un dato común a toda la
historia del pensamiento, que encuentra precisamente en la “admiración”
el comienzo de toda conciencia que sabe percibir lo existente. Es la admiración
que surge en el sujeto en el momento en que está presente a sí mismo en el acto
de reflexionar y de descubrirse a sí mismo como un sujeto pensante, presente en
la historia, en el mundo, como proyectador de sí y del mundo (73). Es la
admiración la que le permite auto comprenderse como sujeto activo de la
historia, por ser capaz de volver sobre sí mismo una vez que ha salido de sí
para la averiguación y el conocimiento de lo real, la persona dueña de su
condición racional percibe bajo la figura de su conciencia el acontecer de la
vida y con ello se establece una relación
vital que nos une como parte de la vida que conocemos y de aquellas
formas que sirven también a nuestro propósito existencial. Si el bautizado
episcopal no se conoce así mismo ¿cómo obra de Dios entonces como este
podrá reconocer a Dios y su Señorío vital? (74) La verdad de la obra de
Dios no es una siempre especulación de nuestro pensamiento puesto en imágenes
intelectivas o suposiciones para explicar lo que no se conoce, es más que ello
es la auto relación y auto conocimiento necesarios para caminar
de la mano con otros seres vivos. no es
incondicionalmente científica; sin embargo, la teología cristiana
tradicionalmente se entiende y organiza preferentemente al estilo de una
ciencia (apoyándose en diversos conceptos científicos, aunque con
competencia teórico-científica propia). Mas no es una ciencia basada en
principios de razón (secundum rationem), sino una ciencia que
parte de los principios de la revelación bíblico-cristiana (secundum
revelationem), y por tanto una ciencia de 1a fe. Tiene a la Fe
cristiana (y primordialmente a la palabra de Dios en la fe cristiana) como
base, como objeto y como fin de su quehacer científico, que debe seguir en sus
métodos las reglas de un discurso racional si quiere adquirir el carácter de
ciencia. La expresión ciencia de la Fe (scientia fidei) como
designación de la teología cristiana no se refiere primariamente a la relación
de la fe cristiana con las ciencias ni indica el influjo de la fe en las
ciencias, sino el carácter originariamente científico, cientiforme, de la
autorreflexión y auto articulación de la Fe cristiana. Por eso en el concepto
mismo de ciencia de la Fe se condensan tensiones irreductibles, pero
absolutamente fecundas, entre revelación y razón, Fe y saber, religión y
ciencia (verdad religiosa y método científico), y por lo mismo también
entre eclesialidad y libertad de la investigación teológica, ambas esenciales
para la teología, aunque en un sentido muy preciso (75).
Por supuesto, los
vínculos provenientes de la nota de su eclesialidad científico-teórica
se mantienen y se los puede urgir. Además, la autoridad de la Iglesia puede
también tomar disposiciones en cuestiones de la praxis científica que tienden a
obtener la “obediencia religiosa”. Asimismo, de lo dicho antes sobre la
normatividad de la palabra de Dios, por una parte, y de la naturaleza de la
ciencia, por otra, se deduce la existencia de ciertos límites internos (76).
ANÁLISIS DEL TEXTO CITADO COMO FUENTE.
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Solo
mediante la conciencia y su ejercicio de reconocimiento explicita el valor
intrínseco de la vida en todas sus formas, solo en la praxis de la razón el
ser humano se hace parte del todo existencia y logra individualizar su ser en
actitud de relación con el Dios viviente. Desde la perspectiva de una
relación en los parámetros dialécticos y naturales de causa y efecto podemos
nosotros sentir tanto el origen como el quehacer de la existencia compartida.
La revelación como principio no es ajeno al principio racional por medio del
cual es percibida y configurada como praxis por los bautizados (77).
La lógica en el discurso nos dice
detenidamente que la intelección de los fenómenos naturales reconoce un
principio antecesor a la misma praxis racional que es la causalidad por medio
de la cual la obra de Dios es una Vestigia de su Creador (78). El estatuto creacional es definido por el
antecedente primordial que es su Creador. Este antecedente inmanente en
cuanto a su estatuto nos otorga un lugar tanto en lo material de su obra como
en lo espiritual de su Reino. Es pues, la creación una antesala a la gloria
misma de Dios por parte de nosotros sus hijos adoptivos. Pues tal finalidad
implícita en lo crudo supone un estatuto de Gracia para lograrlo que
mecánicamente se recrea en la perfección de los procesos por los cuales las
leyes naturales actúan en el universo.
Los
nominales son en concreto y concreción intelectiva la obra misma de Dios que
brota de su sabiduría y posesión plena, total y totalizante de su Ser Dios. Nuestro
conocimiento científico brota de la experiencia de los distintos fenómenos
consecutivos en la creación y no solo en la razón y lógica de nuestro
pensamiento, luego la ciencia describe la lógica viva en los organismos y
fenómenos y tal descripción habla radicalmente de la presencia de su Creador
(79).
Un método científico que no se aparta de la primicia
de la existencia de un Dios Creador que entrega de su vestigio o
imagen un adelanto vivo y perfecto en su obra en el tiempo, es una causalidad
pura que en el tiempo actúe quien esta fuera de este. ¿Cabe tomar como
científica la explicación darwinista de la evolución de las especies?
Recordemos que esta teoría explicaba la evolución como mero fruto de
mutaciones genéticas fortuitas, consolidadas por la selección natural que
elige aquellos cambios beneficiosos para la supervivencia del organismo. Los
defensores del Diseño Inteligente se atreven a afirmar que ese principio
darwinista tiene mucho más de postulado ideológico que de teoría científica.
¿Cabe recurrir a la casualidad cuando nos enfrentamos a una
extraordinaria complejidad en los distintos organismos de la naturaleza?
Michael Denton, conocido biólogo molecular, señala que la complejidad
de la ordenación de los aminoácidos en una macro proteína es tan abrumadora,
que la probabilidad de su formación por puro azar, es prácticamente nula.
Sería tanto como pensar que la voluminosa novela de El Quijote de Cervantes
haya sido escrita, con puntos y comas, por una combinación casual de letras,
sin necesidad de que una inteligencia humana haya intervenido para
redactarla. ¿Habría alguien capaz de creer tal cosa? Sin embargo, el cálculo
de probabilidades de que una casualidad así llegara a producirse, es mínimo
en comparación con el que se necesitaría para que este mundo hubiese sido
producto de una evolución ciega. Tengamos en cuenta que se calcula que el
Bing-Bang pudo tener lugar hace 15.000 millones de años; y que, por lo
tanto, el número de oportunidades de alcanzar el orden actual no puede ser
infinito.
En
cualquier caso, el gran logro del Diseño Inteligente ha sido el de resistirse
ante uno de los mitos de nuestro tiempo: la teoría darwinista. La casualidad
no existe. La casualidad es el nombre que damos a nuestra ignorancia. Más que
casualidad, lo que existe es “causalidad”. El revuelo en torno a la
sentencia judicial de Pensilvania no es más que un intento de sofocar la
rebelión iniciada contra uno de los mitos contemporáneos. Cayó el
mito de la profecía marxista, está herido de muerte el de la psicología
freudiana, la crisis actual de natalidad reduce a mero alarmismo el mito
malthusiano, ahora le toca el turno a Darwin... ¿Es esto irracional? ¿O no
será irracional, más bien, el llamar azar a nuestra ignorancia? (80).
El arquetipo del diseño cristiano es la mente de
Dios y no la naturaleza que es ante toda consideración obra en el tiempo y
por ende compuesta de materia y forma (81). Lo importante de
resaltar es el valor de la ciencia por adelantar las investigaciones y
generar con ello un campo enriquecido para la discusión y planteamiento de
hipótesis que afirman la soberanía de un orden que supera el natural. El diseño de los organismos basado en sus
funciones es natural y corresponde también a su fisiología y nosotros como
organismo viviente también podemos definir los procesos por medio de los
cuales generamos la vida y la sostenemos.
La sabiduría esta presente también en los medios por medio de
los cuales los organismos se reproducen haciendo de ello un proceso natural y
necesario para la existencia sin que aquí medie distinción alguna según el
grado de perfección de los organismos. La conciencia historia por el
contrario nos obliga a responder de manera coherente con la vida en sus
formas no humanas viviendo por medio de su accionar el cúmulo de necesidades
satisfechas que no pueden implicar dominio sordo y mudo sobre la obra de
Dios. Los seres vivientes tienen un Dios que cuida de ellos como lo hace de
nosotros, luego, el vinculo es una especie de parentesco real en cuanto a las
razones y funciones para conservarla vida como expresión amorosa de Dios
Creador (82).
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HACIA UNA REFLEXIÓN CREACIONISTA DE LA OBRA DE DIOS Y LOS NOMINALES PRESENTES EN ELLA.
Para asumir y dilucidar
sobre el tema en cuestión es necesario a nuestro parecer presentar nuestra Tesis
sobre la vida y su origen desde nuestra perspectiva de Fe y Trascendencia. Para
nuestra exposición partiremos desde la “construcción simbólica de los
relatos del Libro del Génesis” donde en el primer capítulo se describe el “paso
a paso” en un contraste que describe la realidad Creada en un tiempo
curiosamente no definido como tal sino marcado por días de los cuales no hay
certeza de su variación como duración, es pues plausible hablar de un Tiempo
cuántico. En la “mecánica cuántica” el tiempo no es lineal o
solo en una dirección, en el modelo de esta teoría o Hipótesis el tiempo corre
tanto al pasado como al presente bien lo podríamos usar para aproximarnos a una
obra especialísima de Dios que definimos como Creación. Puesto que sus pilares son
la Acción de la Voluntad de Dios que en su Mente genera las ideas de cuanto
existe y al pensarlas obra en sí la Creación (principio nominalista
cristiano) en síntesis la Vida como la conocemos es fruto de la Evolución
cuya Potencia como Acto se encuentra en la Mente de Dios, luego Dios es el
Creador en un momento puntual desglosado en la Historia de la Creación. Es decir en la Inclusión Tiempo-espacial o como prefieren muchas personas Creó de la
nada cuanto existe… Retornando a la cuestión anterior, el Pentateuco o
Torá en su primer Libro (Genesis)
inicia con la presencia de Dios en la
caótica tierra, es el comienzo de la simbología por medio de la cual la
presencia sistemática de Dios ordena tanto los eventos como lo Creados según el
grado de su Dignidad esencial, por esta razón o principio la vida o existencia
humana es puesta en el último escalón creacionista… (82).
Sobresaliendo por los dones y gracias preternaturales
que Dios informa al alma y Espíritu racional del ser humano. Esta habilidad da
fundamento a su posterior reflexión sobre su origen (potencia) es decir, la
posibilidad de que el tiempo opere es inexacta desde la naturaleza de la
revelación de nuestra postura Creacionista, pero si desde la perspectiva
de la Evolución bajo la Bendición de Dios que explicita la creación en las
categorías cognoscibles y aprehensibles para nosotros. En este panorama el
relato cobra aun mayor fuerza puesto que se cumple su Intención de ubicar a
Dios en la centralidad del mismo como inicia precisamente el Génesis: En el
principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y
oscuridad por encima del abismo, y un Viento de Dios aleteaba por encima de las
aguas este relato se atribuye a la Tradición Sacerdotal (cuya
data en tiempo la veremos más adelante) el Viento es una alusión directa a
la presencia de Dios que se hace Total y Totalizante en busca de una finalidad,
en este segmento el orden de la obra de su creación. Cabe señalar que es una
simbología primitiva, arcaica en cuanto a los estilos y maneras de comunicar su
mensaje (argumento ingenuo si se quiere) pero de una marcada profundidad
teológica al suponer la Preexistencia de Dios por sobre la materia. En cuanto
al “caos y confusión” es una alusión de carácter Metafísico al señalar
que la oscuridad y la confusión no serán parte del ser creado ya que si bien
existe su noción se debe a la ausencia pasajera de su Estética la misma que
solo la proporciona la Mente de Dios y su Pensamiento Perfectísimo. Luego la
primera cualidad que resulta de la visualización en Potencia de la obra de Dios
es la armonía que supone ausencia de caos y confusión como indicará en lo
sucesivo el relato. (83).
Los cielos y la tierra son en si la definición
del orden que Dios determina para su obra la misma que no es arbitraria sino pensada
y expresada en su Voluntad. Es importante que consideremos que la obra de la
Creación parte de la “nada” es decir, de la ausencia de materia y
posterior forma ya que solo Dios obra así haciendo literalmente que todo brote
de la Nada, estamos enfocando la cuestión para que en esta perspectiva podamos
introducir el concepto de una Creación EXNIHILO puesto que la Creación es un “comienzo
absoluto” y nada existe antes que ella es decir, no es preexistente (a
diferencia del modelo clásico) para fundamentar la exposición de la Creación de
la nada partimos de (2 Macabeos capítulo 7 versiculo 28) miremos el Texto: “Te
ruego hijo, que mires al cielo y a la tierra y, al ver todo lo que hay en
ellos, sepas que a partir de la nada lo hizo Dios”. Podemos acudir a (Isaías
capítulo 44 versiculo 24) exaltando la Omnipotencia de Dios: “Así dice
Yahveh tu redentor, el que te formó desde el seno, Yo Yahveh, lo he hecho todo,
Yo solo, extendí los cielos. Yo asenté la tierra, sin ayuda alguna” … El Texto Inspirado establece una
concordancia en cuanto a los Nominales Predicados del Padre (Yahveh)
que son indispensables en la composición de una Cosmovisión donde solo Dios Es
el que Es como Creador y Señor de la vida como de la historia. Este
señalamiento nos muestra la fuerte convicción de Fe de estas personas y sus
nociones sobre el origen de su propia existencia estableciendo un Señorío
puntual de Dios sobre ellos y sus familias como también sobre su Pueblo (Isaías
capítulo 45 versiculos 6-7) en la misma dirección mirando el ultimo relato
del (Genesis) sobre la Creación encontramos la aparición del ser humano
(1,26) Hagamos al ser humano, a nuestra imagen como semejanza nuestra…
El texto se contextualiza en el Plural de la Humanidad, el relato continuo y la
“Autoridad” entregada al ser humano no descansa sobre una u otra persona
en particular sino sobre el colectivo humanidad al punto de describir este
dominio como parte de la obra de Dios lo que sin duda alguna comporta una gran
responsabilidad del ser humano sobre la obra de Dios. El autor inspirado cuando
nos habla sobre Imagen deja fuera la noción de Igualdad que podría suponer la “exactitud
de referencia de la Imagen con respecto al ser humano”. La imagen la
resumimos en las cualidades que el ser humano posee y que sin duda son
constitutivos de su ser persona donde la naturaleza es en grado similar en
cuanto a cualidades más no lo supone en la dirección de su origen (Singular-
Inteligencia- afecto- Voluntad) son solo algunos de los componentes que
implica el Ser Persona Humana. Para resumir la referencia es posible en cuanto
a la participación en la Gracia que nos dispone a la vida sobrenatural y por
ende a la trascendencia: “Señor nos hiciste para ti y nuestro corazón
estará inquieto hasta que descanse en Ti”. Hiponense. (84).
La segunda alusión a la
Creación de la humanidad emplea términos menos formales para descansar sobre la
necesidad lógica de perpetuar la especie como cualquier otro ser vivo. El Código Sacerdotal que compone toda una liturgia
para establecer el orden de la Creación. Mientras que el Yahvista asoma dejando
a salvo la Majestad de Dios cuidándose de no emplear termino alguno relativo a
la Divinidad que pudiera descansar sobre la humanidad, miremos: Creó pues Dios
al ser humano a imagen suya, a Imagen de Dios los creó, macho y hembra los
creó. pero sobre todo a partir del (Capitulo
2). Dios establece un orden y pide al ser humano ser coherente con su plan
de vida el cual dignificará grandemente la más excelsa de sus creaciones la humanidad. La creación en la visión de este Pueblo (hebreo)
marca el inicio de una nueva era donde el orden y la armonía simbolizada en la luz
creada por Dios. Esta nueva era está
relacionada con la futura redención en la que el amor de Dios se manifestará no
solo como Creador sino y sobre todo como el gran conservador de su Obra. Las aguas
en el relato creacionista son símbolo del desorden reinante en el mundo que
clama por ser ordenado y recuperar así la finalidad por la cual fue creado…
La creación es vista como el comienzo absoluto y del que el ser humano tendrá
conciencia de ser parte de ella. El utilitarismo al que la creación
viene siendo sometida por parte el ser humano y su depredación total es también
consecuencia del pecado introducido posteriormente por Adán y Eva. Es bueno
tener presente que en un principio no hablamos de pecado sino de la necesidad
del orden para manifestar con ello que la presencia de Dios es en si el orden total
y totalizante como signo vivo de su Perfección absoluta. Dijo Dios tácitamente
le añade a la Creación el carácter de acto por parte de Dios que de su Voluntad
opera cuanto fue necesario para la existencia de todo. Esta introducción nos
muestra que en cuanto al orden prima la Acción Volitiva por medio de la cual
Dios llamó lo que no era para que fuese y lo que no existía para que existiera.
(86).
El nombre de los astros
es omitido intencionalmente, recordemos que en los pueblos vecinos y en general
la antigüedad eran considerados divinidades (Sol, luna, estrellas,
meteoritos) es la intención del autor inspirado asegurar la total relación
de lo Natural y Sobrenatural con Dios su Creador. El Génesis está muy
interesado en establecer diferencia con respecto a la carne que se convierte en
el vehículo por antonomasia de la vida natural y el ser humano cuya existencia
biológica está animada por la presencia de Soma o referencia unidireccional al
espíritu, tanto la racionalidad como el alma. De esta forma queda claro la
diferencia sustancial entre las especies con la humana, sin descartar las
palabras posteriores del Hiponense sobre el tema: “Algunas especies
animales poseen participación en alguna medida del alito de vida del ser humano
y por ende de algún grado de racionalidad o inteligencia “ (87)
, sin duda muy adelantado a su época cuando ya está demostrado que en la naturaleza
algunas especies poseen inteligencia en alguna medida comparada con ciertos
estadios de nuestra evolución—contemporaneidad--. Esta Gradación
de los seres vivos nos permite asumir que la presencia de las leyes naturales
no es arbitraria sino necesaria en la conservación de la vida en todas sus
formas. El ser humano desarrolla una concepción muy particular sobre la valía
de su existencia al unirla con la trascendencia y convertirla en fruto de la
intervención de Dios. Nuestra conciencia de la eternidad nos lleva a asumir un rol
en la sociedad y el cual se instrumentaliza en la perspectiva salvífica. El
Génesis tiene dos intereses compartidos el primero de ellos sin duda es la
exposición comprensible de la Imagen de Dios Creador y Señor Soberano de su obra
(precisamente el primer pecado u original) consiste en la Soberbia que atenta
contra esta soberanía esencial de Dios por ser la Causa Eficiente y
Formal de la Creación. (85).
La referencia del ser humano es su origen divino y también en
la primera gran paradoja de la especie humana su castigo al doblegarse delante
de otras opciones que no son Dios o explicitadas por este (Genesis capítulo 3 y ss) La serpiente era el más astuto de los
animales (inicio de este capítulo) desde luego en su simbología es un “disfraz”
de un ser hostil a Dios asunto que más
tarde en el (N.T) tomará la identidad nominal o “diablo” (Job capítulo 1 versiculo 6) ese enemigo de la obra y su
perfección (sería mucho elevarlo a la categoría de enemigo de Dios) por lo que
simplemente lo designaremos como lo hicieron los santos PP. De la Iglesia y
especialmente el Hiponense como “ausente de identidad esencial” y
por ende producto de lo que en si contradice el bien o mejor aún como ausencia
de bien… Esta ausencia es sustancialmente el vacío de no poder ir en pos de la
Perfección a la que la obra fue llamada (tampoco el diablo quiere estar solo
y busca siempre quien le acompañe en su eterna frustración). El Texto
hebreo es claro a la hora de indicar esta rivalidad matizada por la inclusión
antropológica comprensible que habla de la relación entre criaturas de Dios
pero que existe contradicción en el ejercicio de su Opción Fundamental por su
Creador, superando el Eufemismo, estamos hablando de la humanidad representada
en la mujer y el mal en la figura descrita en el (Capitulo 3) y que llega a (3,15) para contextualizarnos
tengamos presente que la “serpiente” es un animal venerado en
muchas culturas y es tomado como signo de trascendencia y ocultismo (como los felinos y grandes reptiles en la época de
los faraones en Egipto) la serpiente es un animal enigmático que se mueve
sin extremidades inferiores que olfatea empleando su legua bífida, que al cazar
puede alimentarse cada mes o incluso cada tres meses y más gracias a su
metabolismo, son solo algunas condiciones que hacen de este animalito un
atractivo referente de los sobrenatural, solo para citar un ejemplo Quetzalcóatl es el dios
serpiente emplumada de los Aztecas en la cultura Mesoamericana (México
actual y gran parte de Centro América). El segundo punto lo referimos a
la condición sobrenatural del origen del ser humano, es decir, que la humanidad
es fruto de una muy personal intervención de Dios sin descartar que el
Todopoderoso está presente en su Creación y la convierte en una huella de su accionar
salvífico. Dios crea al ser humano para la trascendencia y le da una serie de
gracias que son en sí sustanciales a nuestra Naturaleza la que a la vez está
informada por su amor y misericordia. La vida está destinada a la trascendencia
y nosotros a supererogar la limitación del pecado original. Cada uno de
nosotros es creado en el tiempo y destinado a la total ausencia el mismo como
signo de perfección, puesto que la muerte se introduce como consecuencia del
tiempo y este por el pecado. Lo
anterior configura cada célula de nuestro ser biológico, pero está sometido al
imperio de la redención solo que en este mundo es imposible por definición y
naturaleza emparentar la carne mortal con la eternidad (88).
· La vida en todas sus formas es fruto
de la intervención de Dios y particularmente el ser humano se constituye en su
obra por excelencia, es decir, dotados de atributos y cualidades que tienen su
origen en la presencia de Dios y su Amor personal por cada uno de nosotros.
· Reflexión a la luz del Salmo 8.
· Cada ser humano es un universo. Platón
· Cada ser humano es una cada-unada.
Psicología moderna.
· La vida es sagrada porque se
constituye en una vestigia de Dios Creador particularmente la existencia humana.
· Genesis capítulo 1 versiculo 26 Dios es
el Creador de la humanidad y le imprime el carácter de su Imagen y lo dota de
cualidades que se convierten en su semejanza.
· La vida es:
· Creada
· Evolucionada
· Agraciada
· Inalienable
· Insustituible
· In-depreciable
· In-cuestionable
· Naturaleza vital
· Sustancia del Amor del Creador
· Dotada de Atributos
· Configurada
· Histórica
· Incalculable
· Con propósito
· Dinámica
· Innovadora
· Proclive a la Gracia
· Se santifica
· Se bendice y es bendecida
· Racional
· Biológica
· Concreta
· Categórica
· Sublime
· Trascendente
· Asociada
· Meritoria
· Don de dones entre nosotros preciosa
· Metafísica
· Ontológica
· Redimida
· Restaurada
· Sanada
· Liberada
· Edificada
· Templo del Dios viviente (humanidad) (89).
· Inviolabilidad de su dignidad
· La vida está ligada a la Historia de la
Salvación
· La vida humana es amada personalmente
por Dios
· Somos el fruto de la comunicación
amorosa de las Procesiones Intra-Trinitarias siendo la vida digna y receptáculo
de Dios lo que sin duda la hace Sagrada
· LA VIDA NO TIENE EQUIVALENTE POR
LO TANTO TAMPOCO A ELLA PUEDE SER APLICADA LA CATEGORÍA DE PRECIO O VALOR
MATERIAL.
· Toda acción contra la vida es inmoral
· Los DD-HH como expresión de la
vida son absolutos y no existe sobre ellos peso limitante que pueda pervertir
su naturaleza
· El ser humano no puede ni podrá ser
tratado como una “cosa o artículo” puesto que posee personalidad y conciencia
de sí mismo. El ser humano es digno por definición.
· Una persona es más valiosa que todos
los Universales.
· El ser humano como criatura posee
valores y cualidades axiológicas que son en sí Universales.
· La praxis del Amor es absoluto en
cada uno de nosotros
· La vida humana biológicamente es
similar a otras especies no humanas, pero se distingue por la capacidad de
actuar y delinear su carácter a partir de la Conciencia que posee sobre sí
mismo y sobre su espacio vital o entorno somático que conjuga el valor de lo
espiritual y material en su ser consciente.
· El Acto Humano es consecuencia
de los atributos y cualidades que definen íntegramente la existencia humana.
Somos dueños de nuestros actos por ser Persona Racional de Naturaleza Singular.
· El agradecimiento
· El perdón
· La fraternidad
· La felicidad (90).
Son algunos de los
elementos que constituyen la exposición de nuestro contenido Moral permitiendo
a la humanidad el desarrollo de los componentes de su Ser Social por
Antonomasia. La libertad se expresa no solo como un atributo de la existencia
humana sino y sobre toda consideración como el ejercicio de su esencia y racionalidad
puesto que la persona humana no tiene estadios evolutivos sobre su valía, sino
que a pesar del pecado somos y seremos lo que la Gracia transforma, pero aun
esta parte del recurso precioso que supone nuestra existencia. La libertad es
por ende consecuencia de nuestra naturaleza singular y aterriza en la categoría
optativa que define el proceder de cada uno de nosotros. El Acto Humano
no es proporcional a nuestra libertad es la expresión de esta. La dignidad y origen
Divino de nuestra vida está asegurada sin necesidad de establecer diferencias
entre la vida creada y la engendrada puesto que la segunda forma no
es independiente de la primera (91). El ser humano puede ser
considerado como Cocreador al poseer en si la naturaleza para
perpetuar su especie sin que ello implique la exactitud metafísica de su
capacidad de Engendrar ya que sobrevive al acto de engendrar la naturaleza
Singular que es comunicada independientemente del parecer humano. La información
de la vida humana es biológicamente compartida el Don de ser Persona es fruto
solo de la Voluntad de Dios, con ello estamos afirmando que no depende de
nosotros el comunicar la sustentabilidad esencial de nuestra especie… El amor como proceder y expresión de lo
trascendente en nosotros une por así decirlo lo natural como sobrenatural que
unimos a nuestra racionalidad. La persona en la dignidad de su vida asume
la historia como parte activa de su proceder y une todos sus momentos con las
causas y consecuencias que se generan de su praxis, somos seres históricos y
cada uno posee no solo una noción del pasado como el presente sino un espíritu
deseoso siempre de luchar y ser dueño de su Porvenir (92). El cielo es
el referente temático que condiciona nuestras aproximaciones a la trascendencia
y desde la antigüedad su manifestación física creó gran cantidad de imaginarios
sobre el “lugar de la divinidad” hasta convertirlo en un anhelo de vida.
El Renacimiento
nos definió como un Microcosmos y nos hizo componer de los elementos que
estructuran el Universo ampliando así la materia de nuestro origen y la
Sustancia de nuestro existir racional (93).
Somos parte de un todo y como tal no podemos sustraernos al ejercicio de serlo
y agradecer al Creador por escogeré esta forma de vida y recrearla en su Mente
Perfectísima. La sacralidad de la vida no es un simple enunciado de ribetes
dogmáticos, es la manifestación de una conciencia que se reconoce Creada.
Nuestra única opción es paradójicamente retornar a donde se originó todo, es
decir, al corazón de Dios. El Libro del Génesis tiene una finalidad bien
definida y busca precisamente aterrizar lo que el ser humano interpreta como su
origen al saber que la Ciencia con toda su sabiduría no puede dar vida y menos
racionalizarla como entenderla plenamente. La Ciencia es parte de la
revelación de Dios y su Voluntad Santísima. El ser humano como creación
encarna la comunicación a Extra del amor de Dios y sus Procesiones
Trinitarias, Dios nos creó por amor y solo amor es lenguaje en su
Creación… El ser humano sublima y eleva el amor al vínculo de la generación de
la vida (el sexo materializa el amor esponsal). Y se convierte en principio singular de la
Creación. El sexo no es solo
pasión, el sexo es comunicación esencial de la especie humana (94).
CIBERGRAFÍA Y
ARTICULOS, FUENTES.
1- Nota
del autor.
2- El
análisis lógico del lenguaje no constituye un estudio reciente y superfluo,
sino que tiene larga tradición en el campo filosófico. A lo largo de la
historia los análisis lógicos se han ido haciendo más profundos y
estructurados, de manera que se ha consolidado como una ciencia válida para la
estructuración del pensamiento, de manera que ha tenido un lugar fundante en la
filosofía.
3- Realismo:
Acepta los entes abstractos y los materiales.
4- Guillermo
de Ockham Filósofo escolástico y escritor polémico
del siglo catorce, nacido en o cerca del pueblo de Ockham en Surrey,
Inglaterra, aproximadamente en el 1280; probablemente murió en Munich,
alrededor del 1349. Se dice que estudio en la Universidad de Merton, Oxford, y
tuvo a Juan Duns Scotto por maestro. A temprana edad entró en la Orden
Franciscana. Hacia el 1310 fue a París dónde puede haber tenido a Scotto una
vez más por maestro. Aproximadamente en el 1320 se desempeñó como profesor
(magister) en la Universidad de París. Durante esta porción de su carrera
compuso sus trabajos sobre física aristotélica y lógica. En 1323 él resignó su
silla en la universidad para consagrarse a la política eclesiástica.
5- Nota
del autor.
6- Nota
del autor.
7- Nota
del autor.
8- <nota
del autor.
9- Nota
del autor.
10- Nota
del autor.
11- Nota
del autor.
12- Nota
del autor.
13- Pedro
Abelardo. Polemista, filósofo y teólogo, nacido en
1079; muerto en 1142. Pedro Abelardo (también escrito Abeillard, Abailard,
etc., mientras que los mejores manuscritos ponen Abaelardus) nació en la
pequeña aldea de Pallet, a unas diez millas al este de Nantes, en Bretaña. Su
padre, Berengario, era el señor de la aldea, su madre se llamaba Lucía; ambos
abrazaron más tarde el estado monástico. Pedro, el mayor de sus hijos, estaba
destinado a la carrera militar, pero como él mismo nos cuenta, abandonó a Marte
por Minerva, la profesión de las armas por la del saber. Así pues, a temprana
edad, dejó el castillo de su padre y buscó instrucción como estudiante
itinerante en las escuelas de los más renombrados maestros de aquellos días.
Entre esos maestros estaba Roscelin el Nominalista, en cuya escuela de
Locmenach, cerca de Vannes, Abelardo pasó con seguridad algún tiempo antes de
continuar a París. Aunque la Universidad de París no existió como institución
organizada hasta más de medio siglo después de la muerte de Abelardo, florecían
en su época en París la Escuela de la Catedral, la Escuela de Ste. Geneviève, y
la de St. Germain des Prés, las precursoras de las escuelas universitarias del
siglo siguiente. https://filosofatuexistencia.wordpress.com
› 2017/05/11 › Pedro-Abelardo-.
14- Nota
del autor.
15- Nota
del autor.
16- Nota
del autor.
17- Nota
del autor.
18- Nota
del autor.
19- Acto
Puro: Que no posee compuestos.
20- Nota
del autor. Seguimos el pensamiento Agustiniano sobre el problema de los universales
y su meta-reflexión en el contexto idiomático de los particulares,
ejemplo vivo del Nominalismo cristiano.
21- Nota
del autor.
22- Nota
del autor.
23- Nota
del autor.
24- Nota
del autor.
25- Nota
del autor.
26- Nota
del autor.
27- Summa
Theologiae, 1 q33 a1. 28- Metafísica/
29- J. de Finance,
Connaissancedel´étre, Traitéd´Ontologie/ 29- J.
de Finance, Connaissancedel´étre, Traitéd´Ontologie… http://es.catholic.net/op/articulos/13913/causa.html
28- Nota
del autor.
29- Nota
del autor.
30- Nota
del autor
31- Nota
del autor. Plotino (203-269),
que se caracteriza por un fuerte rasgo monístico: el uno es la primera
hipóstasis, la razón suprema y el origen primero de todo ente y, a la vez, como
idéntico con el bien, el fundamento y fin universal de todo movimiento del
ente. Como absolutamente simple es transcendente respecto de la multiplicidad
de los entes, y está también más allá del pensamiento, pues la reflexión sobre
sí mismo pondría en él una diferencia y, por tanto, una multiplicidad; es nada
de todo lo que viene de él y, por tanto, está fuera de él. Puesto que no es
«ningún ente», por su esencia sólo se hace cognoscible y enunciable via
negativa para el pensamiento humano, marcado por la pluralidad y la finitud.
Sin embargo, a pesar de su transcendencia, el Uno es el fundamento de la
existencia que opera en todo ente («está en todas partes y en ninguna») y hace
posible el retorno inteligible desde la variedad a su fuente originaria.
32- Nota
del autor.
33- Nota
del autor.
34- RENATO
DESCARTES: Filósofo y científico, nacido en La Haye
Francia, 31 de marzo, 1596, muerto en Estocolmo, Suecia, 11 febrero 1650.
Estudió en el colegio de los Jesuitas de La Fléche, una de las escuelas más
importante de la época. En 1613 se traslada a París, entra en contacto con el
P. Mersenne, O.F.M. y establece amistad con el matemático Mydroge. Se alista en
el ejército de Maurice de Nassau y, del Duque de Bavaria. El 10 de noviembre,
1619, experimentó un fuerte impulso que le llevó a abandonar sus prejuicios de
la niñez y de su entorno, y a dedicar su vida a la restauración del
conocimiento humano, que estaba entonces en decadencia, para él esta misión
adquiere una impronta mística.
35- Nota
del autor.
36- Nota
del autor.
37- Nota
del autor.
38- Nota
del autor.
39- Nota
del autor.
40- Nota
del autor.
41- Nota
del autor.
42- Nota
del autor.
43- Nota
del autor.
44- Nota
del autor.
45- Nota
del autor.
46- Nota
del autor.
47- Nota
del autor.
48- Nota
del autor.
49- Nota
del autor.
50- Nota
del autor.
51- Nota
del autor.
52- Nota
del autor.
53- Nota
del autor.
54- Nota
del autor. Reconocer en el otro las diferencias y el derecho esencial que posee
en su naturaleza para serlo.
55- Nota
del autor.
56- Hilemorfismo: constituye
una parte esencial de la doctrina aristotélica sobre el ser; en efecto, se
desprende inmediatamente de la doctrina del acto y de la potencia. A raíz de
observaciones cotidianas, Aristóteles llega a esa visión de la unidad de las
cosas en medio de un doble elemento. A cada paso podemos observar
transformaciones: p. ej., en el terreno del arte, un bloque de mármol se transforma
en una estatua; en el terreno de la naturaleza, el agua se convierte en «aire».
Pero, como tales transformaciones, no son una creación, completamente nueva, o
una aniquilación, pues, evidentemente, siempre hay en ellas algo que existe
previamente o que permanece; consecuentemente, en todo cambio debe haber un
substrato común a las cosas que se mantiene permanentemente. Esta materia
prima es en sí misma completamente indeterminada y sólo recibe su determinación
por la forma correspondiente y la causa configurante, que la hacen ser este o
aquel cuerpo. Aristóteles llega a la misma conclusión a base de una
reflexión sobre el juicio. Siempre se predica alguna cosa de algo. Y también
aquí todas las afirmaciones deben tener como fundamento un último substrato,
completamente indeterminado, que en sí mismo es pura indeterminación, pero se
halla en potencia respecto de todas las posibles determinaciones (formas).
57- Nota
del autor.
58- Nota
del autor.
59- Nota
del autor.
60- Nota
del autor.
61- Nota
del autor.
62- Nota
del autor.
63- Nota
del autor.
64- Nota
del autor.
65- Nota
del autor.
66- Nota
del autor.
68- Nota
del autor.
69- Nota
del autor.
70- Nota
del autor.
71- Nota
del autor.
72- Nota
del autor.
74- Nota
del autor.
76- Nota
del autor.
77- Nota
del autor.
78- Nota
del autor.
79- Nota
del autor.
81- Nota
del autor.
82- Nota
del autor. http://cristoeseltema.blogspot.com/2017/01/atentados-contra-la-vida-sublime.html
83- Nota
del autor. http://cristoeseltema.blogspot.com/2017/01/atentados-contra-la-vida-sublime.html
84- Nota
del autor.
85- Nota
del autor.
86- ATENTADOS CONTRA
LA VIDA SUBLIME DE LA ESPECIE
HUMANA. PRIMERA PARTE DE TRES.
DELIMITACIÓN Y CONTEXTO. http://cristoeseltema.blogspot.com/2017/01/atentados-contra-la-vida-sublime.html
87- <<<<<nota
del autor.
88- Nota
del autor.
89- Nota
del autor.
90- Nota
del autor.
91- Nota
del autor.
92- Nota
del autor.
93- Nota
del autor.
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