martes, 19 de noviembre de 2019

COMPARAR ES INAPROPIADO... JESÚS Y BELCEBÚ...


COMPARAR SIEMPRE ES INAPROPIADO… (Lucas capítulo 11 versiculos 14-22). JESÚS Y BELCEBÚ.


RESUMEN.


El mal no ofrece una solución metafísica a su acontecer, pero si estamos de acuerdo en que sus manifestaciones corresponden a la manera de actuar del ser humano. La condición limitada del hombre y la mujer puede servir de vehículo material para el pecado y el mal. Cuando el creyente habla del pecado o de Cristo como la antítesis de este sin duda que lo hace pensando en la realidad que su vida puede describir de la Gracia o la desgracia como ausencia de esta en su vida y acontecer. La némesis de la Gracia más que el pecado, es la ausencia existencial de la ella como factor salvífico probado y emigrado del amor de Dios a la persona de los bautizados. El paso del amor de Cristo es pues fuente de toda Gracia y por ende cuando el bautizado derrumba tal puente entonces la Gracia no puede continuar adentrándose en su vida del creyente. La tesis de los judíos para comparar al Señor con una deidad conocida y despreciada por ellos, nos referimos a Belcebú tiene su origen en la más profunda negación de la Gracia de la que Jesús mismo procedía. De facto no podemos suponer siquiera posible antítesis de esta tesis confusa y malintencionada.

Belcebú: Conocido como el “señor de las moscas” es uno de los 7 príncipes demoníacos. Su sobrenombre deriva del hecho de que en su templo los animales sacrificados se dejaban en el piso para que se pudrieran, lo que atraía a muchas moscas, este remoquete era sobre todo una burla para los hebreos y entre ellos como era de esperarse al propio Señor.  Las deidades cananeas y filisteas y en general de otros pueblos vecinos recibían este nombre despectivo por parte de la memoria religiosa de Israel. En la cultura puritana inglesa se le consideraba como al mismo Lucifer. Al Oeste de Israel estas deidades semíticas eran conocidas como “el señor” o Baal.

El entorno socio-religioso en el que se movía Jesús era bien complicado porque su postura siempre chocaba con la tradición Judía, porque la forma en la que Jesús observa a las personas se desprendía del fuerte contenido identitativo del común de su época… la caridad por el próximo es esgrimida como antídoto contra las prácticas Judías desprovistas de conciencia y humanidad “Estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió qué, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo… Algunos dijeron, por Belcebú, príncipe de los demonios expulsa demonios… Para ponerle a prueba le pedían una señal” (14-17). Tal actitud obedece a la imposibilidad de disfrutar la Gracia que aquel hombre recibió como signo y símbolo de liberación; En nuestra experiencia de Fe cuenta dejar actuar a Cristo sin agobiarlo con nuestras inseguridades o “dudas de Fe”, el accionar de Dios se remite a la intimidad de nuestra aceptación y reconocimiento, aquel hombre recuperó el habla, pero antes sin duda, recuperó la capacidad de hablar desde su alma (lenguaje de la oración). El milagro como manifestación sobrenatural tiene su raíz en la expresión de la Voluntad salvífica de Dios, y tal manifestación necesita ser comprendida o asimilada dentro del plan de vida de todos los involucrados, no se trata solo de vencer una limitación natural física o espiritual sino el saber por que razón esta es vencida. El lenguaje histórico de la Fe pone de relieve el poder de asimilación de quien bajo el signo de una fuerte situación de vida reconoce la injerencia del amor en su acontecer. La Fe pues, nos remite inmediatamente a la liberación como causa eficiente de la manifestación del señorío de Cristo.

Hay muchas personas que esperan ver señales, pero desconocen la necesidad de amar las señales de la cotidianidad donde se construye los verdaderos procesos de liberación del alma y la conciencia del cristiano.  Mover el intelecto hacia la contemplación del paso de Dios por nuestras vidas nos permitirá escudriñar cada día el Qué y el Cómo, o mejor aún (Qué crees y cómo vives lo que crees), quienes se detienen en el análisis de la influencia del mal o demonio en la vida del ser humano, muchas veces dejan pasar lo maravilloso de la persona y los atributos que Dios le concede para ser libre y edificar su reino, buscando “señales” y en lenguaje popular “milagros” anulando grandemente la “responsabilidad personal en la propia Salvación,  Juan María Vianney” . Recordemos que somos en palabras de Pablo, el “pueblo mesiánico” comparar a Jesús no es aceptable, vivirlo como Señor y Salvador es nuestro ideal. La realidad de nuestra experiencia de Fe se fundamenta en el amor de Dios que es tangencial a toda obra buena y por ende expresión inequívoca de camino salvífico a ser transitado por los bautizados. La vivencia del amor nos deja en inmejorable posición para vivir lo que en síntesis expresamos en la Fe de la Iglesia. La madurez de la espiritualidad es un requisito por decirlo de esta forma para interactuar en la realidad de lo sobrenatural y sentirnos parte de ella como proceso de sanación y liberación integral.

Regresando a nuestro punto de partida es bueno clarificar el término Belcebú, sobre el cual encontramos algunas hipótesis que nos pueden contextualizar en esta reflexión… nombre de un dios filisteo cuyo posible culto se remonta a la ciudad de Ecrón a unas 25 millas al Oeste de Jerusalén, y sobre el mismo citamos a (2 Reyes  capítulo 1 versiculo 2) durante el reinado de Ocozías, miremos el Texto Sagrado de Tradición “Envió mensajeros a los que dijo: Id a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón, si sobreviviré a esta desgracia…” Su nombre traduce “señor de las moscas” más relacionado con las condiciones climáticas y geográficas de su entorno que una aproximación sobrenatural, este concepto coge cuerpo  teológico en ( Marcos capítulo  3 versiculos 22-27), y su paralelo (Lucas capítulo  11 versiculos 14-23), Satanás nombre empleado por (Mateo capítulo 12 versiculos  24-29 y Marcos), es en la posterior reflexión todo lo contrario a Cristo y sus acciones liberadoras, ellos hacen diferenciación entre el autor de nuestra libertad verdadera y Satanás, siempre contrario al pueblo mesiánico y su nuevo y definitivo orden, Cristo, pero la fortaleza del hombre ante el mal es también figura en Isaías de nuevos tiempos, miremos… “Sí, al valiente se le quitará el prisionero, y la presa del guerrero se escapará…Y a tus Hijos Yo salvaré…” (capitulo 49 versiculos 24-25). En el profeta es claro que la acción Divina estará acompañada de alegría y liberación y que estas expresiones son figura del definitivo orden que derrotará al pecado y sus consecuencias, el ser ontológico está llamado a reescribir su historia personal y transformación escatológica… Parafraseando a Pablo, “Nuevas creaturas en Cristo”, la lucha espiritual asume distintas formas y figuras desde el Intelecto hasta la acción. Cristo nos invita a vivir este “nuevo orden”, nos invita asumiendo lo anterior, a ser “Creaturas Nuevas”, que es para nosotros la “Intimación de la Voluntad salvífica de Dios sobre el hombre”.  Ya Tomás De Aquino lo expresaría “Dios no espera a que seamos inocentes, sino que nos limpia y nos ama”. “Venid, catemos gozosos a Yahveh, aclamemos a la Roca que nos Salva… vayamos ante Él, aclamémosle con Salmos”. (Salmo 95, invitatorio en la santificación de las horas y los días).

Lutero, orienta su discurso sobre la Gracia en orden a salvaguardar la libertad del hombre y la Voluntad Salvífica de Dios, pero en tal propuesta supone siempre la libertad del ser humano frente a Dios (Libre Albedrío  Agustiniano) al asegurar que “El pecado es un acto de soberbia y voluntario por demás en el ser humano  a su vez nos asegura que la Naturaleza Humana está siendo constantemente santificada por “lo de Dios que hay en ella”, como su maestro Agustín separa (Dicotomía) la sustancia del cuerpo frente a los vicios que retrasan el proyecto de vida del creyente, el mal no tiene en Lutero la connotación del Puritanismo posterior, no lo acepta como ente y lo determina como carente de identidad dejando con total claridad la importancia de la responsabilidad personal (acto humano) y la intencionalidad que aporta en última instancia el móvil como tal, sin dejar fuera la “debilidad” de la naturaleza humana que aunque hace su opción fundamental por Cristo sigue herida por el pecado y sus consecuencias siempre se experimentaran, no está indicando el autor de la reforma una realidad alterna (Gracia- pecado) persistente en el hombre sino lo que el propio Pablo indica cuando afirma que “Aun hago lo que no quiero” (Romanos capítulo  7 versículo 15) el Hombre Interior y no una característica ontológica como tal,  puesto que la configuración esencial de la naturaleza y persona humanas  fue restaurada el daño está hecho y nunca en esta realidad podrá superar sus huellas (pesimismo luterano).

La Misión de Cristo fue sembrar en nosotros el amor perdido, puesto que el pecado ocasiona en nosotros la perdida y el daño de nuestra verdadera naturaleza y su único fin la unión con Dios, gracias a esta enfermedad Dios muestra su amor en nosotros (Fulgencio de Ruspe 467- 533, Concilio de Orange 529). El amor reparador de Dios llega a su culmen en la cruz y en la consecuente Redención con el triunfo justificador de Cristo, es por antonomasia, la materialización del amor de Dios en su Verbo Encarnado… Doctrina de los Santos PP. de la Iglesia.




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