jueves, 4 de mayo de 2017

CATEQUESIS L.O.C...

CONSAGRAR UNA VEZ MÁS SI HACE FALTA (PAGINA 331 L.O.C)… Escúchanos, oh Padre celestial, y con tu Verbo y Espiritu Santo  bendice y santifica este pan (vino) para que también sea el Sacramento del precioso Cuerpo (de la preciosa Sangre) de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, que tomó pan (el cáliz), y dijo:” Este es mi Cuerpo” (“Esta es mi Sangre”). Amén…


La cosmovisión sacramental que posee esta Comunión en la congruente catolicidad que se expresa unida a  la Tradición litúrgica “enriquece una vez más” la Confección sacramental adornándola de Sindéresis o sentido común. Si hace falta de las especies consagradas (pan y vino) el Ministro según su naturaleza podrá consagrar aún más para satisfacer las necesidades de su Asamblea, es pues una alusión al servicio y atención pastoral que gobierna la vida litúrgica de la Iglesia… Entendemos que la celebración permanece abierta y que responde a las exigencias de los asistentes que operan la Liturgia desde su concepción de vitalidad y absoluta necesidad. Si hace falta aclara tácitamente la Rubrica se procede justo donde  se concreta gramaticalmente la Epiclesis, es decir, donde el Rito se adentra en la realidad sobrenatural de lo celebrado y da paso a la noción y Kairos de la absoluta subsistencia de Dios. No se añade por capricho o concepción estética de “abundancia” se procede por una clara  y bien intencionada necesidad de índole pastoral… La universalidad del Rito Eucarístico se viste de diversas formas según la Iglesia histórica que la celebra o vive (romanos, griegos y anglicanos)  pero solo los anglicanos conservamos la perspectiva de la presencia de la Gracia que se manifiesta a todo lo largo y ancho de la Eucaristía y no se trata de incluir sino de vivenciar sobre la marcha la necesidad de los dones preciosos en este caso concreto las Especies Eucarísticas. La invocación precedente y actual como puntual es eminentemente Trinitaria  asegurando la percepción de la presencia del Dios Uno y Trino en las Divinas Personas y sus procesiones que se comunican también en la celebración de la Eucaristía o Misa… La naturaleza de las especies a consagrar no se altera simplemente se incluyen o son insertadas en el Rito en el momento conveniente por el Celebrante (Obispo o Presbítero) para que la Iglesia alargue aún más su mano maternal sobre sus hijos y los nutra con la Gracia a ella entregada (en la Plegaria C como especifican las rubricas termina con la narración de la Institución).

 PARA QUE TAMBIÉN SEA EL SACRAMENTO Pagina 331)… La noción de la Iglesia sobre la actualidad del Sacrificio de Cristo en la Cruz se traslada a la santa Mesa del Altar (Plegaria C, página 294) sin que con ello implique que se inserta en un “nuevo rito” o tampoco se pretenda definir como una realidad paralela de la celebración, aquí el paralelismo no opera simplemente nos remitimos a la Potestad de la Iglesia para proveer según sea la necesidad. La definición Metafísica de la Eucaristía no se altera por este procedimiento puesto que el rito está abierto. Su dinámica Ontológica permanece intacta ya que la naturaleza de la presencia espiritual de Cristo no opera por categorías sino por la Gracia de su Amor y la Fe de los Creyentes. El Signo-rito de la Comunión es en sí un pasaje de relación entre Cristo y su Iglesia… Diremos que la relación se extiende a cada bautizado y conecta salvíficamente con la Voluntad de Dios. Tal orden relativo a la Comunión es percibido en la santa Eucaristía con la fuerza de la proclamación del misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor. Es universal la invocación que particularmente la Liturgia la refiere al Espiritu de Dios pero nosotros en la presente formula introducimos explícitamente el Misterio Trinitario… La Reserva eucarística puede también ser administrada más no confeccionada por un Laico debidamente instruido como señalan las rubricas. Recordemos que la necesidad de Reserva eucarística se dio en los inicios de los tiempos de la patrística cuando los poblados crecieron y el Obispo no daba a vasto para atender los requerimientos pastorales de sus congregaciones y se tomó en la Iglesia la decisión de concederle al presbítero facultades para la Celebración de la Eucaristía y la costumbre de dejar reservado para atender a quienes el Día del Señor no podían asistir a la Liturgia. En la actualidad la Iglesia conserva esa práctica según su conveniencia. El signo de la Comunión trasciende cualquier consideración y se instala en los imaginarios del Creyente y de la Iglesia que debe estar atenta a asistir pastoralmente tanto a impedidos como a enfermos o convalecientes. EL RITO DE LA CONSAGRACIÓN permanece unido a las demás partes de la Celebración por la extensión de su naturaleza cultica no podemos decir que una u otra parte terminó. Desde el rito inicial al final se expresa la misma intención y Fe de la Iglesia.  La fuerza gramatical de sus componentes se preserva y se manifiesta en cada palabra del Rito Eucarístico.   Por definición sabemos que en una Idea y su posterior elaboración conceptual todos los elementos son importantes y vitales, lo mismo para con la Cena del Señor todo es valioso para el Dios de la vida según nos enseña Juan capítulo 6 versículo 12 “Cuando se saciaron, dice  a los discípulos: Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda”. La riqueza es también don del amor providente de Dios sobre todos sus hijos. Aquí el Pan es una Gracia de la Pascua que trasciende y se constituye en la misma donación del Resucitado por la humanidad.


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