CONSAGRAR
UNA VEZ MÁS SI HACE FALTA (PAGINA 331 L.O.C)… Escúchanos, oh Padre celestial, y
con tu Verbo y Espiritu Santo bendice y
santifica este pan (vino) para que también sea el Sacramento del precioso
Cuerpo (de la preciosa Sangre) de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, que tomó
pan (el cáliz), y dijo:” Este es mi Cuerpo” (“Esta es mi Sangre”). Amén…
La cosmovisión
sacramental que posee esta Comunión en la congruente catolicidad que se expresa
unida a la Tradición litúrgica
“enriquece una vez más” la Confección sacramental adornándola de Sindéresis o
sentido común. Si hace falta de las especies consagradas (pan y vino) el
Ministro según su naturaleza podrá consagrar aún más para satisfacer las
necesidades de su Asamblea, es pues una alusión al servicio y atención pastoral
que gobierna la vida litúrgica de la Iglesia… Entendemos que la celebración
permanece abierta y que responde a las exigencias de los asistentes que operan
la Liturgia desde su concepción de vitalidad y absoluta necesidad. Si hace
falta aclara tácitamente la Rubrica se
procede justo donde se concreta
gramaticalmente la Epiclesis, es
decir, donde el Rito se adentra en la realidad sobrenatural de lo celebrado y
da paso a la noción y Kairos de la absoluta subsistencia de Dios. No se añade
por capricho o concepción estética de “abundancia” se procede por una
clara y bien intencionada necesidad de
índole pastoral… La universalidad del Rito Eucarístico se viste de diversas
formas según la Iglesia histórica que la celebra o vive (romanos, griegos y
anglicanos) pero solo los anglicanos conservamos la
perspectiva de la presencia de la Gracia que se manifiesta a todo lo largo y
ancho de la Eucaristía y no se trata de incluir sino de vivenciar sobre la
marcha la necesidad de los dones preciosos en este caso concreto las Especies Eucarísticas. La invocación
precedente y actual como puntual es eminentemente Trinitaria asegurando la
percepción de la presencia del Dios Uno y Trino en las Divinas Personas y sus
procesiones que se comunican también en la celebración de la Eucaristía o Misa…
La naturaleza de las especies a consagrar no se altera simplemente se incluyen
o son insertadas en el Rito en el momento conveniente por el Celebrante (Obispo
o Presbítero) para que la Iglesia alargue aún más su mano maternal sobre sus
hijos y los nutra con la Gracia a ella entregada (en la Plegaria C como
especifican las rubricas termina con la narración de la Institución).
PARA
QUE TAMBIÉN SEA EL SACRAMENTO Pagina 331)… La noción de la Iglesia sobre la
actualidad del Sacrificio de Cristo en la Cruz se traslada a la santa Mesa del
Altar (Plegaria C, página 294) sin que con ello implique que se inserta en un
“nuevo rito” o tampoco se pretenda definir como una realidad paralela de la
celebración, aquí el paralelismo no opera simplemente nos remitimos a la
Potestad de la Iglesia para proveer según sea la necesidad. La definición
Metafísica de la Eucaristía no se altera por este procedimiento puesto que el
rito está abierto. Su dinámica Ontológica permanece intacta ya que la
naturaleza de la presencia espiritual de Cristo no opera por categorías sino
por la Gracia de su Amor y la Fe de los Creyentes. El Signo-rito de la Comunión es en sí un pasaje de relación entre
Cristo y su Iglesia… Diremos que la relación se extiende a cada bautizado y
conecta salvíficamente con la Voluntad de Dios. Tal orden relativo a la
Comunión es percibido en la santa Eucaristía con la fuerza de la proclamación
del misterio de la Pasión, Muerte y
Resurrección del Señor. Es universal la invocación que particularmente la
Liturgia la refiere al Espiritu de Dios pero nosotros en la presente formula
introducimos explícitamente el Misterio Trinitario… La Reserva eucarística puede también ser administrada más no
confeccionada por un Laico debidamente instruido como señalan las rubricas. Recordemos
que la necesidad de Reserva eucarística se dio en los inicios de los tiempos de
la patrística cuando los poblados crecieron y el Obispo no daba a vasto para
atender los requerimientos pastorales de sus congregaciones y se tomó en la
Iglesia la decisión de concederle al presbítero facultades para la Celebración
de la Eucaristía y la costumbre de dejar reservado para atender a quienes el
Día del Señor no podían asistir a la Liturgia. En la actualidad la Iglesia
conserva esa práctica según su conveniencia. El signo de la Comunión trasciende
cualquier consideración y se instala en los imaginarios del Creyente y de la
Iglesia que debe estar atenta a asistir pastoralmente tanto a impedidos como a
enfermos o convalecientes. EL RITO DE LA
CONSAGRACIÓN permanece unido a las demás partes de la Celebración por la
extensión de su naturaleza cultica no podemos decir que una u otra parte
terminó. Desde el rito inicial al final se expresa la misma intención y Fe de
la Iglesia. La fuerza gramatical de sus
componentes se preserva y se manifiesta en cada palabra del Rito
Eucarístico. Por definición sabemos que
en una Idea y su posterior elaboración conceptual todos los elementos son
importantes y vitales, lo mismo para con la Cena del Señor todo es valioso para el Dios de la vida según nos
enseña Juan capítulo 6 versículo 12 “Cuando
se saciaron, dice a los discípulos:
Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda”. La riqueza es
también don del amor providente de Dios sobre todos sus hijos. Aquí el Pan es
una Gracia de la Pascua que trasciende y se constituye en la misma donación del
Resucitado por la humanidad.
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