HISTORIA- PARÁBOLA DE
LUCAS… “EL RICO Y LÁZARO EL POBRE (Lc 16:19-31)…
El Evangelio de este domingo nos presenta una escena bien
diciente sobre la relación personal con el dinero o simplemente cualquier
referente de riqueza que puede ser especifica como lo material o intuitiva como los sentimientos y/o las
emociones, cuando acudimos a la esencia de este relato evangélico nos sorprende
ampliamente la mentalidad de Justicia y Relación de su Autor, Lucas nos ubica
en un conflicto que más parece fraterno (entre dos hermanos) que una enseñanza
general razón por la cual es denominada como Historia y referida Parábola… La Riqueza es asumida desde la
perspectiva del corazón que para Lucas es el gran regulador de las relaciones
tanto con la Trascendencia como con los otros, esta Riqueza debe estar enfilada
en la justa valoración como un Recurso y
no ser vista como una Finalidad de
lo contrario la frustración que implica el abandono de la misma es lo que sume
en la impotencia a las personas que por alguna razón dejan a un lado sus
posesiones más valiosas en términos económicos.
La escena que recrea este Evangelio es Intima y reflexiva porque busca llevar al Lector al tránsito de su
Conciencia por sobre los recursos materiales de los que está en posibilidad de
disfrutar, es pues para nosotros una amonestación sobre las prioridades y fundamento
de nuestra Felicidad y sobre la Centralidad de la misma. La imposibilidad simbolizada por el abismo opera en dos direcciones tanto en el rico como
en el pobre ya que ambos estados de vida y prioridades actúan bajo el Signo de
lo asumido, uno es rico en sí mismo y otro en orden a Dios (versículo 26) el
testimonio de vida es la voz autorizada para clarificar cuanto se está viviendo
en la Trascendencia donde el rechazo de Dios ahora se convierte en la Imposibilidad Esencial y Sustancial de la
Persona.
La invocación de los personajes del (A.T) es fruto de la
concepción judía de entrar en el descanso junto con ellos como Israelitas e
hijos en la Fe de estos Hombres y Mujeres que los precedieron en la Promesa. Escuchar
a un Profeta es atender su Mensaje y responder coherentemente a sus enseñanzas,
aquí el ejemplo es una poderosa fuerza testimonial que habla por sí solo de la Realidad Trascendente del Creyente… En
cuanto a la posesión de los Bienes no existe aparentemente una recomendación
explicita ya que se considera como parte de una bendición y fruto de una
Promesa, solo se pide incesantemente el poner literalmente en orden las
prioridades en la vida y obra del Creyente y reconocer el poder de la Teonomía divina en su Ser. Ningún apego
mundano debe estar por sobre nuestra Fe
y Esperanza en Cristo. Es también
una semilla de Esperanza que germina en el rechazo y carencia material puesto
que precisamente en la “periferia” actúa la Misericordia de Dios.
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