SALMO 19…LAS
OBRAS Y EL PODER DE LA PALABRA DE DIOS.
El Salmista inicia su Oración con
una introducción bien bonita y se refiere a la Omnipotencia de Dios atestiguada
por su Creación: Los cielos cuentan la
Gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos (1) el
Testimonio es explicito y solo es posible comunicarlo por medio de la exactitud
y perfección de cuanto ha sido Creado por el Dios de la vida, la Obra de sus
manos es ordenada y obedece a la Sabiduría de su Creador, estamos hablando de
sus Huellas o llamadas Vestigias por
el Hiponense nos referimos al comienzo mismo que se materializa bajo el
Gobierno de la Voluntad de Dios en medio de sus Hijos.
La Sabiduría de Dios y su Voluntad
se funden en un abrazo eterno que por definición es Creador, sobre el cual la
SS. Trinidad vertió todo su Amor dejando semejante molde de su Gracia… Nosotros
somos también manifestación Racional de su Acto Creador por Antonomasia: Un Día emite palabra a otro Día y una Noche
a la otra Noche declara Sabiduría, no hay lenguaje ni palabras ni es oída su
voz. Por toda la Tierra salió su voz y hasta el extremo del mundo su lenguaje (3-4)
las Leyes naturales son el lenguaje de la Creación y estas Leyes son dictadas
por el orden necesario de su Existencia, estamos ante la Estética de la Creación
y los Ciclos de la vida sostenida por tales Leyes. Es el Amor de Dios la Génesis
de todo Principio, acudimos al Hiponense quien define en su sentencia este
principio: Porque me amaste me hiciste
amable.
Es definitivamente un Salmo hecho Oración
bajo los Fenómenos que nos remiten a su Hacedor, es decir, bajo la observación de
la Naturaleza hecha por un Creyente agradecido (5-6)luego como es de esperarse entronca la Perfección
Sensorial en la Ley de toda Ley precisamente la de Dios dada al Hombre (7) esta
refiriéndose a los Mandamientos que son la base y fundamento de la Alianza en
su Época y que en el Hoy de cada Bautizado regulan su Eticidad y Moralidad, es
una observancia de la Ley en su Cosmovision.
Los versículos iniciales nos hablan
de una muy bella Alabanza al Creador Atributo reconocido por los judíos y solo abrogado a
Dios y para terminar su Oración acude a su propia pequeñez y manifiesta
confiadamente que todo lo Natural y lo Espiritual están en manos de Dios, cuya
experiencia es vivida por este Autor.
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