domingo, 10 de mayo de 2015

REFLEXIÓN SOBRE LA ESPIRITUALIDAD DE LA CENA DEL SALVADOR O SANTA EUCARISTÍA...

PENSAMIENTOS SOBRE LA TEOLOGÍA DE LA SANTA EUCARISTÍA.

INTRODUCCIÓN.

La Eucaristía es y será el Centro de nuestra Espiritualidad, lo que sin duda implica en la Iglesia y sus Ministros una Reverencia total que exalte su Grandeza entre los bautizados, tal imagen me recuerda la presencia misteriosa de Cristo en las especies del Pan y el Vino (Consagrados) una Presencia que evoca todo lo maravilloso de su entrega por la Humanidad, una Presencia que más que definir una Fenomenología Mística si cabe la expresión, nos recuerda la perenne Actualidad  de su Sacrificio en la Cruz, la Metafísica de la Eucaristía supera la apreciación de la Sustancia misma de la discusión, es decir, la forma en la que el Salvador perpetúa su presencia entre nosotros no se reduce a la discusión de fondo en la Cristiandad, esto último es Escolástico y por ende Aristotélico, prefiero la expresión de los PP. Latinos en cabeza del Hiponense: Jesús en la ultima Cena se tomó así mismo entre sus manos. Lo que implica en nuestro pensamiento la inmediatez de la aprehensión del Amor hecho Sustancia en la Espiritualidad del Bautizado, es pues el compartir en la dinámica de un mismo sentir que permite esta vivencia, la Santa Eucaristía se convierte en Oración y practica de todo lo bueno inspirado por Cristo a su Iglesia y a los Hijos de esta Madre espiritual.

ESPIRITUALIDAD DE LA CENA DEL SALVADOR.

Todo Sacramento y especialmente la Eucaristía Centra en su Naturaleza la forma de la nueva relación del Resucitado con su Iglesia, apelo al termino Naturaleza para aproximarme a su Esencia y Confección como tal, estamos ante la posibilidad de su Actualidad como mandato y renovación, como  relación Salvífica, es pues, desde esta perspectiva su Actualidad y Mistagógica las que determinan la Gracia en cada celebración, ninguna Eucaristía se vive como Rito propio por más que la Subjetividad del celebrante y la Asamblea así lo crean (No existe posibilidad alguna de celebrar misitas personales o de determinada Congregación)  o mucho menos suponer una relación de Comunión Independiente, la Eucaristía expresa un todo animado por la Gracia, esa es su maravillosa Actualidad de forma casi intuitiva el Rito indicado para celebrarla busca uniformidad con la Cosmovision Eclesial y su Espiritualidad, las Rubricas y sus componentes son signo Intrínseco de Identidad y Unidad inspirados en la vida y obra de la Iglesia siempre Celebrante y Presidiendo en Nombre de su Salvador, la congruencia de la celebración revitaliza el Alma de la liturgia y actualiza de algún modo su propia Metafísica…  No deja de causarme grande preocupación la forma genérica como hoy por hoy estamos asociando la Centralidad de nuestra Espiritualidad (Eucaristía) con afirmaciones que si bien no están fuera de su Naturaleza si generan en algunas personas la idea de estatus o Niveles de la misma Celebración, me refiero a las llamadas Eucaristías de Sanación cuya finalidad esta condensada en la respuesta emocional de los asistentes que creen en procesos de Sanación, Liberación y Curación abordados desde la propia Subjetividad, no perdamos de vista que la Espiritualidad se revalida con la inclusión de los Ciclos vitales en el Espíritu y su asiduidad, todo Rito es considerado por su Naturaleza de Adoración e Intercesión de Sanación, Liberador o Confortante para quien celebra y participa en la Comunión de su Naturaleza.

 La Intercesión no solo es a nombre del celebrante o Presidente de la Asamblea es desde siempre la Iglesia que opera en los Ritos como tal, es preocupante que según el parlamento o inspiración del celebrante se opere el “Milagro” cosa que me cuestiona conociendo que la Confección del Sacramento esta  establecido en el ámbito de la Disciplina Eclesial, no es posible perder la Noción de Unidad Eclesial en orden a la Eucaristía y su Celebración. Sería positivo y necesario iniciar también la necesaria Catequesis o Instrucción al respecto, en animo de formar a nuestros feligreses que en muchos casos rondan los imaginarios de pases mágicos y acciones sobrenaturales del Celebrante, también inspira posturas ya extinguidas en la Tradición de nuestra Catolicidad como la donatista  asociando peligrosamente la Sacralidad de lo Celebrado con la Santidad si la hubiere del que Preside el Rito Eucarístico.

Muchas veces se pone de manifiesto la condición de la Cultura para corresponder a estas prácticas o creación de un Seudo estatuto Eucarístico así entendido y asumido… Este Sacramento como ninguno y es posible manifestarlo así, establece un vinculo maravilloso en las Congregaciones y renueva la Espiritualidad de Todas y Todos al punto de hacerse necesario en las practicas personales de los Feligreses, si bien es imposible luchar contra la Emotividad y Subjetividad si es posible Centrar la Espiritualidad en la vivencia de lo Celebrado y reconocer en la Santa Cena del Señor un poderoso y Actual Signo Eclesial,  creemos que es definitivo de nuestro Carisma pero en general lo verdaderamente necesario es la fidelidad en lo Celebrado y en Nombre de quien celebramos, quien narra la Plegaria, la Epiclesis y demás elementos constitutivos es el Celebrante (Inclusivo a la asamblea) y por medio suyo la Madre Iglesia, no tiene sentido pensar en Signo distinto o personal que excluya la Potestad de la Iglesia como Institución que faculta y Ama por medio de sus Ministros. Esta relación nos plantea una muy necesaria interacción entre la Asamblea y quien la preside, dicho de otra forma la Santa Eucaristía es el punto de Partida y llegada de toda Acción Pastoral de la Congregación o Parroquia, ella es el Alimento de todo lo que expresa la vida de la Asamblea y su Intríngulis. La Fe hecha Fenómeno puede ser manejada a favor de la Emotividad y no de la Iglesia.

EL RITO DE LOS RITOS.

El Logion de la Eucaristía supone la carga progresiva de una muy especial Simbología que parte del Pan como la base de la alimentación del Pueblo Judío y el Vino como elemento imprescindible de las celebraciones de los contemporáneos de Jesús “Comensalía”   la participación de la Cena del Señor suponía en ellos y sus familias el desarrollo de una serie de actitudes que buscaban igualar las condiciones de los Cristianos al punto de celebrarse esta “Comida Simbólica” bajo el precepto de Dignidad e igualdad de los Creyentes máxime si consideramos que el medio era Pobre y agobiado por la carga tributaria impuesta por Roma… En el momento de la Cena todas y todos eran Iguales y quienes Roma y las clases ricas Judías apartaban y consideraban Parias, en el Rito de la Cena del Señor se convertían en herederos de las promesas de Cristo, el Comer en Fraternidad solo se logra cuando la Asamblea se conoce y en sus Oraciones y trato expresan la Unicidad del Rito Eucarístico… Cristo mismo se convierte en Alimento y nos mueve a la experiencia Reflexiva de la Eucaristía.

De lo anterior suponemos con acierto que la Santa Eucaristía  es también un medio de Promoción y Cultivo de Dignidad para el Creyente y nuestros feligreses, de allí  que la exclusión rompe con la Comunión e Intencionalidad de la Eucaristía,   y podemos generar actitudes que “Buenas en esencia” confunden este principio igualitario. No olvidar que la exclusión se siente con fuerza en la Formación Intelectual y Social de muchas personas y al tratar casi de forma Sintomática sus dolencias o traumas los orientamos negativamente a suponer y creer imaginarios anteriores como el Mal o popularmente demonio que hace presa de sus vidas, preguntémonos, de qué  estamos Liberando o Sanando a nuestros Feligreses o les estamos creando adicciones de Fe o madurez del Resucitado en sus vidas y Circunstancias…

Reconocemos los siguientes componentes intrínsecos de la Eucaristía:

·        SANAR. Es un proceso que restituye a la Persona, al Bautizado en la vida y Rol tanto personal como Familiar y Social y le empodera de sus Deberes y Derechos.

·        LIBERAR. Proyecta la capacidad de superar las Frustraciones y miedos de una Patología formada en la exclusión Social, Emocional e imposibilidad de actuar en perspectiva de sus necesidades materiales o de Salud, por motivos de formación, habilidad o preparación para la vida Productiva de la Sociedad. Liberar en términos de la Santa Eucaristía implica la Madurez en la Fe de nuestros Feligreses y la consabida necesidad de prepararlos para la vivencia y comprensión de lo Celebrado.

·        PRINCIPIO IGUALITARIO. Es un reto en cada Congregación romper las barreras que se presentan entre unos y otros Feligreses  y facilitarles espacios para la vivencia de su experiencia de Fe o Espiritualidad Sin perder de vista que la función nuestra como Clérigos es la de garantizar que las Conquistas de nuestros Feligreses en la reforma “Insular” no se pierdan en prácticas mediáticas o importadas.


El Rito es la consecuencia de la Actualidad y esta hecha vivencia, la Iglesia no celebra la Eucaristía en función de la Particularidad de situaciones como tal, lo hace en la profundidad de su Señor quien preside y en su Nombre la Institución Eclesial Administra este y todos los Sacramentos, esta por demás afirmar  que la Cena del Resucitado es el medio Ideal de Comunicación con la Realidad Trascendente instaurada por Él (Mistagógica) en un Banquete Escatológico que anuncia la Eternidad en un Discurso de Institucionalidad bajo la Autoridad de la Iglesia. Al respecto tanto Clérigos como Feligreses deben revisar los conceptos sobre Iglesia que viven y enseñan a sus Congregaciones.


NADIE AMA LO QUE NO CONOCE. San Agustín de Hipona.

Rev. Diego Sabogal.
Vicario San Pablo.
  






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