PENSAMIENTOS SOBRE LA TEOLOGÍA DE LA SANTA EUCARISTÍA.
INTRODUCCIÓN.
La Eucaristía es y será el Centro de nuestra Espiritualidad,
lo que sin duda implica en la Iglesia y sus Ministros una Reverencia total que
exalte su Grandeza entre los bautizados, tal imagen me recuerda la presencia
misteriosa de Cristo en las especies del Pan y el Vino (Consagrados) una
Presencia que evoca todo lo maravilloso de su entrega por la Humanidad, una
Presencia que más que definir una Fenomenología Mística si cabe la expresión,
nos recuerda la perenne Actualidad de su
Sacrificio en la Cruz, la Metafísica de la Eucaristía supera la apreciación de
la Sustancia misma de la discusión, es decir, la forma en la que el Salvador
perpetúa su presencia entre nosotros no se reduce a la discusión de fondo en la
Cristiandad, esto último es Escolástico y por ende Aristotélico, prefiero la
expresión de los PP. Latinos en cabeza del Hiponense: Jesús en la ultima Cena se tomó así mismo entre sus manos. Lo que
implica en nuestro pensamiento la inmediatez de la aprehensión del Amor hecho
Sustancia en la Espiritualidad del Bautizado, es pues el compartir en la
dinámica de un mismo sentir que permite esta vivencia, la Santa Eucaristía se
convierte en Oración y practica de todo lo bueno inspirado por Cristo a su
Iglesia y a los Hijos de esta Madre espiritual.
ESPIRITUALIDAD DE LA
CENA DEL SALVADOR.
Todo Sacramento y especialmente la Eucaristía Centra en su
Naturaleza la forma de la nueva relación del Resucitado con su Iglesia, apelo
al termino Naturaleza para aproximarme a su Esencia y Confección como tal,
estamos ante la posibilidad de su Actualidad como mandato y renovación,
como relación Salvífica, es pues, desde
esta perspectiva su Actualidad y Mistagógica las que determinan la Gracia en
cada celebración, ninguna Eucaristía se vive como Rito propio por más que la
Subjetividad del celebrante y la Asamblea así lo crean (No existe posibilidad
alguna de celebrar misitas
personales o de determinada Congregación)
o mucho menos suponer una relación de Comunión Independiente, la
Eucaristía expresa un todo animado por la Gracia, esa es su maravillosa Actualidad de forma casi intuitiva el
Rito indicado para celebrarla busca uniformidad con la Cosmovision Eclesial y
su Espiritualidad, las Rubricas y sus componentes son signo Intrínseco de
Identidad y Unidad inspirados en la vida y obra de la Iglesia siempre
Celebrante y Presidiendo en Nombre de su Salvador, la congruencia de la
celebración revitaliza el Alma de la liturgia y actualiza de algún modo su
propia Metafísica… No deja de causarme
grande preocupación la forma genérica como hoy por hoy estamos asociando la
Centralidad de nuestra Espiritualidad (Eucaristía) con afirmaciones que si bien
no están fuera de su Naturaleza si generan en algunas personas la idea de estatus
o Niveles de la misma Celebración, me refiero a las llamadas Eucaristías de Sanación cuya finalidad
esta condensada en la respuesta emocional de los asistentes que creen en
procesos de Sanación, Liberación y Curación abordados desde la propia
Subjetividad, no perdamos de vista que la Espiritualidad se revalida con la
inclusión de los Ciclos vitales en el Espíritu y su asiduidad, todo Rito es
considerado por su Naturaleza de Adoración e Intercesión de Sanación, Liberador
o Confortante para quien celebra y participa en la Comunión de su Naturaleza.
La Intercesión no solo
es a nombre del celebrante o Presidente de la Asamblea es desde siempre la
Iglesia que opera en los Ritos como tal, es preocupante que según el parlamento o inspiración del celebrante se
opere el “Milagro” cosa que me cuestiona conociendo que la Confección del
Sacramento esta establecido en el ámbito
de la Disciplina Eclesial, no es posible perder la Noción de Unidad Eclesial en
orden a la Eucaristía y su Celebración. Sería positivo y necesario iniciar
también la necesaria Catequesis o
Instrucción al respecto, en animo de formar a nuestros feligreses que en
muchos casos rondan los imaginarios de pases mágicos y acciones sobrenaturales
del Celebrante, también inspira posturas ya extinguidas en la Tradición de
nuestra Catolicidad como la donatista asociando peligrosamente la Sacralidad de
lo Celebrado con la Santidad si la hubiere del que Preside el Rito Eucarístico.
Muchas veces se pone de manifiesto la condición de la Cultura
para corresponder a estas prácticas o creación de un Seudo estatuto Eucarístico
así entendido y asumido… Este Sacramento como ninguno y es posible manifestarlo
así, establece un vinculo maravilloso en las Congregaciones y renueva la
Espiritualidad de Todas y Todos al punto de hacerse necesario en las practicas
personales de los Feligreses, si bien es imposible luchar contra la Emotividad
y Subjetividad si es posible Centrar la Espiritualidad en la vivencia de lo
Celebrado y reconocer en la Santa Cena del Señor un poderoso y Actual Signo
Eclesial, creemos que es definitivo de
nuestro Carisma pero en general lo verdaderamente necesario es la fidelidad en
lo Celebrado y en Nombre de quien celebramos, quien narra la Plegaria, la
Epiclesis y demás elementos constitutivos es el Celebrante (Inclusivo a la
asamblea) y por medio suyo la Madre Iglesia, no tiene sentido pensar en Signo
distinto o personal que excluya la Potestad de la Iglesia como Institución que
faculta y Ama por medio de sus Ministros. Esta relación nos plantea una muy
necesaria interacción entre la Asamblea y quien la preside, dicho de otra forma
la Santa Eucaristía es el punto de Partida y llegada de toda Acción Pastoral de
la Congregación o Parroquia, ella es el Alimento de todo lo que expresa la vida
de la Asamblea y su Intríngulis. La Fe hecha Fenómeno puede ser manejada a
favor de la Emotividad y no de la Iglesia.
EL RITO DE LOS RITOS.
El Logion de la Eucaristía supone la carga progresiva de una
muy especial Simbología que parte del Pan como la base de la alimentación del
Pueblo Judío y el Vino como elemento imprescindible de las celebraciones de los
contemporáneos de Jesús “Comensalía” la participación
de la Cena del Señor suponía en ellos y sus familias el desarrollo de una serie
de actitudes que buscaban igualar las condiciones de los Cristianos al punto de
celebrarse esta “Comida Simbólica” bajo el precepto de Dignidad e igualdad de
los Creyentes máxime si consideramos que el medio era Pobre y agobiado por la
carga tributaria impuesta por Roma… En el momento de la Cena todas y todos eran
Iguales y quienes Roma y las clases ricas Judías apartaban y consideraban
Parias, en el Rito de la Cena del Señor se convertían en herederos de las
promesas de Cristo, el Comer en Fraternidad solo se logra cuando la Asamblea se
conoce y en sus Oraciones y trato expresan la Unicidad del Rito Eucarístico…
Cristo mismo se convierte en Alimento y nos mueve a la experiencia Reflexiva de
la Eucaristía.
De lo anterior suponemos con acierto que la Santa Eucaristía es también un medio de Promoción y Cultivo de
Dignidad para el Creyente y nuestros feligreses, de allí que la exclusión rompe con la Comunión e
Intencionalidad de la Eucaristía, y podemos generar actitudes que “Buenas en
esencia” confunden este principio igualitario. No olvidar que la exclusión se
siente con fuerza en la Formación Intelectual y Social de muchas personas y al
tratar casi de forma Sintomática sus dolencias o traumas los orientamos
negativamente a suponer y creer imaginarios anteriores como el Mal o popularmente
demonio que hace presa de sus vidas, preguntémonos, de qué estamos Liberando o Sanando a nuestros
Feligreses o les estamos creando adicciones de Fe o madurez del Resucitado en
sus vidas y Circunstancias…
Reconocemos los siguientes componentes intrínsecos de la Eucaristía:
·
SANAR. Es un proceso que restituye a la Persona,
al Bautizado en la vida y Rol tanto personal como Familiar y Social y le
empodera de sus Deberes y Derechos.
·
LIBERAR. Proyecta la capacidad de superar las Frustraciones y miedos de una Patología
formada en la exclusión Social, Emocional e imposibilidad de actuar en
perspectiva de sus necesidades materiales o de Salud, por motivos de formación,
habilidad o preparación para la vida Productiva de la Sociedad. Liberar en términos
de la Santa Eucaristía implica la Madurez en la Fe de nuestros Feligreses y la
consabida necesidad de prepararlos para la vivencia y comprensión de lo
Celebrado.
·
PRINCIPIO IGUALITARIO. Es un reto en cada Congregación
romper las barreras que se presentan entre unos y otros Feligreses y facilitarles espacios para la vivencia de su
experiencia de Fe o Espiritualidad Sin perder de vista que la función nuestra
como Clérigos es la de garantizar que las Conquistas de nuestros Feligreses en
la reforma “Insular” no se pierdan en prácticas mediáticas o importadas.
El Rito es la
consecuencia de la Actualidad y esta hecha vivencia, la Iglesia no celebra la Eucaristía
en función de la Particularidad de situaciones como tal, lo hace en la
profundidad de su Señor quien preside y en su Nombre la Institución Eclesial
Administra este y todos los Sacramentos, esta por demás afirmar que la Cena del Resucitado es el medio Ideal
de Comunicación con la Realidad Trascendente instaurada por Él (Mistagógica) en un Banquete Escatológico
que anuncia la Eternidad en un Discurso de Institucionalidad bajo la Autoridad
de la Iglesia. Al respecto tanto Clérigos como Feligreses deben revisar los
conceptos sobre Iglesia que viven y enseñan a sus Congregaciones.
NADIE AMA LO QUE NO CONOCE. San Agustín de Hipona.
Rev. Diego Sabogal.
Vicario San Pablo.
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