LA MISIÓN DE LA IGLESIA
COMO EJERCICIO BAUTISMAL Y LA GRACIA.
El componente Humano al servicio de la Misión de la Iglesia
lucha constantemente por dibujar en sus acciones la presencia de la Gracia y
desafortunadamente reconocemos una especie de Simultaneidad con la des-gracia,
esto último se siente con rigor en los sectores más pobres donde la Iglesia y
particularmente nuestra Diócesis hace presencia en su Pastoral y Kerigma… La
Pobreza y la Ignorancia resaltan la desgracia
que especialmente tiene su Centralidad en la cero Promoción de las personas y
por consiguiente en la proliferación de comportamientos y situaciones
alienantes que en palabras del Hiponense Envilecen
la condición Humana, esta des-gracia es Históricamente comprobable y se
convierte en un fenómeno que limita la acción del Evangelio, es decir, para
predicarlo es necesario generar algún tipo de restauración de Dignidad ya que
en el Colectivo e Imaginario no existe la aceptación de la Dignidad como intrínseca
a la Especie Humana y mucho menos como fruto de la presencia liberadora de Dios,
somos Hijos de Dios y esta afirmación categórica es la fuente de nuestra
Dignidad.
La Fe en el Salvador no es ajena a esta Realidad
especialmente presente en los Países en vía de desarrollo, tal postura Ideológica
prima por sobre los llamados intereses de la Gracia que en nuestra
perspectiva no son distintos a la restauración de la Imagen de Dios en sus
Hijos que no siempre hacen la reflexión debida como si operó en el “Hijo
Prodigo” (Lc 15: 11-32) miremos solo un versículo “Y volviendo en sí, dijo: Cuántos obreros en casa de mi Padre tienen
abundancia de pan y yo aquí muriendo de hambre” la actitud de volver en si
nos supone con claridad la reflexión fruto de la Gracia que trabaja la
Conciencia y Sique del creyente al punto de generarle la debida reflexión de características
Salvíficas, sin duda logra compaginar con el Proyecto de Dios y no es de
sorprender que paso seguido se disponga a “Caminar” al Padre fuente y Principio
de Gracia cuya luz ilumina y conforma la simiente de la Justicia autentica.
Tengamos muy presente que el daño del pecado genera una
seudo-estructuración en la Persona Humana y que tal daño irradia poderosamente
todo absolutamente todo lo que hace el Ser Humano, desde un modelo Económico
hasta Educativo, no estamos asumiendo una postura Puritana, simplemente
reconocemos que el pecado lesiona todo en todos y todas…
La Misión del Bautizado es asumir con entereza que la Gracia
es su motor de ayuda e inclusión Social y que gracias a ella podrá llegar a las
personas a las que dirige su accionar, el Misionero no puede perder de vista
que existen en las personas distintos niveles de Racionalidad fruto de su
formación y condición de vida, y que para no desentonar con tamaña
responsabilidad deberá anunciar el Evangelio
del Amor, donde la reflexión da paso a la acción de la Gracia, lo anterior
nos pone de frente con la necesidad de la búsqueda del Ser Humano Nuevo capaz de reflexión y volver al Padre siempre “El Dios que te creó sin ti no te salvará
sin ti” exclama San Agustín.
La Fe no daña a nadie y su concepción de la existencia, antes
fundamenta la propia y necesaria Racionalidad en procesos históricos que sin
duda la hará viable, es como decir, que la enfermedad es vista en principio
como cosa Divina y después de la reflexión interior es asumida y tratada como
tal consecuencia Intrínseca de nuestra Humana existencia, no es posible crear
espacios donde su excluya una situación de otra, diremos mejor, La Realidad de nuestra Iglesia y su
finalidad son lo mismo en cuanto a realidad y finalidad para el Mundo, estamos
asumiendo la misma dinámica Escatológica en los escenarios que la cotidianidad
comparte con nosotros, y con todo el paquete que a diario es posible vivir
(Conflictividad, apegos, necesidades, disgustos, injusticias, etc) son solo
algunos de los elementos que hacen compleja nuestra cotidianidad y por ende
nuestra Misión, aquí la situación concreta es Salvada o distanciada de Dios
según la fundamentación del Ser Humano, es importante que nuestra Misión sea
animada y acompañada por la vida Sacramental (Fuente de Gracia) y en la
Disciplina Histórica de esta Iglesia el Diocesano dispondrá de Ministros en
cada Misión cuya idoneidad sea probada y antes fundamentada, pensemos por un
momento que nada en la vida nuestra está libre de la experiencia del mal, y
desde luego, tampoco libre de la presencia de la Gracia (No es una postura
dualista o maniquea) es antropológica y sociológicamente demostrable, sin
pretender asumir la Responsabilidad en lo Social que le corresponde al Estado
(Ente Ideal que aterriza en sus Funcionarios e Instituciones) nosotros
edificamos desde la profunda convicción del Mandato de Cristo y sentido de la
Fe de la Iglesia, nos asemejamos a Lutero
en la siguiente expresión “Somos
opresores y oprimidos, justos y pecadores” que sin duda nos sirve para
plantearnos la necesaria presencia de la Gracia en cada acción de la Misión de
la Iglesia… Cada Ministro Laico u Ordenado debe tener presente que el Ethos Cultural donde hacemos Misión es
un formidable oponente o todo lo contrario un facilitador de nuestros propósitos,
aquí tenemos en cuenta que la Estructura Social y sus costumbres perfilan la
forma y manera de Evangelizar según diagnostiquemos en el terreno “ El Carisma Eclesial y el Evangelio no es
rechazado por la Persona, es asumido contrario por su estructuración y
formación” es la des-gracia la que implica esta actitud en las personas que
Evangelizamos o Re-Evangelizamos en nuestro Carisma, no es contradictorio
afirmar que el pecado genera dependencia, y así mismo se ve como el estado
ideal o vital de la Persona, el pecado
es opresión y su estructura es la antítesis de la Gracia o lo contrario a
la Liberación de Dios, en términos del Hiponense diremos “Existen los malos para los buenos sean mejores” o en la misma dirección esta plegaria de
reflexión y Fe compartida por Leonardo Boff: “ Señor cuando estés en tu Gloria, no te acuerdes sólo de los Hombres
de buena voluntad. Acuérdate también de los Hombres de mala Voluntad. No te
acuerdes de sus crueldades o sus violencias. Acuérdate de los frutos que
cosechamos por sus comportamientos en nosotros. Acuérdate de la paciencia de
unos y del valor de otros, de la camaradería, humildad, magnanimidad y
fidelidad que despertaron en nosotros. Y haz, Señor, que sus frutos sean un día
su Redención”…
La Misión es un ejercicio de defensa de la vida y sus valores
como de su gran Riqueza y Diversidad, en esta concepción de Misión entra perfectamente
el Evangelio de mano de la Promoción Humana, la paradoja es una, no podemos
definir la vida porque nos es imposible salir de ella (Boff) pero si podemos
diagnosticar con precisión el pecado porque lo sufrimos y rechazamos sin que
ello implique el rechazar al Ser Humano (Dios ama al pecador más no al pecado)
no es el pecado la última palabra de la condición Humana, es tan solo el retraso
de lo inevitable el Reinado de Dios en todas y todos (Escatológico) lo que si
entendemos por absoluto y vital a nivel incluso de la configuración Humana (Ontológica)
es la Gracia, como bien indica la reflexión inspirada de (Hch 17,28)”Pues en él vivimos, nos movemos y
existimos” como quien dice, cualquier experiencia de vida nos puede
introducir en la experiencia de la Gracia y ponernos en el Camino de Dios, una
vez más recuperamos la reflexión del Hijo Prodigo.
El Espíritu Santo vive también en la Misión y en la vida del auténtico
Misionero al punto de exclamar con Pablo “Nada nos podrá separar del Amor de
Dios” y ese nada es categórico como contundente, cohabitando la Gracia en cada
acción Pastoral de la Misión sin que ello suponga un agrandamiento de los
Logros o experiencias (De lo pequeño Bíblico a lo grande Socrático) al mismo
bien como conocimiento al bien como práctica habitual, hay una sentencia que
podría explicar mejor la anterior afirmación sobre el bien A los enemigos les aplicamos las leyes y a los amigos la Justicia… Y
la celebración de la vida se realiza en el entusiasmo como el Misionero prepara
a lo largo de la Semana su Pastoral, ajustándonos a San Juan Crisóstomo diremos
Ubi caritas gaudet, ibi est festivitas o
buscamos siempre ocasiones para Celebrar (aplicada a la Acción Pastoral) en la
misma configuración es asumible que necesitamos apriorísticamente reconocer que
si no contamos con lo fundamental la Iglesia no podrá ponerlo en nosotros y no
es asunto de Intuición es sobre todo reconocer que sin el componente Humano no
puede o podrá haber Misión alguna, esta Iglesia Potencia y avala como respalda
la Misión y sobre todo la idoneidad de sus Misioneros y Vocacionados, diría el
derecho Canónico Romano por citar un ejemplo Debida Ciencia de lo anterior reconocemos que la Misión como Humana
requiere de un vital componente el Amor por nosotros y por los demás, por el Próximo
de la Visión Mateana (1 Tm 2,4) el otro y la Salvación son un ofrecimiento
Relacional Universal ((Rom 5: 12-21).
La Psicología de la Misión fundamenta también la necesaria
capacidad de Frustración por parte del Clérigo o Misionero Laico que gracias a
su experiencia de fe y Amor puede prepararse para resistir los eventuales pero
inexorables tropiezos de su función Pastoral… Es también una profunda convicción de sus
fundamentos y Formación dando cuenta a la Iglesia a la Congregación y desde
luego a Dios de su trabajo, la Misión de la Iglesia es sobre todo Camino de
Salvación, en el que ella orienta a la Humanidad a su cargo, sin sacarla del
Mundo pero salvaguardando su orientación hacia el Amor (Sentir de la escuela
Agustiniana) y si nos remontamos a la Escuela Tomista diremos, que superando la
postura Sicológica reconoce a Dios como el Centro y Centralidad de la
experiencia Humana en el Mundo y con el Mundo, es claro para nosotros que la
Misión hacia las Gentes es aplicable en la Iglesia como ella se asume y ve
(Medio de la Gracia al Mundo y a la Humanidad) La Misión es Relacional y se
manifiesta en el Mundo particular de su Pastoral y llega a engancharse por
decirlo así con la Universalidad que ella representa, como lo diría el Axioma
Medieval Un Hombre vale más que todos
los Universales, el nosotros en la Misión (Iglesia, Misionero Feligreses)
componen en su mutua presencia una Koinonía
(Flp 2,7) cuya materialización de la Amistad entre nosotros es símbolo de
la Amistad de la Gracia y Dios con nosotros y no es una afirmación que busca
antropomorfizar a Dios o teomorfizar a los Seres Humanos, lo que sin duda en la
composición de los términos nos generan resistencia.
Para concluir diremos
que la reflexión de nuestra parte busca configurar la Autoridad y Disciplina de
la Iglesia y cortarle el paso a posturas semejantes a las descritas por esta
sentencia durante la Colonia: “Dios en
el Cielo y el Rey muy lejos” cada Clérigo y Misionero así Resuciten muertos,
multipliquen panes y peces están sujetos a la Disciplina de la Iglesia, en
cabeza del Diocesano…
Ecos de nuestro Encuentro Vocacional Diocesano.
Rev. Diego Sabogal.
Encargado Vocaciones.
La misión de la Iglesia es y tiene que ser restauradora, pero esa iglesia que predica tiene que ser real, identificable, concreta y testigo de unos principios fundamentales innegociables.
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