viernes, 17 de octubre de 2014

LA MISIÓN DE LA IGLESIA... EJERCICIO BAUTISMAL Y LA GRACIA.

LA MISIÓN DE LA IGLESIA COMO EJERCICIO BAUTISMAL Y LA GRACIA.

El componente Humano al servicio de la Misión de la Iglesia lucha constantemente por dibujar en sus acciones la presencia de la Gracia y desafortunadamente reconocemos una especie de Simultaneidad con la des-gracia, esto último se siente con rigor en los sectores más pobres donde la Iglesia y particularmente nuestra Diócesis hace presencia en su Pastoral y Kerigma… La Pobreza y la Ignorancia resaltan la desgracia que especialmente tiene su Centralidad en la cero Promoción de las personas y por consiguiente en la proliferación de comportamientos y situaciones alienantes que en palabras del Hiponense Envilecen la condición Humana, esta des-gracia es Históricamente comprobable y se convierte en un fenómeno que limita la acción del Evangelio, es decir, para predicarlo es necesario generar algún tipo de restauración de Dignidad ya que en el Colectivo e Imaginario no existe la aceptación de la Dignidad como intrínseca a la Especie Humana y mucho menos como fruto de la presencia liberadora de Dios, somos Hijos de Dios y esta afirmación categórica es la fuente de nuestra Dignidad.

La Fe en el Salvador no es ajena a esta Realidad especialmente presente en los Países en vía de desarrollo, tal postura Ideológica prima por sobre los llamados intereses de la Gracia  que en nuestra perspectiva no son distintos a la restauración de la Imagen de Dios en sus Hijos que no siempre hacen la reflexión debida como si operó en el “Hijo Prodigo” (Lc 15: 11-32) miremos solo un versículo “Y volviendo en sí, dijo: Cuántos obreros en casa de mi Padre tienen abundancia de pan y yo aquí muriendo de hambre” la actitud de volver en si nos supone con claridad la reflexión fruto de la Gracia que trabaja la Conciencia y Sique del creyente al punto de generarle la debida reflexión de características Salvíficas, sin duda logra compaginar con el Proyecto de Dios y no es de sorprender que paso seguido se disponga a “Caminar” al Padre fuente y Principio de Gracia cuya luz ilumina y conforma la simiente de la Justicia autentica.

Tengamos muy presente que el daño del pecado genera una seudo-estructuración en la Persona Humana y que tal daño irradia poderosamente todo absolutamente todo lo que hace el Ser Humano, desde un modelo Económico hasta Educativo, no estamos asumiendo una postura Puritana, simplemente reconocemos que el pecado lesiona todo en todos y todas…

La Misión del Bautizado es asumir con entereza que la Gracia es su motor de ayuda e inclusión Social y que gracias a ella podrá llegar a las personas a las que dirige su accionar, el Misionero no puede perder de vista que existen en las personas distintos niveles de Racionalidad fruto de su formación y condición de vida, y que para no desentonar con tamaña responsabilidad deberá anunciar el Evangelio del Amor, donde la reflexión da paso a la acción de la Gracia, lo anterior nos pone de frente con la necesidad de la búsqueda del Ser Humano Nuevo capaz de reflexión y volver al Padre siempre “El Dios que te creó sin ti no te salvará sin ti” exclama San Agustín.

La Fe no daña a nadie y su concepción de la existencia, antes fundamenta la propia y necesaria Racionalidad en procesos históricos que sin duda la hará viable, es como decir, que la enfermedad es vista en principio como cosa Divina y después de la reflexión interior es asumida y tratada como tal consecuencia Intrínseca de nuestra Humana existencia, no es posible crear espacios donde su excluya una situación de otra, diremos mejor, La Realidad de nuestra Iglesia y su finalidad son lo mismo en cuanto a realidad y finalidad para el Mundo, estamos asumiendo la misma dinámica Escatológica en los escenarios que la cotidianidad comparte con nosotros, y con todo el paquete que a diario es posible vivir (Conflictividad, apegos, necesidades, disgustos, injusticias, etc) son solo algunos de los elementos que hacen compleja nuestra cotidianidad y por ende nuestra Misión, aquí la situación concreta es Salvada o distanciada de Dios según la fundamentación del Ser Humano, es importante que nuestra Misión sea animada y acompañada por la vida Sacramental (Fuente de Gracia) y en la Disciplina Histórica de esta Iglesia el Diocesano dispondrá de Ministros en cada Misión cuya idoneidad sea probada y antes fundamentada, pensemos por un momento que nada en la vida nuestra está libre de la experiencia del mal, y desde luego, tampoco libre de la presencia de la Gracia (No es una postura dualista o maniquea) es antropológica y sociológicamente demostrable, sin pretender asumir la Responsabilidad en lo Social que le corresponde al Estado (Ente Ideal que aterriza en sus Funcionarios e Instituciones) nosotros edificamos desde la profunda convicción del Mandato de Cristo y sentido de la Fe de la Iglesia, nos asemejamos a Lutero en la siguiente expresión “Somos opresores y oprimidos, justos y pecadores” que sin duda nos sirve para plantearnos la necesaria presencia de la Gracia en cada acción de la Misión de la Iglesia… Cada Ministro Laico u Ordenado debe tener presente que el Ethos Cultural donde hacemos Misión es un formidable oponente o todo lo contrario un facilitador de nuestros propósitos, aquí tenemos en cuenta que la Estructura Social y sus costumbres perfilan la forma y manera de Evangelizar según diagnostiquemos en el terreno “ El Carisma Eclesial y el Evangelio no es rechazado por la Persona, es asumido contrario por su estructuración y formación” es la des-gracia la que implica esta actitud en las personas que Evangelizamos o Re-Evangelizamos en nuestro Carisma, no es contradictorio afirmar que el pecado genera dependencia, y así mismo se ve como el estado ideal o vital de la Persona, el pecado es opresión y su estructura es la antítesis de la Gracia o lo contrario a la Liberación de Dios, en términos del Hiponense diremos “Existen los malos para los buenos sean mejores”  o en la misma dirección esta plegaria de reflexión y Fe compartida por Leonardo Boff: “ Señor cuando estés en tu Gloria, no te acuerdes sólo de los Hombres de buena voluntad. Acuérdate también de los Hombres de mala Voluntad. No te acuerdes de sus crueldades o sus violencias. Acuérdate de los frutos que cosechamos por sus comportamientos en nosotros. Acuérdate de la paciencia de unos y del valor de otros, de la camaradería, humildad, magnanimidad y fidelidad que despertaron en nosotros. Y haz, Señor, que sus frutos sean un día su Redención”…

La Misión es un ejercicio de defensa de la vida y sus valores como de su gran Riqueza y Diversidad, en esta concepción de Misión entra perfectamente el Evangelio de mano de la Promoción Humana, la paradoja es una, no podemos definir la vida porque nos es imposible salir de ella (Boff) pero si podemos diagnosticar con precisión el pecado porque lo sufrimos y rechazamos sin que ello implique el rechazar al Ser Humano (Dios ama al pecador más no al pecado) no es el pecado la última palabra de la condición Humana, es tan solo el retraso de lo inevitable el Reinado de Dios en todas y todos (Escatológico) lo que si entendemos por absoluto y vital a nivel incluso de la configuración Humana (Ontológica) es la Gracia, como bien indica la reflexión inspirada de (Hch 17,28)”Pues en él vivimos, nos movemos y existimos” como quien dice, cualquier experiencia de vida nos puede introducir en la experiencia de la Gracia y ponernos en el Camino de Dios, una vez más recuperamos la reflexión del Hijo Prodigo.

El Espíritu Santo vive también en la Misión y en la vida del auténtico Misionero al punto de exclamar con Pablo “Nada nos podrá separar del Amor de Dios” y ese nada es categórico como contundente, cohabitando la Gracia en cada acción Pastoral de la Misión sin que ello suponga un agrandamiento de los Logros o experiencias (De lo pequeño Bíblico a lo grande Socrático) al mismo bien como conocimiento al bien como práctica habitual, hay una sentencia que podría explicar mejor la anterior afirmación sobre el bien A los enemigos les aplicamos las leyes y a los amigos la Justicia… Y la celebración de la vida se realiza en el entusiasmo como el Misionero prepara a lo largo de la Semana su Pastoral, ajustándonos a San Juan Crisóstomo diremos Ubi caritas gaudet, ibi est festivitas o buscamos siempre ocasiones para Celebrar (aplicada a la Acción Pastoral) en la misma configuración es asumible que necesitamos apriorísticamente reconocer que si no contamos con lo fundamental la Iglesia no podrá ponerlo en nosotros y no es asunto de Intuición es sobre todo reconocer que sin el componente Humano no puede o podrá haber Misión alguna, esta Iglesia Potencia y avala como respalda la Misión y sobre todo la idoneidad de sus Misioneros y Vocacionados, diría el derecho Canónico Romano por citar un ejemplo Debida Ciencia de lo anterior reconocemos que la Misión como Humana requiere de un vital componente el Amor por nosotros y por los demás, por el Próximo de la Visión Mateana (1 Tm 2,4) el otro y la Salvación son un ofrecimiento Relacional Universal ((Rom 5:  12-21).

La Psicología de la Misión fundamenta también la necesaria capacidad de Frustración por parte del Clérigo o Misionero Laico que gracias a su experiencia de fe y Amor puede prepararse para resistir los eventuales pero inexorables tropiezos de su función Pastoral…  Es también una profunda convicción de sus fundamentos y Formación dando cuenta a la Iglesia a la Congregación y desde luego a Dios de su trabajo, la Misión de la Iglesia es sobre todo Camino de Salvación, en el que ella orienta a la Humanidad a su cargo, sin sacarla del Mundo pero salvaguardando su orientación hacia el Amor (Sentir de la escuela Agustiniana) y si nos remontamos a la Escuela Tomista diremos, que superando la postura Sicológica reconoce a Dios como el Centro y Centralidad de la experiencia Humana en el Mundo y con el Mundo, es claro para nosotros que la Misión hacia las Gentes es aplicable en la Iglesia como ella se asume y ve (Medio de la Gracia al Mundo y a la Humanidad) La Misión es Relacional y se manifiesta en el Mundo particular de su Pastoral y llega a engancharse por decirlo así con la Universalidad que ella representa, como lo diría el Axioma Medieval Un Hombre vale más que todos los Universales, el nosotros en la Misión (Iglesia, Misionero Feligreses) componen en su mutua presencia una Koinonía (Flp 2,7) cuya materialización de la Amistad entre nosotros es símbolo de la Amistad de la Gracia y Dios con nosotros y no es una afirmación que busca antropomorfizar a Dios o teomorfizar a los Seres Humanos, lo que sin duda en la composición de los términos nos generan resistencia.

 Para concluir diremos que la reflexión de nuestra parte busca configurar la Autoridad y Disciplina de la Iglesia y cortarle el paso a posturas semejantes a las descritas por esta sentencia durante la Colonia: “Dios en el Cielo y el Rey muy lejos” cada Clérigo y Misionero así Resuciten muertos, multipliquen panes y peces están sujetos a la Disciplina de la Iglesia, en cabeza del Diocesano…

Ecos de nuestro Encuentro Vocacional Diocesano.

Rev. Diego Sabogal.

Encargado Vocaciones.



1 comentario:

  1. La misión de la Iglesia es y tiene que ser restauradora, pero esa iglesia que predica tiene que ser real, identificable, concreta y testigo de unos principios fundamentales innegociables.

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