lunes, 7 de diciembre de 2015

REFLEXIÓN... LA PALABRA, SIGNO VIVO TOTAL Y TOTALIZANTE DE NUESTRO LENGUAJE.

LA PALABRA,  SIGNO  VIVO TOTAL Y TOTALIZANTE EN NUESTRO LENGUAJE.


INTRODUCCIÒN.



La exposición de nuestro  Lenguaje se manifiesta en la Palabra y en nuestra capacidad de transmitirla según la necesidad Idiomática que tengamos, estamos aclarando inicialmente  que  la  Palabra expresa Naturaleza y Esencia  de las cosas que nosotros describimos mediante su uso, nuestra capacidad de Comunicación hace de nosotros  Seres en actitud y postura de dialogo permanente, esta afirmación nace en la forma como interpretamos los Signos de la Existencia y damos a conocer como los asumimos en nuestro Discurso (Paradigma) no existe Palabra  que estrictamente carezca de significación, solo dado el caso en “Seudo-lexicos” que operan como Lenguaje alterno  que no dice nada a otros pero mucho a algunos, nosotros debemos depurar nuestro lenguaje y hacerlo óptimo  para transmitir una Idea o expresión de Cultura al servicio de nuestro Ministerio o encuentro diario con el otro donde debe aflorar su Dignidad y Comprensión, entrando de lleno en la Naturaleza del lenguaje puedes profundizar investigando sobre la estructura interna de la Palabra o su Morfología  y la Fonética.

                                                                                
PALABRA Y LENGUAJE.


Fue en la antigüedad el medio predilecto de la Revelación Divina al punto de sortear obstáculos de sus interlocutores, basta mirar el caso de Moisés y su dificultad para hablar y del propio Jeremías que acusa la inmadurez de su Edad como dificultad o escollo a vencer a la hora de comunicar de parte de Yahvé, asunto  que ineludiblemente llega a nosotros  en nuestra Ministerialidad como “Anunciantes de la Palabra”

La Palabra constituye la cadena de Información limitada solo por delimitadores tanto hablado como escrito, estamos asumiendo que la capacidad de Evangelizar solo puede ser limitada en su exposición en la finitud de quien Evangeliza,  esta connotación nos habla de la necesidad de conocer la terminología que empleamos en nuestras Catequesis y Homilías, el hablar estéticamente bien no obedece a la prolijidad del discurso sino  a su claridad y precisión, la Estética en La Gramática pasa por la Armonía de los términos en cada Contexto en el que son empleados  y de esta forma se conserva también la Integridad de los enunciados y el contenido sobre el cual versa el Discurso,  El Ministerio es por naturaleza anunciante y celebrante de lo anunciado, nuestra Cosmovisión toma muchísimos elementos de la Historia y  por medio de la Palabra los articula y ordena bajo una finalidad concreta y determinante, sin un Lenguaje claro sería muy difícil poder transmitir la totalidad de una Idea  y esperar ser comprendida, La Palabra Bíblica es Viva y Veraz  esto quiere decir que al ser actualizada en nuestro Discurso debe conservar su Naturaleza Revelada intacta por este argumento de peso la Iglesia desde el Siglo III definió finalmente su Canon Escrituristico cerrando el paso a Añadiduras e interpretaciones dudosas sobre su Intencionalidad.

La profundidad de nuestro Lenguaje requiere ser expresado en categorías de conocimiento lo que indica con absoluta claridad que la exposición de una Idea o la interpretación de un acontecimiento pareciera atemporal sino fuera por la Palabra que sitúa tal acción en el Tiempo y el Espacio, el Ministro debe conocer que la Palabra Inspirada se interpreta bajo los parámetros que la Iglesia en su comprensión  del  Texto Sagrado de Tradición hace, puesto que la Disciplina mantiene el  Buen Juicio evitando salirse de unos lineamientos que pueden desdecir de la Historia misma y jugar con los contextos y su interpretación, lo que permite recordar que nuestra Catolicidad no solo es proclamada en el Signo-Liturgia del Credo (Niceno-constantinopolitano) sino en la Coherencia-Interpretativa o Escrituristica.  

Una vez más afirmamos que la Estética en la Interpretación  del Signo-Revelación no obedece a la Emotividad generada en la Asamblea ni en el Predicador sino en la transmisión Coherente del Mensaje en el Contexto de su Universalidad, la Estética consiste en esa precisión antes que en la Floritura de la terminología empleada.

La Coherencia del Mensaje es de Naturaleza Revelada y no estoy hablando de los fundamentos Etéreos para algunos, sino de la concreción de una Revelación potestativa de la Iglesia bajo la acción de sus Ministros, quien Predica sin importar su Ministerio (Ordenado o Laico) lo hace por Potestad de la Iglesia y solo por ella… Solo Cristo comunica a la Iglesia la Plenitud de su Ministerio y solo de su Gracia se recibe tal Don, en cuanto a nuestro lenguaje este se convierte en un Atributo que Predicamos del Ser y como tal expone lo conocido por este, sin caer en la esfera Socrática podemos afirmar que el Conocimiento  y sus definiciones de Moral y Naturaleza si podemos determinar  que la mejor exposición y riqueza de nuestro Lenguaje facilita y facilitará nuestra “Fidelidad al Mensaje” y hará del Clérigo y el Seminarista una Idónea referencia Cultural para quienes le conocen y son pastoreados por estos. Para tener presente existen Tres grandes grupos de lenguaje: 

·        Lenguaje Humano.
·        Lenguaje Animal.
·        Lenguaje Formal. Este corresponde a construcciones artificiales que usamos particularmente en las Matemáticas, pero que entran en categorías que conocemos y asociamos también al nuestro.

Cada interpretación de la Comunicación que está a nuestro alcance requiere conocimiento y disciplina de parte nuestra y es posible acudir a concepciones que desdibujan nuestra Cosmovisión y que complejamente nos hablan de Seudomodos y seudoformas comunicativas que aunque tengan cabida entre nosotros son particularismos más no signo de Universalidad o en el mejor de los casos provienen de concepciones  Eclesiales muy respetadas pero no en vocación Universal como nuestra Catolicidad.  


Revdo. Diego Sabogal.
Cristoeseltema.blogspot.com  


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