martes, 2 de diciembre de 2014

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO... PRINCIPIO DE LA BUENA NOTICIA DE JESUCRISTO EL HIJO DE DIOS...

PRINCIPIO DE LA BUENA NOTICIA DE JESUCRISTO, HIJO DE DIOS…

El Evangelio de Marcos nos ofrece en consideración para este Segundo Domingo de Adviento (1:1-8) una enseñanza que tiene por abre bocas la Profecía de Isaías, miremos el Texto citado: Envío mi Mensajero delante de ti, para que prepare el camino. Una voz grita en el desierto: Preparen el camino del Señor; ábranle un camino recto (40,3ss) en este Contexto la Buena Nueva se presenta como la fuerza Restauradora de Dios sobre el Orden corrompido por el pecado que incluso llega a lastimar a la misma Creación por injerencia de la Humanidad manchada por el pecado y degenerada en sus vitales estructuras…   Es posible ver en la Visión Profética de Malaquías la misma concordancia frente a la manifestación del Amor Restaurador de Dios (Figura del Adviento) nosotros en la Iglesia asumimos que esta Restauración es fruto del Amor de Dios Intimado en la Persona Adorable de su Hijo Jesucristo.

Posteriormente los Autores del (A.T) fundamentaron su Doctrina sobre el Día de Yahve  y el Juicio inminente, que con el evolucionar de sus contenidos y Espiritualidad concluimos en una visión de Restauración Personal bajo el presupuesto de la Identidad y Unidad del Creyente bajo la Gracia del Salvador, Marcos Espiritualiza el Bautismo de Juan el Bautista al punto de presentarlo como el preámbulo de la Misión del Mesías, cuya convocatoria se cuida de incluir extranjeros en su Mandato, que como “confesión de pecados” plantea la necesidad de la Conciencia en el proceso del reconocimiento de Jesús como el Enviado del Padre, de lo contrario un mero ejercicio Ritualista no sería suficiente para la Salvación de la Humanidad.


Nosotros debemos tener muy presente que la Confesión de pecados hace parte de la Integralidad y Unidad de nuestra Liturgia que le permite al Bautizado continuar en la Edificación de su vida tanto física como espiritual a la luz de la Gracia que cada Día y Oportunidad Moldea la Persona y su circunstancia,  La Conciencia es sin duda alguna, el “Lugar” si lo queremos materializar del Encuentro con Dios a partir de la misma Humanidad y la imposibilidad de salir de nosotros mismos y Objetivar totalmente nuestra Existencia, pero tengamos muy presente, que Salir de Nosotros es afirmar nuestra condición Humana y salir al encuentro del otro donde también se produce o efectúa la Salvación de cada Circunstancia y Vida. Juan el Bautista no solo recibe el elogio más grande de Cristo sino que vive su Ministerio comunicando su Voluntad Salvífica: De los nacidos de Mujer nadie tan grande como el Bautista (Lc 7,28) pues para la Iglesia este es un Tiempo de Oración y Meditación donde la presencia de su Salvador se produce en la Intimidad Cósmica de su Liturgia tocando las fibras más intimas de la Humanidad y el Misterio de la vida, cuya gran paradoja es sin duda la derrota del pecado constante en nosotros por nuestra propia Humanidad Santificada por el Niño Jesús en el Hogar de Nazaret y luego en la Cruz, es una maravillosa Historia de vida y Amor por la vida.  

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