EL ESPÍRITU DE LA
NAVIDAD Y EL CAMBIO INTERIOR.
Más allá de cualquier consideración histórica, de si fue o no
así en la Tradición de la Iglesia o si la Idea atribuida a San Francisco de
Asís sobre la creación del Pesebre en recreación de la escena de la Natividad
del Salvador es apegada a los hechos como tal, debemos considerar que el Espíritu de la Navidad se convierte en
la principal motivación para reforzar los vínculos tanto Fraternos como Familiares, estamos ante la propuesta de la
Espiritualización de la Historia que se une a la Sique del Bautizado y juntas
le recuerdan que efectivamente el Hijo de Dios se hizo Hombre, y tal presencia
entra hasta las últimas consecuencias en la vida de cada Creyente.
Pero recordemos que el Espíritu de estas fechas se relaciona directamente
con la Conciencia del Cristiano y con los Estereotipos asumidos por la
Sociedad, es pues, conveniente tener presente que los cambios y metas
planteados por los Creyentes coinciden con la Vocación a la Santidad y a la
Felicidad y que el mal como experiencia abruma a los Seres Humanos que se dejan
diluir con prácticas superfluas en remplazo del verdadero y autentico Espíritu
de la Navidad, diría el Hiponense: En el interior del Hombre habita la Verdad,
no es una interpretación psicológica de la Teoría del Conocimiento
Agustiniana sino todo lo contrario, la afirmación de la riqueza que reside en
lo más íntimo del Ser Humano, para indicar que lo que tú no aceptas de los
demás o dices disgustar, normalmente habita en tu propio interior afirmamos que
en ti mismo habita la Némesis de tus
conflictos, desamores y problemas, no es sensato suponer que el Amor como motor
de la Navidad se agota, más bien lo que se agota es tu capacidad de gobernar tu
vida y propósitos.
Dependerá de cada uno de nosotros la vivencia o Praxis de
este Santo Tiempo y como si esto fuera poco, la capacidad de potenciarlo y llevarlo
por habito de vida, haciendo de este Tiempo algo Santo como reza nuestra
Liturgia, sin perder de vista que la Navidad abre las puertas a la intimidad
con el Dios de la vida en una Eterna Navidad como diría el Artista, esta
Eternidad saca del mismo Tiempo la presencia del Autor del Tiempo.
Recuerda que las grandes transformaciones en perspectiva
positiva solo son posible donde Dios entra a Reinar, donde su Imperio impera y
perdura, Bendito el que viene en nombre
del Señor, desde la casa del Señor le bendecimos, (Sal 118, 26) la Iglesia
habla en figura por boca del Salmista y nos invita a bendecir desde la acción a
Dios Padre quien envía a su Hijo y los dos al Santo Espíritu de Dios.
Navidad mueve como el “Aire” entre nosotros su Espíritu,
sentimos la pronta y espiritual presencia de Jesucristo, en una Noche que
converge en el Día y ese Día como esa Noche reflejan la Eternidad del Dios
hecho Hombre, es la materialización por unos instantes de la percepción de la
Eternidad de Dios, Navidad es Noche Santa percibida como los Pastores en Belén desde
la Humildad y Prolijidad del Corazón Amante de Dios y anhelante de su Reinado,
miremos nuestro L.O.C en la Pagina 127 en el Día de Navidad: Oh Dios, que has hecho resplandecer esta
noche santa con la claridad de la Luz verdadera, concede a los que hemos
conocido el misterio de esa luz en la Tierra, que también nos gocemos de él
plenamente, en el Cielo; donde vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un
solo Dios, en Gloria Eterna. Amén…
Existencialmente nadie de deja de Amar, pero si deja de
percibir la concreción de lo que antes pude amar, ignorando la esencia de lo
que se materializó antes en su vida y se proyectó tanto en el Presente como en
el Futuro. Dejemos que la Luz de la Navidad irradie nuestras vidas con la Buena
Nueva del Nacimiento del Salvador en la NOCHE
DE LA ETERNA NAVIDAD.
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