miércoles, 24 de diciembre de 2014

EL SILENCIO DE LA VIRGEN MADRE... EXPERIENCIA DE NAVIDAD.

EL SILENCIO DE LA VIRGEN MADRE… EXPERIENCIA DE NAVIDAD.

Los Evangelios no hacen mención explicita de grandes intervenciones de la Virgen María, pero dejan en el ambiente Escrituristico la idea de una férrea Espiritualidad fundamentada no en los privilegios de su Divina Maternidad,. Sino y sobre todo en su Interioridad y experiencia de Fe como la primera Adoradora de su Santo Hijo, el Texto ya estereotipado de las Bodas de Cana donde la figura de la Virgen se muestra activa e influyente delante de Jesús pero Él se apresura a  tomar la postura que le corresponde en la Tradición Judía y sobre todo en los definidos como  Medios de Gracia que puntualmente aseguran el inicio de su Obra Salvífica por ponerle un comienzo a la Luz del Texto Sagrado de Tradición.

La Virgen Madre como diría el Hiponense para definir su profunda experiencia de Fe, Fue Madre primero en su corazón y después en su cuerpo en estas palabras condensamos su Mariología al suponer acertadamente que María dispuesta como indica el Evangelio, intuitivamente asume su papel y destino en una analogía que consuma tanto su Fe como su pertenencia a una Tradición (Recordemos que para los Israelitas el Mesías nacería de una Nena no mayor de 13 años de Edad) era un privilegio y honor aguardado por cada Niña Judía, pero retomando nuestra reflexión no podemos dejar de largo el Texto Inspirado, miremos: Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una Ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una Virgen desposada con un Hombre llamado José (Lc 1,26ss) no perdamos la perspectiva sobre las palabras del Evangelio y definamos que el Matrimonio tenía una primera instancia que era la Jurídica por el cual la Pareja se comprometía sin que ello implicara o sugiriera vida Conyugal o Esponsal como tal, es decir, no había intimidad propia de los Esposos, en este Contexto se produce la Anunciación, la Metafísica de la Anunciación se determina en el Fiat de María y en la Obra del Espíritu Santo, para la Virgen Madre lo que fundamenta su Fe no es el vinculo apenas natural de una Madre con su Hijo, ella esta determinando así una nueva condición de los Creyentes, María vive de su Fe y ella es precisamente la que fundamenta su espera y total confianza en las promesas de Dios a su Pueblo,  nosotros reconocemos en María una muy especial modelo de Espiritualidad  cuya Centralidad es Cristo el Redentor, ella como la primera de los Seres Humanos Glorificados no posee en si merito para tal distinción sobre ella pesa el Amor de Dios que la escogió para tan excelsa condición, no es precisamente la Llena de Gracia por Voluntad o méritos personales lo es en orden a la Maternidad Divina del Hijo de Dios (Recordamos a Duns Escoto) en esta postura teológica, ella es Madre en sus Afectos y en su plena y Santificada Naturaleza, ella se presenta Pura y Preciosa a los ojos del Altísimo por Voluntad y Acción de la Gracia del Espíritu Santo, la Iglesia atenta a la escena de la Anunciación rescata la actitud de María como Modelo de los creyentes, miremos el Evangelio: Dijo María, He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra   (Lc 1,38) la palabra Esclava no tienen la acepción Natural del término como lo interpretamos habitualmente la Virgen Madre habla de su absoluta Confianza en los Designios de Dios y pone en sus manos todo cuanto sucede en su Presente y acontecerá en su Futuro, dándonos a todos los Bautizados una muestra de lo que es una verdadera y autentica Providencia de Dios y su total aceptación, es pues, la condición de María única en su Naturaleza   y sin duda es escatológica para la Iglesia el saber y reconocer sabiendo este maravilloso Modelo de realización plena y Totalizante del Espíritu Cristiano y de su propia Predestinación.

El Espíritu Santo anima su Experiencia de Fe tal y como lo hace con cada uno de nosotros, pero en la Virgen María y por su Misión se manifiesta con una fuerza insospechada para cualquier Ser Humano, pero el Poder de Dios tiene una maravillosa Predilección por cada Bautizado deseoso de vivir su Experiencia de Fe, de esta manera los Medios de la Gracia de los que disfrutó María están también a nuestro alcance (Oración, Meditación, Sagradas Escrituras, y en nuestra Era la vida Eclesial y Sacramental).

El Silencio de María no es visto como una imposición Cultural de su Época a la Mujer que no podía intervenir en asuntos de Fe o Familia y que requería de la figura Masculina para hacerlo, es todo lo opuesto a tal suposición, ella guarda en su “Corazón todo lo vivido” porque en su Intimidad habita la Verdad, y es consciente de la presencia de Dios en su propia Cotidianidad, estamos asumiendo de forma coherente que su Silencio es fruto de su profunda Puesta en Manos de Dios y acatamiento total de su Voluntad, ella vivió su experiencia terrena en un perfecto Kerigma, por su Ser pasó y alimentó      la obra Redentora de su Hijo, al punto de estar presente tanto material como Espiritual en lo que significó ser la Madre del Salvador sin desatender uno solo de sus asuntos como Judía,  Madre y Esposa, aprendemos del Hiponense y el resto de los PP. Latinos que no se centraron en los asuntos Naturales de su Maternidad como si en la respuesta de su Corazón al mandato de Dios… María fue antes que Madre Creyente y Discípula del que habría de Nacer de su Vientre, magistralmente lo describirá Orígenes “El Verbo Eterno por su cercanía con el Alma de Jesús lo llenó de toda Gracia y Conocimiento” sin que ello implique necesariamente pérdida de su condición como Hombre, la Iglesia lo define con el termino Hipostasis (En el Vientre de la llena de Gracia el Verbo tomó carne, Dios y Hombre verdadero, Naturaleza Humana y Divina, Persona Divina).

María como Discípula del Salvador vivió de cara a las Promesas de Dios a su Pueblo, pero en su Ser una muy especial Gracia para vivir, criar y Adorar a su Hijo, en la justa y necesaria medida como Madre y Creyente, gracias al Espíritu Santo de María la Iglesia exclama CREYENTE Y MADRE, MADRE Y CREYENTE.

Ella hizo de su Fe el alimento de su Espiritualidad y sin duda no le fue nada fácil vivir este Silencio de entrega total a Dios, en el ámbito de la Fe no existe diferencia entre los Creyentes pero si se deja sentir en la medida en la que materializamos cada experiencia cristiana, es imprescindible Desmitificar la Fe y convertirla en nutriente de la Integralidad del Ser Humano, es necesario ver con los ojos de María cada acontecimiento de nuestra existencia y reconocer la marcada intervención de Dios y la realización de su Propósito en nosotros y en cada circunstancia vivida por el Bautizado, María hizo de su vida una sucesión de Acciones de la Misericordia de Dios que paulatinamente fue moldeando su propia y Humana Naturaleza, esta consabida docilidad la dispuso grandemente para vivir el Influjo de la Gracia hasta convertirla en la Primera de los Bautizados y Redimidos.

Existen algunas tendencias religiosas, incluso Teológicas que buscan exaltar de forma desbordada la figura de la Virgen Madre, pues estos intentos restan Humanidad a la Humanidad de María, lo que resulta por demás en una gran Paradoja  que busca “Quitar” lo que hizo grande a María ser Primero Mujer, luego Creyente y después Madre…  Nosotros en nuestra Cosmovision Eclesial reconocemos su presencia y Valía tal y como sucedió con las Comunidades primitivas, el Kerigma vivido y anunciado por la Virgen Madre es el mismo que vivimos y anunciamos en la misma corresponsariedad y de forma clara y contundente,  dejando a Dios el papel de Dios y al resto de las Criaturas como necesitadas de su Gracia y continua Justificación, es cierto por demás, que no existe ninguna posibilidad de Justificarnos a nosotros mismos sino es por el Amor de Dios en nosotros y para nosotros, al respecto diría San Agustín: Porque me amaste me hiciste amable, esta misma condición hizo de María un Ser Amado y capaz de Amar en la dimensión de la Gracia y la Justificación, no perdamos de vista que el único Amor Justificador es el Amor de Dios, sin demeritar el Esponsal, Filial, Fraternal y Maternal, pero solo el Amor de Dios puede Salvarnos y orientarnos hacia su Reino (Trascendencia).

María es Modelo de esta Fe donde lo más importante es el Amor del que nos amó primero y nos condujo por los Medios de su Gracia, al punto de tomar Naturaleza Humana en ella, en la concepción Paulina sin duda se refiere a María como la “Nueva Eva” y en esta misma dirección los PP. Latinos y Griegos, cuya Mariología nunca puso en peligro la Antropología Mariana y la Naturaleza imperfecta de la Virgen Madre, luego Santificada por su Hijo partiendo de la aceptación o Intimación de la Voluntad Salvífica, ello no implica que nuestra Condición no sea Perfecta en el plan de Dios pero si nos hace desde luego, Sujetos de Redención.

No perdamos de vista que la Obra Redentora es fruto de la Trinidad, y el Hijo de Dios es su Causa Eficiente, y con el Hijo la presencia que opera de las demás Personas de la SS. Trinidad (Procesiones Eternas) nunca los PP. Latinos o Griegos vincularon a la Virgen Madre en tal propósito y nunca la Iglesia supuso lo contrario, el termino tan de moda que la señala como Corredentora  carece de fundamento y casi que la convierte en Medio Eficiente de Redención, la Iglesia esta atenta a educar para evitar que la exacerbada Deificación de la Naturaleza Humana sea exageradamente calificada por encima de su alcance y sea Objetivada en tal grado que esas afirmaciones desconozcan la necesidad Salvífica que nos brinda Dios. Recordemos el Texto Sagrado de Tradición cuando afirma categóricamente: Si nadie puede Redimirse ni pagar a Dios por su recate (Sal 49,8) queda claro que solo Dios opera la Redención y solo Dios Salva sin desconocer el papel amoroso y testimonial de la Virgen Madre cuya espiritualidad centra toda su Fuerza en la Persona Adorable de su Hijo Jesucristo y todo movido por el Espíritu Santo en ella y en los Bautizados. María es Modelo de Esperanza de Fe y de Amor, encarnando así la perfecta actitud del Creyente y su respuesta ante Dios. La sentencia del Hiponense es clara al respecto y deja bajo la guarda de la Iglesia su afirmación: El Espíritu Santo es el Reconciliador de la Creación con el Padre Dios, su misma Gracia impulsó el Fiat o Si de María, existe una imposibilidad obvia de ser Reconciliados mas allá de la Sangre de Cristo y su Amorosa Voluntad Salvífica (Intimación y Misión)la Predestinación de María en orden a la Maternidad Divina no la exime de ser “Bañada” con la Sangre de su Hijo como todos los mortales, solo así opera la Salvación en la Creación misma y solo así todo será Recapitulado en la SS. Trinidad (Ireneo y Tertuliano).

La figura de la Virgen Madre es de capital importancia para sensibilizar al Creyente y recordarle que sí es posible la Salvación e incorporarla cada Día a nuestra necesaria Cotidianidad, pero también debemos afirmar que no existe un solo Medio de la Gracia que no fuese frecuentado por la Virgen María… de lo anterior se desprende su importancia para la catolicidad, es en cuanto a  su Naturaleza y condición exaltada pero sin perder su propia Humanidad, es María, Madre depositaria de Gracia como lo es el Bautizado pero en una manifestación plena y Divinizante modelo de nuestra propia Divinización, no olvidemos la Metafísica de su aceptación, no perdamos de vista que su Voluntad se entrelazó magníficamente con la Voluntad del Padre y que después del Salvador ella como Mujer, Creyente y Madre, intimó en su Ser el Mandato de Dios, siendo su Maternidad y sobre todo su Fe el objeto o mejor aun la Causa Eficiente de su Santidad… La Oración de María es congruente con el Misterio que vivió y afrontó sin perder su condición de Hija y Madre Judía y desde luego Creyente, lo que asegura la continuidad de una Espiritualidad Centrada en su Hijo sin perder el predominio de su Figura Materna por ello María es Creyente  y en esta condición es Venerada por la Catolicidad, no asumimos merito superior a su propia Fe y aceptación del Plan de Dios sobre su vida, no sería plausible  restarle a su condición de Madre y Creyente por convertirla en algo más que puede demeritar su experiencia de Fe y su Praxis Espiritual… Ella es la primera porque creyó al extremo, porque le permitió a la Gracia actuar en ella, se convirtió en verdaderamente Libre y plenamente realizada por el influjo del Amor de Dios que transforma todo en todos (Línea Paulina)… La presencia del Verbo la Santificó, pero no la hizo esencialmente artífice de su Persona Divina, como si de su Naturaleza Humana (Hipostasis). Acudamos a su ejemplo y centremos nuestra Espiritualidad y Oración diarias en la Persona Adorable de su Hijo N.S. Jesucristo.

Resta agregar que nuestro intento es eminentemente catequético y no pretendí entrar en consideraciones Teológicas discutidas por la catolicidad (Griega, Romana, Anglicana) pero si dejar en claro que María es  MUJER, CREYENTE, MADRE Y MODELO DE ESPIRITUALIDAD Y FE EN CRISTO, ELLA ES Y SERA CRISTOCENTRICA.

                 


2 comentarios:

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  2. Lamentablemente muchos creyentes, aún de muy buena fe exageran el papel de María en la obra salvifica, generando en muchos casos rechazo a la figura de la virgen madre. Gracias por esta invitación a rescatar una mariología Anglicana moderada y sana; ojala muchos lean y entiendan hasta donde es cristiano el culto a Santa María Virgen madre Cristo, el unico salvador y unico mediador entre Dios y los hombres.

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