EL
SILENCIO DE LA VIRGEN MADRE… EXPERIENCIA DE NAVIDAD.
Los Evangelios no hacen mención
explicita de grandes intervenciones de la Virgen María, pero dejan en el
ambiente Escrituristico la idea de una férrea Espiritualidad fundamentada no en
los privilegios de su Divina Maternidad,. Sino y sobre todo en su Interioridad
y experiencia de Fe como la primera Adoradora de su Santo Hijo, el Texto ya
estereotipado de las Bodas de Cana donde
la figura de la Virgen se muestra activa e influyente delante de Jesús pero Él
se apresura a tomar la postura que le
corresponde en la Tradición Judía y sobre todo en los definidos como Medios
de Gracia que puntualmente aseguran el inicio de su Obra Salvífica por
ponerle un comienzo a la Luz del Texto Sagrado de Tradición.
La Virgen Madre como diría el
Hiponense para definir su profunda experiencia de Fe, Fue Madre primero en su corazón y después en su cuerpo en estas
palabras condensamos su Mariología al suponer acertadamente que María dispuesta
como indica el Evangelio, intuitivamente asume su papel y destino en una
analogía que consuma tanto su Fe como su pertenencia a una Tradición
(Recordemos que para los Israelitas el Mesías nacería de una Nena no mayor de
13 años de Edad) era un privilegio y honor aguardado por cada Niña Judía, pero
retomando nuestra reflexión no podemos dejar de largo el Texto Inspirado,
miremos: Al sexto mes fue enviado por
Dios el ángel Gabriel a una Ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una Virgen
desposada con un Hombre llamado José (Lc 1,26ss) no perdamos la perspectiva
sobre las palabras del Evangelio y definamos que el Matrimonio tenía una
primera instancia que era la Jurídica por el cual la Pareja se comprometía sin
que ello implicara o sugiriera vida Conyugal o Esponsal como tal, es decir, no
había intimidad propia de los Esposos, en este Contexto se produce la Anunciación, la Metafísica de la
Anunciación se determina en el Fiat de María y en la Obra del Espíritu Santo, para
la Virgen Madre lo que fundamenta su Fe no es el vinculo apenas natural de una
Madre con su Hijo, ella esta determinando así una nueva condición de los
Creyentes, María vive de su Fe y ella es precisamente la que fundamenta su
espera y total confianza en las promesas de Dios a su Pueblo, nosotros
reconocemos en María una muy especial modelo de Espiritualidad cuya Centralidad es Cristo el Redentor,
ella como la primera de los Seres Humanos Glorificados no posee en si merito
para tal distinción sobre ella pesa el Amor de Dios que la escogió para tan
excelsa condición, no es precisamente la Llena
de Gracia por Voluntad o méritos personales lo es en orden a la Maternidad
Divina del Hijo de Dios (Recordamos a Duns Escoto) en esta postura teológica,
ella es Madre en sus Afectos y en su plena y Santificada Naturaleza, ella se
presenta Pura y Preciosa a los ojos del Altísimo por Voluntad y Acción de la
Gracia del Espíritu Santo, la Iglesia atenta a la escena de la Anunciación
rescata la actitud de María como Modelo de los creyentes, miremos el Evangelio:
Dijo María, He aquí la esclava del
Señor, hágase en mi según tu Palabra (Lc 1,38) la palabra Esclava no tienen la
acepción Natural del término como lo interpretamos habitualmente la Virgen
Madre habla de su absoluta Confianza en los Designios de Dios y pone en sus
manos todo cuanto sucede en su Presente y acontecerá en su Futuro, dándonos a
todos los Bautizados una muestra de lo que es una verdadera y autentica Providencia de Dios y su total
aceptación, es pues, la condición de María única en su Naturaleza y sin duda es escatológica para la Iglesia el
saber y reconocer sabiendo este maravilloso Modelo de realización plena y
Totalizante del Espíritu Cristiano y de su propia Predestinación.
El Espíritu Santo anima su
Experiencia de Fe tal y como lo hace con cada uno de nosotros, pero en la
Virgen María y por su Misión se manifiesta con una fuerza insospechada para
cualquier Ser Humano, pero el Poder
de Dios tiene una maravillosa Predilección por cada Bautizado deseoso de vivir
su Experiencia de Fe, de esta manera los Medios
de la Gracia de los que disfrutó María están también a nuestro alcance
(Oración, Meditación, Sagradas Escrituras, y en nuestra Era la vida Eclesial y
Sacramental).
El Silencio de María no es visto como
una imposición Cultural de su Época a la Mujer que no podía intervenir en
asuntos de Fe o Familia y que requería de la figura Masculina para hacerlo, es
todo lo opuesto a tal suposición, ella guarda en su “Corazón todo lo vivido”
porque en su Intimidad habita la Verdad, y es consciente de la presencia de
Dios en su propia Cotidianidad, estamos asumiendo de forma coherente que su
Silencio es fruto de su profunda Puesta
en Manos de Dios y acatamiento total de su Voluntad, ella vivió su
experiencia terrena en un perfecto Kerigma,
por su Ser pasó y alimentó la obra
Redentora de su Hijo, al punto de estar presente tanto material como Espiritual
en lo que significó ser la Madre del Salvador sin desatender uno solo de sus asuntos
como Judía, Madre y Esposa, aprendemos
del Hiponense y el resto de los PP. Latinos que no se centraron en los asuntos
Naturales de su Maternidad como si en la respuesta de su Corazón al mandato de
Dios… María fue antes que Madre Creyente y Discípula del que habría de Nacer de
su Vientre, magistralmente lo describirá Orígenes
“El Verbo Eterno por su cercanía con el Alma de Jesús lo llenó de toda Gracia y
Conocimiento” sin que ello implique necesariamente pérdida de su condición
como Hombre, la Iglesia lo define con el termino Hipostasis (En el Vientre de la llena de Gracia el Verbo tomó
carne, Dios y Hombre verdadero, Naturaleza Humana y Divina, Persona Divina).
María como Discípula del Salvador
vivió de cara a las Promesas de Dios a su Pueblo, pero en su Ser una muy
especial Gracia para vivir, criar y Adorar a su Hijo, en la justa y necesaria
medida como Madre y Creyente, gracias al Espíritu Santo de María la Iglesia
exclama CREYENTE Y MADRE, MADRE Y
CREYENTE.
Ella hizo de su Fe el alimento de su
Espiritualidad y sin duda no le fue nada fácil vivir este Silencio de entrega
total a Dios, en el ámbito de la Fe no existe diferencia entre los Creyentes
pero si se deja sentir en la medida en la que materializamos cada experiencia
cristiana, es imprescindible Desmitificar la Fe y convertirla en nutriente de
la Integralidad del Ser Humano, es necesario ver con los ojos de María cada
acontecimiento de nuestra existencia y reconocer la marcada intervención de
Dios y la realización de su Propósito en nosotros y en cada circunstancia
vivida por el Bautizado, María hizo de su vida una sucesión de Acciones de la
Misericordia de Dios que paulatinamente fue moldeando su propia y Humana
Naturaleza, esta consabida docilidad la dispuso grandemente para vivir el
Influjo de la Gracia hasta convertirla en la Primera de los Bautizados y
Redimidos.
Existen algunas tendencias
religiosas, incluso Teológicas que buscan exaltar de forma desbordada la figura
de la Virgen Madre, pues estos intentos restan Humanidad a la Humanidad de María,
lo que resulta por demás en una gran Paradoja que busca “Quitar” lo que hizo grande a María
ser Primero Mujer, luego Creyente y después Madre… Nosotros en nuestra Cosmovision Eclesial
reconocemos su presencia y Valía tal y como sucedió con las Comunidades
primitivas, el Kerigma vivido y anunciado por la Virgen Madre es el mismo que
vivimos y anunciamos en la misma corresponsariedad y de forma clara y
contundente, dejando a Dios el papel de
Dios y al resto de las Criaturas como necesitadas de su Gracia y continua
Justificación, es cierto por demás, que no existe ninguna posibilidad de
Justificarnos a nosotros mismos sino es por el Amor de Dios en nosotros y para
nosotros, al respecto diría San Agustín: Porque
me amaste me hiciste amable, esta misma condición hizo de María un Ser
Amado y capaz de Amar en la dimensión de la Gracia y la Justificación, no
perdamos de vista que el único Amor Justificador es el Amor de Dios, sin
demeritar el Esponsal, Filial, Fraternal y Maternal, pero solo el Amor de Dios
puede Salvarnos y orientarnos hacia su Reino (Trascendencia).
María es Modelo de esta Fe donde lo
más importante es el Amor del que nos amó primero y nos condujo por los Medios
de su Gracia, al punto de tomar Naturaleza Humana en ella, en la concepción Paulina
sin duda se refiere a María como la “Nueva Eva” y en esta misma dirección los
PP. Latinos y Griegos, cuya Mariología nunca puso en peligro la Antropología
Mariana y la Naturaleza imperfecta de la Virgen Madre, luego Santificada por su
Hijo partiendo de la aceptación o Intimación de la Voluntad Salvífica, ello no
implica que nuestra Condición no sea Perfecta en el plan de Dios pero si nos
hace desde luego, Sujetos de Redención.
No perdamos de vista que la Obra
Redentora es fruto de la Trinidad, y el Hijo de Dios es su Causa Eficiente, y
con el Hijo la presencia que opera de las demás Personas de la SS. Trinidad
(Procesiones Eternas) nunca los PP. Latinos o Griegos vincularon a la Virgen
Madre en tal propósito y nunca la Iglesia supuso lo contrario, el termino tan
de moda que la señala como Corredentora carece
de fundamento y casi que la convierte en Medio Eficiente de Redención, la
Iglesia esta atenta a educar para evitar que la exacerbada Deificación de la
Naturaleza Humana sea exageradamente calificada por encima de su alcance y sea
Objetivada en tal grado que esas afirmaciones desconozcan la necesidad
Salvífica que nos brinda Dios. Recordemos el Texto Sagrado de Tradición cuando
afirma categóricamente: Si nadie puede
Redimirse ni pagar a Dios por su recate (Sal 49,8) queda claro que solo
Dios opera la Redención y solo Dios Salva sin desconocer el papel amoroso y
testimonial de la Virgen Madre cuya espiritualidad centra toda su Fuerza en la
Persona Adorable de su Hijo Jesucristo y todo movido por el Espíritu Santo en
ella y en los Bautizados. María es
Modelo de Esperanza de Fe y de Amor, encarnando así la perfecta actitud del
Creyente y su respuesta ante Dios. La sentencia del Hiponense es clara al
respecto y deja bajo la guarda de la Iglesia su afirmación: El Espíritu Santo es el Reconciliador de la
Creación con el Padre Dios, su misma Gracia impulsó el Fiat o Si de María, existe una imposibilidad obvia de ser
Reconciliados mas allá de la Sangre de Cristo y su Amorosa Voluntad Salvífica
(Intimación y Misión)la Predestinación de María en orden a la Maternidad Divina
no la exime de ser “Bañada” con la Sangre de su Hijo como todos los mortales,
solo así opera la Salvación en la Creación misma y solo así todo será
Recapitulado en la SS. Trinidad (Ireneo y Tertuliano).
La figura de la Virgen Madre es de
capital importancia para sensibilizar al Creyente y recordarle que sí es
posible la Salvación e incorporarla cada Día a nuestra necesaria Cotidianidad,
pero también debemos afirmar que no existe un solo Medio de la Gracia que no
fuese frecuentado por la Virgen María… de lo anterior se desprende su
importancia para la catolicidad, es en cuanto a
su Naturaleza y condición exaltada pero sin perder su propia Humanidad,
es María, Madre depositaria de Gracia como lo es el Bautizado pero en una
manifestación plena y Divinizante modelo de nuestra propia Divinización, no
olvidemos la Metafísica de su aceptación, no perdamos de vista que su Voluntad
se entrelazó magníficamente con la Voluntad del Padre y que después del
Salvador ella como Mujer, Creyente y Madre, intimó en su Ser el Mandato de
Dios, siendo su Maternidad y sobre todo su Fe el objeto o mejor aun la Causa Eficiente de su Santidad… La
Oración de María es congruente con el Misterio que vivió y afrontó sin perder
su condición de Hija y Madre Judía y desde luego Creyente, lo que asegura la
continuidad de una Espiritualidad Centrada en su Hijo sin perder el predominio
de su Figura Materna por ello María es Creyente
y en esta condición es Venerada por la Catolicidad, no asumimos merito
superior a su propia Fe y aceptación del Plan de Dios sobre su vida, no sería
plausible restarle a su condición de
Madre y Creyente por convertirla en algo más que puede demeritar su experiencia
de Fe y su Praxis Espiritual… Ella es la primera porque creyó al extremo,
porque le permitió a la Gracia actuar en ella, se convirtió en verdaderamente Libre
y plenamente realizada por el influjo del Amor de Dios que transforma todo en
todos (Línea Paulina)… La presencia del Verbo la Santificó, pero no la hizo
esencialmente artífice de su Persona Divina, como si de su Naturaleza Humana
(Hipostasis). Acudamos a su ejemplo y centremos nuestra Espiritualidad y
Oración diarias en la Persona Adorable de su Hijo N.S. Jesucristo.
Resta agregar que nuestro intento es
eminentemente catequético y no pretendí entrar en consideraciones Teológicas
discutidas por la catolicidad (Griega, Romana, Anglicana) pero si dejar en
claro que María es MUJER, CREYENTE, MADRE Y MODELO DE ESPIRITUALIDAD Y FE EN CRISTO, ELLA
ES Y SERA CRISTOCENTRICA.
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ResponderBorrarLamentablemente muchos creyentes, aún de muy buena fe exageran el papel de María en la obra salvifica, generando en muchos casos rechazo a la figura de la virgen madre. Gracias por esta invitación a rescatar una mariología Anglicana moderada y sana; ojala muchos lean y entiendan hasta donde es cristiano el culto a Santa María Virgen madre Cristo, el unico salvador y unico mediador entre Dios y los hombres.
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