miércoles, 3 de diciembre de 2014

LA VIDA SACRAMENTAL O ESPIRAL DE LA GRACIA QUE INFORMA AL CREYENTE... PERSPECTIVA BAUTISMAL Y EUCARÍSTICA.

LA VIDA SACRAMENTAL O ESPIRAL DE LA GRACIA QUE INFORMA AL CREYENTE… PERSPECTIVA BAUTISMAL Y EUCARÍSTICA.

INTRODUCCIÓN.

La vida de la Iglesia coherente con su Vocación y Ministerio manifiesta al Mundo su Misión y es precisamente esta Misión que comporta explícitamente la vida Sacramental como fuente irrenunciable de Gracia al Mundo, esto es, a la Creación entera sin límite o categoría cognoscible, es mejor definir como Total y Totalizante… La vida Eclesial no podría entenderse sin la presencia de los Sacramentos y su muy particular forma de concebir la dinámica Eclesial. Desde siempre los PP. De la Iglesia (De cuya fuente bebe su Catolicidad el Anglicanismo) afirmaron la solides de la vida Sacramental como principio inequívoco de Salvación y Filiación por analogía en la vida Trinitaria y antes en la Eclesial.

Es fácil para nosotros en el ámbito Eclesial particular o domestico pensar en los Sacramentos, lo que cuesta es unirlos dialéctica e intuitivamente con nuestra realidad (Materialización de su Mistagógica Naturaleza) es pues, necesario sentir con el Alma y el Corazón lo que el Rito explicita en sus Palabras, Gestos, Especies y no olvidar en la disciplina Eclesial la fórmula de los mismos Materia, Forma y Ministro, evitando así cualquier actitud indiferentista en la vida y obra Sacramental de la Iglesia.

Reconocemos que la Iglesia es Sacramento Universal de Salvación y depositaria de los mismos, ella como Madre diría San Agustín, manifiesta al Mundo la riqueza de su Corazón y por nosotros vive dichosa su amorosa sujeción al Padre Dios, ella es Pueblo, Asamblea, Nación, Maestra de la Voluntad de Dios en su Hijo y el Espíritu Santo…

REFLEXIÓN SOBRE NUESTRO PACTO BAUTISMAL.

El Hiponense comparte su pensamiento sobre el Sacramento del Bautismo y fruto de sus meditaciones nos dice: “Sin Ablución y Palabra no hay Bautismo, sin Palabra y Ablución no hay Bautismo, si hay Palabra y Ablución hay Bautismo” nos indica con claridad la necesidad de la Unidad en el Rito y por ende en la Intención y el Ministro de este Sacramento, el Agua representa para San Agustín no solo pureza o limpieza espiritual sino y sobre todo una en si misma Regeneración confirmando la Esencia Metafísica del Sacramento que se manifiesta en la fuerza de sus palabras y componente que visibiliza su valor Mistagógico al proceder la Consagración del Sumergido en Cristo (Te Bautizo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo) el Hiponense introduce en la Teología de los Padres Latinos la concepción del Espíritu Santo como el gran Reconciliador… La Redención es pues sellada en el Bautismo con la Sangre del Salvador y de esta forma cada uno de nosotros vive y explicita o materializa su Gracia y Don, Fe, vida y Eternidad, vivimos del Bautismo y maduros en la Fe asumimos el Pacto Bautismal y la renovación de nuestra propia condición implícita en la Creación y Redimida en la Cruz, la formalidad de su Gracia la llamamos Consagración al Dios Trinidad  (Concepción Paulina). La Catolicidad define la presencia de la Gracia en la fórmula del Sacramento Ex opere operato, nos indica el modo objetivo de obrar de los Sacramentos, infunden la Gracia en el Sujeto en virtud de la acción sacramental cumplida, Opus operatum, tiene valor objetivo independiente del de la acción o gracias a la obra realizada pero nunca perdiendo de vista que el principal Ministro es Cristo, y que es el fundamento del Ministerio de la Iglesia y su facultad de ordenar sus Ministros bajo el principio de la Idoneidad congruente con su función.

Ex opere operantis, por la acción del que actúa, obviamente se refiere a la respuesta individual a la Gracia ofrecida en la acción Sacramental por parte de la Iglesia y el necesario crecimiento individual de este Don en el Creyente, dejando de lado este repaso acudimos a las palabras de Santo Tomás de Aquino cuya actualidad es asumida por los Anglicanos Tomistas como Mascall (por citar solo uno) Bautismo es la ablución externa del cuerpo, llevado a cabo con la forma prescrita de palabras.  O abreviación de la misma fórmula en: Per acuam in verbo o por el Agua en la Palabra, también lo reconocemos como el Sacramento de Regeneración esta definición nos permite ver con claridad la Metafísica del mismo ya que su esencia física la sintetizamos en la siguiente oración: Lavados en el Agua (Miremos Mt 28,19) como fórmula Ministerial encomendada a la Iglesia, al respecto recogemos la opinión de San Juan Crisóstomo y antes Tertuliano… La Teología nos dice sin ambages que el Sacramento del Bautismo imprime carácter que marca sobrenaturalmente a quien lo recibe y comporta por Antonomasia la necesidad intrínseca de vivir el Pacto Bautismal, reconociendo que esta vivencia es esencial al Bautizado y sin ella no es posible vivir de cara a la Gracia en la Historia Personal de Salvación, como es imposible darle el Fiat a Dios (Si) en nuestra existencia, es recordemos, la definición de la Voluntad de Dios individualizada en la Persona Bautizada… Es pues por definición nuestro principio o propósito de vida, para San Agustín queda fundamentada su Doctrina sobre la Predestinación del Cristiano y esta Doctrina inserta en su intento Antropológico por hacerla Historia en la vida y la Sociedad del Creyente (Ciudad de Dios).

Nuestra reflexión debe ser animada también por la Historia, tanto personal como Eclesial, la Regeneración no es por demás una mera acción del Rito es sobre todo, la Espiritualización del Ministerio Bautismal, llamado Ministerio porque evoca el Mandato de Cristo hecho en Potencia a sus Discípulos bajo la estructuración de su futuro Ministerio… Es pues, el Espíritu Santo la maravillosa comunicación Trinitaria Ad-Extra en la Creación y en cada Bautizado especialmente por la Gracia comunicada en esta Amorosa relación que Intima a la Trinidad en la Persona Bautizada.

La Filiación Bautismal nos relaciona existencialmente con la Iglesia y ella se convierte en Testigo de esta Consagración y definitiva Alianza movida por el Amor, hoy el Anglicanismo vive su Pacto Bautismal en la apertura a la Sociedad donde vive su Pastoral, reconociendo en el Bautizado el Tesoro depositado por este Sacramento, la practica Axiológica materializa tanto el ideal de los valores como el vínculo relacional que alimenta la Cotidianidad donde la Gracia Bautismal Espiritualiza cada acción del Creyente Bautizado. Es pues una Praxis redimida haciendo de lo Ordinario una manifestación Extraordinaria de la In-habitación Trinitaria en el Bautizado, esta In habitación se convierte por Naturaleza y cualidad Ontológica en Fruición o posesión del Amor que se transforma en el Amado, podemos citar este principio de Unicidad definido por los Neo-Platónicos, del siglo I antes de Cristo, esta Fruición se convierte en la íntima Unión con el UNO, es como indicar que la Unión con Cristo es la Unicidad de la Humanidad representada por cada uno de los Bautizados. Esta presencia Latente de Dios en el Bautizado se explicita en la Gracia con la constante Vocación u opción fundamental por la In-habitación de Dios Trinidad en la vida del Creyente, es decir, una presencia que nunca mengua por Voluntad de Dios sino por el Bautizado que decide apartarse de su Amor, estamos hablando de la Opción por el Amor o llamado al Amor, este llamado es vital, intransferible, y esencialmente necesario.

La Espiritualidad de este Sacramento la fundamentamos en su dinámica de la siguiente manera, miremos apartes del mismo:
A-   Continuarás en la enseñanza y Comunión de los apóstoles, en la fracción del pan (Eucaristía) y en las oraciones.
B-    ¿Perseverarás en resistir al mal, y cuando caigas en pecado, te arrepentirás y te volverás al Señor?
C-    ¿Proclamaras por medio de la palabra y el ejemplo las Buenas Nuevas de Dios en Cristo?
D-   ¿Buscaras y servirás a Cristo en todas las personas, amando a tu prójimo como a ti mismo?
E-     ¿Lucharás por la justicia y la paz entre todos los pueblos, y respetarás la dignidad de todo ser humano?
A cada petición la Asamblea responde: Así lo haré, con el auxilio de Dios (L.O.C 225).

En la concepción de nuestra Comunión la Universalidad toca la vida del Bautizado y su Familia al punto de hacerle parte de los designios de Dios que une maravillosamente la vida Espiritual del Creyente con su ejercicio de Responsabilidad en el escenario Natural de este a saber, su Familia y Sociedad y desde luego la Iglesia representada en la Congregación o Parroquia donde vive su Fe… En el Hoy de nuestra Historia debemos tener presente que la vida de la Gracia es el Mayor Don recibido por el Santo Bautismo, estamos aclarando que la vida Sobrenatural acompaña desde el Bautismo al Cristiano y se convierte en la Consagración de su Naturaleza al Dios Creador (Marca indeleble) reconocida por Cristo en su llamado (recordemos la enseñanza del Buen Pastor) no es necesario ver al que sentimos en la intimidad de nuestros corazones. 

Los PP. De la Iglesia desde los mismos Apostólicos hicieron énfasis en la necesidad de este Sacramento para iniciar así la vida de la Iglesia y se puso toda la atención posible en la preparación de los próximos Bautizados (Catecúmenos) cuya condición les excluía directamente de participar en la Comunión, esta es una de las principales razones por la cual nosotros admitimos a la Comunión a todo Bautizado (Desde luego, bajo la fórmula de su Confección Materia, Forma y Ministro)  sin impedirle por ningún motivo vivir así la Eucaristía. No es posible asumir otra connotación que no sea el acceso directo a la fuente de la Gracia, no estamos asumiendo que la preparación y responsabilidad del Bautizado cesa y que este es libre de actuar de formas contradictorias al Pacto Bautismal.

La Espiritualidad Bautismal nos prepara para la  Cotidianidad y su necesaria repercusión en la Iglesia y la Familia como en la Integralidad del Bautizado, de lo contrario será imposible vivir el mandato de Cristo y poseer en el Corazón su Gracia y Santidad, cada Bautizado se convierte en depositario del Amor Justificador del Dios Trinidad que como dirían los PP. Latinos: Abandona sus Eternas y Amorosas relaciones (Por un momento) para compartir su infinita felicidad con cada uno de nosotros) es sin duda alguna el Más grande regalo que los Padres dan a sus Hijos cuando los llevan a la Iglesia para Consagrarlos a Dios por medio de este Sacramento de Iniciación y cuyo carácter salta a la Eternidad.

NUESTRA REFLEXIÓN EUCARÍSTICA EN PERSPECTIVA DE LA ESPIRITUALIDAD.

Asumiendo nuestra Espiritualidad nos unimos con el Hiponense al exclamar: Jesús en la última cena se tomó así mismo entre sus dedos, esta sentencia nos introduce en la Espiritualidad del Sacramento que se convierte en la fuente de nuestro Ser Litúrgico y Sacramental,  estamos manifestando la relación entre nuestra Mistagógica y la intención de acoger el Mandato de Cristo… La percepción de la Eucaristía nos define en la dinámica de la Actualidad y no en la visión de la misma como un Acto puesto que al vivir la Realidad el Creyente se constituye en una constante Actualidad que ordena y dinamiza su experiencia de Fe, partiendo de este principio la Eucaristía es en suma la misma Actualidad de Jesucristo que se renueva en la dimensión Espiritual de quien desea así recibirle… Cristo se manifiesta así mismo y de sí mismo, esto nos dice con claridad que en la Eucaristía la única posibilidad es la Donación de Cristo que para continuar en la Creación decide habitar en cada uno de nosotros (Otros Cristo).

Si miramos la Forma del Texto Joanico (Cap.6) Jesús es el “Pan de Vida” que solo es asimilable desde la experiencia de Fe, posteriormente Jesús acude a la Figura del Banquete para manifestar el compartir que genera Comunión tanto en el Corazón del Creyente como de la Asamblea a partir de la Donación de un mismo Alimento, de esta forma la Eucaristía nos une al Amor de Dios, por lo anterior no es conveniente creer que la participación termina una vez finalice el Rito, es apenas donde la Eucaristía se introduce en la cotidianidad y se convierte en signo Cultico de la Gracia… Los PP. De la Iglesia desde siempre vieron en la figura del Maná del A.T una figura de la verdadera fuente de Gracia para la vida y Espiritualidad del Creyente como lo es la Eucaristía y reconocieron en las palabras de la última Cena una alusión a esta maravillosa actualidad formal del Sacramento, recordemos que para Juan en el llamado “discurso Eucarístico” Jesús se convierte en la Sabiduría de Dios a la Humanidad que explicita con sus palabras este llamado (Pr 9,1ss)  merece particular atención la postura de San Justino (PP. Latinos) quien equipara las palabras del Prólogo de San Juan especialmente el vers 14 “El Verbo de Dios se hizo carne y puso su morada entre nosotros” o Et verbum caro factum est et habitavit in nobis. La actualidad de la Eucaristía relaciona en su Mistagogia y confección los elementos que en la dificultad de su Gramática describe la forma como el Hijo de Dios entra en la Historia y como en el Rito hacemos de este maravilloso momento Histórico una Realidad capaz de trascender y hacerse unidad tanto Dialéctica como Espiritual con quien a conciencia vive la Santa Sena del Señor y se convierte en la reciprocidad de esta Donación una constante entrega Espiritual estableciendo así este vínculo de Comunión Sacramental que a su vez es el Epicentro de la vida del Creyente… Tal postura nos recuerda que la Ultima Cena es solo el inicio de la total Donación de Dios a la Humanidad y simple forma de quedarse en medio de nosotros. Esta Donación es el sustento de nuestro Cristocentrismo, el Verbo que habitó entre nosotros agrega Orígenes informó el Alma de Jesús con su perfección y de esta forma en la Santa Eucaristía nos unimos al Verbo de Dios que informa con su Gracia nuestra misma Naturaleza en su fundamental principio de Deificación. Lo anterior nos es fácil relacionarlo con el termino Hipostasis para generar la conclusión de una Unidad tan perfecta Dios-Hombre que la referimos a la Santa Eucaristía donde materializamos lo que creemos y profesamos de la vida Sacramental transmitida por la Iglesia a sus Hijos, esta Centralidad que nos ofrece la Eucaristía asume en la perspectiva de la Fe la familiaridad tal y como la explicitaron sus Apóstoles, en una continua Actualidad que no conoce de Tiempo o Espacio.

La Eucaristía es también Oración materializada en el Rito, capaz de transmitir en sus acciones Culticas todo cuanto creemos del Sacrificio de Cristo en la Cruz,  no es solo la Cruz, es la vida Donada en la Cena del Salvador, que sin escatimar Gracia se manifiesta al Ser Humano tan viva y Actual como la vivieron los testigos presenciales y su muy particular forma de asimilarla y hacerla también circunstancia. Reconocemos en la Eucaristía un Signo vital de nuestra concepción Eclesial donde el Bautizado participa abiertamente y hace  parte de la Asamblea cuyo Sentir y Corazón es el mismo (Hiponense) es a su vez, la articulación de lo que creemos y vivimos en la Mistagogia del Sacramento Eucarístico, somos por definición el Pleroma de Cristo y estamos unidos a su Amor y el ejercicio de nuestro Pacto Bautismal se transmuta en la misma esencia función del Sacramento (Es decir, somos también Sacerdotes, Reyes y Profetas) la Unidad de este Sacramento mueve las fibras de nuestro Ser al punto de proclamar en nosotros un único Alimento Celestial que se une intrínsecamente por la afirmación Bíblica: No solo de Pan vive el Hombre sino también de toda Palabra que sale de la Boca de Dios (Mt 4,4) esta Palabra es viva y se une vitalmente con la Confección de este Sacramento al punto que sin ella no es posible hablar de la Eucaristía, lo que plantea un reto para el Creyente el Deber de conocerla y amarla, recordemos las palabras de San Jerónimo: Quien no conoce las Escrituras desconoce a Cristo, la presencia Sacramental es para algunos polémica y para otros oportunidad de profundizar la Espiritualidad y configurar mejor su Ser y Fe.

La Actualidad del Sacramento nos introduce en el único móvil tangible, la Espiritualidad y sus contenidos Fenomenológicos, después de Siglos de polémicas evocamos la memoria Teológica Tomista que nos introduce en la perspectiva de la Actualidad del Sacramento del Altar, esta actualidad no involucra frontalmente la aseveración sobre la Presencia en el Sacramento y su unidad con el Rito (Consubstancialidad o Transustanciación) no es mi interés entrar en la discusión de la Teología de una u otra Escuela solo recalcar la importancia de la Eucaristía en el Ser Católico que vivimos y explicitamos en la Iglesia… No son las Especies Consagradas, es la Espiritualidad que emana de las entrañas de la Iglesia que sabe la muy particular y Misteriosa manera de quedarse de su Señor y Salvador, pero retomando lo anterior, esta Actualidad supone el dominio de Cristo y su Imperio es como asegurar la exaltación de su Reinado en la Iglesia…

La Historia y la Espiritualización del Sacramento solo tiene sentido a partir de la Fe y la Praxis de la misma por parte del Creyente, solo los ojos del Corazón se convierten en videntes Sobrenaturales al reconocer no solo la Voz del Pastor que llama sino y sobre todo, la significación de su presencia en la vida y por ende en la intríngulis de la misma, la Actualidad determina de esta forma la presencia de Cristo siempre perenne y vital, en las palabras que relacionan el momento mismo de su Presencia (Misterio) en la Epiclesis el mismo Dios se mueve en la Eternidad (Procesión) al encuentro del Bautizado, inaugura así una Era Nueva para el cristiano cuyas relaciones Ad-Extra se hacen Eternas en la vida del que trasciende a la misma vida de Dios (Pascua) La Santa Eucaristía es el sustento por Antonomasia de la experiencia de Fe del Bautizado y un medio eficiente tanto de la Gracia como de la misma Espiritualidad Bautismal indicándonos de esta forma que la relación Sacramental es Signo de la Escatología del Creyente, más aun en la configuración del Binomio Dios-Hombre es Símbolo de Relaciones Salvíficas como tal al punto de perfeccionar la dimensión Ontológica del Ser Humano y clarificar nuestra Vocación a la Salvación y por ende a la Santidad. La Eucaristía Simboliza el encuentro Eterno del Ser Humano Redimido con su Creador, Redentor y Santificador, a una dimensión de absoluta perfección como lo es la Donación de Dios mismo.

*** (El Pan vivo bajado del Cielo, en el Lenguaje Joanico Cap. 6 es una aseveración de la intimidad de Dios que en palabras de Pedro se abaja para estar en la esfera de nuestra comprensión de su Plan Salvífico, pues esta postura de Cristo se traslada en la Eucaristía a la forma de su Amor que adquiere una concepción de la Espiritualidad Sacramental irradiando Fraternidad, Caridad, Amor, Esperanza, Unidad, y más elementos de los aquí contenidos… La definición de vida y alimento se unen intrínsecamente) ***


Es determinante que la vida Espiritual se nutre de la manifestación que desde la vida Sacramental nos hace Cristo, al punto de asumir Él mismo, tal relación y convertirla por su Gracia en medio eficiente de Salvación al menos entendido así en la Catolicidad que no celebra un simple “Recordatorio” de la Pasión Muerte y Resurrección del Salvador, sino que se actualiza en nosotros y en la Iglesia su Eterno Sacrificio (Siempre delante de Dios) como nuestra Justificación. Quien se une en la Eucaristía a Cristo hace del Rito la elección evidente y determinante para crecer en la vida de la Gracia y hacer de ella principio de Salvación, es un llamado a no perder de vista que la Eucaristía no es solo un ejercicio de fraternal Unidad con la Iglesia, es la vivencia de la Salvación hecha Rito y por ende Sacramento. Reza la Tradición del Medioevo: ES EL PAN DE LA CARIDAD Y LA VERDAD QUE EN SI CONTIENE TODO DELEITE. Y en nuestro Rito de  Comunión agregamos palabras que reflejan esta intención pero sobre todo reconocimiento de tal afirmación: ESTE ES EL CUERPO DE CRISTO, PAN DEL CIELO… ESTA ES LA SANGRE DE CRISTO, CÁLIZ DE SALVACIÓN. Acerquémonos confiados en su Amor y prestos a compartir de su Cena proclamando así su Majestad convertida en Alimento que salta a la Eternidad.     


     
 

        



    
   


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