PARÁBOLA DE LOS VIÑADORES HOMICIDAS… (Mt 21:33-46).
Esta Parábola desarrolla una escena ya muy conocida por el
Mundo Cristiano y tiene que ver con la respuesta dada al Evangelio y todo el
proceso de la Revelación que llegó a su culmen con la Persona Adorable de
nuestro Salvador… Mateo está determinado a mostrar una especie de secuencia que
parte de la Revelación y se complementa con la actividad profética de Israel y
la respuesta a su Ministerio Público.
Esta más que Parábola es una Alegoría
porque cada escena y sus personajes cumplen una misión específica, lo que fácilmente
podemos determinar, miremos: El Propietario es Dios, la Viña es el Pueblo elegido
de Israel, nos recuerda a (Is 5,1) “Voy
a cantar a mi amigo la canción de su amor por su Viña…” esta idea fue
tratada por el Profeta Oseas (10,1) y posteriormente la repetirá Ezequiel
(15:1-8) y Jeremías (2:21-5) Jesús emplea esta figura para develar la verdadera
Viña y su significación para el Pueblo de Israel en figura de la futura Iglesia
(Revelada así por Jn 15:1-2).
Los Siervos, los Profetas y el Hijo, Jesús, muerto fuera de
las murallas de Jerusalén, en cuanto a los viñadores homicidas, sin duda el Texto
Sagrado lo refieren a los judíos infieles, sobre el otro Pueblo los paganos a
quienes se les entregará la Viña (43) en este punto de la reflexión se asume
una proporción de connotaciones Universales (Cósmicas) que los PP. De la
Iglesia lo refieren a la Iglesia y su Ministerio entre los Pueblos.
En la perspectiva Histórica de la Revelación y todo el
componente de su Gracia encontramos la cita de un Salmo Mesiánico por excelencia
(118) “La piedra que los constructores
desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto, y
es maravilloso a nuestros ojos” es pues determinante para nosotros que el
compromiso en la vida Eclesial reúne a los Fieles y sus Voluntades en orden a
la configuración de la Espiritualidad que reconoce en esta Viña parte esencial
de su Ser y Deber, es aquí el deber, lo mismo que la Responsabilidad Pastoral que
intrínsecamente lleva el Evangelio y con sus acciones le da credibilidad, no es
factible hablar de Misión sin una corresponsabilidad dinámica que involucre el
Ser y el Deber Eclesial como tal… La Viña reúne lo mejor de sí en torno a cada
creyente, bien exclamaría el Hiponense “Creo
en Cristo y en su Evangelio porque así me lo enseñó la Iglesia” es
imperativo el concurso Misionero por Antonomasia que se traduce en cuidado y
protección de la Viña donde el Creyente se ve así mismo unido a la Viña y sus
frutos…
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