PENTECOSTES… JESÚS SE
REVELA A LOS SUYOS EN LA FUERZA DE SU ESPÍRITU. (Jn 20: 19-23).
Los Padres de la Iglesia tienen claro la presencia del Espíritu
Santo a lo largo y ancho de nuestra Historia de Salvación y su gran Revelación desde
las Sagradas Escrituras como desde cada momento de la vida y obra de Jesús, aquí
el Espíritu de Dios se convierte en la Voz y Conciencia de nuestra Salvación… En orden a la Revelación
Personal de Cristo como el Hijo de Dios y su inclusión en nuestra propia Conciencia
Salvífica, desde siempre la Misión de Cristo irradia absolutamente todo el
curso de nuestras vidas y como si fuera poco es este mismo Espíritu el que
materializa la obra del Padre en la Persona de su Hijo “El Espíritu en quien todo fue Hecho” PP. Capadocios.
Las apariciones de Cristo en la visión Joanica, marcan el
inicio de la Revelación concreta y no en figura del Espíritu Santo, a su vez
reconocemos su influjo en la posterior conformación de la Iglesia como Institución
que vive el doble principio como Divina
y Humana bajo el influjo y connotación que su misma Identidad por Naturaleza le
confiere (Sacramento de Salvación, portadora de la Gracia de su Señor).
Retomando el tema del Evangelio que hoy nos compete, aparece
una figura exclusiva de Juan (19), las Puertas
cerradas son una alusión directa a la antigua condición Espiritual que
nubla el entendimiento de sus Discípulos y Amigos de todas las épocas, ante su
influjo nos deja en la misteriosa Libertad a los Hijos de Dios de reconocerle o
simplemente ignorarlo… Tal figura es consecuencia de la Superficialidad
Espiritual en la que muchos Creyentes viven el Hoy de su Historia de Salvación.
Cristo aparece como el Liberador de la Humanidad y la
simiente de su nueva y definitiva Conciencia de Salvación, desde luego, que la Paz
es Escatológica y sus Dones requieren de nosotros plena aceptación y disposición,
agregaremos al respecto que solo gracias al Espíritu Santo el Cristiano
Potencia sus buenos y fundamentales hábitos de vida transparentados por la
Gracia de Dios.
El miedo que resalta Juan es sin duda, el miedo de la incertidumbre de quien no vive intimidad de Fe,
y mucho menos ha desarrollado Conciencia de la Presencia de Dios en su existencia
(Inhabitacion)… Las Huellas de la Cruz son un recordatorio de la contundente
radicalidad de su Sacrificio por la Humanidad y la Obra del Padre Dios, pero también
se convierte en el Anuncio de la definitiva condición de los Hijos de Dios (Filiación)
donde el miedo y la incertidumbre no tendrán espacio gracias al Don perfectísimo
de su Espíritu, cuya presencia en nosotros es el mayor fundamento y Testigo de
nuestra Redención como queriendo Cristo indicar que gracias a su Presencia la Deificación
es una realidad transformadora e
imparable, en la Memoria de los PP. Apostólicos queda este enunciado El Espíritu Santo lo hace todo en todos
diría San Hipólito.
El Soplo del Resucitado nos recuerda al (Gn) y su presencia
en la simbología de la Creación del Ser Humano, dejando claro de esta forma que
Cristo nos entrega sus propios Dones que se asemeja a la Gloria que tenía antes
de la Creación, junto al Padre Celestial, lo que indica para la Iglesia que
estamos ante un Inicio de Salvación que mueve los Corazones de los Creyentes de
todas las edades y épocas… El Motor de este maravilloso escenario es y será siempre
el Espíritu Santo, el que realiza las Relaciones Trinitarias por excelencia
(Antonomasia).
Si te detienes en el Texto de (Hch 2yss), veras con claridad
la intención del mismo, la forma como el Espíritu Santo llega a la Conciencia
de los suyos para transformarla y llenar de Esperanza segura la Sique de los
Creyentes y como los Adorna con las Virtudes indispensables para vivir y Proclamar
el Evangelio de Jesús, su Revelador por excelencia.
En cuanto a los pecados fijamos la Potestad Eclesial de
animar y promover la Conciencia Redimida en sus Hijos, no estamos ante una interpretación
negativa, por el contrario, propende por una interpretación muy Positiva de la Comunión
de los Hijos de Dios cuya Conciencia rechaza lo que separa y corrompe de bueno
en cada uno… Esta Potestad es fruto del Amor, es fruto del Mandamiento Nuevo
llevado a su plena concepción en la Obra del Cristiano, gracias al Espíritu Santo
De quien procede todo deseo y obra
Santa. Lejos de nosotros pensar en una Potestad que privilegie la discriminación
y la ruptura, lejos pensar en una Potestad de Juicio y exclusión carente de
Caridad por el Próximo… No pierdas de vista que Pentecostés trae implícito el
Nacimiento de la Iglesia y su Prolijo Ministerio Salvífico…
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