jueves, 13 de octubre de 2022

CRITERIOS PARA LA ORACIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA.

 

CRITERIOS PARA LA ORACIÓN PERSONAL Y COMUNITARIA.

 

La oración es una fuente innegociable de cercanía e inmediatez en la construcción de una relación integral con el Dios de la vida y su entorno creado y redimido la oración es sin duda la posibilidad de esconderse del entorno contaminado por el pecado y salir luego a dar testimonio de la verdad absoluta de la gracia a la que el pecado no tiene respuesta alguna. La oración no hace ruido cuando es auténtica porque al serlo no dependerá de las emociones y estados de ánimo del orante.  Los niveles de oración por llamarlos de alguna manera nos hablan de vías de purgación de nuestras malcriadez humana y apegos inmaduros tanto de personas como de bienes y emociones. Orar es un acto de soberanía en la vida y obra del bautizado. Orar implica una condición que sobrepasa las realidades inmediatas en nosotros y en la Iglesia de Cristo. La vida sobrenatural puede pasar de manera desapercibida en la mayoría de los bautizados, pero no puede suceder así en la vida espiritual del llamado al servicio ministerial de la Iglesia. Las manchas de pecado no superadas pueden ser camufladas convenientemente, pero en algunas acciones estas pueden aparecer una vez y otra vez según las necesidades del obrante.

La vida de oración es la base del intercambio de la gracia que permutamos o cambiamos por acciones maduras y redimidas donde no puede haber sombras en nuestro accionar. La purgación del ser espiritual se une indisolublemente con las aspiraciones materiales y emocionales de la persona redimida en el Bautismo. Sin este sacramento se corta el flujo de la gracia más que natural en el ser humano dejando solo el ser buenos por naturaleza y no por opción salvífica en Cristo. Nos puede engañar el conformismo humano cuando expresamos “solo debemos ser buenas personas” tal afirmación no busca una vida de trascendencia sino un bienestar puntual que se puede sentir en la cotidianidad y relaciones humanas. El ser bueno implica el reconocimiento de la condición totalizante de la gracia en el bautizado. La concepción de una vida integra supone la integralidad de todos sus componentes y perfección en su empleo. El texto lucano citado en (capitulo 18 versículos 1-8) estereotipa la respuesta de dos realidades tejidas en la persona humana que nos acercan a la justicia y la injusticia, a la gracia y a la des-gracia o ausencia de esta. Tal postura continúa dando luces en el mismo capitulo versículos 9-14).

El episcopal como correligionario comparte con la Iglesia la condición de la redención y su centralidad en la gracia tan activa como habitual en la vida de los creyentes. Mientras más ruido hace el creyente más necesitado estará de la gracia para crecer y madurar en la Fe, este proceso no esta condicionado por la edad o condición que no sea estrictamente humana. Aquí la inmadurez es vista como ausencia de madurez movida por factores personales y del entorno del bautizado más no implica condición propia de la edad.

 

Pbro. Diego Sabogal.

Cristoeseltema.blogspot.com.

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