VIGÉSIMO
CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
Año B. Rut 1: 1-18. Salmo 146. Hebreos capítulo 9 versículos 11-14. Marcos
capítulo 12 versículos 28-34.
Este Libro (Rut) puede ser incluido en un orden distinto por su contenido de sabiduría y por su estilo motivador. Los
personajes que describe el primer capítulo que hemos proclamado, sin duda son
fruto de la religiosidad popular pero todo su contenido es fundamental en
una instrucción piadosa y de Fe. Rut no
es judía por lo tanto sus inclinaciones religiosas y culticas no se
identificaban con las de su suegra Noemí,
pero aun así, el deseo de esta muchacha
es firme, acompañar y vincularse a la
praxis de Fe de su pariente político.
Encontramos en este
relato ejemplos de la Ley del Levirato
presente en Deuteronomio (capitulo 25 versículos 5-10) por medio de la cual
cuando una mujer enviudaba el pariente de su esposo más cercano se casaba con
ella con la finalidad de asegurarle descendencia. Esta práctica común permitía
que la viuda no fuera rechazada o abandonada convirtiendo su perdida en un
castigo. Noemí es una judía piadosa conocedora de la Ley y sus compromisos
legales. Solo Rut permanece fiel a su vínculo familiar y en acto de solidaridad
y lealtad permanecerá con ella.
Miremos su declaración:
Pero
Rut respondió: No insistas en que te abandone y me
separe de ti, porque donde tú vayas, yo iré, donde habites, habitaré. Tu
pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. 17. Donde tú mueras moriré y
allí seré enterrada. Que Yahveh me dé este mal y añada este otro todavía si
no es tan sólo la muerte lo que nos ha de separar. (Versículos 16-17).
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Cuando el creyente
establece una relación sobre el fundamento de su Fe esta se convierte en algo
indestructible, y nada puede minar el vínculo construido. Nosotros vemos en el
ejemplo de esta muchacha valores propios del cristianismo y los cuales debemos
cultivarlos como cristianos. La Lealtad
es un fruto exquisito del que solo disfrutan los auténticos creyentes en su
cotidianidad y relaciones. Aquí se convierte este ejemplo en modelo de Fe y
compromiso de vida en la perspectiva de nuestra entrega al Dios vivo. Este
juramento imprecatorio, quedará derogado por el cumplimiento de la promesa
personal entre estas dos mujeres.
El
Salmo 146 es tradicionalmente un Salmo que el pueblo judío
recitaba en las mañanas, cuyo contenido está constantemente recordándonos que
Dios es fiel con los creyentes, y que nuestra respuesta es también consecuencia
de la relación que hayamos construido con Él. Las cualidades y valores que
argumenta son propios de la visión de un Dios generoso y amoroso que cuida de
su pueblo. El justo es aquel que acude a
Dios y cumple sus compromisos. Toda relación necesita de la debida
reciprocidad. Tales actitudes nos deben distinguir del común denominador que
andan buscando prebendas para afirmar su Fe. El abandono confiado y humilde en
brazos de Dios es el éxito de una vida de Fe.
La
Carta a los Hebreos continua en la línea de los domingos
anteriores, es decir, exaltando los valores de Cristo como nuestro único y suficiente Salvador, como aquel que establece una alianza definitiva y la misma es suficiente en su Amor y
Misericordia, la comparación con el sumo sacerdote es necesaria en una
conciencia cristiana primitiva que sabe quién es su Señor y como Él nos ha redimido, aquí se está construyendo la
estructura de nuestra doctrina sobre Cristo en su Iglesia.
La Iglesia es
percibida de forma cultica estrictamente
por el autor de esta Carta, tal postura
es testiga fiel de su antigüedad. Estamos en un medio religioso en formación
que necesita de estos valores para su afirmación y desde luego identidad… Quiere llevar a los cristianos al
convencimiento sobre el valor del sacrificio de Cristo y en el cual reside
nuestra salvación, a diferencia de estas liturgias que solo concedían un perdón
parcial de los pecados de los creyentes.
La tienda del encuentro
citada sin duda corresponde a la época Mosaica que posteriormente será superada
en perfección por el Templo construido por Salomón, ni aun así todo este poder
era suficiente para alcanzar el perdón de los pecados. Ahora queda para
nosotros la necesidad de valorar el papel de la Iglesia en la conservación de
la misión y difusión de la Palabra revelada. La Eucaristía es la vivencia incruenta de la Cruz de Cristo, es decir,
que se repite pero sin derramar su Santísima Sangre.
El
Sacrificio de Cristo estará siempre delante de Dios y cada celebración es un
memorial de su amor por la humanidad redimida en su Adorado Hijo.
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Marcos
nos dejar ver una maravillosa intransigencia en su discurso con relación al
Monoteísmo del pueblo de Israel, aquí el mandamiento principal es expuesto
desde la perspectiva del otro y la Adoración fundamental del creyente. No es
negociable su orden y mucho menos su contenido. Aquí su contenido es reforzado
por el componente gramatical agregado a la escena literaria, es decir, que la
respuesta de aquel hombre que es solo la afirmación de lo manifestado por el
Señor es un Texto acomodaticio.
Marcos reconoce la
importancia de la afirmación monoteísta en la escena que nos describe y fija su
objetivo educativo en esta declaración que bien podría sonar como la ratificación de la conciencia de Jesús
sobre su origen. Esta citando particularmente a Levítico y Deuteronomio quienes
contienen las afirmaciones sobre esta cuestión. Tales contenidos son
Identitativos del pueblo y fueron construidos durante su peregrinar por el
desierto. Una muestra de una relación de noviazgo entre Dios y el pueblo y este
último reconociendo su presencia.
Para Marcos es necesario
fundamentar una relación sobre la primicia del gobierno absoluto de Dios, recordemos
que los Mandamientos fueron compuestos y tomados como signo vivo de la Alianza
entre Dios y el pueblo judío. El Amor es el que prioriza el tipo de relaciones
que estamos dispuestos a vivir. No se
trata solo de un mandato imperativo para el cristiano sino de la Voluntad
explícita de Dios bajo el modelo relacional redimido también en la Cruz.
Estamos llamados a construir relaciones sanas y en vocación de santidad
reconociendo perfectamente al otro.
Estamos
cerca del reino de Dios, solo en la medida en la que el reino
se manifieste en nosotros. El Reino es una alusión dinámica de la Misericordia
del Amor de Dios, y en nosotros la
praxis de la vida consagrada del bautizado (Pacto Bautismal).
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