DE
LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
A PENTECOSTÉS.
“Al
atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a
los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se
presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros. Dicho esto,
les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.
Jesús les dijo otra vez: La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también
yo os envío. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu
Santo” (Juan capítulo 20 versículos 19-22).
Cristo el vencedor de la
muerte se aparece en una serie de coloquios espirituales a sus discípulos que
místicamente asisten nuestra Pascua,
la visión Joanica sobre este acontecimiento nos deja ver dos gracias o dones
nuevos que el Señor concede a sus discípulos y por extensión a la Madre
Iglesia, estamos invocando la Paz con dimensiones escatológicas y la presencia del Espíritu Santo. Cristo inaugura
de esta forma el ministerio bendecido de la Iglesia y le concede tales dones no
como los ofrece el mundo basado en sus “dioses” y perdida de toda noción de
eternidad y justicia cuya hostilidad es
bien conocida por el bautizado. El Resucitado rompe las cadenas de la
violencia, del miedo, del complejo, de la pena, y afirma el camino salvífico
que llamamos Pascua… Oh maravilloso
don de Dios increado a la humanidad
redimida, ven Paráclito y defensor nuestras mentes a visitar. Las huellas de la
Cruz no son otra cosa que un recordatorio del triunfo del Amor. La muerte ya no
tiene escenario, sus víctimas preferidas ahora son compradas a precio de Sangre
resucitada.
Durante estos días nuestra Liturgia empleará
el color “Blanco” significando la
victoria de Cristo. Cuando el Señor hubiere afirmado la Fe de los suyos y
continuando con su ser glorioso Ascenderá a los cielos (Hechos de los Apóstoles
capítulo 1 versículos 6-9) en este momento de gran expectación se manifiesta
con mayor fuerza y ya destinando gracias para la difusión del Evangelio el
Espíritu de Dios cuyos dones serán el “Pan de vida” para la Iglesia en su largo
proceso de evangelización. En el futuro vendrán las persecuciones, los desafíos
misioneros a todo el mundo (Ad gentes), el afianzamiento de las comunidades de
bautizados, la institucionalización eclesial, entre otros, y solo así se
conocerá el poder del Espíritu Santo
como el Reconciliador por
antonomasia, como la luz y guía de los nuevos tiempos salvíficos (es el
argumento central de la mentalidad Lucana al momento de escribir su evangelio y
posteriormente los Hechos de los Apóstoles y la narración de la Ascensión del
Señor).
La venida
del Espíritu Santo está registrada en su acontecer litúrgico
(mistagógico) para este año el 20 de
Mayo y el color litúrgico sugerido es el “Rojo”…
Pentecostés (Hechos de los Apóstoles
capítulo 2 versículos 1-13) que
significa 50 días de preparación para recibir al Espíritu de Dios y quien con
su presencia en la vida del bautizado Engendra a la Madre Iglesia. Los
discípulos recibirán en este santo día
de Pentecostés la Gracia del que
procede de Entrambos (del Padre y del Hijo) y en su Glosalalia
proclamarán el inefable lenguaje del
Dios Espíritu Santo. Día de gran fiesta
para la Iglesia Madre de los bautizados que con solemne Tedeum y cantos
inspirados se regocijaran por tan excelso huésped. El Don de Lenguas lo
encontramos prefigurado en el profeta Isaías (capitulo 5 versículo 24 y 6:6-7)
en forma de llamas, este tipo de manifestaciones eran comunes en los comienzos
de la Iglesia como parte de la pedagogía
divina que instruía sobre la necesidad del discernimiento y la defensa
de las enseñanzas de los Apóstoles. Este fenómeno era un bello anticipo de la
misión universal de la Iglesia. La Glosalalia
registrada aquí empleaba lenguas extranjeras para cantar alabanzas a Dios.
Los
judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días
después de la Pascua. De ahí viene
el nombre de Pentecostés. Luego,
el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley entregada a
Moisés.
|
Es nuestra fiesta y ella
afirma en su naturaleza salvífica que somos hijos de Dios por adopción y que el
mismo Espíritu que clama en Jesús Abba (Padre) es el mismo que nos mueve hoy a
llamar a Dios nuestro Padre (Marcos capítulo 14 versículo 36). Todos los bautizados y confirmados delante de
Dios celebraremos Pentecostés y sus dones nos afirmaran en esta santa
vocación a la santidad, Don de Fortaleza
para no retroceder en nuestra militancia Episcopal, Don de Consejo
para guiar con ejemplo y amor a quienes vienen a los pies de Cristo en nuestras
congregaciones, Don de Temor de Dios
para amar y solo amar en la más absoluta confianza a nuestro Creador, Redentor
y en Pentecostés Santificador, Don
de Ciencia para ver los cambios y
trasformaciones del mundo, reconocer en los progresos de la humanidad la mano
inspiradora de Dios visitando nuestras mentes, Don de Piedad para adorarte Señor Dios y vivir en nuestra liturgia el
misterio de tu revelación al mundo, para orar y no desmayar, para siempre darte
gracias, Don de Entendimiento para hurgar
nuestro corazón aunque el mundo y sus escenarios hablen a veces muy fuerte,
para recocer tu voz y decirte con Pedro “A quien iremos si solo tú tienes
palabras de vida eterna” (Juan capítulo 6 versículo 68)… Solo el Espíritu Santo nos dará la sabiduría
para comprender la realidad divina de nuestra Fe. Un nuevo tiempo un nuevo Kairos revelado a la humanidad, Pascua y Pentecostés, signos vivos del Dios Resucitado.
Rvdo. Pbro. Diego Sabogal.
Decano C.E.T.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario