PARTE TRES… EL NADAISMO
Y LA VIDA
PROMOVIDA POR LA
GRACIA.
INTRODUCCIÓN.
En la polémica suscitada sobre el Aborto y la Eutanasia es
necesario constatar desde otra perspectiva su impacto y relación con la
actualidad. La Eutanasia no es simplemente un Derecho consagrado en la Carta Magna de muchas naciones, es sobre
todo la expresión de una forma de percibir la realidad espiritual donde el
sufrimiento no tiene cabida u objetivo concreto. Es pues claro que el dolor
como expresión de humanidad no es recibido con agrado o tolerancia y su impacto
es condenado o reducido al libre albedrío de quien lo padece. La enfermedad
puede desencadenar una serie de traumas
cuya salida es para muchas personas la muerte al no reconocer sentido y
trascendencia al mismo. Los paliativos minimizan el sufrimiento o en muchos
casos los hacen tolerables pero siempre el Creyente debe tener presente que el
sufrir es la extensión o continuidad de
la Cruz del Señor y no una mera conjugación de eventos fisiológicos o
percepciones sensoriales. El bautizado
cuando sufre se hace solidario con su Señor que por él sufrió en la Cruz. No
estamos argumentando la ineficacia de los procedimientos y tratamientos para
prolongar la vida simplemente estamos remarcando que el
dolor asumido y convertido en experiencia de Fe dará su fruto… Consideramos
necesario respetar la voluntad de las personas sufrientes pero es nuestro deber
el asistirlas y mostrarles el rostro
amable de Dios con nuestra presencia
solidaria, oraciones y trato digno y
dignificado, no estamos para condenar sino lo contrario acoger al débil en la
Fe (Rm 14,1) “Acoged bien al que es
débil en la Fe, sin discutir opiniones”… Pablo nos invita a sostener
nuestra opción de asistir y bendecir aunque el enfermo determine lo contrario
queda para nosotros el recurso de la Objeción
de Conciencia (OC). Pablo hace de esta observación una regla o conducta
practicable por los consejeros, en este caso por nosotros cuando orientamos a
un enfermo de la dolencia que sea.
RESPUESTA SESGADA
ANTE EL SUFRIMIENTO
Y LA EXPERIENCIA
DE VIDA.
La vida como experiencia está constituida por una serie de
sucesos de distinta índole como interpretación y con una definida presencia del
tiempo en sus expresiones de lo que llamamos estar vivos o conscientes de la existencia (acción volitiva). Queremos
compartir una breve reflexión que brota de la historia reciente de Colombia
donde en los años sesentas (Década del 60 del siglo pasado) nace en la Ciudad
de Medellín Gonzalo Arango escritor,
poeta, filosofo, historiador, entre otros. Si figura es determinante en la
creación de la primera y única Escuela filosófica de Colombia y del Continente,
este esfuerzo académico se define como
el NADAISMO que se constituye
en la respuesta evidente a una Sociedad en decadencia cuyos fundamentos y
valores fueron pervertidos por prácticas e intereses a toda luz contrarios al
bienestar de las mayorías, es un eufemismo para designar el desgaste ético
moral de la Sociedad de aquellos días. Lo interesante de este pensamiento es su
relación con escuelas anteriores que incluso se remontan a la antigüedad griega,
animados también desde su postura vanguardista. Es interesante como
la relación de la vida consciente y racional se recrea en tan variados
estereotipos y como el medio socio-cultural es determinante en la misma. Sobre
la vida y la muerte, el aborto y la eutanasia se establecen vínculos esenciales
que transpiran tanto a construcción como a destrucción. La confrontación
del modelo aceptado por las mayorías ocasiona crisis en las minorías y así
mismo sucede con las posturas que no dan cabida a otras expresiones culturales
en el mismo ámbito. El fenómeno social
que rodea tanto a la vida como a la muerte marca una cultura rigurosa que
adsorbe lo uno y lo otro creando espacios para ambas manifestaciones de la
libertad humana. El Nadaísmo surge precisamente de este modelo de confrontación
metafísico de su comunicación y postulados doctrinales. Quien se ve a sí mismo
como dueño absoluto de la vida procede en conciencia a “quitarse la vida de forma asistida o
Eutanasia” ya que establece un parangón del cual solo él es el modelo y
referencia inmediata. No es asunto de establecer juicios morales sobre este
proceder sino en asumir la responsabilidad sobre la cultura y educación de la
vida y su propósito sin dejar fuera la necesidad biológica de la vida y la
muerte emparentadas y sublimadas por la Gracia y la Fe del bautizado. Los
postulados que se niegan a trascender adoptan formas tan variadas como el
aborto y la eutanasia. No es posible desligar la Esperanza de unos y otros pero
cuando la Esperanza se torna “sosa” como la sal entonces no anima ni motiva a
nadie. El Colectivo es la referencia inmediata del impacto de estos
procedimientos humanizados y conscientes de la Persona en su libre opción
esencial. La sin salida que puede resultar de la escasa oportunidad de vivir la
Espiritualidad hace que el fin trascendente sea absorbido por la existencia
sensorial al punto de negarse voluntariamente a la trascendencia.
La Eutanasia no es
solo un tema de praxis de Fe es también
una poderosa consideración de la interpretación de la Soberanía de Dios en la vida del ser humano. La
Soberanía no es un yugo que literalmente obliga a sufrir es ver el sufrimiento
como terreno fértil de la misma humanidad trascendida. Negar la espiritualidad
del dolor es como negar la presencia de la Cruz en la vida del Creyente y como
esta Cruz de Gracia se transforma según sea la vida de cada uno de los
bautizados. Es nuestro deber luchar y buscar el bienestar siempre pero ante la
enfermedad y el dolor nos aborda el misterio de su constatación en nosotros y
nuestros cuerpos como mente y sentimientos. Si huimos ante el dolor siempre
seremos alcanzados. Es de lamentar como el dolor se reviste de una coraza dulce
como píldora contra el dolor pero al llegar a la esencia de la persona se
transforma en amargura y desesperación, en lo personal estamos constatando el
dolor no como un castigo irremediable sino como un misterio adornado de vida y
sublimado por la Gracia… La Alteridad
del dolor se cultiva en la vida del Creyente… El sufrir es parte
incondicional de la vida de nuestra especie sin que ello indique que no hay
alegrías y por ende Esperanza más bien estamos asumiendo que el sufrimiento es
vivido como una Gracia que profundiza
nuestra opción por Cristo sufriente y sobre todo Glorioso en su Resurrección. La Espiritualidad del Dolor es un
torrente de Esperanza en manos del bautizado y no un castigo ya que cobija a
todos los vivientes. Desde luego estas posturas fueron inconscientemente
asumidas por filosofías como las promulgadas por Gonzalo Arango, Federico Nietzsche, escuelas como la Nihilista, el
existencialismo particularmente de Sartre, griegos como Antistenes y su escuela
de los Cínicos y los escépticos… Quienes desde sus distintas concepciones
de la vida y el sufrimiento desembocaron en una misma y única analogía La libertad del ser humano no siempre es lo más anhelado y paradójicamente esclavos de
la libertad. Es pues la libertad que
se proclama desde la autodeterminación humana la que se queda sin fundamentos o
concreción ante el dolor y sus apéndices. Los principios de la negación hacen de la persona un manojo
de imprecisiones e inseguridades que por lo demás la sumerge en la incapacidad de ser dueña de
todo lo que se proclama como propio o incluso singular a su naturaleza
racional… Cuando la vida y el dolor son
un sinsentido entonces la vida con su objetividad deja de ser posible y mucho
menos posibilidad. El propósito de la existencia humana es sin duda alguna la
búsqueda de la Felicidad y los medios de su consecución pueden ser realmente
esclavizantes y estériles. Hoy se hace indispensable que nuestra reflexión sea
concreta y que busquemos dar respuesta a los interrogantes que sufren las personas en su medio y
condición.
El Modelo religioso
como arquetipo es hoy más que antes agotado se presenta y representa a Dios
en un quietismo absolutista que le impide positivamente hablando salir al
encuentro de su Creación. Esa fórmula es la consecuencia de una praxis
absolutamente individualista y sin apego a lo trascendente llena solo se
experiencias sensoriales totalizantes. Desde luego hemos contribuido con
modelos cargados de estereotipos y todo tipo de argumentos inmediatistas, solo
citaré un ejemplo del pensamiento nadaista: La Política apesta a pactos entre corruptos adornados por el silencio
del pueblo y sobre la crisis de
valores y Esperanza en la Sociedad y sus sistemas educativos apunta así: La Sociedad recluye a sus niños en cárceles
llamados colegios donde llevan los
morrales cargados, atiborrados de libros y tareas y ni un solo juguete. La
Sociedad debe canalizar todas las habilidades y prodigar el desarrollo
equilibrado de las mismas en todos sus integrantes. El pensamiento nadaista es
un aliciente indirecto para quienes consideran que la Eutanasia es la panacea ante el dolor y el sufrimiento. Es pues una
referencia concreta de los distintos modelos de pensamiento y como estos
intervienen en la construcción de una dialéctica que no siempre es gris o
pesimista. Los nadaistas, existencialistas y nihilistas, asumen una estética
que también comporta la necesidad de ser
alimentada por la Esperanza son y serán aunque cambien su forma discursos
desesperados por revalidar la propia y necesaria existencia… Desde la
perspectiva de los griegos los “cínicos” nos hablan de una forma de existir que
supera los convencionalismos rescatando paradójicamente el valor tanto
Intrínseco como extrínseco del ser humano.
Ellos reconocían que la
Inteligencia era la suprema rectora y motora de las emociones y la subsistencia
del ser humano, las herramientas eran simplemente la interpretación del mundo
como instrumento logrando dejar a la persona a solas consigo misma sin que el
exterior y sus paradigmas las cambiara en otra más de las realidades que nos
circundan. Para que pensar en una vida sin la necesidad de vivirla a
profundidad lo mismo dirán hoy pero bajo otra perspectiva más epicúrea quienes
consideran como una necesidad la Eutanasia y sus afines como en la antítesis la
conservación de la vida por medios artificiales. Es pues para nosotros el reto
grande de presentar la prolijidad del estar vivos a pesar del dolor de la
consabida huella del pecado original y la pérdida de nuestra anterior condición
(preternaturales) es también un reto mancomunado el educar en la vida como don
supremo del Amor de Dios y propiedad básica de todo ser viviente. También los
escépticos del pasado griego y de nuestro presente cuestionan la realidad de
cuanto es percibido bajo el pretexto de una construcción supra de la vida sin
objetivo alguno… Hoy recuerdo la postura de Gorgias al afirmar sobre la realidad su no existente y la negación
de toda posibilidad de conocer la vida y su intríngulis si pensamos así bien no
tendría sentido la existencia, lo que nos lleva a puntualizar que la Eutanasia
formal es una realidad pero también la sensorial que “castra” los sueños de nuestros jóvenes
bajo el manto perverso de la corrupción que consume los dineros de la inversión
social y la promoción de los más pobres. La Eutanasia Intelectual es una forma
metafísica de dañar tanto las conciencias como los ideales, sueños y propósitos
de los más necesitados o cuando un corrupto se “roba” miles de millones a cuantos
niños esta eutanasiando al condenarlos a la pobreza y demás vejámenes de la
Sociedad. Es pues, un imperativo categórico el trabajar por la Justicia que ordena tácitamente el desempeño
de la Sociedad y su Colectivo. Las implicaciones ético-morales de la pérdida
paulatina de valores nos precipita como Sociedad a la perdida de ideales
sublimes como el amor a la Patria, la
defensa de los DD-HH, la Equidad, el respeto por la vida en todas sus formas,
etc. Es pues el gran reto que se nos presenta en la defensa de la vida y
nuestra propia existencia como valor sublime y perfeccionado en el Dios de la
vida. La realidad nos dice que una vida sin propósito es caldo de cultivo para
todo tipo de formas alienantes de dis-valores que desafortunadamente pareciera
que se tornan en universales al menos en su discurso y perversión. Relativizando
el término Eutanasia lo podremos ubicar en distintos y a la vez análogos
contextos:
·
Eutanasia Formal como Derecho a
decidir cuándo terminar la vida aquejada por enfermedades postrantes y/o demeritorias
de la dignidad humana. Paradójicamente es el menor de los daños o incidencias directas contra la
vida. La inmensa mayoría evita esta posible salida a su enfermedad pero parece
que llama más la atención que sus equiparadas en cuanto a daño en la Cultura de
la vida. La Sociedad se gasta por las implicaciones de un paciente lucido y
consciente de su decisión pero evita mirar los miles que a diario sufren ante
un sistema de salud que resta vida al
tratarlos como Clientes categorizados
según su poder adquisitivo, esta forma es tan aberrante como la posibilidad
misma de la Eutanasia. Según cifras de la Salud de cada 1000 pacientes con
“cáncer” solo el 20% puede contar con un servicio digno y diligente y la
mayoría muere por ser atendidos muy tarde ya que los medios de diagnóstico no
están disponibles y si lo están los costos son imposibles de cubrir. La Eutanasia se viste de formas variadas en la
Sociedad y está presente en la vida del Colectivo como quiera que toda limitación
conduce al estancamiento en el desarrollo de todos los potenciales con los que
cada uno fue animado.
·
Eutanasia Social que se manifiesta en el
continuo corte de oportunidades y el aumento de la Marginalidad. Es fácil apreciar como la pobreza y
la postración arropa a un número cada vez mayor de personas y como la tendencia
es a aislar de las fuentes tanto productivas formales como servicios vitales
como la Salud y que decir de una Educación con calidad. Es pues apremiante
reconocer estas estructuras y superarlas de lo contrario la Sociedad
involucionará cada día más. La marcha contra los corruptos (del pasado domingo)
es el surgimiento de Conciencia
Colectiva de valores y su Axiología vital. La Marginalidad con letra grande es
sin duda un daño irreparable tanto al individuo como a la misma Sociedad. Es necesario
superarla para adelantar en el verdadero progreso equitativo y sobre todo
igualitario que compete más a la naturaleza de los Derechos y los valores… La
Eutanasia social es el resultado de la iniquidad al servicio de los medios del
modelo político que sustenta el Estado y la incapacidad de estructurar una política
social coherente e inclusiva.
·
Eutanasia Ético-moral que se
manifiesta en la continua pérdida de valores y cultura de la vida por formas
aberrantes de pecado y esclavitud modernas. La destrucción de los referentes formales de
Comportamiento y Conductas que se convierten en Trastornos sociales a gran
escala donde la Sique sufre las consecuencias. Estamos argumentando la
imposibilidad de una praxis de razón y reflexión al relajarse la estructura moral
de la Sociedad y la vida misma. El Ethos
y el Moris como comportamiento, hábitos y costumbres sufre también a causa
de este extravío de la norma en la
convivencia o explicitación del ser político y social que corre por nuestras
venas. Las costumbres se revalidan constantemente en los imaginarios que las
fundamentan y se originan inicialmente como un discurso y luego con la fuerza
de la ley. Cuando se relajan las costumbres el Ethos y el Mor-Moris simplemente
ceden su lugar a tendencias nuevas que no necesariamente reflejan el sentir del
Colectivo. Nos preocupamos de la situación Nacional pero la respuesta está
sesgada por el analfabetismo político al no conocer y exigir la transparencia
debida a nuestro modo de vida en dicha función. Los Derechos son inherentes a
la vida racional y son necesarios para su promoción y absoluto cuidado. Hoy
estamos convocados a trabajar por una verdadera plataforma de Justicia que
tienen como contenido y modelo el Evangelio.
La conciencia de cada uno de los ciudadanos es definitiva en la
superación de los males y vicios de la
cosa política, la racionalidad invoca la dinámica política como la misma opción
optativa de la persona. La Eutanasia Ética-moral
se vive a diario y lesiona grandemente
todo referente de valores y convivencia. La eficiencia del Estado es artículo
apreciativo de la realidad política que se vive en la actualidad. Muchas y muchos en los gobiernos no sirven
a sus hermanos sino a sí mismos y sus intereses personales.
·
Eutanasia de los Derechos civiles y
constitucionales que hace de unos pocos privilegiados y de las mayorías
factores de pobreza y atraso como de ignorancia. En la realidad política de los individuos
esta forma es verdaderamente destructiva porque no individualiza la cuestión sino que agranda el daño para las
mayorías es también por demás el aflorar de la cultura de la muerte y la
desesperanza no de un existencialismo académico sino vivencial pragmático. La
cuestión de los Derechos pasa siempre por la capacidad del estado para
objetivar los Derechos de cada ciudadano sobresaliendo en ese proceso de
legitimación constitucional y de estado de derecho y Pluricultural naciones de
Europa, EE-UU y Canadá por citar algunos ejemplos… la Constitución o Carta
Magna es quien consagra y promueve toda referencia de Derechos en el escenario
de los Pueblos. La Corrupción es sin duda un daño gravísimo a los Derechos tanto
individuales como colectivos ya que no solo depreda los recursos de todos sino
que da un ejemplo negativo en la estructuración y compromiso del ciudadano. Siendo
pragmáticos le corresponde al estado velar por la Educación como por todos y cada uno de los llamados Derechos esenciales del ciudadano y hacer de la Justicia el paradigma fundamento
de sus relaciones. Un estado corrupto pervierte
la inocencia de sus ciudadanos e introduce nuevas formas de injusticia.
CONCIENCIA DE LA PRESENCIA
DE DIOS EN
LA VIDA DEL
CREYENTE CIUDADANO.
Es interesante como el fenómeno segador
de la vida no necesariamente emplea la violencia tacita para sus fines. Vemos hoy
el discurso instrumentador de la política
como condición (sin la cual) se emplea
no para la generación de la Cultura de la Vida o de la creación de un modelo
social justo sino todo lo contrario bajo el signo de la némesis dialéctica de
principios opuestos a la vida y su promoción.
El pragmatismo político y social deja en
manos del Estado o Gobierno de turno la secuencialidad de la ilustración y la
formación de los ciudadanos pero no es factible tal situación. El Estado como Ente ideal se concretiza en el ciudadano y en el
Funcionario al punto de asumir que el carácter de la identidad política lo
define. Se habla de gobiernos a-confesionales y de otros tantos
confesionales o que al menos al comienzo de su Carta Magna invocan el
Nombre de Dios para sustentar su
principio elevado de Justicia pero tal aseveración solo nos llena de una
profunda preocupación al darnos cuenta de la realidad siempre de espaldas a esta santa invocación. Bien
afirmaría el Hiponense: De las leyes
injustas está ausente el pueblo. La conciencia individual y colectiva se
hace nominal al invocar pero no incluir en los procedimientos y funciones al
que es invocado. Están simplemente usando el sonido o Fonética de la Palabra Sagrada
lo que no implica su interiorización o mejor aún la argumentación conceptual de
su contenido primordial “si invocas a
Dios no puedes ser funcionario corrupto porque estas consagrando tu
responsabilidad a Dios” Dios no es un paradigma o molde gramatical es por demás el Santificador
de tus funciones. Sin conciencia sobre la presencia de Dios en cada palabra
de su invocación simplemente es una referencia literaria. La Sociedad está
perdiendo el sentido de su ubicación espiritual y deja de pensar en sus
implicaciones simplemente para no cuestionar su estilo o modo de vida. No es
una discusión de partido Político o Ideologías es la invocación de lo Sagrado
sobre lo profano para ser este último santificado.
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