jueves, 21 de enero de 2016

ENERO 31... NO ES ESTE EL HIJO DE JOSÈ...

NO ES ESTE EL HIJO DE JOSÈ… (Lc 4: 21-30).



Este Texto Evangélico es un tanto inquietante al mostrar la relación de Jesús con  muchas personas “Cercanas” o vecinos que estaban al tanto de su Familia y conocían algo de su Historia personal, nosotros no podemos abordar la vida del Salvador sin tener una marcada experiencia de fe que ubique a Cristo como lo que es, el fundamento de nuestra Redención, mirarlo con otros “ojos” puede significar la pérdida de su Trascendencia (Para el Creyente) y limitarlo a una mera existencia histórica, es hora de pensar de qué forma nosotros estamos asumiendo su Mensaje y por consiguiente  evitar su pérdida de valor Salvífico que Hoy en día está a la orden de una Sociedad y Estructura de Pensamiento que relega lo Trascendente y se queda solo con lo Mediático.

No es fácil para el propio Señor establecer comunicación con un Corazón de piedra como diría el Profeta, no es sencillo abrir los ojos de quien esta enceguecido por tanta superficialidad y  mundanidad,  al punto de desconocer la necesidad de Dios, eran paradójicamente sus vecinos y conocidos quienes le rechazaron aunque le veían, nunca superaron la materialidad de su conocimiento, cuando la razón ve por sobre la Fe se produce una perdida inmediata de equilibrio entre el Ser y el Creer, nuestra Razón unida a la Fe puede potenciar aun lo que creemos y anhelamos.

Ver con el Corazón es  consecuencia de nuestra Espiritualidad, en este punto de nuestra experiencia de fe se hace más real que lo que nuestros sentidos Perciben de la materia, bien diría el Hiponense: Nadie ama lo que no conoce, porque solo el Amor como experiencia puede habilitar incluso formas nuevas de ver y contemplar tanto el Mundo como a las personas, no somos ciegos del Alma,  no somos limitados por el Amor y la Fe, todo lo contrario, gracias a la fe y al Amor somos verdaderamente Percibidos.

El Discurso de este Evangelio tan rechazado por sus oyentes no es otra cosa que la ratificación de la Urgente necesidad de nuestra experiencia de fe, la Simbología nos dice que llevaron a Jesús hasta un monte alto (Aquí Barranco) con el propósito de defenestrarlo, tirarlo, matarlo, cosa que nos recuerda las tentaciones y la confrontación de quienes no “Subían”   en el camino espiritual aunque estaban junto al Salvador, existen personas que aun viendo el fulgor del Oro no lo reconocen, desconocer al propio Salvador, habla de la dureza del corazón  que en nubla la Conciencia del Ser Humano,  al punto de no ver o sentir la íntima presencia del Salvador. Como pedir un Signo sino se vive el Signo de la fe.



Rev. Diego Sabogal.

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