NO ES ESTE EL HIJO DE
JOSÈ… (Lc 4: 21-30).
Este Texto Evangélico es un tanto inquietante al mostrar la
relación de Jesús con muchas personas
“Cercanas” o vecinos que estaban al tanto de su Familia y conocían algo de su
Historia personal, nosotros no podemos abordar la vida del Salvador sin tener
una marcada experiencia de fe que ubique a Cristo como lo que es, el fundamento
de nuestra Redención, mirarlo con otros “ojos” puede significar la pérdida de
su Trascendencia (Para el Creyente) y limitarlo a una mera existencia
histórica, es hora de pensar de qué forma nosotros estamos asumiendo su Mensaje
y por consiguiente evitar su pérdida de
valor Salvífico que Hoy en día está a la orden de una Sociedad y Estructura de
Pensamiento que relega lo Trascendente y se queda solo con lo Mediático.
No es fácil para el propio Señor establecer comunicación con
un Corazón de piedra como diría el Profeta, no es sencillo abrir los ojos de
quien esta enceguecido por tanta superficialidad y mundanidad,
al punto de desconocer la necesidad de Dios, eran paradójicamente sus
vecinos y conocidos quienes le rechazaron aunque le veían, nunca superaron la
materialidad de su conocimiento, cuando la razón ve por sobre la Fe se produce
una perdida inmediata de equilibrio entre el Ser y el Creer, nuestra Razón unida a la Fe puede potenciar aun lo
que creemos y anhelamos.
Ver con el Corazón es consecuencia de nuestra Espiritualidad, en
este punto de nuestra experiencia de fe se hace más real que lo que nuestros
sentidos Perciben de la materia, bien diría el Hiponense: Nadie ama lo que no conoce, porque solo el Amor como experiencia
puede habilitar incluso formas nuevas de ver y contemplar tanto el Mundo como a
las personas, no somos ciegos del Alma,
no somos limitados por el Amor y la Fe, todo lo contrario, gracias a la
fe y al Amor somos verdaderamente Percibidos.
El Discurso de este Evangelio tan rechazado por sus oyentes
no es otra cosa que la ratificación de la Urgente
necesidad de nuestra experiencia de fe, la Simbología nos dice que llevaron
a Jesús hasta un monte alto (Aquí Barranco) con el propósito de defenestrarlo,
tirarlo, matarlo, cosa que nos recuerda las tentaciones y la confrontación de
quienes no “Subían” en el camino espiritual aunque estaban junto
al Salvador, existen personas que aun viendo el fulgor del Oro no lo reconocen,
desconocer al propio Salvador, habla de la dureza del corazón que en nubla la Conciencia del Ser
Humano, al punto de no ver o sentir la
íntima presencia del Salvador. Como pedir un Signo sino se vive el Signo de la
fe.
Rev. Diego Sabogal.
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