LA PURIFICACIÓN DEL
TEMPLO, LA AUTORIDAD MESIÁNICA… (Jn 2: 13-22).
La Visión Joanica es clara frente a este acontecimiento que
confirma una vez más su particular interés por mostrar la Autoridad del
Salvador en un enclave proclive a afirmar las tradiciones que precisamente Jesús
purificará de su contaminación Socio-Cultural imperante en la mentalidad y
quehacer del Pueblo de Israel… Haciendo
un látigo con cuerdas echo a todos fuera del Templo, con las ovejas y los
bueyes, desparramó el dinero de los cambistas y les volcó las mesas… Quitad
esto de aquí y no hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado (15-16)
establece una conexión con el A.T en palabras del Salmista: El celo por tu casa me devora (Salmo 69,10) si hacemos una composición de
lugar, encontramos que esta actividad
era necesaria (vender animales para el Sacrificio) puesto que las distancias hacían
casi imposible movilizar un Buey de una Ciudad a otra, en este caso donde
estaba ubicado el Templo, digamos que la “Protesta” del Salvador se dirige a
las actitudes Ritualistas y mercantiles que invaden el Corazón restándole si se
quiere, importancia a la Gracia y trascendencia a su Palabra, es la queja de las riquezas
capaces de desplazar el Amor y la Caridad por el otro, al respecto diría el
Doctor de la Gracia: Aquel Templo era
una sombra… Llegó Cristo la luz y ahuyentó la sombra.
En la Cosmovision Judía el Templo (Destruido posteriormente
por Roma hacia el año 75 d.C) se constituía en Signo y Símbolo de Alianza con
Dios y no era justo a los ojos de un Judío comprometido como Jesús tales
acciones que hacían de la fuerza de la Ley un imperativo absoluto pasando sobre
la misma Fe y Humanidad de sus Congéneres, es una Protesta tanto Social como
Cultural y Religiosa, es por decirlo de alguna manera, la capacidad de desligar
el Mensaje de Esperanza de las practicas o ritos vacíos de la Tradición Judía de
su época, no perdamos de vista que la exaltación del Ser Humano como Templo de
Dios es patrimonio del cristianismo anunciado por el Salvador, nos unimos al
Hiponense cuando asegura que solo quien ama a Cristo podrá por amor convertirse en su Templo
Sagrado.
Bien acudimos a Orígenes (Padre de Oriente) cuando ve en la
figura del Santuario destruido la imagen señalada por Juan del Cuerpo del
Salvador, una clara alusión a la Resurrección
y Restauración de la verdadera forma y
modo de Adorar a Dios, y en general los PP. De la Iglesia acuden al Profeta
Oseas en tal postura teológica: Dentro
de dos días nos dará la vida, al tercer día nos hará resurgir (2)… Con
Cristo no es ya el Templo o los Santuarios
la figura de conexión con el absoluto Trascendente de Dios en nosotros,
sino nosotros mismos como su Vestigia o Huella en la Creación, es esta Antropología Trascendente capaz de identificar
la presencia de Dios en la Humanidad y en nuestra implícita Naturaleza, el
verdadero Templo es cada Hombre, Mujer, y Niño, que acepta ser Imagen de Dios.
Esta existencia es asumida por Amor y Subsumida por la Gracia de Dios en
nosotros (Espiritualización de la presencia de Dios en nosotros).