INICIO DE UNA
REFLEXIÓN.
EL EXEGÉTA BIEN
INTENCIONADO.
BREVE REFERENCIA
HISTÓRICO-CRÍTICA.
La realidad creyente no
es la misma en términos de destinación racional y somática que la pensada en
conceptos de Fe y trascendencia. El aparato critico de la praxis de nuestra Fe
no necesariamente se puede percibir como un acontecimiento natural cuando esta
a sido puesta en la perspectiva de la Gracia perdiendo así lo que hay en ella
de casual para convertirse en una profunda expresión de la Fe de la Iglesia en
la vida de cada uno de los bautizados cristianos-episcopales. El navegar en las
fuentes de la espiritualidad que somatiza sus contenidos convirtiéndolos en
identidad eclesial llega a nosotros por medio de su fuente primordial como
decíamos antes, - de la Gracia-. La Palabra de Dios se convierte más allá de
una simple unidad lingüística en expresión amorosa de su voluntad salvífica que
encarna identitativamente su adorado Hijo. Ya no es una simple palabra
expresada desde una certeza de Fe sino una praxis de eventos todos ellos
salvíficos porque no hay nada desde nuestra Fe que permita suponer lo
contrario, todo camina hacia la salvación incluyéndonos a nosotros mismos.
“La Palabra de la verdad,
el Evangelio de vuestra salvación” (apartes de Efesios 1,13).
La cultura humana
desarrolla todo tipo de actividades y disciplinas tendientes a la comprensión
de su entorno y las realidades que se perciben desde sus connotaciones de las
que inferimos tanto lo espiritual como lo material. El Exegeta no se aparta de
su compromiso institucional de donde le vienen las nociones y los lineamientos
indispensables para su producción académica matizada por la fuerte presencia de
lo espiritual (Pneumatología). La Iglesia no añade validez a la Palabra
Inspirada, la Iglesia es su portadora y defensora. La naturaleza de las definiciones de
Inerrancia del Texto Sagrado de Tradición supone por antonomasia una perenne
actualidad que no se desgasta por el supuesto interpretativo… Nosotros desde la
doctrina de la Iglesia aseguramos bajo la gravedad de nuestra Fe que las
Escrituras Reveladas son en sí y por si libres de falla o error. Es el primer
fundamento de toda Exegesis bien intencionada. La Verdad no se lleva a un plano
relativo puesto que no solo dicta a la conciencia de quien la investiga
permitiendo que las mismas ideas contenidas en la Palabra se transformen en
fenomenológicas de sus enseñanzas, es decir, que la verdad revelada aflore por
Voluntad de Dios su revelador. El exegeta que no esté en la disciplina de la
Iglesia muy probablemente sus interpretaciones así contenga la transversalidad
de las disciplinas afines e instrumentalizadas no contará con la fuerza para
develar su misterio, este último aplica en la inmanencia de la humanidad
creyente. El Episcopal debe ser un apasionado de las Escrituras Sagradas, pero
no puede confundir las interpretaciones personales con la analogía de la
Palabra en el vientre de la Iglesia. Nuestras investigaciones deben tener
siempre la mirada puesta en Cristo…
La naturaleza exacta de
la Palabra no implica que los distintos géneros y tradiciones no influyan en su
matiz y presentación conceptual. Dios empleó nuestro lenguaje para hablarnos
porque no existe posibilidad de comprender fuera de nuestras categorías
racionales. Dios se comunica en todo momento actualizando sus palabras bajo la
concepción de un mensaje que dice al alma y conciencia del creyente. La Palabra
se materializa en las expresiones Eidéticas que la mente asume y da forma
expresando su contenido en figuras conocidas, nadie puede empelar figuras que
no conozca para hacerse entender y la Palabra revelada también parte de esta
concepción comunicativa de sus escritores o Hagiógrafos relatan desde la
perspectiva de sus categorías cognoscibles y desde luego idiomáticas siendo
esto último un componente definitivo puesto que el idioma introduce una
dialéctica propia y cuya visualización no es la misma. En la mentalidad hebrea
niña, mujer joven y muchacha se equipara en el latín y griego a virgen (Isaías
capítulo 7 versículo 14). Aquí median los convencionalismos socioculturales que
definen el rol de las personas en sus relaciones con el entorno somático. El
exegeta es uno más de esta realidad y sus motivaciones cuando no son las
motivaciones de la Iglesia pueden amañar el mensaje.
Recordemos que la Palabra y su interpretación
adquiere el plus de autenticad cuando la tradición se manifiesta en sus
lineamientos, somos una Iglesia histórica, somos catolicidad y como tal la
disciplina define sus parámetros interpretativos y no enseñamos con la
interpretación personal de las Sagradas Escrituras. Es pues importante tener
presente que la disciplina de la Iglesia nos permite dirigir la fuerza
interpretativa en la dirección de su historia. El exegeta puede interpretar el
texto bíblico que el Magisterio lo hace exacto en su reflexión. Lo que el
Escritor Sagrado (Hagiógrafo) dijo en su tiempo es posible que en el nuestro
alcance una más amplia comprensión e incidencia. La concepción Tropológica del
Evangelio se orienta a corregir costumbres de índole moral, ejemplo de ello, la
actitud del “buen samaritano”. El sentido típico del A.T es universal porque es
la preparación de la Ley antigua para la revelada en Cristo (Hebreos 10,1). La
Escuela Antioquena afirmaba su teoría sobre la base de comprender bienes
superiores en figuras inferiores como la anterior, Luciano y Pablo de Samasota
Siglo IV en Siria. Se admite su postura en hechos históricos descritos en los
evangelios como por ejemplo la crucifixión del Señor (aparece su registro en
archivos romanos). Interpretación histórico-gramatical. La regla fundamental es
que las palabras o expresiones deben entenderse en su sentido obvio y natural.
Interpretación cristiana. Todo libro debe leerse con el mismo espíritu con que
se ha escrito. La Biblia es, en frase de San Pablo, la palabra de la verdad (Efesios
1,13). Y, si es la palabra de la verdad, verdad es cuanto en la Biblia se
contiene (en cuanto a su contenido). Nuestra función en la exegesis es sin duda
alguna la ratificación de su fenómeno y este como incidencia en la vida de la
Iglesia, es decir, de los bautizados.
El llamado Sentido
Típico, nos invita a aterrizar el concepto y su dialéctica hacia una
experiencia creíble y experimentable ya que la Palabra de Dios no se queda como
enunciado recordemos que ella sale de Dios y regresa a Dios después de producir
cambios y transformaciones en la vida del creyente. La trasformación ontológica
del bautizado y de quienes la interpretan es signo de su poder y actualidad. No
existe posibilidad de asumir la Palabra de Dios como un fenómeno aislado del
ser humano, es todo lo contrario, muestra y garantía de vida interior o
espiritualidad. La Palabra explora el universo y con cada letra de su mensaje
se hace presente la Voluntad salvífica de Dios.
Nuestra exegesis es
delimitada no desde la concepción de nuestra Fe simplemente sino también desde
la perspectiva eclesial donde esta tiene su escenario ideal. Nuestra concepción
de Fe se alimenta de la Palabra, es una bella expresión de Agustín de Hipona
luego de aterrizar su exegesis en la relación esencial con la Iglesia y su
Institucionalidad. “Creo en Cristo y en su Evangelio porque me lo enseña la
santa Iglesia” este principio no corta la luz del Espíritu Santo, no le entrega
el derecho a la Institución, sino que la convierte en su depositaria sin que
con ello medie autoridad distinta a la dada o entregada por el Señor. El
exegeta Episcopal, busca en la tradición las claves interpretativas sin dejar
de usar los recursos propios de nuestros Usos y Costumbres… La historia
delimita la concepción conceptual que brota de las disciplinas que el exegeta
emplea en sus investigaciones y meditaciones. Nuestro Círculo hermenéutico está
bien definido y tales definiciones son la clave y no al revés, es decir, no es
la ciencia la que define el derrotero de nuestra experiencia de Fe en las
Escrituras sino estas las que dan cabida a la necesaria interacción de las
disciplinas afines de las que citaremos algunas: Historia, Antropología,
Sociología, Psicología, Derecho, Arte, Biología, incluso la medicina forense,
etc. Es pues importante que la multidisciplinariedad de las ciencias afines se
conserve dentro de los conceptos de la necesaria objetividad de la
investigación académica para aportar conceptos y cosmovisiones al respecto. Los
círculos de la investigación exegética son amplios y los delimitamos con
facilidad cuando los incluimos en la extensión conceptual y textual del Texto
Sagrado a investigar. Recordemos hermanos que no es lo mismo la extensión del
Texto en cuanto a su contenido gramatical que en orden a la enseñanza
doctrinal. La extensión se delimita por la complejidad eidética de nuestro
ejercicio. Es en síntesis la afirmación de su contenido en el escenario de la
narrativa que lo convierte en sonidos e imágenes y su extensión teológica quien
lo resume o condensa en enunciados de índole investigativa. El Texto Inspirado
posee una complejidad no enunciada en sus líneas gramaticales, es decir,
necesitamos conocer sus antecedentes y las fuentes que delimitan su historia
para acercarnos a la intencionalidad literaria de su autor, en este caso Pablo.
Hagamos un ejercicio sencillo para demostrar nuestro punto:
EFESIOS 1: 3-14.
ANALISIS EXEGETICO.
3. Bendito sea el Dios y
Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de
bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; 4. Por cuanto nos ha
elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en
su presencia, en el amor; 5. Eligiéndonos de antemano para ser sus hijos
adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, 6. Para
alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado. 7. En él tenemos por medio de su sangre la
redención, el perdón de los delitos 8. Que ha prodigado sobre nosotros en toda
sabiduría e inteligencia, 9. Dándonos a conocer el Misterio de su voluntad
según el benévolo designio que en él se propuso de antemano, 10. Para
realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por
Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra. 11. A él, por
quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del
que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, 12. Para ser nosotros
alabanza de su gloria, los que ya antes esperábamos en Cristo. 13. En él
también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de
vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo
de la Promesa, 14. Que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo
de su posesión, para alabanza de su gloria.
*** Estos versículos
citados se desenvuelven el plano de lo sobrenatural. El apóstol Pablo muestra
así la intencionalidad de este escrito que define la tendencia de toda la Carta
a los Efesios. La elección es el fundamento tanto de la salvación como de la
predestinación bien entendida en los bautizados escogidos por Dios. Pablo lo
expresa al llamarnos “hijos adoptivos de Dios.
La santidad es parte de la elección y el llamado coherente que Dios nos
hace en su adorado Hijo. El modelo y a la vez el origen de este llamado es
Jesucristo. Pablo no alude a la ley (uno de sus temas favoritos) sino
directamente a la relación escatológica de Jesús el Cristo con la salvación de
la humanidad (opción de Cristo por nosotros).
*La soberanía de Cristo
es anunciada por Pablo después de la reflexión de los primeros creyentes y su
inclusión en la cosmovisión religiosa de los venidos de Israel y el judaísmo al
cristianismo.
*** La Gracia se ofrece
como gratuidad en la existencia humana convirtiéndose en historia de salvación
que brota de su génesis, es decir, de la Trinidad Económica, cuyo accionar es
intrínseco al ser humano su alcance es superior porque no se queda en la aceptación,
sino que fortalece la vivencia salvífica del Bautismo. La liberalidad de Dios
llega a nuestras vidas para permanecer en ella. Cuya gloria se exalta en
nosotros y en los que aceptan el mandato de Dios en su Adorado Hijo. La cruz
aparece como la obra en la concepción histórica de la salvación. La totalidad
salvífica reúne a toda la Creación, hombres, ángeles, judíos y no judíos, todos
son agrupados en una misma obra salvífica.
*** El don del Espíritu
de Dios es la cima o culmen de la elección Divina que no solo atañe a Israel
sino a todas y todos. Es pues una alusión a la Parusía o venida definitiva de
Cristo. Recordemos que el mundo y su contenido deben ser renovados por la
Gracia total y totalizante. En la sangre de Cristo todos son elegidos como
pueblo de Dios, es una definición de índole cósmica. Las palabras clave de la
evolución típica del Texto sometido a nuestra exegesis son:
· Bendición
· Santos
· Elección
· Adopción
· Redención Herencia
· Promesa…
***Estos términos son en
sí perceptibles desde el discurso tanto paulino como de las Escrituras del N.T
que como sabemos se abre a un espectro mayor con la inclusión por parte de la
Iglesia en el escenario escatológico de las promesas de salvación obradas en
Cristo. Si antes la elección tocaba a
una Nación en Palestina ahora toca al universo entero y relaciona aun la
realidad spiritual que no percibimos.
INTERPRETACIÓN
TIPICA.
Es la actualidad del
relato, pero sin apártanos de su momento histórico en el que se obró el Texto
Inspirado. Es pues desde esta perspectiva el pensar como pensó su autor y de
nuestra parte con los ojos y el entendimiento puestos en Cristo el Maestro que
nos potencia. La interpretación típica busca emplear la información aportada y
contextualizarla sin sacarla de la realidad que la origino (en el Texto). El
Texto siempre nos remite a Cristo que es el fundamento de nuestra hermenéutica
y exegesis. La potencia de las palabras reveladas no se pierde en el camino,
sino que produce un fenómeno contrario al matizar la vida con la revelación y
darle sentido experiencial a la misma. Así las palabras de Dios expresadas en
lenguaje humano, se han hecho en todos semejantes al modo de hablar humano,
menos en el error. No es posible hablar de Reescribir la Biblia como una tesis
posible, ya que el mensaje confeccionado como lo tenemos no sufre alteración
alguna y su hermenéutica debe responder al bien de la Iglesia y los creyentes
en su conjunto como comunidad de Fe y no de grupos aislados como tal. Esta
Iglesia como parte de la Comunión Anglicana comparte tradicionalmente los
mismos componentes de la exegesis cristiana heredada de los PP. De la Iglesia y
su Magisterio. El sentir correcto es el sentir de la Iglesia en todas partes:
El Canon de las Sagradas Escrituras está más en el corazón de la Iglesia que en
los libros inspirados.
Estas palabras hacer parte de un axioma
Escrituristico heredado de los santos PP. De la Iglesia. Nuestras posibilidades
de estudio e interpretación son verdaderamente amplias y elaboradas responden a
todas las necesidades de la Iglesia en su conjunto. Somos históricos y prima el
bien universal que el particular sin de meritar o desconocer las
reivindicaciones sociales y culturales. El exegeta no piensa solo en su entorno
inmediato, sino que una norma de su labor dicta la necesidad de compaginar la
interpretación aislada con el conjunto de la universalidad de la Palabra y de
la misma Iglesia. Las interpretaciones privadas deben igualmente estar unidas
al sentir de la Iglesia sin que medie el fanatismo y el creer ser fruto de una
particular revelación, por principio universal todos los bautizados reciben en
el Bautismo las gracias necesarias para su vida de Fe lo que incluye el fruto
de la lectura y meditación de la Palabra de Dios. No perdamos de vista el
contexto de la exegesis y las posibilidades como los objetivos de la misma.
DELIMITACIÓN DEL
FENÓMENO ESCRITURISTICO.
Existen una infinidad de
métodos para el estudio y reflexión del contenido de los textos
Escrituristicos, estas reflexiones y sus
métodos dan clara muestra de la gran preocupación que la Iglesia desde siempre
ha tenido por la Palabra Inspirada (Biblia) esta preocupación es precisamente
la que asume la ingente tarea de salvaguardar la integridad del Texto Sagrado
de Tradición (canon cristiano fijado en el siglo IV) pues esta tarea llega a
nuestros días sin que implique variación
la naturaleza tanto escrita como a la revelada en la exegesis del
cristiano. La Escritura Sagrada posee una cualidad que no es incidental sino
esencial y básicamente nos dice que la Palabra de Dios dice siempre algo a
todos y a uno, a uno y a todos. Pues esta consideración misma define los
límites de su interpretación, así como de su actualidad. El clérigo Episcopal
debe estar en absoluta soberanía de sus contenidos y defensa de los mismos. La
soberanía de la Biblia es un asunto que toca las fibras más profundas de la
Iglesia y su Tradición como Magisterio. La naturaleza de lo revelado implica
que su contenido sea meditado y reflexionado bajo la guía de la Iglesia siendo
como decíamos en la primera parte la depositaria de la riqueza Escrituristica.
En lo personal recomendamos tener un Texto Sagrado confiable de traducción
universal y frecuentada por estudiosos lo que nos asegura que su confiabilidad
sea altamente acertada. Uno de los textos bíblicos más confiables y para
nuestro crecimiento personal es sin duda la versión de la Biblia de Jerusalén.
Retomando la cuestión inicial no olvidamos que la naturaleza de la comunicación
humana emplea tanto símbolos como signos cargados de lenguaje y aterrizado en
frases y oraciones. La Biblia recoge las impresiones de las experiencias
humanas tanto de Fe como de oposición a esta. La Palabra de Dios se actualiza
en el corazón de la Iglesia y en el alma de los bautizados, es una
actualización dinámica que imprime el carácter de su vivencia y coherencia. El
fenómeno se transforma en certeza cuando estamos inclinados a la luz de su
presencia habitual en nosotros y en nuestras congregaciones, sin leer la Biblia
y meditar sus enseñanzas el creyente difícilmente conocerá el amor de la
relación con el Dios revelado en sus palabras.
La Biblia no se limita a
ser un libro delimitado por un contenido variado, sino que ella es un contenido
absoluto de la realidad y relación del Dios subsistente con la humanidad. Es
pues la Palabra de Dios un fenómeno perceptible por el corazón del creyente.
Hemos repetido una
oración de carácter axiomático por los santos PP. De la Iglesia sobre el Texto
Inspirado y esa definición apunta al alma de la Iglesia y su permanente
aprendizaje de la revelación contenida en sus páginas. No es posible suponer
que la Biblia descarta la comunicación Onto-metafisica de su contenido porque
simplemente no puede hacerlo ya que sus páginas contienen la fuerza para
transformar la realidad personal y colectiva de los individuos y de la misma
sociedad. No es el libro que tomas en las manos con un nombre escrito en su
lomo y tapa “Biblia” es el contenido universal aceptado y dimensionado por la
humanidad de todas las épocas. Es pues una alusión universal tanto a su praxis
como a su contenido. La Biblia es un fenómeno actual y pasado, pero en el
tiempo, no implica en su contenido, que es atemporal. La Palabra de Dios se
hizo carne, sublime oración del Evangelista Juan, pero en realidad se hizo
sonido, silaba, consonante, fonema y gramática en general, se hizo arameo,
hebreo, griego, latín, castellano e infinidad de idiomas universales como
dialectos y lenguas, pero sus palabras se unen y constituyen una prueba
irrefutable del Dios que se comunica desde lo inaccesible de su naturaleza
transformada en palabras y signos como símbolos.
ALGUNOS MÉTODOS
INTERPRETATIVOS DE LA BIBLIA (termino puesto de moda
por la Iglesia en el siglo IV).
Es vital que comprendamos
que la Biblia no se puede interpretar literalmente. Hemos de entender la Biblia
en su sentido normal o claro, a menos que el pasaje obviamente esté destinado a
ser simbólico o si se usan figuras literarias. La Biblia dice lo que es
significa siempre eso que ella misma nos dice que es. Es también necesario que comprendamos que no
es factible leer entre líneas el Texto Sagrado de Tradición sino acudir a la
delimitación de un contenido en particular relacionándole con los momentos de
su exposición tanto anteriores como presentes e inmediatos, son los llamados
círculos de interpretación y que básicamente quieren delimitar su exposición
mas no así la naturaleza contenida en sus palabras y oraciones como simbología.
La hermenéutica bíblica nos mantiene fieles al significado que pretendía darse
de las Escrituras y nos aleja de simbolizar versículos bíblicos que debemos
entender literalmente. Para continuar con esta cuestión quiero ilustrar lo
contenido aquí con un ejemplo Escrituristico (Marcos capítulo 8 versículos
1-10) En esos días, se reunió otra gran multitud, y de nuevo la gente quedó sin
alimentos. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
Siento compasión por
ellos. Han estado aquí conmigo durante tres días y no les queda nada para
comer. Si los envío a sus casas con
hambre, se desmayarán en el camino porque algunos han venido desde muy lejos.
Sus discípulos respondieron:
¿Cómo vamos a conseguir
comida suficiente para darles de comer aquí en el desierto?
¿Cuánto pan tienen?
—preguntó Jesús.
—Siete panes —contestaron
ellos.
Entonces Jesús le dijo a la gente que se
sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes, dio gracias a Dios por ellos,
los partió en trozos y se los dio a sus discípulos, quienes repartieron el pan
entre la multitud. También encontraron unos pescaditos, así que Jesús los
bendijo y pidió a sus discípulos que los repartieran.
Todos comieron cuanto quisieron. Después los
discípulos recogieron siete canastas grandes con la comida que sobró. Ese día había unas cuatro mil personas en la
multitud, y Jesús las envió a sus casas luego de que comieron. Inmediatamente después, subió a una barca con
sus discípulos y cruzó a la región de Dalmanuta.
*** El pasaje evangélico
citado nos dice con claridad que hay un ejemplo de interpretación literal que
no implica la des espiritualización del Texto en su integridad solo que la
cantidad expuesta es signo de la obra realizada por el Señor la cual encaja
perfectamente como signo de su accionar liberador. No es solo la comensalía
sino también lo que implica el compartir desde la perspectiva tanto de la
necesidad como de la Solidaridad que el Salvador genera en medio de estas
personas. El Texto Marcano no solo habla del Señor y su poder reflejado en este
milagro, sino que también nos muestra la presencia permanente de sus discípulos
lo que en su lenguaje simboliza a la Iglesia primitiva. Cuatro mil (4000) está
expresando una situación de absoluta desigualdad e imperfección cuya génesis la
podemos encontrar en la situación social de Israel y el hambre que muchos
judíos pasaban a diario, como quiera que los impuestos eran muy altos y los
recursos escaseaban. Es pues la interpretación típica en este segmento unida a
la interpretación literal, pero en la generación de un contexto creíble es
indispensable mirar sus antecedentes:
·
(7: 31-37) se ha producido la curación de un “tartamudo sordo” lo que en
contexto de la preparación del relato de la multiplicación de los alimentos
implica abandono y rechazo social como religioso. El hombre con esta
discapacidad sin duda alguna no podía participar de las actividades de su
comunidad y debía vivir solo o aislado por considerarse su condición un castigo
de Dios.
·
Anterior al milagro descrito (7:24-30) encontramos otra escena gobernada por la
comensalía, que manifiesta como la Misericordia por el otro es capaz de mover
barreras y reconocer las necesidades que posee, en este caso de índole
espiritual puesto que la aceptación del Señor libera en todas las facetas al
creyente. El choque de culturas aquí no es impedimento por el contrario
simboliza la universalidad el Mensaje del Redentor. La Gracia se presenta como
una oportunidad para todos. Aquí se introduce la necesidad de la Fe y la
presencia de la Gracia como un Binomio esencial en la vida de los bautizados.
·
El después de la escena en mención lo encontramos en (8: 11-13) En el contexto
de la interpretación citada, la señal que los fariseos piden al Señor es fruto
de su incredulidad la que es signo de rechazo tanto del anuncio como del Reino
de Dios. Es muy posible que la señal sea asociada con la historia profética de
Israel y como Jesús al no concederla los está invitando a encontrarle en los
textos proféticos estudiados por ellos, o considera que la señal determinante
es su presencia entre los israelitas. La Justicia no es un asunto de
conformidad política o religiosa la Justicia es un estilo de vida que hace
honor al Evangelio.
De lo observado
anteriormente podemos concluir que la presencia del Señor no solo provee
recursos para la subsistencia, sino que es una fuerza capaz de mover los
corazones y en entendimiento de las personas.
La pobreza y sus privaciones son el estado ideal para el pecado y la
ignorancia que lo afirma con total poder sobre la humanidad alienada por sus
propias limitaciones. La alienación es
condición proclive para todo tipo de limitaciones del individuo y su accionar
social y cultural. La observación de los
acontecimientos es la plataforma que impulsa la inclusión de los mismos en la
dinámica de la Fe y la generación de conciencia sobre la intervención de Dios
en la vida de quienes expectantes presenciaron tal manifestación. Los círculos
de análisis del Texto Inspirado son una necesidad para no hacer derivar el
Texto hacia la inmediatez y ausencia de antecedentes críticos como tal. El
evangelio equipara en la revelación la concepción de Dios como el gran
liberador incluso del Ethos social como cultural, es decir, que la
interpretación exegética no puede actuar sin la necesaria inclusión de lo
social en sus criterios y apreciaciones. El Ethos como construcción
antropológica se alimenta también de la revelación e interpretación
Escrituristica como quiera que se ejercicio se vincula al todo social que
compone a la madre de los bautizados. Los análisis del entorno somático dan
como resultado la delimitación fenomenológica antes citada.
La concepción de justica
que nace de la Palabra de Dios es la misma que por analogía acompaña la
intuición humana de justicia. Recordar
en este punto que Dios emplea las categorías fenomenológicas que conocemos para
relacionarse con nosotros. Que la relación de dios es dramática y como tal toca
las fibras más profundas del alma del creyente, es sobre toda consideración un
proceso de conversión que se alinea con la percepción de nuestra Fe. Una vez
más el Ethos cultural se relaciona con el accionar antropológico de nuestro
medio ya definido y delimitado por la revelación de Dios.
*** Martin Heidegger
sitúa la comprensión antes de la interpretación. El alemán Hans-Georg Gadamer
es considerado un renovador del concepto de hermenéutica y aparece definido
como una teoría de la verdad y un método interpretativo… Las interpretaciones
mencionadas arriba nos permiten inferir que el método hermenéutico que
empleamos nosotros los episcopales es una expresión que vincula la razón y la
Fe en el ejercicio de la aprehensión conceptual de la Palabra de Dios. No somos
una Iglesia que desconozca la razón en sus procesos académicos y en su
espiritualidad, por el contrario, uno de nuestros postulados es la inclusión de
la razón como rectora de los acontecimientos sometidos al análisis de la Fe en
el marco conceptual de la academia. Conociendo este antecedente es posible
suponer con bases y fundamentos sólidos, que la interpretación es solo posible
cuando media la comprensión conceptual y esta manera de hablar advierte
propiamente la necesidad de someter al conocimiento lo que por Fe fue aceptado
y sometido por el corazón, logrando así una comunión vital entre Fe y razón. Esta postura nos dice también que la razón
se alimenta de la Fe como concreción de lo que los sentidos gobernados por esta
son incapaces de aportar al ser humano de Fe. No es posible querer interpretar
sino media con poder la Fe en lo que los sentidos reconocen y asumen (empirismo
tácito) es simplemente la afirmación de una doctrina de Fe animada por la razón
que delimita su fenómeno y lo transforma en realidad de salvación.
Es tomar el evangelio y
someterlo a los bienes del corazón donde encontrará sosiego y razón de ser.
Nuestra hermenéutica ejerce la labor de mediar concretamente entre el Texto
original y la postura del ser humano contemporáneo, es decir, que nuestras
interpretaciones no son movidas por el sentir personal sino por el institucional.
La exégesis no debe estar en contra del consenso unánime de los Padres de la
Iglesia; y debe tener en cuenta la analogía de la Fe. También admite criterios
histórico-críticos: recomienda el estudio de las lenguas orientales y la
ciencia crítica textual o literaria; admite, aunque todavía tímidamente, la
crítica histórica. Es una postura que nos expresa con claridad que la Biblia
posee una actualidad generacional y no obstante asume su papel en la historia
de la humanidad para no convertirse en un “texto de consulta” desprovisto de
trascendencia. La Biblia es sobre toda disposición en la Iglesia la luz y guía
de los bautizados. La Iglesia encuentra en la interpretación de su hermenéutica
una aliada en su propia vivencia y seguimiento de su Señor y Salvador.
La Heurística, es un
componente muy importante de nuestra hermenéutica porque nos permite la
posibilidad de abordar los distintos sentidos de la Biblia y sus interlocutores
los escritores sagrados. Es una de sus
funciones relacionar nuestros estudios en Biblia con el Magisterio de la
Iglesia y sus enseñanzas. Cuando entramos en la dinámica de su estudio racional
estamos empleando la Crítica como recurso tanto de su contenido como de su
gramática siendo la presencia de idiomas e imagines distintas a las que
habitualmente empleamos las que determinan nuestra interpretación en el
contexto y medio tanto bíblico como relacional y vivencial. La Crítica es vital si es nuestro interés el
descubrir los distintos trasfondos del Texto Inspirado.
SENTIDOS DE LA
CRITICA E INTERPRETACIÓN BIBLICA.
CRITICA BIBLICA.
SENTIDO BIBLICO.
Crítica literaria:
analiza el género literario en que está escrito ese libro de la Biblia.
Sentido espiritual:
supera el conocimiento del autor humano, aunque se apoya en sus escritos. Se
desprende no de las palabras sino de las realidades que se ocultan bajo esas
palabras. Este sentido espiritual se divide a su vez en: sentido pleno y
sentido típico.
Crítica histórica:
descubre la historia literaria del libro o pasaje bíblico en cuestión, ubicando
la época y cultura en que se escribió y así conocer la intención teológica del
autor.
Lectura en el
Espíritu. Hay que leer la Biblia con el mismo
Espíritu con que ha sido escrita. Debe ser una lectura espiritual, centrada en
Cristo. Debe ser una lectura interiorizada que va transformando interiormente a
quien lee la Biblia.
b) La intención del
autor. El autor divino es el Espíritu Santo. El autor humano es el
instrumento del que Dios se sirvió y a quien inspiró para que dijera solo y todo
lo que Dios quería. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice o
intenta decir, según su tiempo y cultura, por medio de los géneros literarios
propios de su época. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus
escritos, hay que tener muy en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de
narrar que se usaba en tiempo del escritor, y también las expresiones que
entonces se usaban en la conversación ordinaria”.
El contenido y la
unidad de toda la Biblia. El intérprete o exegeta
científico ha de estar capacitado para descomponer y analizar separadamente
cada una de las piezas de un libro o de un autor; pero como científico creyente
ha de saber también, teniendo a mano los resultados de sus estudios
científicos, recomponer las piezas del escrito bíblico y redescubrir en toda su
belleza la verdad unitaria del mensaje. La Biblia no se puede interpretar de
forma aislada rompiendo su contenido aleatorio.
Sentido pleno:
significa ver ese texto a la luz de la totalidad de la Escritura, a la luz de
la Tradición y echando mano de la analogía de la fe. Es un sentido más profundo
que el sentido literal.
1. A la luz de la
totalidad de la Escritura significa que ese texto analizado hay que entenderlo
en conexión con otros textos de la Sagrada Escritura que lo explicitan o lo
profundizan.
2. A la luz de la
tradición significa que no se puede analizar un texto sin tener en cuenta la
interpretación de la Tradición viva de la Iglesia, que viene analizando esos
textos desde los orígenes. Esta Tradición viva está reflejada, sobre todo, en
la doctrina de los Santos Padres de Oriente y Occidente, y en la liturgia.
3. La analogía de la Fe
significa la conexión que tienen las verdades de la fe entre sí. Pongamos un
ejemplo:
Isaías 7, 14: “Pues bien,
el Señor mismo va a darnos una señal: He aquí que una doncella está en cinta. Y
va a dar a luz un hijo. Y le pondrá por nombre Emmanuel”.
Mateo 1, 22-23: “Todo
esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta:
Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre
Emmanuel”.
La Tradición viva
de toda la Iglesia. Tradición quiere significar
primeramente la Tradición apostólica, en la qué y de la que nació el Nuevo
Testamento y la Escritura cristiana. Tradición viva, es decir, que progresa en
la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo. Toda la Iglesia constituye la
Tradición viva y por ello toda la Iglesia contribuye a la correcta
interpretación de la Escritura: los Padres, los fieles cristianos, los
exegetas, el Magisterio. Éste último goza del carisma de la interpretación
auténtica, bajo la guía del mismo Espíritu Santo que inspiró el texto sagrado.
La Tradición tiene una función hermenéutica de guía y de norma, porque nos
ofrece un horizonte de comprensión. Es como el lecho por el que corre el río de
la Palabra de Dios y de su comprensión ininterrumpida.
Sentido típico:
es leer toda la Biblia en referencia a Cristo, en quien la Escritura tuvo su
plenitud. Cristo es el nuevo Adán, el nuevo Abel, el nuevo José, el nuevo Moisés,
el Siervo doliente de Isaías, el nuevo Jonás, etc. Cristo viene a ser el modelo
y la figura de cuanto está contenido en la Escritura.
La analogía de la
Fe. Es la
conexión coherente de la Fe objetiva de la Iglesia, el nexo interno de los
misterios entre sí, Por consiguiente, cualquier verdad o expresión de la
revelación y de la Fe ha de verse a la luz de las otras y en conexión con
ellas, para poder entenderla rectamente y que quede abierta a una ulterior y
más profunda comprensión.
En cuanto a los círculos
de conocimiento interpretativo podemos emplearlos sin que con ello se altere la
exegesis, incluso es posible descartarlos en nuestro ejercicio exegético. Por
otra parte, es útil su aplicación en la referencia anterior y posterior del
estudio de las Sagradas Escrituras.
Primer círculo.
abarca los versículos anteriores y posteriores al texto.
Segundo círculo.
ver el contenido global y el objetivo del libro en el que se encuentra ese
texto.
Tercer círculo.
tener en cuenta otros escritos del mismo autor.
Cuarto círculo.
ver el contenido global y el objetivo de toda la Biblia.
El empleo de estos
círculos como recurso de nuestra hermenéutica básicamente nos proporciona en la
investigación un marco de referencia doctrinal sobre el autor y la incidencia
de sus escritos analizados en su contexto y revelada en el plano de la vivencia
y su cotidianidad. Primer círculo: abarca los versículos anteriores y
posteriores al texto.
CIRCULOS DE
INVESTIGACÓN.
MARCOS 8: 1-10.
Primer Círculo:
Curación de un tartamudo-sordo 7: 31-37. Y los fariseos piden una señal en el
cielo 8: 11-13. La relación con el relato es secuencial en el mismo contexto
descrito por el evangelista, Jesús de camino antes del anuncio de su Pasión.
Segundo círculo:
El objetivo del Evangelio Marquiano es claro identificar a Jesús con el Hijo de
dios construyendo una relación de Fe que no sea comprada por las acciones
sobrenaturales del Señor sino fruto de una autentica reflexión de Fe por parte
el creyente. El contenido es percibido desde la relación salvífica del Dios que
provee y no solo alimentos mudables sino la Gracia eterna.
Tercer círculo:
Marcos no posee otros escritos.
Cuarto círculo: La Biblia
y particularmente los evangelios poseen una connotación salvífica relevante en
la vida del bautizado, es decir, que fueron escritos pensando en nuestro
aprovechamiento. La relación con Cristo que provee en el plano de esta realidad
es figura de su condición escatológica.
*** Por aquellos días,
habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus
discípulos y les dice:
Siento compasión de esta
gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.
Si los despido en ayunas
a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de
lejos.
Sus discípulos le
respondieron: ¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?
Él les preguntaba:
¿Cuántos panes tenéis? Ellos le respondieron: Siete.
Entonces él mandó a la
gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias,
los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los
sirvieron a la gente.
Tenían también unos pocos
pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los
sirvieran.
Comieron y se saciaron, y
recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas.
Fueron unos 4.000; y
Jesús los despidió.
Subió a continuación a la
barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá.
El anterior texto
analizado de una manera somera simplemente se constituye en ejemplo de las
implicaciones de este tipo de exegesis fundamentado en la hermenéutica acuñada
por la Iglesia. Es una manera de garantizar la interpretación desprovista de
intereses o concepciones personales que pueden terminar dañando la realidad
espiritual de quienes entran en contacto con los mismos.
***Los santos Padres
utilizaron los métodos filológico y alegórico. Hoy se utilizan los métodos
diacrónicos (aquellos que estudian el texto sagrado en su proceso de formación)
y sincrónicos (aquellos que estudian el texto sagrado en cuanto tal). El método
Filológico busca apegarse a la realidad en la fueron “paridos” los Textos por
sus autores teniendo presente el medio o entorno cultural de su elaboración. Me
parecen supremamente interesantes los métodos modernos del estudio de las
Sagradas Escrituras, miremos brevemente su forma: La crítica textual: es la
ciencia que trata de reconstruir a partir de los manuscritos disponibles el
texto original de la Sagrada Escritura.
a) La crítica textual:
Nos permite corregir posibles cambios por parte de los copistas.
b) La crítica
literaria: A su vez, echa mano de las fuentes literarias que analizan los
textos bíblicos para detectar y reconstruir eventuales fuentes utilizadas en la
formación de la sagrada Escritura, evidenciando las acentuaciones teológicas y
el ambiente vital. También echa mano de los géneros literarios, ya explicados
anteriormente.
c) La crítica de las
tradiciones: Trata de detectar la prehistoria oral de tales textos,
buscando descubrir las modificaciones que los textos, originalmente en
circulación bajo forma de perícopas aisladas, han sufrido en el curso de la
transmisión oral. Igualmente, pretende descubrir el grupo transmisor
responsable de eventuales reelaboraciones ya en el estadio de la tradición
oral.
d) La crítica de la
redacción: Se propone reconstruir el proceso de redacción y el papel del
redactor. Se ha de estudiar en qué modo ha adquirido el texto su forma
definitiva, cuál era el material a disposición del redactor, qué punto de vista
le ha guiado en la selección, reelaboración y sistematización del material, qué
elementos añade, a qué lectores se dirige.
e) La crítica
histórica: Tiene por objeto unir las afirmaciones de un texto con la
realidad histórica. Trata de aclarar la relación entre texto y evento, el paso
del hecho histórico al texto escrito. No siendo la Biblia un texto
primariamente de carácter histórico, sino testimonio de Fe, no proporciona
todas las informaciones que un historiador desearía. Sin embargo, permiten trazar
una imagen históricamente cierta de los hechos.
*** Método sincrónico:
Es aquel que analiza el texto, no en su fase de formación, sino en su
existencia definitiva
a) El análisis
retórico: se limita a analizar los discursos que se encuentran en la Biblia.
Esos discursos son analizados según las partes del discurso en la retórica
clásica: exordio, narración, demostración, refutación y epílogo.
b) El análisis
narrativo: estudia únicamente los textos narrativos de la Biblia, que son
la mayoría. La narración consta de estos elementos: protagonista, antagonista y
los comparsas; acción, nudo y desenlace; circunstancias del relato: lugar,
tiempo y orden de la acción. Tratándose de un relato bíblico, que es historia
de salvación hay que dar el salto al mensaje que se esconde detrás de esa
narración.
c) El análisis
semiótico: parte de dos presupuestos: Leer e interpretar un texto es
descubrir y establecer las varias relaciones existentes entre los elementos del
mismo texto; las relaciones fundamentales de cualquier texto son la oposición o
la equivalencia. La oposición se aprecia sobre todo en los términos
antitéticos: muerte-vida, frío-calor, luz-oscuridad. Enfermarse-curarse,
viejo-nuevo, unir-separar, etc. La equivalencia se descubre principalmente en
los sinónimos: querer-amar; soplar-alentar, templo-santuario, etc.
Todos los métodos son
buenos y aprovechables si respetan la letra y el espíritu del Texto Sagrado de
Tradición. Cada método aporta su contribución específica a la comprensión de la
Biblia y todos ellos llevan a una creciente maduración de la Fe de los
creyentes.
REFLEXIÓN
PERSONAL.
Las Sagradas Escrituras
son el alimento de todas las facetas o dimensiones de la vida del bautizado
Episcopal, no es solamente una cuestión de estudio sistemático de la Biblia
sino de verdadera configuración personal con su Palabra. Es desde luego un
deber real de todos nosotros tanto su lectura como meditación e investigación,
buscando así actualizar y amarrar nuestras explicitaciones bajo la lupa amorosa
de la Iglesia cuyo Magisterio dictamina la exegesis y su hermenéutica. Nosotros
vivimos una Tradición viva, que se construye unida a la historia y sus
enseñanzas, cada clérigo se convierte unido a los feligreses en guardianes
celosos de la verdad revelada y contenida en cada capítulo y versículo del
Texto Sagrado de Tradición. Los santos
PP. La consideraron siempre más allá de las líneas y libros, le dieron
personalidad y existencia tanto en el creyente como en el colectivo de la
Iglesia. Hoy no es posible definir a Cristo sin conocer y amar los contenidos
del Evangelio. No es posible suponer una relación con el Dios revelado sino
conocemos precisamente esa maravillosa fuente de revelación llamada Sagradas
Escrituras. Hoy debemos hacer un compromiso que implique la Promoción de
nuestras acciones y vida de Fe, así como nuestra espiritualidad unida a la
Biblia. La educación y formación en Sagradas Escrituras debe ser un renglón
determinante en la vida congregacional, así como la consecución del Texto
Sagrado de Tradición para nuestros distintos estudios. La Biblia posee una
gracia muy especial y es precisamente que ella revela lo que es y se entiende
esta revelación en sí misma y en sus palabras contenidas. No necesitamos de
otros textos para meditarla y crecer con sus enseñanzas. Pero la Iglesia tiene
el deber de investigarla, comentarla y vivirla. Es la disposición de Dios al
emplear instrumentos humanos y por ende hablarnos en figuras y contenidos
netamente naturales para nosotros. La Espiritualización de la Biblia asegura
que su contenido sea aplicable en toda condición de vida. Nunca olvidemos
hermanos que no es posible investigar alguno de sus pasajes sin relacionarlo
salvíficamente con los demás contenidos… Dios nos conceda la Gracia de amar,
investigar y difundir su Palabra entre quienes nos rodean.
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