miércoles, 29 de marzo de 2023

EL EXEGÉTA BIEN INTENCIONADO.

 

INICIO DE UNA REFLEXIÓN.

 

EL EXEGÉTA BIEN INTENCIONADO.

 

BREVE REFERENCIA HISTÓRICO-CRÍTICA. 

 

La realidad creyente no es la misma en términos de destinación racional y somática que la pensada en conceptos de Fe y trascendencia. El aparato critico de la praxis de nuestra Fe no necesariamente se puede percibir como un acontecimiento natural cuando esta a sido puesta en la perspectiva de la Gracia perdiendo así lo que hay en ella de casual para convertirse en una profunda expresión de la Fe de la Iglesia en la vida de cada uno de los bautizados cristianos-episcopales. El navegar en las fuentes de la espiritualidad que somatiza sus contenidos convirtiéndolos en identidad eclesial llega a nosotros por medio de su fuente primordial como decíamos antes, - de la Gracia-. La Palabra de Dios se convierte más allá de una simple unidad lingüística en expresión amorosa de su voluntad salvífica que encarna identitativamente su adorado Hijo. Ya no es una simple palabra expresada desde una certeza de Fe sino una praxis de eventos todos ellos salvíficos porque no hay nada desde nuestra Fe que permita suponer lo contrario, todo camina hacia la salvación incluyéndonos a nosotros mismos.  

 

“La Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación” (apartes de Efesios 1,13).

La cultura humana desarrolla todo tipo de actividades y disciplinas tendientes a la comprensión de su entorno y las realidades que se perciben desde sus connotaciones de las que inferimos tanto lo espiritual como lo material. El Exegeta no se aparta de su compromiso institucional de donde le vienen las nociones y los lineamientos indispensables para su producción académica matizada por la fuerte presencia de lo espiritual (Pneumatología). La Iglesia no añade validez a la Palabra Inspirada, la Iglesia es su portadora y defensora.  La naturaleza de las definiciones de Inerrancia del Texto Sagrado de Tradición supone por antonomasia una perenne actualidad que no se desgasta por el supuesto interpretativo… Nosotros desde la doctrina de la Iglesia aseguramos bajo la gravedad de nuestra Fe que las Escrituras Reveladas son en sí y por si libres de falla o error. Es el primer fundamento de toda Exegesis bien intencionada. La Verdad no se lleva a un plano relativo puesto que no solo dicta a la conciencia de quien la investiga permitiendo que las mismas ideas contenidas en la Palabra se transformen en fenomenológicas de sus enseñanzas, es decir, que la verdad revelada aflore por Voluntad de Dios su revelador. El exegeta que no esté en la disciplina de la Iglesia muy probablemente sus interpretaciones así contenga la transversalidad de las disciplinas afines e instrumentalizadas no contará con la fuerza para develar su misterio, este último aplica en la inmanencia de la humanidad creyente. El Episcopal debe ser un apasionado de las Escrituras Sagradas, pero no puede confundir las interpretaciones personales con la analogía de la Palabra en el vientre de la Iglesia. Nuestras investigaciones deben tener siempre la mirada puesta en Cristo…

La naturaleza exacta de la Palabra no implica que los distintos géneros y tradiciones no influyan en su matiz y presentación conceptual. Dios empleó nuestro lenguaje para hablarnos porque no existe posibilidad de comprender fuera de nuestras categorías racionales. Dios se comunica en todo momento actualizando sus palabras bajo la concepción de un mensaje que dice al alma y conciencia del creyente. La Palabra se materializa en las expresiones Eidéticas que la mente asume y da forma expresando su contenido en figuras conocidas, nadie puede empelar figuras que no conozca para hacerse entender y la Palabra revelada también parte de esta concepción comunicativa de sus escritores o Hagiógrafos relatan desde la perspectiva de sus categorías cognoscibles y desde luego idiomáticas siendo esto último un componente definitivo puesto que el idioma introduce una dialéctica propia y cuya visualización no es la misma. En la mentalidad hebrea niña, mujer joven y muchacha se equipara en el latín y griego a virgen (Isaías capítulo 7 versículo 14). Aquí median los convencionalismos socioculturales que definen el rol de las personas en sus relaciones con el entorno somático. El exegeta es uno más de esta realidad y sus motivaciones cuando no son las motivaciones de la Iglesia pueden amañar el mensaje.

 Recordemos que la Palabra y su interpretación adquiere el plus de autenticad cuando la tradición se manifiesta en sus lineamientos, somos una Iglesia histórica, somos catolicidad y como tal la disciplina define sus parámetros interpretativos y no enseñamos con la interpretación personal de las Sagradas Escrituras. Es pues importante tener presente que la disciplina de la Iglesia nos permite dirigir la fuerza interpretativa en la dirección de su historia. El exegeta puede interpretar el texto bíblico que el Magisterio lo hace exacto en su reflexión. Lo que el Escritor Sagrado (Hagiógrafo) dijo en su tiempo es posible que en el nuestro alcance una más amplia comprensión e incidencia. La concepción Tropológica del Evangelio se orienta a corregir costumbres de índole moral, ejemplo de ello, la actitud del “buen samaritano”. El sentido típico del A.T es universal porque es la preparación de la Ley antigua para la revelada en Cristo (Hebreos 10,1). La Escuela Antioquena afirmaba su teoría sobre la base de comprender bienes superiores en figuras inferiores como la anterior, Luciano y Pablo de Samasota Siglo IV en Siria. Se admite su postura en hechos históricos descritos en los evangelios como por ejemplo la crucifixión del Señor (aparece su registro en archivos romanos). Interpretación histórico-gramatical. La regla fundamental es que las palabras o expresiones deben entenderse en su sentido obvio y natural. Interpretación cristiana. Todo libro debe leerse con el mismo espíritu con que se ha escrito. La Biblia es, en frase de San Pablo, la palabra de la verdad (Efesios 1,13). Y, si es la palabra de la verdad, verdad es cuanto en la Biblia se contiene (en cuanto a su contenido). Nuestra función en la exegesis es sin duda alguna la ratificación de su fenómeno y este como incidencia en la vida de la Iglesia, es decir, de los bautizados.

El llamado Sentido Típico, nos invita a aterrizar el concepto y su dialéctica hacia una experiencia creíble y experimentable ya que la Palabra de Dios no se queda como enunciado recordemos que ella sale de Dios y regresa a Dios después de producir cambios y transformaciones en la vida del creyente. La trasformación ontológica del bautizado y de quienes la interpretan es signo de su poder y actualidad. No existe posibilidad de asumir la Palabra de Dios como un fenómeno aislado del ser humano, es todo lo contrario, muestra y garantía de vida interior o espiritualidad. La Palabra explora el universo y con cada letra de su mensaje se hace presente la Voluntad salvífica de Dios.

Nuestra exegesis es delimitada no desde la concepción de nuestra Fe simplemente sino también desde la perspectiva eclesial donde esta tiene su escenario ideal. Nuestra concepción de Fe se alimenta de la Palabra, es una bella expresión de Agustín de Hipona luego de aterrizar su exegesis en la relación esencial con la Iglesia y su Institucionalidad. “Creo en Cristo y en su Evangelio porque me lo enseña la santa Iglesia” este principio no corta la luz del Espíritu Santo, no le entrega el derecho a la Institución, sino que la convierte en su depositaria sin que con ello medie autoridad distinta a la dada o entregada por el Señor. El exegeta Episcopal, busca en la tradición las claves interpretativas sin dejar de usar los recursos propios de nuestros Usos y Costumbres… La historia delimita la concepción conceptual que brota de las disciplinas que el exegeta emplea en sus investigaciones y meditaciones. Nuestro Círculo hermenéutico está bien definido y tales definiciones son la clave y no al revés, es decir, no es la ciencia la que define el derrotero de nuestra experiencia de Fe en las Escrituras sino estas las que dan cabida a la necesaria interacción de las disciplinas afines de las que citaremos algunas: Historia, Antropología, Sociología, Psicología, Derecho, Arte, Biología, incluso la medicina forense, etc. Es pues importante que la multidisciplinariedad de las ciencias afines se conserve dentro de los conceptos de la necesaria objetividad de la investigación académica para aportar conceptos y cosmovisiones al respecto. Los círculos de la investigación exegética son amplios y los delimitamos con facilidad cuando los incluimos en la extensión conceptual y textual del Texto Sagrado a investigar. Recordemos hermanos que no es lo mismo la extensión del Texto en cuanto a su contenido gramatical que en orden a la enseñanza doctrinal. La extensión se delimita por la complejidad eidética de nuestro ejercicio. Es en síntesis la afirmación de su contenido en el escenario de la narrativa que lo convierte en sonidos e imágenes y su extensión teológica quien lo resume o condensa en enunciados de índole investigativa. El Texto Inspirado posee una complejidad no enunciada en sus líneas gramaticales, es decir, necesitamos conocer sus antecedentes y las fuentes que delimitan su historia para acercarnos a la intencionalidad literaria de su autor, en este caso Pablo. Hagamos un ejercicio sencillo para demostrar nuestro punto:

EFESIOS 1: 3-14.

ANALISIS EXEGETICO.

3. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bendiciones espirituales, en los cielos, en Cristo; 4. Por cuanto nos ha elegido en él antes de la fundación del mundo, para ser santos e inmaculados en su presencia, en el amor; 5. Eligiéndonos de antemano para ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, según el beneplácito de su voluntad, 6. Para alabanza de la gloria de su gracia con la que nos agració en el Amado. 7.  En él tenemos por medio de su sangre la redención, el perdón de los delitos 8. Que ha prodigado sobre nosotros en toda sabiduría e inteligencia, 9. Dándonos a conocer el Misterio de su voluntad según el benévolo designio que en él se propuso de antemano, 10. Para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra. 11. A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad, 12. Para ser nosotros alabanza de su gloria, los que ya antes esperábamos en Cristo. 13. En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa, 14. Que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria.

*** Estos versículos citados se desenvuelven el plano de lo sobrenatural. El apóstol Pablo muestra así la intencionalidad de este escrito que define la tendencia de toda la Carta a los Efesios. La elección es el fundamento tanto de la salvación como de la predestinación bien entendida en los bautizados escogidos por Dios. Pablo lo expresa al llamarnos “hijos adoptivos de Dios.  La santidad es parte de la elección y el llamado coherente que Dios nos hace en su adorado Hijo. El modelo y a la vez el origen de este llamado es Jesucristo. Pablo no alude a la ley (uno de sus temas favoritos) sino directamente a la relación escatológica de Jesús el Cristo con la salvación de la humanidad (opción de Cristo por nosotros).

*La soberanía de Cristo es anunciada por Pablo después de la reflexión de los primeros creyentes y su inclusión en la cosmovisión religiosa de los venidos de Israel y el judaísmo al cristianismo.

*** La Gracia se ofrece como gratuidad en la existencia humana convirtiéndose en historia de salvación que brota de su génesis, es decir, de la Trinidad Económica, cuyo accionar es intrínseco al ser humano su alcance es superior porque no se queda en la aceptación, sino que fortalece la vivencia salvífica del Bautismo. La liberalidad de Dios llega a nuestras vidas para permanecer en ella. Cuya gloria se exalta en nosotros y en los que aceptan el mandato de Dios en su Adorado Hijo. La cruz aparece como la obra en la concepción histórica de la salvación. La totalidad salvífica reúne a toda la Creación, hombres, ángeles, judíos y no judíos, todos son agrupados en una misma obra salvífica.

*** El don del Espíritu de Dios es la cima o culmen de la elección Divina que no solo atañe a Israel sino a todas y todos. Es pues una alusión a la Parusía o venida definitiva de Cristo. Recordemos que el mundo y su contenido deben ser renovados por la Gracia total y totalizante. En la sangre de Cristo todos son elegidos como pueblo de Dios, es una definición de índole cósmica. Las palabras clave de la evolución típica del Texto sometido a nuestra exegesis son:

·         Bendición

·         Santos

·         Elección

·         Adopción

·         Redención Herencia

·         Promesa…

***Estos términos son en sí perceptibles desde el discurso tanto paulino como de las Escrituras del N.T que como sabemos se abre a un espectro mayor con la inclusión por parte de la Iglesia en el escenario escatológico de las promesas de salvación obradas en Cristo.  Si antes la elección tocaba a una Nación en Palestina ahora toca al universo entero y relaciona aun la realidad spiritual que no percibimos.

INTERPRETACIÓN TIPICA.

Es la actualidad del relato, pero sin apártanos de su momento histórico en el que se obró el Texto Inspirado. Es pues desde esta perspectiva el pensar como pensó su autor y de nuestra parte con los ojos y el entendimiento puestos en Cristo el Maestro que nos potencia. La interpretación típica busca emplear la información aportada y contextualizarla sin sacarla de la realidad que la origino (en el Texto). El Texto siempre nos remite a Cristo que es el fundamento de nuestra hermenéutica y exegesis. La potencia de las palabras reveladas no se pierde en el camino, sino que produce un fenómeno contrario al matizar la vida con la revelación y darle sentido experiencial a la misma. Así las palabras de Dios expresadas en lenguaje humano, se han hecho en todos semejantes al modo de hablar humano, menos en el error. No es posible hablar de Reescribir la Biblia como una tesis posible, ya que el mensaje confeccionado como lo tenemos no sufre alteración alguna y su hermenéutica debe responder al bien de la Iglesia y los creyentes en su conjunto como comunidad de Fe y no de grupos aislados como tal. Esta Iglesia como parte de la Comunión Anglicana comparte tradicionalmente los mismos componentes de la exegesis cristiana heredada de los PP. De la Iglesia y su Magisterio. El sentir correcto es el sentir de la Iglesia en todas partes: El Canon de las Sagradas Escrituras está más en el corazón de la Iglesia que en los libros inspirados.

 Estas palabras hacer parte de un axioma Escrituristico heredado de los santos PP. De la Iglesia. Nuestras posibilidades de estudio e interpretación son verdaderamente amplias y elaboradas responden a todas las necesidades de la Iglesia en su conjunto. Somos históricos y prima el bien universal que el particular sin de meritar o desconocer las reivindicaciones sociales y culturales. El exegeta no piensa solo en su entorno inmediato, sino que una norma de su labor dicta la necesidad de compaginar la interpretación aislada con el conjunto de la universalidad de la Palabra y de la misma Iglesia. Las interpretaciones privadas deben igualmente estar unidas al sentir de la Iglesia sin que medie el fanatismo y el creer ser fruto de una particular revelación, por principio universal todos los bautizados reciben en el Bautismo las gracias necesarias para su vida de Fe lo que incluye el fruto de la lectura y meditación de la Palabra de Dios. No perdamos de vista el contexto de la exegesis y las posibilidades como los objetivos de la misma.

DELIMITACIÓN DEL FENÓMENO ESCRITURISTICO.

Existen una infinidad de métodos para el estudio y reflexión del contenido de los textos Escrituristicos,  estas reflexiones y sus métodos dan clara muestra de la gran preocupación que la Iglesia desde siempre ha tenido por la Palabra Inspirada (Biblia) esta preocupación es precisamente la que asume la ingente tarea de salvaguardar la integridad del Texto Sagrado de Tradición (canon cristiano fijado en el siglo IV) pues esta tarea llega a nuestros días sin que implique variación  la naturaleza tanto escrita como a la revelada en la exegesis del cristiano. La Escritura Sagrada posee una cualidad que no es incidental sino esencial y básicamente nos dice que la Palabra de Dios dice siempre algo a todos y a uno, a uno y a todos. Pues esta consideración misma define los límites de su interpretación, así como de su actualidad. El clérigo Episcopal debe estar en absoluta soberanía de sus contenidos y defensa de los mismos. La soberanía de la Biblia es un asunto que toca las fibras más profundas de la Iglesia y su Tradición como Magisterio. La naturaleza de lo revelado implica que su contenido sea meditado y reflexionado bajo la guía de la Iglesia siendo como decíamos en la primera parte la depositaria de la riqueza Escrituristica. En lo personal recomendamos tener un Texto Sagrado confiable de traducción universal y frecuentada por estudiosos lo que nos asegura que su confiabilidad sea altamente acertada. Uno de los textos bíblicos más confiables y para nuestro crecimiento personal es sin duda la versión de la Biblia de Jerusalén. Retomando la cuestión inicial no olvidamos que la naturaleza de la comunicación humana emplea tanto símbolos como signos cargados de lenguaje y aterrizado en frases y oraciones. La Biblia recoge las impresiones de las experiencias humanas tanto de Fe como de oposición a esta. La Palabra de Dios se actualiza en el corazón de la Iglesia y en el alma de los bautizados, es una actualización dinámica que imprime el carácter de su vivencia y coherencia. El fenómeno se transforma en certeza cuando estamos inclinados a la luz de su presencia habitual en nosotros y en nuestras congregaciones, sin leer la Biblia y meditar sus enseñanzas el creyente difícilmente conocerá el amor de la relación con el Dios revelado en sus palabras.

La Biblia no se limita a ser un libro delimitado por un contenido variado, sino que ella es un contenido absoluto de la realidad y relación del Dios subsistente con la humanidad. Es pues la Palabra de Dios un fenómeno perceptible por el corazón del creyente.

Hemos repetido una oración de carácter axiomático por los santos PP. De la Iglesia sobre el Texto Inspirado y esa definición apunta al alma de la Iglesia y su permanente aprendizaje de la revelación contenida en sus páginas. No es posible suponer que la Biblia descarta la comunicación Onto-metafisica de su contenido porque simplemente no puede hacerlo ya que sus páginas contienen la fuerza para transformar la realidad personal y colectiva de los individuos y de la misma sociedad. No es el libro que tomas en las manos con un nombre escrito en su lomo y tapa “Biblia” es el contenido universal aceptado y dimensionado por la humanidad de todas las épocas. Es pues una alusión universal tanto a su praxis como a su contenido. La Biblia es un fenómeno actual y pasado, pero en el tiempo, no implica en su contenido, que es atemporal. La Palabra de Dios se hizo carne, sublime oración del Evangelista Juan, pero en realidad se hizo sonido, silaba, consonante, fonema y gramática en general, se hizo arameo, hebreo, griego, latín, castellano e infinidad de idiomas universales como dialectos y lenguas, pero sus palabras se unen y constituyen una prueba irrefutable del Dios que se comunica desde lo inaccesible de su naturaleza transformada en palabras y signos como símbolos.

ALGUNOS MÉTODOS INTERPRETATIVOS DE LA BIBLIA (termino puesto de moda por la Iglesia en el siglo IV).

Es vital que comprendamos que la Biblia no se puede interpretar literalmente. Hemos de entender la Biblia en su sentido normal o claro, a menos que el pasaje obviamente esté destinado a ser simbólico o si se usan figuras literarias. La Biblia dice lo que es significa siempre eso que ella misma nos dice que es.  Es también necesario que comprendamos que no es factible leer entre líneas el Texto Sagrado de Tradición sino acudir a la delimitación de un contenido en particular relacionándole con los momentos de su exposición tanto anteriores como presentes e inmediatos, son los llamados círculos de interpretación y que básicamente quieren delimitar su exposición mas no así la naturaleza contenida en sus palabras y oraciones como simbología. La hermenéutica bíblica nos mantiene fieles al significado que pretendía darse de las Escrituras y nos aleja de simbolizar versículos bíblicos que debemos entender literalmente. Para continuar con esta cuestión quiero ilustrar lo contenido aquí con un ejemplo Escrituristico (Marcos capítulo 8 versículos 1-10) En esos días, se reunió otra gran multitud, y de nuevo la gente quedó sin alimentos. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

Siento compasión por ellos. Han estado aquí conmigo durante tres días y no les queda nada para comer.  Si los envío a sus casas con hambre, se desmayarán en el camino porque algunos han venido desde muy lejos.

 Sus discípulos respondieron:

¿Cómo vamos a conseguir comida suficiente para darles de comer aquí en el desierto?

¿Cuánto pan tienen? —preguntó Jesús.

—Siete panes —contestaron ellos.

 Entonces Jesús le dijo a la gente que se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes, dio gracias a Dios por ellos, los partió en trozos y se los dio a sus discípulos, quienes repartieron el pan entre la multitud. También encontraron unos pescaditos, así que Jesús los bendijo y pidió a sus discípulos que los repartieran.

 Todos comieron cuanto quisieron. Después los discípulos recogieron siete canastas grandes con la comida que sobró.  Ese día había unas cuatro mil personas en la multitud, y Jesús las envió a sus casas luego de que comieron.  Inmediatamente después, subió a una barca con sus discípulos y cruzó a la región de Dalmanuta.

*** El pasaje evangélico citado nos dice con claridad que hay un ejemplo de interpretación literal que no implica la des espiritualización del Texto en su integridad solo que la cantidad expuesta es signo de la obra realizada por el Señor la cual encaja perfectamente como signo de su accionar liberador. No es solo la comensalía sino también lo que implica el compartir desde la perspectiva tanto de la necesidad como de la Solidaridad que el Salvador genera en medio de estas personas. El Texto Marcano no solo habla del Señor y su poder reflejado en este milagro, sino que también nos muestra la presencia permanente de sus discípulos lo que en su lenguaje simboliza a la Iglesia primitiva. Cuatro mil (4000) está expresando una situación de absoluta desigualdad e imperfección cuya génesis la podemos encontrar en la situación social de Israel y el hambre que muchos judíos pasaban a diario, como quiera que los impuestos eran muy altos y los recursos escaseaban. Es pues la interpretación típica en este segmento unida a la interpretación literal, pero en la generación de un contexto creíble es indispensable mirar sus antecedentes:

· (7: 31-37) se ha producido la curación de un “tartamudo sordo” lo que en contexto de la preparación del relato de la multiplicación de los alimentos implica abandono y rechazo social como religioso. El hombre con esta discapacidad sin duda alguna no podía participar de las actividades de su comunidad y debía vivir solo o aislado por considerarse su condición un castigo de Dios.

· Anterior al milagro descrito (7:24-30) encontramos otra escena gobernada por la comensalía, que manifiesta como la Misericordia por el otro es capaz de mover barreras y reconocer las necesidades que posee, en este caso de índole espiritual puesto que la aceptación del Señor libera en todas las facetas al creyente. El choque de culturas aquí no es impedimento por el contrario simboliza la universalidad el Mensaje del Redentor. La Gracia se presenta como una oportunidad para todos. Aquí se introduce la necesidad de la Fe y la presencia de la Gracia como un Binomio esencial en la vida de los bautizados.

· El después de la escena en mención lo encontramos en (8: 11-13) En el contexto de la interpretación citada, la señal que los fariseos piden al Señor es fruto de su incredulidad la que es signo de rechazo tanto del anuncio como del Reino de Dios. Es muy posible que la señal sea asociada con la historia profética de Israel y como Jesús al no concederla los está invitando a encontrarle en los textos proféticos estudiados por ellos, o considera que la señal determinante es su presencia entre los israelitas. La Justicia no es un asunto de conformidad política o religiosa la Justicia es un estilo de vida que hace honor al Evangelio.

De lo observado anteriormente podemos concluir que la presencia del Señor no solo provee recursos para la subsistencia, sino que es una fuerza capaz de mover los corazones y en entendimiento de las personas.  La pobreza y sus privaciones son el estado ideal para el pecado y la ignorancia que lo afirma con total poder sobre la humanidad alienada por sus propias limitaciones.  La alienación es condición proclive para todo tipo de limitaciones del individuo y su accionar social y cultural.  La observación de los acontecimientos es la plataforma que impulsa la inclusión de los mismos en la dinámica de la Fe y la generación de conciencia sobre la intervención de Dios en la vida de quienes expectantes presenciaron tal manifestación. Los círculos de análisis del Texto Inspirado son una necesidad para no hacer derivar el Texto hacia la inmediatez y ausencia de antecedentes críticos como tal. El evangelio equipara en la revelación la concepción de Dios como el gran liberador incluso del Ethos social como cultural, es decir, que la interpretación exegética no puede actuar sin la necesaria inclusión de lo social en sus criterios y apreciaciones. El Ethos como construcción antropológica se alimenta también de la revelación e interpretación Escrituristica como quiera que se ejercicio se vincula al todo social que compone a la madre de los bautizados. Los análisis del entorno somático dan como resultado la delimitación fenomenológica antes citada.

La concepción de justica que nace de la Palabra de Dios es la misma que por analogía acompaña la intuición humana de justicia.  Recordar en este punto que Dios emplea las categorías fenomenológicas que conocemos para relacionarse con nosotros. Que la relación de dios es dramática y como tal toca las fibras más profundas del alma del creyente, es sobre toda consideración un proceso de conversión que se alinea con la percepción de nuestra Fe. Una vez más el Ethos cultural se relaciona con el accionar antropológico de nuestro medio ya definido y delimitado por la revelación de Dios.

*** Martin Heidegger sitúa la comprensión antes de la interpretación. El alemán Hans-Georg Gadamer es considerado un renovador del concepto de hermenéutica y aparece definido como una teoría de la verdad y un método interpretativo… Las interpretaciones mencionadas arriba nos permiten inferir que el método hermenéutico que empleamos nosotros los episcopales es una expresión que vincula la razón y la Fe en el ejercicio de la aprehensión conceptual de la Palabra de Dios. No somos una Iglesia que desconozca la razón en sus procesos académicos y en su espiritualidad, por el contrario, uno de nuestros postulados es la inclusión de la razón como rectora de los acontecimientos sometidos al análisis de la Fe en el marco conceptual de la academia. Conociendo este antecedente es posible suponer con bases y fundamentos sólidos, que la interpretación es solo posible cuando media la comprensión conceptual y esta manera de hablar advierte propiamente la necesidad de someter al conocimiento lo que por Fe fue aceptado y sometido por el corazón, logrando así una comunión vital entre Fe y razón.   Esta postura nos dice también que la razón se alimenta de la Fe como concreción de lo que los sentidos gobernados por esta son incapaces de aportar al ser humano de Fe. No es posible querer interpretar sino media con poder la Fe en lo que los sentidos reconocen y asumen (empirismo tácito) es simplemente la afirmación de una doctrina de Fe animada por la razón que delimita su fenómeno y lo transforma en realidad de salvación.                              

Es tomar el evangelio y someterlo a los bienes del corazón donde encontrará sosiego y razón de ser. Nuestra hermenéutica ejerce la labor de mediar concretamente entre el Texto original y la postura del ser humano contemporáneo, es decir, que nuestras interpretaciones no son movidas por el sentir personal sino por el institucional. La exégesis no debe estar en contra del consenso unánime de los Padres de la Iglesia; y debe tener en cuenta la analogía de la Fe. También admite criterios histórico-críticos: recomienda el estudio de las lenguas orientales y la ciencia crítica textual o literaria; admite, aunque todavía tímidamente, la crítica histórica. Es una postura que nos expresa con claridad que la Biblia posee una actualidad generacional y no obstante asume su papel en la historia de la humanidad para no convertirse en un “texto de consulta” desprovisto de trascendencia. La Biblia es sobre toda disposición en la Iglesia la luz y guía de los bautizados. La Iglesia encuentra en la interpretación de su hermenéutica una aliada en su propia vivencia y seguimiento de su Señor y Salvador.

La Heurística, es un componente muy importante de nuestra hermenéutica porque nos permite la posibilidad de abordar los distintos sentidos de la Biblia y sus interlocutores los escritores sagrados.  Es una de sus funciones relacionar nuestros estudios en Biblia con el Magisterio de la Iglesia y sus enseñanzas. Cuando entramos en la dinámica de su estudio racional estamos empleando la Crítica como recurso tanto de su contenido como de su gramática siendo la presencia de idiomas e imagines distintas a las que habitualmente empleamos las que determinan nuestra interpretación en el contexto y medio tanto bíblico como relacional y vivencial.  La Crítica es vital si es nuestro interés el descubrir los distintos trasfondos del Texto Inspirado.  

SENTIDOS DE LA CRITICA E INTERPRETACIÓN BIBLICA.

CRITICA BIBLICA.

SENTIDO BIBLICO.

Crítica literaria: analiza el género literario en que está escrito ese libro de la Biblia.

Sentido espiritual: supera el conocimiento del autor humano, aunque se apoya en sus escritos. Se desprende no de las palabras sino de las realidades que se ocultan bajo esas palabras. Este sentido espiritual se divide a su vez en: sentido pleno y sentido típico.

Crítica histórica: descubre la historia literaria del libro o pasaje bíblico en cuestión, ubicando la época y cultura en que se escribió y así conocer la intención teológica del autor.

Lectura en el Espíritu. Hay que leer la Biblia con el mismo Espíritu con que ha sido escrita. Debe ser una lectura espiritual, centrada en Cristo. Debe ser una lectura interiorizada que va transformando interiormente a quien lee la Biblia.

b) La intención del autor. El autor divino es el Espíritu Santo. El autor humano es el instrumento del que Dios se sirvió y a quien inspiró para que dijera solo y todo lo que Dios quería. El intérprete indagará lo que el autor sagrado dice o intenta decir, según su tiempo y cultura, por medio de los géneros literarios propios de su época. Para comprender exactamente lo que el autor propone en sus escritos, hay que tener muy en cuenta el modo de pensar, de expresarse, de narrar que se usaba en tiempo del escritor, y también las expresiones que entonces se usaban en la conversación ordinaria”.

El contenido y la unidad de toda la Biblia. El intérprete o exegeta científico ha de estar capacitado para descomponer y analizar separadamente cada una de las piezas de un libro o de un autor; pero como científico creyente ha de saber también, teniendo a mano los resultados de sus estudios científicos, recomponer las piezas del escrito bíblico y redescubrir en toda su belleza la verdad unitaria del mensaje. La Biblia no se puede interpretar de forma aislada rompiendo su contenido aleatorio.

Sentido pleno: significa ver ese texto a la luz de la totalidad de la Escritura, a la luz de la Tradición y echando mano de la analogía de la fe. Es un sentido más profundo que el sentido literal.

1. A la luz de la totalidad de la Escritura significa que ese texto analizado hay que entenderlo en conexión con otros textos de la Sagrada Escritura que lo explicitan o lo profundizan.

2. A la luz de la tradición significa que no se puede analizar un texto sin tener en cuenta la interpretación de la Tradición viva de la Iglesia, que viene analizando esos textos desde los orígenes. Esta Tradición viva está reflejada, sobre todo, en la doctrina de los Santos Padres de Oriente y Occidente, y en la liturgia.

3. La analogía de la Fe significa la conexión que tienen las verdades de la fe entre sí. Pongamos un ejemplo:

Isaías 7, 14: “Pues bien, el Señor mismo va a darnos una señal: He aquí que una doncella está en cinta. Y va a dar a luz un hijo. Y le pondrá por nombre Emmanuel”.

Mateo 1, 22-23: “Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Emmanuel”.

La Tradición viva de toda la Iglesia. Tradición quiere significar primeramente la Tradición apostólica, en la qué y de la que nació el Nuevo Testamento y la Escritura cristiana. Tradición viva, es decir, que progresa en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo. Toda la Iglesia constituye la Tradición viva y por ello toda la Iglesia contribuye a la correcta interpretación de la Escritura: los Padres, los fieles cristianos, los exegetas, el Magisterio. Éste último goza del carisma de la interpretación auténtica, bajo la guía del mismo Espíritu Santo que inspiró el texto sagrado. La Tradición tiene una función hermenéutica de guía y de norma, porque nos ofrece un horizonte de comprensión. Es como el lecho por el que corre el río de la Palabra de Dios y de su comprensión ininterrumpida.

Sentido típico: es leer toda la Biblia en referencia a Cristo, en quien la Escritura tuvo su plenitud. Cristo es el nuevo Adán, el nuevo Abel, el nuevo José, el nuevo Moisés, el Siervo doliente de Isaías, el nuevo Jonás, etc. Cristo viene a ser el modelo y la figura de cuanto está contenido en la Escritura.

La analogía de la Fe.  Es la conexión coherente de la Fe objetiva de la Iglesia, el nexo interno de los misterios entre sí, Por consiguiente, cualquier verdad o expresión de la revelación y de la Fe ha de verse a la luz de las otras y en conexión con ellas, para poder entenderla rectamente y que quede abierta a una ulterior y más profunda comprensión.

En cuanto a los círculos de conocimiento interpretativo podemos emplearlos sin que con ello se altere la exegesis, incluso es posible descartarlos en nuestro ejercicio exegético. Por otra parte, es útil su aplicación en la referencia anterior y posterior del estudio de las Sagradas Escrituras.

Primer círculo. abarca los versículos anteriores y posteriores al texto.

Segundo círculo. ver el contenido global y el objetivo del libro en el que se encuentra ese texto.

Tercer círculo. tener en cuenta otros escritos del mismo autor.

Cuarto círculo. ver el contenido global y el objetivo de toda la Biblia.

El empleo de estos círculos como recurso de nuestra hermenéutica básicamente nos proporciona en la investigación un marco de referencia doctrinal sobre el autor y la incidencia de sus escritos analizados en su contexto y revelada en el plano de la vivencia y su cotidianidad. Primer círculo: abarca los versículos anteriores y posteriores al texto.

CIRCULOS DE INVESTIGACÓN.

MARCOS 8: 1-10.

Primer Círculo: Curación de un tartamudo-sordo 7: 31-37. Y los fariseos piden una señal en el cielo 8: 11-13. La relación con el relato es secuencial en el mismo contexto descrito por el evangelista, Jesús de camino antes del anuncio de su Pasión.

 Segundo círculo: El objetivo del Evangelio Marquiano es claro identificar a Jesús con el Hijo de dios construyendo una relación de Fe que no sea comprada por las acciones sobrenaturales del Señor sino fruto de una autentica reflexión de Fe por parte el creyente. El contenido es percibido desde la relación salvífica del Dios que provee y no solo alimentos mudables sino la Gracia eterna.

 

Tercer círculo: Marcos no posee otros escritos.

Cuarto círculo: La Biblia y particularmente los evangelios poseen una connotación salvífica relevante en la vida del bautizado, es decir, que fueron escritos pensando en nuestro aprovechamiento. La relación con Cristo que provee en el plano de esta realidad es figura de su condición escatológica.

*** Por aquellos días, habiendo de nuevo mucha gente y no teniendo qué comer, llama Jesús a sus discípulos y les dice:

Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer.

Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos.

Sus discípulos le respondieron: ¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?

Él les preguntaba: ¿Cuántos panes tenéis? Ellos le respondieron: Siete.

Entonces él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente.

Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran.

Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas.

Fueron unos 4.000; y Jesús los despidió.

Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanutá.

El anterior texto analizado de una manera somera simplemente se constituye en ejemplo de las implicaciones de este tipo de exegesis fundamentado en la hermenéutica acuñada por la Iglesia. Es una manera de garantizar la interpretación desprovista de intereses o concepciones personales que pueden terminar dañando la realidad espiritual de quienes entran en contacto con los mismos.

***Los santos Padres utilizaron los métodos filológico y alegórico. Hoy se utilizan los métodos diacrónicos (aquellos que estudian el texto sagrado en su proceso de formación) y sincrónicos (aquellos que estudian el texto sagrado en cuanto tal). El método Filológico busca apegarse a la realidad en la fueron “paridos” los Textos por sus autores teniendo presente el medio o entorno cultural de su elaboración. Me parecen supremamente interesantes los métodos modernos del estudio de las Sagradas Escrituras, miremos brevemente su forma: La crítica textual: es la ciencia que trata de reconstruir a partir de los manuscritos disponibles el texto original de la Sagrada Escritura.

a) La crítica textual: Nos permite corregir posibles cambios por parte de los copistas.

b) La crítica literaria: A su vez, echa mano de las fuentes literarias que analizan los textos bíblicos para detectar y reconstruir eventuales fuentes utilizadas en la formación de la sagrada Escritura, evidenciando las acentuaciones teológicas y el ambiente vital. También echa mano de los géneros literarios, ya explicados anteriormente.

c) La crítica de las tradiciones: Trata de detectar la prehistoria oral de tales textos, buscando descubrir las modificaciones que los textos, originalmente en circulación bajo forma de perícopas aisladas, han sufrido en el curso de la transmisión oral. Igualmente, pretende descubrir el grupo transmisor responsable de eventuales reelaboraciones ya en el estadio de la tradición oral.

d) La crítica de la redacción: Se propone reconstruir el proceso de redacción y el papel del redactor. Se ha de estudiar en qué modo ha adquirido el texto su forma definitiva, cuál era el material a disposición del redactor, qué punto de vista le ha guiado en la selección, reelaboración y sistematización del material, qué elementos añade, a qué lectores se dirige.

e) La crítica histórica: Tiene por objeto unir las afirmaciones de un texto con la realidad histórica. Trata de aclarar la relación entre texto y evento, el paso del hecho histórico al texto escrito. No siendo la Biblia un texto primariamente de carácter histórico, sino testimonio de Fe, no proporciona todas las informaciones que un historiador desearía. Sin embargo, permiten trazar una imagen históricamente cierta de los hechos.

*** Método sincrónico: Es aquel que analiza el texto, no en su fase de formación, sino en su existencia definitiva

a) El análisis retórico: se limita a analizar los discursos que se encuentran en la Biblia. Esos discursos son analizados según las partes del discurso en la retórica clásica: exordio, narración, demostración, refutación y epílogo.

b) El análisis narrativo: estudia únicamente los textos narrativos de la Biblia, que son la mayoría. La narración consta de estos elementos: protagonista, antagonista y los comparsas; acción, nudo y desenlace; circunstancias del relato: lugar, tiempo y orden de la acción. Tratándose de un relato bíblico, que es historia de salvación hay que dar el salto al mensaje que se esconde detrás de esa narración.

c) El análisis semiótico: parte de dos presupuestos: Leer e interpretar un texto es descubrir y establecer las varias relaciones existentes entre los elementos del mismo texto; las relaciones fundamentales de cualquier texto son la oposición o la equivalencia. La oposición se aprecia sobre todo en los términos antitéticos: muerte-vida, frío-calor, luz-oscuridad. Enfermarse-curarse, viejo-nuevo, unir-separar, etc. La equivalencia se descubre principalmente en los sinónimos: querer-amar; soplar-alentar, templo-santuario, etc.

Todos los métodos son buenos y aprovechables si respetan la letra y el espíritu del Texto Sagrado de Tradición. Cada método aporta su contribución específica a la comprensión de la Biblia y todos ellos llevan a una creciente maduración de la Fe de los creyentes.

REFLEXIÓN PERSONAL.

Las Sagradas Escrituras son el alimento de todas las facetas o dimensiones de la vida del bautizado Episcopal, no es solamente una cuestión de estudio sistemático de la Biblia sino de verdadera configuración personal con su Palabra. Es desde luego un deber real de todos nosotros tanto su lectura como meditación e investigación, buscando así actualizar y amarrar nuestras explicitaciones bajo la lupa amorosa de la Iglesia cuyo Magisterio dictamina la exegesis y su hermenéutica. Nosotros vivimos una Tradición viva, que se construye unida a la historia y sus enseñanzas, cada clérigo se convierte unido a los feligreses en guardianes celosos de la verdad revelada y contenida en cada capítulo y versículo del Texto Sagrado de Tradición.  Los santos PP. La consideraron siempre más allá de las líneas y libros, le dieron personalidad y existencia tanto en el creyente como en el colectivo de la Iglesia. Hoy no es posible definir a Cristo sin conocer y amar los contenidos del Evangelio. No es posible suponer una relación con el Dios revelado sino conocemos precisamente esa maravillosa fuente de revelación llamada Sagradas Escrituras. Hoy debemos hacer un compromiso que implique la Promoción de nuestras acciones y vida de Fe, así como nuestra espiritualidad unida a la Biblia. La educación y formación en Sagradas Escrituras debe ser un renglón determinante en la vida congregacional, así como la consecución del Texto Sagrado de Tradición para nuestros distintos estudios. La Biblia posee una gracia muy especial y es precisamente que ella revela lo que es y se entiende esta revelación en sí misma y en sus palabras contenidas. No necesitamos de otros textos para meditarla y crecer con sus enseñanzas. Pero la Iglesia tiene el deber de investigarla, comentarla y vivirla. Es la disposición de Dios al emplear instrumentos humanos y por ende hablarnos en figuras y contenidos netamente naturales para nosotros. La Espiritualización de la Biblia asegura que su contenido sea aplicable en toda condición de vida. Nunca olvidemos hermanos que no es posible investigar alguno de sus pasajes sin relacionarlo salvíficamente con los demás contenidos… Dios nos conceda la Gracia de amar, investigar y difundir su Palabra entre quienes nos rodean. 

 

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