LA TEMPESTAD
CALMADA… CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS.
Marcos capitulo 4
versiculos 35-41.
¿Quién dijo miedo?
"35. Este día, al
atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.» 36. Despiden a la gente y le
llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. 37.En esto, se
levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya
se anegaba la barca. 38.Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le
despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» 39. El,
habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El
viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. 40.Y les dijo: «¿Por qué estáis
con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» 41. Ellos se llenaron de gran temor y se
decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le
obedecen?»" https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/marcos/4/
El Texto Marcano, sobre
la tempestad calmada, ubica al Señor justo después de haber atendido a
muchísimas personas y reforzar la Fe de sus discípulos con las parábolas sobre
el Reino. La escena se centra en el lago de Galilea, donde ellos eran
pescadores y muy posiblemente conformaban una especie de cooperativa para poder
pagar el tributo a Roma por el ejercicio de su oficio. Es pues una escena
trivial ya que es muy común por su ubicación y geografía la proliferación de
tempestades. Marcos refleja en sus palabras el desconcierto de los discípulos
ante la actitud de Jesús que no obstante la inclemencia del temporal, estaba
literalmente descansando. Recordemos que la tempestad siempre es signo de drama
y conflicto y que Dios se revela en la quietud y la calma, es el mismo modelo por
ejemplo de sus manifestaciones a los patriarcas de Israel. Buscando de esta
forma afirmar la presencia sobrenatural en el Señor de la Voluntad salvífica de
Dios Padre.
La vida estará siempre llena de tempestades y
tormentas de todo tipo, pero el amor de Dios trae sosiego y calma ante sus
embates. La figura también para los PP. de la Iglesia, representa precisamente
a la Iglesia y sus dificultades en la misión evangélica ya que el mundo no es
precisamente un escenario de paz en su ministerio misionero. La Gracia es pues
la fortaleza para vencer las dificultades que se presentan en nuestro caminar, luchemos,
pero de la mano con el resucitado y afirmemos el valor de nuestra propia
experiencia con el Cristo de la Fe. Tengamos el valor de luchar y buscar el establecimiento
del Reino y su justicia.
La tempestad permite la
manifestación del poder amoroso de Dios y su solidaridad con cada uno de
nosotros en nuestras innumerables tempestades. Para este evangelista es la
manifestación oportuna del Reino de Dios en medio de nuestras vidas. Siempre
estaremos actuando en distintos escenarios, pero el más importante de ellos es
sin duda el caminar de nuestra Fe en el Dios revelado. La Madre Iglesia es esa
barca llena de dificultades, pero con un timón hábilmente guiado por el Señor.
Aquí las pruebas son parte del acontecer de nuestra existencia y no simplemente
consecuencia lógica del vivir y actuar. Nuestra actitud para luchar sin caer
por la borda es fundamental. No podemos permitirnos el descuidar la vida,
aunque aparentemente el mar personal esté plagado de aguas tranquilas porque en
cualquier momento el panorama puede cambiar y necesitaremos de Cristo y su
amor. No podemos vivir temerosos debemos hacernos a la mar cuantas veces esto
sea necesario sin escatimar el propio compromiso de cuidarnos y no propiciar
fuertes tormentas que nos detengan en nuestro caminar hacia la perfección
cristiana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario