DOMINGO XXII
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. CELEBRACIÓN DE TODOS LOS SANTOS…
“1. Entonces Jesús se
dirigió a la gente y a sus discípulos 2. y les dijo: «En la cátedra de Moisés
se han sentado los escribas y los fariseos. 3. Haced, pues, y observad todo
lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. 4. Atan
cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el
dedo quieren moverlas. 5. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los
hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas
del manto; 6. quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos
en las sinagogas, 7. que se les salude en las plazas y que la gente les llame
"Rabbí". 8. «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí",
porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. 9. Ni
llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es
vuestro Padre: el del cielo. 10. Ni tampoco os dejéis llamar "directores",
porque uno solo es vuestro director: el Cristo. 11. El mayor entre vosotros
será vuestro servidor. 12. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se
humille, será ensalzado. https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/23/.
La liturgia de la Palabra
propuesta para este domingo nos ofrece la posibilidad de considerar las
prioridades en la praxis de nuestra Fe personal y comunitaria. El legalismo denunciado
por el propio Señor le restaba fuerza al auténtico testimonio de fidelidad a la
Palabra revelada. Las “filacterias” eran pequeños estuches que los
fariseos usaban para guardar pequeños textos sobre la Ley Mosaica y de esta
manera los exhiben en sus brazos, ropas y frentes, una manera para recordar la
ley y conocer su contenido, pero el testimonio no guardaba relación con su
contenido abiertamente impulsado por la legalidad y la norma. La designación
con el término maestro evoca sin duda la imposibilidad de asumirlo sin un auténtico
testimonio que eduque con cada una de sus acciones, hablar de maestros implica
necesariamente la afirmación de la existencia de estudiantes, discípulos y
similares. La imitación de una forma de vida o de actuar supone reconocer en
ella una serie de contenidos sublimes y auténticamente edificantes. Jesús se
nos ofrece amorosamente como el verdadero modelo de vida y superación al
alcance de todos y cada uno de los bautizados, “la Gracia busca en nosotros
ser de igual manera a cómo vivió el Señor en el mundo y amar de la misma forma”.
El título “maestro”
posee una forma solemne que solo se emplea en el Evangelio para designar al
resucitado en los episodios que describen gráficamente este fenómeno de Fe. “Mi
Maestro” corresponde al Señor y en su época también era empleado por los
maestros de la ley y doctores judíos, desde esta realidad que implica el
reconocimiento y dimensión de la autoridad debemos comprender que es el Señor
quien se revela como tal y cuya autoridad no es siquiera discutible… Los títulos que emplea el Señor son en gran parte fruto de la tradición de su
pueblo, solo para citar otro ejemplo “Abbá”. Otro título que la versión de Jerusalén (Biblia) nos permite conocer es el empleado en el versículo (10) nos referimos
a “directores” muy probablemente el Señor se estaba refiriendo a la
comunidad de Qumrán, aquí los títulos usados para designar al Mesías no pueden
ser los mismos que son destinados a
señalar autoridades humanas.
En la celebración de
todos “Todos los Santos” es bueno puntualizar que en el siglo IX
Gregorio IV instituyó esta celebración contrarrestando el poder de la
celebración de origen celta y romana, la primera conmemoraba los muertos y
durante esa noche creían que los difuntos caminaban entre los vivos por lo que
el disfraz era necesario para despistarlos y que los siguieran a casa. Los
romanos llevaron a Inglaterra en el año 50 de nuestra era el culto a la diosa “Pomona”
que era la guardiana de los jardines y árboles frutales, por esta razón a los
niños se les continúa dando dulces y frutas en esta celebración especialmente
en el mundo “anglo “, el cristianismo adoptó una celebración para
exaltar el triunfo de la vida y como el plan de Dios se realiza en quienes
acatan su invitación a la santidad bajo Cristo nuestro modelo. La conmemoración
de Todos los santos nos muestra como la realidad del creyente debe ser
informada por la Gracia que en última instancia es la Causa Eficiente de toda
santidad. Dios es santo y nada que no lo sea podrá verle, tenemos en el
Evangelio un medio impresionante de vivencia de la santidad, la Iglesia también
dispone de la vida sacramental, la oración y la meditación de su Palabra. Los regalos
espirituales que hemos llamado “Medios de Gracia”. La santidad brota en
la conciencia de los bautizados cuando la presencia de Dios desplaza
paulatinamente los apegos de nuestra sola voluntad.
La celebración de “Todos
los Santos” es un estímulo a vivir en santidad nuestro llamado a ser
propiedad de Dios. Los santos vivieron y viven en todas las épocas dejando a
Dios tomar auténticamente el “control de su ser” y no solo una expresión
espiritual de nuestra realidad unitaria “cuerpo y espíritu” Dios es Santo
y la santidad en el ser humano es un reflejo de su amor y bondad infinitas,
Dios desea que nosotros compartamos de su infinita misericordia. La Gracia entra y no modifica nuestro ser configurado,
sino que potencia la realidad humana en la que vivimos. Como la luz que
atraviesa un cristal y no lo deforma o altera en manera alguna.
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