viernes, 30 de octubre de 2020

DOMINGO XXII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. CELEBRACIÓN DE TODOS LOS SANTOS…

 

DOMINGO XXII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. CELEBRACIÓN DE TODOS LOS SANTOS…

 

“1. Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos 2. y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. 3. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. 4. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. 5. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; 6. quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7. que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí". 8. «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. 9. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. 10. Ni tampoco os dejéis llamar "directores", porque uno solo es vuestro director: el Cristo. 11. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. 12. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado. https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/23/.

La liturgia de la Palabra propuesta para este domingo nos ofrece la posibilidad de considerar las prioridades en la praxis de nuestra Fe personal y comunitaria. El legalismo denunciado por el propio Señor le restaba fuerza al auténtico testimonio de fidelidad a la Palabra revelada. Las “filacterias” eran pequeños estuches que los fariseos usaban para guardar pequeños textos sobre la Ley Mosaica y de esta manera los exhiben en sus brazos, ropas y frentes, una manera para recordar la ley y conocer su contenido, pero el testimonio no guardaba relación con su contenido abiertamente impulsado por la legalidad y la norma. La designación con el término maestro evoca sin duda la imposibilidad de asumirlo sin un auténtico testimonio que eduque con cada una de sus acciones, hablar de maestros implica necesariamente la afirmación de la existencia de estudiantes, discípulos y similares. La imitación de una forma de vida o de actuar supone reconocer en ella una serie de contenidos sublimes y auténticamente edificantes. Jesús se nos ofrece amorosamente como el verdadero modelo de vida y superación al alcance de todos y cada uno de los bautizados, “la Gracia busca en nosotros ser de igual manera a cómo vivió el Señor en el mundo y amar de la misma forma”.

El título “maestro” posee una forma solemne que solo se emplea en el Evangelio para designar al resucitado en los episodios que describen gráficamente este fenómeno de Fe. “Mi Maestro” corresponde al Señor y en su época también era empleado por los maestros de la ley y doctores judíos, desde esta realidad que implica el reconocimiento y dimensión de la autoridad debemos comprender que es el Señor quien se revela como tal y cuya autoridad no es siquiera discutible… Los títulos que emplea el Señor son en gran parte fruto de la tradición de su pueblo, solo para citar otro ejemplo “Abbá”.  Otro título que la versión de Jerusalén (Biblia) nos permite conocer es el empleado en el versículo (10) nos referimos a “directores” muy probablemente el Señor se estaba refiriendo a la comunidad de Qumrán, aquí los títulos usados para designar al Mesías no pueden ser los mismos que  son destinados a señalar autoridades humanas. 

En la celebración de todos “Todos los Santos” es bueno puntualizar que en el siglo IX Gregorio IV instituyó esta celebración contrarrestando el poder de la celebración de origen celta y romana, la primera conmemoraba los muertos y durante esa noche creían que los difuntos caminaban entre los vivos por lo que el disfraz era necesario para despistarlos y que los siguieran a casa. Los romanos llevaron a Inglaterra en el año 50 de nuestra era el culto a la diosa “Pomona” que era la guardiana de los jardines y árboles frutales, por esta razón a los niños se les continúa dando dulces y frutas en esta celebración especialmente en el mundo “anglo “, el cristianismo adoptó una celebración para exaltar el triunfo de la vida y como el plan de Dios se realiza en quienes acatan su invitación a la santidad bajo Cristo nuestro modelo. La conmemoración de Todos los santos nos muestra como la realidad del creyente debe ser informada por la Gracia que en última instancia es la Causa Eficiente de toda santidad. Dios es santo y nada que no lo sea podrá verle, tenemos en el Evangelio un medio impresionante de vivencia de la santidad, la Iglesia también dispone de la vida sacramental, la oración y la meditación de su Palabra. Los regalos espirituales que hemos llamado “Medios de Gracia”. La santidad brota en la conciencia de los bautizados cuando la presencia de Dios desplaza paulatinamente los apegos de nuestra sola voluntad.

La celebración de “Todos los Santos” es un estímulo a vivir en santidad nuestro llamado a ser propiedad de Dios. Los santos vivieron y viven en todas las épocas dejando a Dios tomar auténticamente el “control de su ser” y no solo una expresión espiritual de nuestra realidad unitaria “cuerpo y espíritu” Dios es Santo y la santidad en el ser humano es un reflejo de su amor y bondad infinitas, Dios desea que nosotros compartamos de su infinita misericordia.  La Gracia entra y no modifica nuestro ser configurado, sino que potencia la realidad humana en la que vivimos. Como la luz que atraviesa un cristal y no lo deforma o altera en manera alguna.

 

 

 

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