DÉCIMO SEXTO DOMINGO
DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Jeremías capitulo 32 versículos 1-3ª,6-15. Salmo
91:1-6,14-16. 1 Timoteo capítulo 6 versículos 6-19. Lucas capítulo 16 versículos
19-31.
El rico malo y el
pobre Lázaro. El contexto en el que este relato fue
citado por el evangelista Lucas corresponde a un medio social bastante
empobrecido por las sucesivas ocupaciones que Israel padeció, siendo la romana
la última en esa muy larga lista. El contexto de estas escenas sin duda alguna
se desarrolla en un medio social altamente afectado por el empobrecimiento de
la presencia de la potencia invasora. Una economía que correspondía a un
exagerado pago de impuestos que paulatinamente abrió una brecha super amplia
entre ricos y pobres. Los hijos de Israel estaban pasando penurias y
quienes tenían riquezas se aislaban de sus similares pobres. Lucas
asocia la diferencia con el ser espiritual entre unos y otros, y en última instancia,
considera el poder económico como parte de la problemática de sus hermanos hebreos.
La condición descrita en
este segmento evangélico nos pone ante la realidad que afectaba a muchas
personas y cuya religiosidad les hacía esperar pacientemente el favor de Dios.
Miremos como exagera en imágenes para mayor impacto del relato por parte de
Lucas:
“19.
Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días
espléndidas fiestas. 20.Y uno pobre, llamado Lázaro, que, echado junto a su
portal, cubierto de llagas, 21. deseaba hartarse de lo que caía de la mesa
del rico... pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. 22. Sucedió,
pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.
Murió también el rico y fue sepultado.”
Fuente: https://www.bibliacatolica.com.br › La
Biblia de Jerusalén › Lucas
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Las imágenes nos hablan
de un estado de postración muy grande y como el dinero manejado como lo único absoluto
en el corazón del ser humano puede convertir al otro y su condición en víctima
de los modelos de valor conocidos hoy también. La Retribución es un tema sapiencial
y se emplea para ilustrar la respuesta positiva de Dios a los creyentes
ante el cumplimiento de su Ley, esto último, desde luego en el A.T. Aquel pobre
llamado Lázaro posee nombre a diferencia del rico, así inicia el relato, la
identidad asegura una condición determinada por el mismo Dios y en cuanto
al rico su ausencia de identidad concreta nos esta hablando sobre distintos
estados del alma y la persona humana que ante la ausencia de Dios da rienda
suelta a sus apetitos. Es posible que la riqueza sea vista como un impedimento
cuando esta procede de acciones y actitudes injustas que confunden y envilecen
a la persona. Estamos pues ante una posibilidad de esquematizar las
dificultades tanto de uno como de otro para realizarse en un plano tanto
material como espiritual. Sin justicia el poseer solo generará muerte
definitiva como aparentemente nos lo hace saber Lucas.
El “banquete mesiánico”
es la recompensa para el pobre Lázaro y ese banquete es signo de la realidad transformada
por la Gracia y que todos anhelamos tener, nos referimos a la vida eterna,
citado a propósito de la presencia de Abraham en el relato Lucano. Una Comensalía
maravillosa en medio de la Gracia que nos mueve a ser mejores y justos
cada día. Pues la experiencia del rico pudo ser mejor pero su obstinación por
el poseer antes que el ser le impidió ver su propia realidad. Ser rico implica
no necesitar de Dios y su Gracia, ser pobre en términos espirituales y no
materiales implica confiar totalmente en Dios… Lucas no condena las
posesiones materiales simplemente deja en orden el justo valor y prioridades en
la vida de los bautizados. La realidad que nosotros construimos cada
día requiere de la nobleza de los valores evangelios para tener realmente una
base sólida.
Una vez más vemos como
Lucas cita su modelo de una auténtica religión donde el otro es determinante y
no desde la perspectiva de la Ley sino desde el mensaje solidario y justo del
Señor. Un modelo auténtico que esta llamando a todos a superar las dificultades
del mundo para vivir auténticamente el signo salvífico del Santo Bautismo.
Asumiendo así la justicia en el proceder dando prioridad al encuentro con el
otro también Imagen del Dios vivo o en la expresión latina “Imago
Dei”.
El profeta Jeremías
esta ante una realidad contundente y es el apoyo que su nación busca alcanzar
de los egipcios, en una muy mala lectura del panorama internacional que están viviendo,
como quiera que Babilonia está muchísimo más fuerte. El creyente debe saber con
quién, y bajo qué tipo de condiciones realiza alguna alianza, no sea que
se convierta en víctima de su poco conocimiento o visión sobre su propio
porvenir. El pecado es mala opción si se desea ver desde una óptica en
la que lo negativo contenga algo útil al bautizado, sin la Gracia lo más malo
parece atractivo. Nuestra única alianza es con el Dios de la vida y solo a Él
debemos absoluta entrega y fidelidad. Sino vivimos de esta forma entonces
seremos presa de nuestras necesidades dictadas por el mundo y sus valores. Donde
el pecado es visto como una opción de vida sin encontrar nada malo en él. Busquemos
pues bajo el influjo de la Gracia el proceder contundentemente como cristianos
hijos de un mismo Padre Dios. Leamos los signos de los tiempos donde
explicitamos nuestras vidas y sin duda nos equivocaremos muchísimo menos
hermanos.
En la primera
Carta a Timoteo Pablo nos recuerda que hemos llegado al
mundo desprovistos de valores materiales y que de la misma manera saldremos de
esta vida. No se trata de condenar lo material sino de darle el justo valor
como un instrumento que hace posible nuestra existencia, pero no es la razón o
finalidad de la misma. Pablo nos invita a correr en busca de la justicia como
razón de una vida en equilibrio y armonía en los parámetros del todo social y
cultural donde vivimos. Así lucharemos el buen combate de la Fe y evitaremos
recibir solo en vida el premio eterno, aquí evocamos al rico y al pobre Lázaro
en relación con la vida y su finalidad. La enseñanza moral camina en la dirección
de la conjugación de los fundamentos doctrinales de la Iglesia primitiva y su
herencia apostólica que llega a nuestros tiempos…
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