LOS SABIOS DE ORIENTE
VISITAN AL NIÑO JESÚS (Mt 2,13ss).
La postura Mateana es definida en orden a la figura de José y
sus implicaciones para la futura vida Pública de Jesús, así como su Autoridad a
la hora de actuar ante las circunstancias que rodean la vida de la Sagrada
Familia, es José quien indica el camino ante la Revelación Divina: Levántate toma al Niño y a su Madre, y huye
a Egipto. Quédate allí hasta que Yo te avise. La inmediatez de José es bien
particular, es como indicar que ante el Tiempo de Dios solo cabe responder ya
que esta cargado de un Propósito necesario y esencialmente unido a cada
Realidad, en este caso a José y sus Familia. El escenario de Egipto es propicio
como figura de Liberación, recordemos la salida del Pueblo liderado por Moisés,
que aquí adquiere una total connotación Mesiánica consumada en Jesús.
Es importante hacer claridad sobre estos personajes que la
Tradición Popular llama Reyes Magos, que
sin duda no son ni Reyes ni Magos, según la Cultura Científica de Oriente probablemente
eran Astrónomos interesados en seguir el Nacimiento de un Personaje importante
al que seguramente se le asociaba con el Astro. Si interpretamos esta cuestión
desde nuestra Espiritualidad encontramos que el Camino seguido por estos
personajes es una simbología ajustada a nuestra propia Madurez y aceptación de
nuestra Fe como un proceso dinámico que nos une a Cristo Revelado y este como
el Gran revelador de la vida Trinitaria, más que una “Estrella” es la luz de
nuestras acciones alentadas por la Gracia que hace histórica la presencia de
Dios en nosotros.
El Caminar y Retornar
de la Sagrada Familia, nos señala la
forma como nosotros debemos afrontar los
Conflictos y Problemas, es decir, tener presente que nuestra Fe retorna
constantemente a Dios en un proceso personal que esgrime como fundamento
nuestra propia Metanoia, José aguardó el
Tiempo de Dios y no fue defraudado.
Este Tiempo que alimenta la Celebración de la Navidad tiene
mucho que entregarnos y de esta forma hacer posible nuestra personal convicción
sobre el Niño nacido en el Hogar de Nazaret, cuya presencia fundamenta el
paradigma de nuestro crecimiento Espiritual a la par del crecimiento del Niño
crece también nuestra Fe y aceptación de su Señorío.
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