MAS EL DÍA Y LA HORA
NADIE LO SABE… TIEMPO DE ADVIENTO. (Mt 24:36-44).
Inicia para nosotros un Tiempo Litúrgico de gran importancia
como quiera que nos prepare para la celebración
del “Nacimiento Espiritual del Salvador”, Mateo en su Evangelio nos amonesta
sobre la característica de Fe de este momento tan arraigado en la
Espiritualidad de la Iglesia y su Tradición… “Mas de aquel Día y hora, nadie sabe nada, ni los Ángeles, ni el Hijo, sólo
el Padre…”, palabras que nos introducen en la concepción de este Tiempo Espiritual,
(36).
El Texto de Mateo cita el ejemplo de Noé, (Gn 7,1ss) y lo
compara con la venida del Hijo del Hombre, característica del Género Apocalíptico
y su inmediatez desde luego, interpretada en la perspectiva de la madurez de Fe
de sus oyentes, pero deteniéndose a considerar aspectos que involucran actitudes
relevantes y a la vez enfrentadas a las exigencias del Evangelio… Es posible determinar
la connotación de este Evangelio en orden a decretar por así decirlo, una postura radical y atenta, donde se conecta
la Continuidad y Actualidad del Mensaje de Cristo con la Temporalidad de sus
oyentes, (40).
Urge de nuestra parte la necesidad de “Revisar” nuestros
Estilos de vida y crianza, elementos vitales para asimilar el Evangelio y sus
exigencias. Es como decir, que la Palabra de Dios en la Persona de Jesús, nos
Urge positivamente en la madurez y opción Cristiana de nuestra vida, aquí es
posible describir este Tiempo como oportunidad de revisar y replantear siempre
en perspectiva de Salvación nuestro quehacer cotidiano… “Más que aguardar señales
pavorosas en el Cielo”, forjemos del Corazón hacia fuera acciones y
pensamientos Redimidos, como quien busca la verdad y vive de ella… La preparación
toca directamente nuestra convicción de fe y espiritualidad, así como nuestro
Compromiso con quienes nos rodean y aun más, con aquellos que gastan sus vidas
junto a las nuestras.
Mateo deja entrever que no todo esta bajo la concepción del
Hijo de Dios y hay asuntos por así decirlo, solo bajo el Gobierno del Padre,
cosa que sin duda asumimos como un cierto “Escrúpulo teológico del Evangelio” más
referido a la Cosmovisión de su Autor que al propio Salvador…
La preparación ya no se vive bajo el modelo de las
tradiciones del Pueblo Hebreo, se vive bajo la Luz del Evangelio y sus
contenidos trascendentales, donde la figura del otro como referente de mi
experiencia con Cristo nutre la Moral de mi proceder… Que Ethos vivimos o mejor
aún, como lo vivimos siendo Adviento
inspiración para nuestro encuentro con Cristo Resucitado, o por el contrario
nos hemos dejado sustraer por el “Mundo” dejando a un lado su Palabra? La preparación
nuestra tiene un gran componente de “Tensión” de cara a la Realidad en la que construimos su
reino y tal tensión es la misma Intrínseca Realidad Cristiana, Cristo deja las
puertas abiertas siempre como opción de nuestra parte, pero es con todo
perentorio el llamado que nos hace a la preparación o cambio de Realidad en
nuestras vidas, (44).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario