JUAN ES LA LEY DE DIOS
EN PERSONA… JESUCRISTO ES EL EVANGELIO DE DIOS EN PERSONA. (Mt 3:1-12).
COMENTARIOS Y LLAMADO A LA CONVERSION, (Bruner).
Queridos hermanos, la Liturgia de la Palabra nos propone para
este Segundo Domingo de Adviento, la figura del Bautista como modelo y Signo
vivo de la Verdadera Conversión, pero adentrándonos para tal acción de Dios en
la figura Cualitativa del cambio, en la vida y conciencia del creyente,
mostrándonos su Kairos, o tiempo de
Dios donde el Cambio y la transformación del cristiano es la máxima regla de Adviento, cambio sufrido por el Bautista y
su determinada concepción de la Justicia a la que llama urgentemente a su
Pueblo, es una Justicia no “alineada
con los poderosos de su época” (2)…
Recordemos que la figura del Desierto tiene algunos matices
sumamente importantes para la Cosmovisión del Pueblo Judío, uno de ellos lo
resalta el profeta Oseas, (2:14-15)”… La
llevaré al desierto y le hablaré al corazón”, pero también encontramos la
figura del “retorno”, no pensada en la vuelta del Pueblo a la tierra prometida,
sino en el retorno del Ser Humano a su Señor, donde la Conversión se siente
como llamado existencial para todas y todos, y es precisamente donde Juan
Bautista prepara la inclusión de su Ministerio de “Anunciante”, esa sana
relación con Dios se convierte en Paradigma para el Precursor y en clave
interpretativa para el Pueblo penitente, (7-9), donde conocer el advenimiento
del Mesías anunciado por el Bautista es posible en la Palabra dada por los
Profetas, pero desestimada por las pretensiones de sus Contemporáneos, cosa
recurrente en nuestro tiempo, donde el Mensaje de Cristo es reemplazado por
elementos de la misma cotidianidad y su estimulo sensorial, donde la propuesta
del Mundo excluye la palabra Conversión y la reemplaza por el termino
Merecimiento, sin discernir sobre su “Mérito o demerito”.
Esa relación sana anunciada desde la confrontación por el
Bautista es consignada también por, (Dt 30,2; Jr 4,1; Ez 18:30-32; Os 14,1)
solo por citar algunas Concordancias con el Texto… pero el camino que se debe
enderezar no es propiamente el exilio del Pueblo, sino y sobre todo, el “Exilio
que produce el pecado en cada uno de nosotros”, tengamos muy presente que
algunos esperan el “Día del Señor” y para ello acuden a la interpretación ex
temporal de los Profetas, puedes encontrarlo en (Is 13,6), dejando de largo lo
más importante la transformación
Interior, la Religión Interior, anunciada por Isaías…
Merece un comentario la “Dieta” descrita por este Evangelio,
como práctica habitual del Bautista, recordemos que esta alimentación era
recurrente en el desierto y sobre todo “Ritualmente Pura” según su condición de
“Consagrado”.
La Voz del Bautista es actual y resuena en cada cristiano que
se prepara para transformar su experiencia de Fe y proyectarla en la Conciencia
de la familiaridad con el Dios de la vida, es la propuesta del Bautista para el
advenimiento del Salvador, (11-12), la diferencia y complementariedad del
Mensaje es pues señalada por el mismo Bautista al manifestar la Naturaleza de
su Bautismo, que solo para tenerlo en cuenta difiere del anunciado por Cristo
en la formula Trinitaria y en el Don del Espíritu Santo, como el gran
transformador y por Él, incorporados a la vida de Dios…
Mateo curiosamente, (para algunos), no relaciona la acción
del Precursor con el “Perdón de los pecados” en su visión teológica solo
reservada a Jesús, en la obra misma de su Misión… Ya que tal acción implica la
Justificación del Ser Humano y su Total y Totalizante, “Apertura a Dios en una permanente actitud Dialogante”, no podemos olvidar que somos Seres abiertos
al Mundo y su intríngulis, y que tal apertura asegura nuestra Libertad o Libre Albedrío, pero estas relaciones necesarias necesitan ser auténticas y Sanas,
necesitan el Fuego anunciado por el Bautista, que no es otra cosa que la
presencia renovadora del espíritu de Dios en nosotros y en su Iglesia, siendo
ella Sierva y Madre, parafraseando a San Agustín, quien
Espiritualiza su acción Salvífica en su propio y vital Ministerio… Para
concluir nuestra reflexión es precisa recordar que muchos de los elementos que
componen la reacción Judía al Ministerio del Bautista y por ende el de Jesús, citemos
para contextualizar la cuestión a (Mal 3,23) y tomemos textualmente “Yo os envío al Profeta Elías, antes que
venga el Día de Yahveh, grande y terrible”, asunto que sin duda confrontará
la memoria religiosa del Pueblo.
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