VENGA
A NOSOTROS TU REINO… DESEOS DE REINAR. (Lc 11:1-13).
Lucas pone en
perspectiva la necesidad de asumir el modelo de Cristo en la Oración que se
diferenciara de las pautas de su época, al incluir determinantemente al Otro en
la exposición de la Oración, pero priorizando en gran medida el orden mismo que
se expresa en la Oración dirigida al Padre… San Agustín ve en Cristo el Maestro Interior, que potencia cada
palabra y pensamiento que el cristiano dirige a Dios, uniendo a este deseo la
experiencia de fe que le permite reconocer al Dios atento y siempre en escucha
de sus Hijos”Santificado sea tu Nombre”
(2), En esta relación intima el Creyente llama a Dios Padre y se hace por
Cristo su Hijo, asumiendo su “origen” pero sobre todo su “Destino”, Quedando
claro que la Soberanía de Dios en nuestras vidas parte precisamente del
reconocimiento y Santidad de su Nombre como indicando que quien conoce el
Nombre de Dios conoce su propia esencia como Hijo.
Lucas tiene
un marcado interés en mostrarnos el modelo Cristiano de Oración empleando
figuras que tocan la sensibilidad y cotidianidad de las personas, dejando bien
claro que la Eficacia de la misma es un asunto de constancia y convencimiento
por parte nuestra… El Eje relacional, de su propuesta está constituido a partir
de la “Actitud Orante y Dialogante del Cristiano”, que bajo ninguna
circunstancia descuida su Ser Espiritual, indicando de qué forma y manera
debemos asumir la Oración, ella no es coyuntural sino intrínseca a nuestra
experiencia de Fe y Emocionalmente
relevante “Venga a nosotros tu Reino”(2),
al respecto nos comparte San Agustín en su carta a Proba “Deseo
de que venga a nosotros y que nosotros merezcamos Reinar en Él”, es pues el
fin de la Oración la trascendencia del Cristiano en orden al Reino propuesto
por Cristo pero gracias a la Oración brota primero de su Ser y en cada palabra
es digerido por nosotros, es un deseo que mueve el intelecto como el alma del
orante.
Como
Argumento Emotivo, encontramos los Versículos (5-8), recalcando la relación
Fraterna que obedece a múltiples intereses para dejar al final bien claro, que
el modelo relacional Cristiano superó con creces los intereses y deseos
personales, para concluir con la Eficacia de la Oración ahora si libre de
esquemas o estereotipos Culturales puesto que la Intimidad con Dios asegura la
Pureza de la misma… “…
Cuanto más el Padre del Cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan”
(13). Pero antes deja explicitada la condición del Creyente y la necesidad de
que la Gracia presente en la Oración y Confianza en Dios repare su naturaleza y
le conceda ser expectante y activo de su Reino y propia Salvación, no siempre
abrir los brazos indica ciertamente recibir, en Dios implica Dar, Entregar y
Compartir. El Espíritu Santo, se hace Don y Gracia, para Orar y para “vivir de
la Oración” tal expresión solo será Fruto del Cristiano que reconoce el Don de
la Oración como el Don del Espíritu Santo transparentado en sus pensamientos y
emociones pero con los “pies sobre la tierra”…
También encontramos que la Oración nos une a
la Iglesia como el Pueblo de Dios que mueve su existencia hacia el Padre y justifica
así a sus Hijos. Si queremos conocer lo que Dios piensa de nosotros tendremos
que empezar por mirar nuestra Oración y dimensionar lo que nosotros esperamos
de Dios como Hijos dispuestos a Dar y Recibir.
La Oración
mueve nuestros Sentimientos y nos llena de cualidades que marcan la relación
Padre-Hijo, como queriendo Lucas indicar con ello que Dios es el más grande Proveedor
de nuestras vidas pero que Él lo hace en la dinámica del Padre que cuida de sus
Hijos, dándole a esta relación vital las connotaciones del vinculo Paterno cuyo
amor de Padre es llevado a la Suma Perfección en nuestras vidas, Lucas nos
señala precisamente en el Camino Cristiano “la necesidad de ir de la mano del
Padre” en la Edificación de nuestro “Edificio o estructura Cristiana” proclive
a su Amor de Padre, Hijo, y Espíritu Santo” estructurando de esta forma la
condición de Hijos de Dios señalada por Pablo en el Plan Divino de nuestra
Salvación, en su maravillosa Recapitulación como indicara posteriormente Ireneo
y Tertuliano, (Cof: Ef 1:3-14)… Es Tertuliano (Año 200) quien aparece como primer comentarista al
“Padre Nuestro” y orígenes como el
primero en comentarlo desde la exegesis y la teología (Año 233).
Cuando
estemos en Oración y antes de proclamarlo tengamos bien presente que el “Padre
Nuestro”, contiene la norma del Señorío y Gobierno Divino sobre nuestras vidas
y Familias y que en cada Articulo (7 en total), explicitamos su Reino, haciendo
de nosotros su Pueblo y desde luego sus Hijos “Yo os digo… Pedí y se os
Dará…” (9). Cristo Maestro Interior está a la espera de nuestras oraciones
y comunicara al Padre lo que brota de nuestros corazones…
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