IMPORTANCIA DEL
LENGUAJE BÍBLICO EN LA MEDITACIÓN Y ESTUDIO DE LAS SAGRADAS ESCRITURAS.
INTRODUCCIÓN.
El lenguaje bíblico es
determinante para la correcta comprensión hermenéutica por parte de los
bautizados. La dinámica en la que la comunicación se da a los creyentes define
en gran medida la profundidad de las ideas reflexionadas y algunas de ellas
desambiguadas como quiera que el comunicarnos por medio del lenguaje escrito
implica un grado de aceptación de los textos que solo de esta forma entran no
solo desde la connotación intelectiva sino también gramatical (1). Un acuerdo tácito entre el pasado que quiere
decirnos algo en el presente y un presente que quiere y necesita escuchar las
voces del pasado. No se trata solo de lenguajes algunos ya arcaicos se trata de
ideas aterrizadas en la más profunda convicción de los creyentes que no solo
aceptan, sino que sienten viva la Palabra Inspirada gracias a su autor, esta
formalidad al hablar nos ubica en sintonía del Dios revelado y revelador bajo
las mismas categorías humanas. La Iglesia Episcopal (2) toma de la Tradición y
de la Biblia las enseñanzas gravitacionales de su doctrina y de esta forma
encontramos que la Biblia posee una connotación que la distingue de un mero
libro u obra literaria haciendo alusión directa a su origen como nos lo hace
saber el Texto Sagrado de Tradición en (Conf. Éxodo capítulo 32 versículo 16)
(3) que nos enseña sobre el valor de lo escrito en la Biblia y como su
contenido es obra de Dios y es la impresión del propio Moisés al descender del
monte santo con las Tablas de la Ley o Decálogo, bajo las categorías humanas
Dios nos comunica su Palabra y de paso asumimos estas enseñanzas como figura de
su Verbo Encarnado que no empelará más figuras escondidas sino que su sola
presencia se convertirá en la Palabra misma (4). El éxodo llama al contenido de
las tablas “Escritura de Dios” la sola alusión bastaría para que nosotros la
reverenciemos como obra de la revelación por excelencia. No podemos dejar de
reconocer que las Sagradas Escrituras también como enseñanza pueden ser vistas
en el ámbito privado según sea su significación, nos referimos a que en algunos
pasajes se alude a la “Escritura” desde la perspectiva humana no solemnizando
su contenido como si sucedió en Éxodo capítulo 32. Miremos ahora el siguiente
ejemplo: "En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la
palabra de Yahveh, por boca de Jeremías, movió Yahveh el espíritu de Ciro, rey
de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino:"
(2 Crónicas capítulo 36 versículo 22) (5). Es interesante como la Palabra se
manifiesta en distintas direcciones y la concepción según la necesidad varia un
poco, pero en cuanto a su mensaje conserva la misma intencionalidad, cabe decir
que en el presente ejemplo Ciro es visto e interpretado como un instrumento al
servicio de la difusión de la Palabra de Yahveh (6). La Palabra hace referencia
a los procesos por medio de los cuales el mensaje se da a conocer y la forma
como es percibida será cuestión de la experiencia intelectiva y espiritual del
creyente, en este caso del episcopal convencido de su valía y contenido. La
dinámica Escrituristica supera las barreras idiomáticas al emplear figuras
conocidas por la cultura común a los pueblos y sus implicancias en la sique del
colectivo. Recordemos que las referencias, así como sus referentes solo son
producto de las categorías que conocemos y sus paradigmas se fundamentan en lo
que hemos visto o percibido, es decir, la intuición no se manifiesta
abiertamente como en otras acciones y comprensiones de la mente humana (7). La
Palabra de Dios lo es gráfica, dialéctica y racionalmente interpretada por el
bautizado, lo que implica su absoluta verdad y obligatoriedad como expresión de
Fe.
SIGNIFICADO DE LA
PALABRA EN EL ANTIGUO TESTAMENTO.
El contenido relacionado con la Palabra como
expresión del lenguaje intencionado de Dios que encontramos en el (A.T) sin
duda está condicionado por la cosmovisión del judío de su época. Una conducta
en el Texto inspirado que nos habla de su apego a la tradición y ley Mosaica
que sin duda configuraba su respuesta verbal al mensaje y sus enseñanzas. El
judío tenía la comprensión de un mundo animado por la presencia de Yahveh bajo
la norma de la Ley lo que sin duda le sujetaba a sus hábitos legales. La
dimensión histórica aquí es inmediata dada la calidad de los interlocutores,
ejemplo podría ser la época de los profetas y antes de los jueces de Israel,
cuyo mensaje se sujetaba a la cosmovisión de la sociedad de su época. La
Palabra liberadora de Dios en el relato del Libro del Éxodo posee unas
características como Palabra que sin duda no encontramos en los relatos
proféticos, pero a su vez el recurso Escrituristico moldea los tiempos para dar
sus frutos en las vivencias y realidades abordadas desde la perspectiva de la
atemporalidad del mensaje. No podemos asegurar que la dinámica empleada por el
Éxodo sea la misma de la visión Isainiana, pero a pesar de la evolución de los
tiempos la significación salvífica y la interioridad es la misma (8).
“Vete y di a Ezequías:
Así habla Yahveh, Dios de tu padre David: He oído tu plegaria, he visto tus
lágrimas y voy a curarte. Dentro de tres días subirás a la Casa de Yahveh.
Añadiré quince años a tus días” (Isaías capítulo 38 versículo 5) (9).
La manera gráfica de
señalar las palabras de índole sagrada nos asemeja en el relato o mejor aún, se
equiparán a la lógica del autor sagrado y como el contenido plasmado se
considera auténticamente Palabra de Dios.
El hablar de Dios se materializa gramaticalmente y con su mensaje se
construyen las oraciones que posteriormente serán escritas. La conciencia nos
permite intuir que la noción de Palabra inspirada es real como el dialogo del
profeta con su notificado. No cambia su significación, aunque medie la
interpretación del profeta como sabemos el contenido inspirado se equipara a
las mismas palabras de Dios y en latín diremos: canit divino ex ipso contentus
aequatur verba Dei (10).
La noción del contenido
inmediato no es transformada por la temporalidad del lenguaje y mucho menos por
la actuación del interlocutor. De esta manera ratificamos que del mensaje sin
importar su naturaleza y destinatario es una efusión de la Voluntad revelada de
Dios en el contexto de nuestra experiencia salvífica. Es tan diciente hoy como
hace siglos (11). La realidad encontrada del ser humano es similar sin mediar
el tiempo y la distancia, estamos planteando las simples analogías que van
desde la cultura hasta la ciencia, solo para citar un ejemplo: “En Egipto se
construyeron pirámides, en Indonesia también, igual situación aconteció con los
Mayas y los Aztecas” (12) es una analogía cultural que atañe al ser humano en
su racionalidad y no en sus intereses relacionados. Ni en Egipto las conocían,
ni en América las copiaron, La dialéctica cuando racionaliza sus contenidos
puede producir discursos paralelos como el ejemplo dado sobre las pirámides. La
interacción del profeta con la palabra enriquece su lenguaje y le permite
llegar a su cometido sin que con ello implique que sus palabras reemplazan las
de Dios. El Escrito inspirado solo puede significar lo que está escrito lo que
no habla de la interpretación hermenéutica y la posterior exegesis que sin duda
dan un matiz actual a las enseñanzas de las Escrituras (13) …
SIGNIFICADO EN EL
NUEVO TESTAMENTO.
Es interesante la visión
de los creyentes en el (N.T) y como sus palabras marcan la diferencia en cuanto
al Mesías apreciado en figuras y personajes de índole históricos y algunos
recreados por la necesidad de ilustrar el mensaje. Aquí los escritos no pierden
el carácter religioso y son sin duda instrucciones desde la Fe para las
comunidades de cristianos primitivos. La Palabra no pierde su carácter de
revelación, aunque en muchos casos las interpretaciones sean trivializadas
(14). La revelación asume las categorías universales del entendimiento humano y
se transforma en Palabras históricas sin perder su génesis como Palabra de
Dios, en singular porque bajo la comprensión del creyente suponen una constante
actualidad en su vida y quehacer. La realidad desde el lenguaje inspirado nos
permite ver una concepción sublime del accionar intelectivo del bautizado. Los
apóstoles en el (N.T) plasman la mentalidad judía de sacralidad y reverencia
sobre la Palabra Inspirada. Es la misma dinámica que los antecedieron, pero la
reflexión les permitirá agregar ingredientes nuevos y vitales a sus enseñanzas
e intelección con el mundo y sus realidades algunas de ellas analogías
perfectas de la revelación y otras simplemente contrarias al espíritu de la
Buena Nueva (15). La profundidad de su
Semiótica (16) sin duda nos habla del contenido y como al ser sublimado las
variantes del lenguaje apuntan deliberadamente hacia una visual de su centro expresivo,
esto es hacia la realidad y sus imágenes intelectivas, aterrizando
concretamente la expresión diremos: La figura del Cordero Pascual es visto en
figura y potencia en el libro del Éxodo y como una realidad absolutamente
diciente en el Evangelio, especialmente en Juan (17). El ejemplo anterior no
solo nos habla de los “Tipos y Antitipos” (18) sino de la fuerza expresiva de
la Palabra y como su vitalidad se convierte en significante para el creyente.
Las definiciones gramaticales son solo las categorías de la realidad comunicada
en palabras, pero su verdadero contenido es estrictamente espiritual y necesita
de la Fe del lector e interlocutor para su afirmación conceptual y categórica o
paradigmática que a la sazón es lo mismo.
Los escritores sagrados del (N.T) no pierden de vista las implicaciones
de los aportes del (A.T) pero lo reconocen como figura del Nuevo, es decir, de
las enseñanzas que se inspiraron en el advenimiento mesiánico, hoy podemos
afirmar con ellos que la razón del (A.T) para los cristianos es sin duda ser
figura en potencia de las manifestaciones del Hijo de Dios. La lectura y estudio del (A.T) debe hacerse
siempre en orden a Cristo y su revelación en el contenido profético e histórico
de Israel no puede ser de otra forma ya que el anuncio se remonta a las figuras
conocidas por todos donde personajes como Abel, Abraham, Moisés, José, David, y
otros más, sin duda simbolizan la dialéctica veterotestamentaria. Como indicándonos que sus enseñanzas son
figura o luz sobre las cualidades del futuro Mesías. Estableciendo un paradigma
para que nosotros asimilemos su realidad en categorías de la comprensión
literal como hemos indicado anteriormente (19).
La obra de Pablo sin duda
se centró tanto en la comprensión como en la proyección de la imagen y doctrina
de Cristo en su entorno cargado de política y diversidad académica lo que en
últimas favoreció el despliegue de la obra eclesial. La letra que se emplea en
Grecia o Roma, sin duda permite ver la realidad más amplia que en la propia
Jerusalén, aquí vemos un contenido sociológico de la ubicación de la Iglesia en
el Imperio (20). Sin duda alguna, Pablo pudo conciliar las decisiones de índole
política con la configuración doctrinal trascendente en un mismo escenario.
Permitió de esta forma que la aproximación a la realidad socio-cultural de su
entorno difundiera la nueva concepción doctrinal… El vehículo semiótico alcanzó
así una posición de privilegio frente a los discursos endémicos tanto de
griegos como de romanos. Recordemos que las futuras persecuciones en Roma se
dieron por las intrigas políticas contra los nacientes cristianos. La respuesta
natural a este avance doctrinal desencadenó violencia contra los denominados
por Lucas “seguidores del nuevo camino” mostrando de esta manera una realidad
paralela a lo vivido por el judaísmo tanto entre helénicos como entre romanos
(21). La visión de este escenario permitió el crecimiento de formas complejas
de insertar el cristianismo en este entorno y de paso propender por el
establecimiento de un corpus doctrinal que no perdiera el hilo conductor con
los escritos judíos los mismos que tienen por sagrados básicamente divididos en
tres cuerpos: Torá (Pentateuco), N de Nevi’im (Profetas) y J de Ketuvim
(Escritos) miremos el canon (termino que significa caña que en el mundo antiguo
era empleada para medir) hebreo de las
Sagradas Escrituras (22).
(23).
La Ley (Torah)
Génesis.
Éxodo.
Levítico.
Números.
Deuteronomio.
Los profetas
(Nevi’im)
Profetas
anteriores.
Josué.
Jueces.
Samuel.
Reyes.
Profetas
posteriores:
Isaías
Jeremías
Ezequiel
Los Doce
Las Escrituras
(Ketuvim o Hagiografía (GK))
Libros proféticos:
Salmos.
Proverbios.
Job.
Cinco rollos:
Cantar de los cantares.
Rut.
Lamentaciones.
Ester.
Eclesiastés.
Libros históricos:
Daniel.
Esdras-Nehemías.
Crónicas.
Aun cuando los cristianos
tenemos el mismo canon del Antiguo Testamento, el número de libros difieren,
uno de ellos dividen: Samuel, Reyes, Crónicas, entre otros, en dos libros cada
uno; los judíos consideran también a los profetas menores como un solo libro.
El orden de los libros también difiere. El Antiguo Testamento de los
protestantes sigue un orden tópico en lugar de un orden oficial.
La mentalidad apostólica
se nutre sin duda de la herencia judía, pero es clarificada por la visión de
Cristo Resucitado cambiando por completo el paradigma Escrituristico a su
máxima expresión. La connotación historia es de suma importancia si tenemos presente
todo el desarrollo de la construcción de las ideas sobre el Resucitado y como
su modelo histórico superaba con creces el amanecer judío. Las imágenes que se
generaron entraron a empalmar con la concepción de un Dios que era y es dueño
de la vida en toda su dimensión y plenitud. La dialéctica que se invierte en
términos e imágenes es rica en toda la expresión de la palabra no agotando
nunca sus presupuestos relacionales (24). Los apóstoles tenían el encargo de
comunicar a un Dios vivo en medio de una realidad muchas veces acompañada por
la muerte, esto último es fácilmente apreciable en a la vocación del Texto
Neotestamentario, donde la revelación se asume tanto antes como después de la
Pasión del Señor, un ejemplo diciente sobre esta yuxtaposición textual la
encontramos en Juan cuando argumenta la relación entre la vid y los sarmientos.
"Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en
él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada."
(Juan capítulo 15 versículo 5) (25). La actualidad gramatical de sus palabras
sin duda se puede indagar tanto en la expresión de la vida espiritual del
creyente ante y post-pascual, en un claro matiz atemporal de una realidad
equiparada bajo este paradigma conceptual. La lógica del discurso y su
incidencia metafísica nos queda en orden y claridad frente a la perspectiva de
una realidad asimilable que supera su connotación material inicial y es aquí
donde nos preguntamos cual puede ser su razón y la respuesta es básica frente a
su fenomenología, nos referimos al objeto mismo de su dialéctica como es la
presentación de Cristo antes y después de su sacrificio en la Cruz y
determinando el Jesús histórico caminamos ya en el Cristo de la Fe cuya
relación con la humanidad creyente es espiritual y sublimadora de todo
ejercicio relacional (26)… Incluso el lenguaje cambia para dar paso a una serie
de expresiones vivas en la realidad descriptiva de su estado, es decir, ahora
hablamos del Cristo vivo y glorificado.
La problematización
conceptual se vive también en el orden gramatical con el surgimiento de
términos más emparentados con la tradición griega que con la judía, basta
preguntar al modelo teológico que asumimos (Aristotelismo y platonismo) si
caminamos aún más allá en el ejercicio
contemporáneo encontramos que acepciones
para “espíritu” en ciencias modernas como la Psicología se refieren en
estos términos: Moral, espiritualidad,
fundamento, racionalidad, dejando de lado cualquier concepción Pneumatológica
propia de nuestro ejercicio teológico. Es pues una realidad que los conceptos
mutan hasta asumir su forma concreta según sea la especificidad de contenido
diciente en cada momento o época (27).
La lógica que aplicamos a nuestros métodos reflexivos sin duda se
compadece del momento histórico en el que acuñamos los términos empleados en
cada reflexión, en cada elucubración conceptual como quiera que estamos
materializando una idea y su pensamiento. El Texto veterotestamentario y el
Neotestamentario, caminan de la mano, aunque las realidades vividas en uno y
otro momento sean distintas, pero eso sí, coincidentes en cuanto a su vocación
y razón de ser… No estamos anulando
ninguna expresión o valor a la praxis del concepto en uno u otro estadio de la
revelación Escrita del Dios vivo, sino en la interpretación de su momento y
realidad histórica como y para tal. Es también a manera de ejemplo ilustrativo
el reconocimiento típico del bautista sobre la identidad el Señor, recordemos
que lo llama “Cordero de Dios” en concordancia con el pasaje de la pascua judía
en (Éxodo capítulo 12). (28) La relación salvífica es figura en uno y plenitud
en otro pero el hilo temporal parece que desaparece cuando entra en escena la
necesidad y respuesta salvífica al contenido de uno y otro relato. El
pensamiento convertido en palabras y conceptos se incorpora de manera
descriptiva a su nueva realidad conceptual. Su valor se potencia más allá de la
concepción tiempo espacial (29).
La composición del Texto
Joanico tiene presente el acontecer teológico y gramatical particularmente
cuando entra en contacto con la concepción griega sobre el ser y la divinidad.
La conclusión es obvia para nosotros, el contenido teológico se alimenta de una
cosmovisión más amplia que Texto alguno en el (N.T) su actualidad teológica es
tal que el vuelo encumbrado de Juan será determinante en la construcción
frontal de una hermenéutica relacional viva en la sique de las Escrituras de
Dios. La intuición como expresión de Fe es alimentada dinámicamente por la
elaboración conceptual propia de los griegos y judíos files a Dios, es pues una
de las razones de la riqueza intelectiva de Juan y su Prólogo, de la anterior
expresión que da en pie la idea de un Texto que se abre literalmente a la
comprensión de la realidad conforme se camina en la expansión del Evangelio y
se le relaciona con posturas abiertas como la griega, puede así entrar en su
sique académica e intuitiva de un mundo
abierto y dinámico rico en expresiones de toda índole. No podemos olvidar que
la connotación mesiánica se estructura en el ambiente profético de Israel y la
concepción del Dios Encarnado ratificará la visión de los apóstoles y su
conocimiento anterior se reflejará particularmente en las escenas de la
Resurrección y los coloquios con el Señor (30). La realidad que se inspira en
tales manifestaciones es sin duda particular en la Iglesia primitiva cuya
aceptación se dio en el proceso de la revelación evangélica. Podríamos decir
que fue en el acontecer de los Hechos de los Apóstoles donde se dio forma a la
realidad apostólica ante la ausencia del Señor y la necesidad de construir una
dialéctica comunicable en categorías y conceptos que no solo podía alimentarse
de la Fe sino de la lógica en cuanto a las imágenes que el Evangelio emplea.
Estamos pensando en una construcción que demandó de creatividad para darle
cuerpo a una doctrina creíble o asimilable por todos los que escucharan las
predicas (31). La razón que argumentamos desde la percepción bíblica radica en
la manera como ella se enriqueció para su inserción en el espacio vital de
estas comunidades donde el Evangelio se predicaba.
El bautizado que vive su
Fe confía en el contenido trascendente de las Escrituras de Dios y ve en su
Palabra alimento de su ser y experiencia vital. Es una expresión cotidiana el
darle a las Escrituras todo tipo de connotaciones y alusiones que corresponden
a sus contenidos insertos en el medio social del bautizado y desde luego
sociológicamente hablando de la percepción de su contenido en la praxis de lo
social y cultural (Ethos) (32). Los
apóstoles en su confección Escrituristica se adaptan al medio relacional por
esta razón el empleo Paulino de expresiones como:
· Regeneración……………………………… αναγέννηση
· Consagración……………………………… διαύγεια
· Comunidad………………………………… κοινότητα
· Gracia……………………………………… χάρη
· Restauración………………………………. αποκατάσταση
· Alma………………………………………. ψυχή
· Cuerpo……………………………………… σώμα
· Espíritu……………………………………… πνεύμα
· Justificación…………………………………. Δικαιολογία.
Son solo algunos, nos indica que la manera de
presentar el mensaje se temporalizó desde los imaginarios que ellos podían
percibir como verdaderos, de figuras comunes en sus dialécticas y realidades y
en cada uno de los discursos acentuados en su época. Solo para decir, por
ejemplo, que en el hoy de nuestro presente es casi imposible para muchísimas
personas conversar sin que salgan a relucir comentarios sobre tecnologías y
particularmente sobre celulares, de hecho, son materia y motivación discursiva.
Lo que nos indica que hoy es vital relacionar la tecnología con la cotidianidad
y más cuando esta tiene todo que ver con esta tecnología nueva. Si pretendemos
un discurso nuevo entonces nuevos deberán ser los términos a usar (33) … Pablo
como los demás escritores del (N.T) no puede sustraerse a esta realidad
idiomática de fuerte tendencia en su momento. El uso del griego es reiterativo
en todos los escritos del (N.T) y la influencia de la concepción griega del mundo
sin duda marca poderosamente su influencia en un medio judío pobre en
respuestas ante el surgimiento del cristianismo.
El discurso y su praxis solo podrá
materializar los conceptos cuanto estos son eminentemente dicientes y
expresivos de una realidad percibida y asumida desde la propuesta discursiva.
Pablo habló Palabra de Dios para la humanidad de su entorno, y las categorías
empleadas son expresión de su entorno social y cultural de un Ethos que no
dependía de ellos (apóstoles) sino de la realidad en la que el mundo estaba
constituido (griegos y romanos) (34). Juan es otro ejemplo muy particular del
empleo de definiciones apropiadas para el momento y el horizonte que deseaba
para el Evangelio, palabras como:
· Logos (λογότυπα)
· Verbo (ρήμα)
· Fruto (φρούτα)
· Títulos Mesiánicos (Καλή ποιμένας o
Buen Pastor)
· Principio (αρχή) particularmente
empleado en las escuelas antiguas.
· Habitar (κατοίκους) Agustín empleará
el termino Inhabitación o
Κατοικία. Tal afirmación
o implica mezcla a nivel sustancial y las operaciones del ser humano y las
Divinas son absolutamente independientes (35).
Una vez confrontadas las
palabras con el griego observemos con relación al latín:
Regeneración
regeneratione
Consagración
consecratio
Comunidad
civitas
Gracia
gratia
Restauración
restitutio
Alma
anima mea
Cuerpo
corporis
Espíritu
spiritus
Justificación
iustificationem
Logos
logos
Verbo
verbum
Fruto
fructus
Buen Pastor
bonus pastor
Principio
principle
Habitar
incolunt
Inhabitación
inhabitatio
(36)
La riqueza que el empleo
de las expresiones griegas y latinas dio en lo sucesivo a la predicación y
mensaje apostólico sin duda marcó la pauta inicial de una dialéctica inserta en
las realidades de dos culturas distintas pero relacionadas en una cosmovisión.
La mitología griega fue pionera y la romana tomó similar dirección gracias a
esta última y solo para considerar lo anterior diremos que Homero (37) (Ilíada
y Odisea) gracias a Heródoto (38) que afirmó haber vivido cuatrocientos años
antes que Homero, en el Siglo VIII antes de Cristo, su pensamiento órfico,
impulsó la realidad mitológica romana 600 años después, aquí recordamos la
Eneida de Virgilio (39) por encargo de Augusto Emperador romano. La realidad
mitológica desde la perspectiva de estos pueblos plantea un reto a los
escritores inspirados y precisamente se expresa desde la concepción gramatical
de sus escritos y en la semiótica de las palabras empleadas para los fines
descritos. El Evangelio debía tomar expresiones de su entorno para inculturar
su mensaje en las cosmovisiones de estos pueblos. Cuando leemos a Lucas notamos
inmediatamente esta referencia, particularmente en la Resurrección y lo que
sigue a este evento. Lucas tiene un reto gigante y es mostrar al Resucitado sin
ofender la mentalidad griega a la que va dirigido su evangelio. Para los
griegos hablar de Resurrección era similar a hablar de transparencia política en
los estados latinoamericanos, los griegos no asumían una existencia posterior a
la muerte lo que implica ya una dificultad dialéctica fuerte y la búsqueda de
imágenes asimiladas por ellos para la inclusión del mensaje (40).
Recordemos Emaús (Conf. Capítulo
24 versículos 13 y ss.) (41) cuando aquellos discípulos se encuentran con el
Señor muy posiblemente su cronología lo relaciona con el mismo día de su Muerte
y Resurrección, pero aun así su condición no es percibida sino cuando se revela
así mismo. Que otra cosa se podría suponer sino una imagen sublime de la
plenitud de la Gracia en su Ser glorificado, pero en la mentalidad griega lo
más cercano es la imagen de un semi-dios como lo era Hércules, solo citando un
ejemplo. Pero que en ninguno de los casos la materia corporal se muta hasta un
grado de percepción que supera la capacidad intelectiva del ser humano (42). La
naturaleza humana del Señor era percibida por sus manifestaciones intelectivas
como es de esperarse pero una vez Muere
y acto seguido Resucita se problematiza el hábito anterior y es en este punto donde el lenguaje
perceptivo desempeña su papel en la relación de sus discípulos, el Texto Lucano
nos da pistas sobre esta cuestión cuando afirman sus discípulos: “¿No estaba
ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando Él nos hablaba en el camino
y nos explicaba las Escrituras” (Versículo 32) (43) pues según lo anterior la
percepción se transforma en intuitiva y recurre a las figuras aprendidas con
antelación a este momento fundamentando un paradigma posterior que se asociara
con el mensaje Kerigmatico de la Iglesia primitiva (44).
La connotación inicial supera intelectiva y preceptivamente
a la realidad que ellos transformaron en sus coloquios con el Resucitado, es
una característica de Lucas buscar una aproximación conciliadora entre la
cosmovisión judía y la griega, al punto de relacionarse viralmente con el
contenido evangélico en una y otra forma de percibir esta realidad. Lucas está
en la búsqueda de un nexo cultural que le permita ver su mensaje en acción aún
bajo las categorías griegas que difieren de los conceptos de su pueblo (45).
Cristo vivo y resucitado interactúan bajo el paradigma que conocieron sus
discípulos y no desde su estricta condición glorificada. El Verbo percibido
como revelación de Dios y Persona Trinitaria reclama desde su identidad el
paradigma propio de su Divinidad, no podríamos decir que solo se revela
independientemente de la comprensión de sus amigos y discípulos porque estaríamos
admitiendo en los discípulos un grado preternatural para su comprensión que ya
como especie no poseemos.
La capacidad Lucana de
mezclarse con los factores culturales externos sin duda enriqueció su evangelio
y ubicó al Señor en una perspectiva más interior que cualquiera de los Escritos
del (N.T) (46). Pues esta interioridad reposa en la comprensión real de los
suyos bajo el signo de su espiritualidad inmediata al evento de su
Resurrección. No se trata de emplear términos estrictamente piadosos sino de
moverse en el signo relacional de la intuición y el conocimiento bajo la estela
de la experiencia o praxis. Lucas pudo
relacionar y conciliar la nueva condición del Resucitado con los sueños y
expectativas de los suyos ante los acontecimientos conocidos por todos (47). El
lenguaje lucano suena a intuición pura especialmente en el análisis de los
Textos referentes al resucitado, aunque no se queda en ese argumento, si deja
las bases de la discusión sobre la simbología Lucana. El corazón retoma su
connotación de símbolo de lo trascendente, noble y valioso en la vida del ser
humano haciendo que si Fe en el resucitado se aposente en él. La dinámica
Lucana se manifiesta segura en la contundencia de sus palabras y sobre todo
porque busca en lo sublime un contenido probatorio de su mensaje (48). La
Ascensión, establece un nexo gramatical tácito con el Texto de los Hechos de
los Apóstoles al mostrar la relación temática y la secuencialidad teológica en
la que se expresa Lucas. La Ascensión es de capital importancia para dejar
claro que el cuerpo (Corporalidad) no es un argumento suficiente en su
condición resucitada y que al subir a los cielos esta capacidad comunicativa
necesitará de otro paradigma como aconteció en Pentecostés. Nos está diciendo a
gritos que evita precisamente relacionar tanto la Resurrección como la
Ascensión el mismo día para favorecer la necesaria connotación cronológica en
las categorías humanas de percepción del tiempo (49).
Solo para recordar que el
inicio Lucano es coincidente con el final de su evangelio, todo inicia y
termina en el templo como signo vivo de la relación vital del Mesías con el
pueblo y su identidad religiosa, suponemos también algún tipo de liturgia para
celebrar el acontecimiento. Lucas relaciona objetivamente las acciones evangélicas
con su desenlace por esta razón como agregábamos antes la misión terminó donde
inició y se constituye en puntal de laza para los futuros intentos de la
Iglesia en materia de Evangelización, por esta razón la Iglesia Episcopal
reconoce el valor de la liturgia para ser conductora de toda iniciativa de
evangelización (50). La anterior postura sin duda hace de la celebración no
solo un encuentro fraterno sino también doctrinal. La conclusión al respecto gravita en torno a
la posibilidad de ampliar el concepto sobre nuestra universalidad siendo
inclusivo en cuanto a la participación y expansión de la idea religiosa. Los
evangelios y sus similitudes sin duda que favorecieron la identidad y la
unicidad en orden a las enseñanzas, en su expresión idiomática también
permitieron que la mayoría de sus términos y raíces fueran conocidas y
compartidas, esto último muy especialmente en los Sinópticos. El lenguaje se
transforma en certeza cuando su contenido supera las intuiciones generadas
precisamente por la ambigüedad y el lenguaje encriptado. Sin duda que el Libro
del Apocalipsis es el paradigma de lo encriptado en todas las Sagradas
Escrituras. El contenido de su lenguaje lejos de sumir en la desesperanza
irradia esperanza y posibilidad de un mundo mejor. Esta obra Joanica hace de
Cristo el centro de la historia humana y el motor pleno de la Redención (51).
Juan no escatima terminología alguna para
designar en el contexto de la tradición judía la presencia de un Cordero que
también es sacerdote y Rey. El propósito
es determinante para su inserción en las Escrituras Neo testamentarias. Somos
pues herederos de una tradición que compagina tanto el acontecimiento
sobrenatural y trascendente con el hecho de la salvación. Juan desea ser determinante para la Iglesia
de su época y avista con agudeza intelectiva el valor de la escatología para
confeccionar sus relatos de índole salvíficos. Su mente alcanza a vislumbrar lo
encumbrado de la realidad del Resucitado y de esta manera intenta plasmar sus
visiones en un lenguaje comprensible (52). El poder conductor del lenguaje
siempre ofrecerá resistencia porque es apenas natural que las imágenes que
produce nuestro intelecto sean fruto de la experiencia que desarrollamos en la
percepción de la realidad y como la entendemos en el plano racional y
relacional. La primicia Joanica es un Cristo triunfante que bajo su poder
determinará la perfecta realización de los bautizados fieles y esta propuesta
se extiende también a los judíos piadosos. Juan como autor es judío y como pensador
es griego, sin duda alguna, lo afirmamos de esta forma (53) …
Nuestra esperanza según Juan no radica en
nuestra Fe, sino que, aunque nuestras acciones y actitudes se opongan al plan
de Dios este se realizará perfectamente porque no depende de nosotros sino del
mismo Dios. A decir verdad, la salvación nunca dependió de nosotros,
afortunadamente. Para Juan nuestra Fe se puede catalogar terminológicamente
como una grande Alegría y Esperanza (54), es decir, con la inclusión de estas
palabras ratifica el plan de Dios sobre nuestra existencia y gozosamente lo
reconoce en sus manos. La Palabra es vista por Juan desde la perspectiva salvífica
y no solo como Palabra de Dios, sino que da crédito a nuestras palabras cuando
estas son fruto de una existencia testimonial plena y comprometida. “La espada
de dos filos” es la palabra Inspirada, pero la sostenemos bajo el signo de la
coherencia de nuestras propias palabras (55). En su lenguaje la “numerología”
reclama también espacio al ser convertida en categorías cognoscibles, y por
ende dotarla de expresión gramatical como idea que transmite su contenido. El
numero 666 no corresponde a un ser o ente del mal sino a todo aquello que bajo
el disfraz de la doctrina ordenada llega para imponer sus conceptos. Para Juan
esta “marca” literalmente es la némesis de la profesión de Fe en Cristo y el
seguimiento y amor por su Iglesia.
Aquí está la sabiduría. Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666. (56).
Es solo un ejemplo
diciente sobre el valor de la doctrina y como es definitiva en la configuración
de la Iglesia, no se trata solo de palabras o reflexiones sino de la base
fundamental de toda enseñanza. La
cultura del creyente puede ser víctima de esta marca cuando se deja seducir por
propuestas que no son realidades de Fe y valores cristianos. En su época había
una preocupación latente y era la desvirtualización de la doctrina evangélica
por la inclusión de ideas nocivas en la vida eclesial, basta con mencionar a los Nicolaítas, y en presente de propuestas para suprimir
Textos inspirados por no acomodarse a las llamadas tendencias modernas de la que
somos víctimas constantemente (57) Los ídolos se tejen de todo tipo de
compuestos, y hoy la mayoría son de “carne y hueso” afectando sin duda el lenguaje de Fe que debe
expresar en su vida y actos el bautizados, que semiótica tan interesante buscar
que las palabras sean conductoras de acciones agradables a Dios. Como
bautizados no podemos sacarle el cuerpo a la vivencia de nuestra Fe en los
distintos escenarios donde nos desenvolvemos. El contexto Joanico reclama de
esta serie de encriptamientos por razones tanto políticas como religiosas pero
que en última instancia pretenden comunicar a quienes conocen su lenguaje un
contenido esperanzador y cuya centralidad no es este Libro sino los evangelios
(58).
BIBLIOGRAFÍA/
CIBERGRAFÍA/NOTAS Y FUENTES DEL AUTOR.
1- Nota del autor.
2- Nota del autor.
3-
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/exodo
4- Nota del autor.
5- https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/ii-cronicas/36/
6- Nota del autor.
7- Nota del autor.
8- Nota del autor.
9-
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/isaias/57/
10- Nota del autor.
11- Fuente: Maas,
Anthony. "Scripture."
The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912.
<http://www.newadvent.org/cathen/13635b.htm
12- Nota del autor.
13- Nota del autor.
14- Nota del autor.
15- Nota del autor.
16- https://www.definicionabc.com/comunicacion/semiotica.php/
La semiótica es la ciencia o disciplina que se interesa por el estudio de los
diferentes tipos de símbolos creados por el ser humano en diferentes y
específicas
17- Nota del autor.
18-
https://www.unav.edu/publicaciones/revistas/index.php/scripta-theologica/.../14703/ec.aciprensa.com/wiki/Hermenéutica.
19- Nota del autor.
20- Nota del autor.
21- Nota del autor.
22- Nota del autor.
23-
https://www.ecured.cu/Canon_hebreo_de_la_Biblia. ec.aciprensa.com/wiki/Biblia
Hebrea
24- Nota del autor.
25- Nota del autor.
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/juan/15/.
26- Nota del autor.
27- Nota del autor.
28- Nota del autor.
29- Nota del autor.
30- Nota del autor.
31- Nota del autor.
32- Nota del autor.
33- Nota del autor.
34- Nota del autor.
35- Nota del autor.
36- Nota del autor.
37- Homero peta y
escritor griego autor de la obra épica y epopeya “La Ilíada y la Odisea” vivió
en el siglo VIII antes de Cristo.
38- Heródoto escritor e
historiador griego que vivió en el año 400 antes de Cristo.
39- Virgilio, poeta
romano que vivió en el siglo II antes de Cristo y autor de la obra Épica “La
Eneida”.
40- Nota del autor.
41-
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/lucas/
42- Nota del autor.
43- https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/lucas/
44- Nota del autor.
45- Nota del autor.
46- Nota del autor.
47- Nota del autor.
48- Nota del autor.
49- Nota del autor.
50- Nota del autor.
51- Nota del autor.
52- Nota del autor.
53- Nota del autor.
54- Nota del autor.
55- Nota del autor.
56-
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/apocalipsis/13/.
57- Nota del autor.
58- Nota del autor.
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