PRIMER DOMINGO EN
CUARESMA. Genesis capitulo 2:15-17; 3:1-7. Salmo 32. Romanos capítulo 5
versiculos 12-19. Mateo capítulo 4 versiculos 1-11.
"1. Entonces Jesús
fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. 2. Y
después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió
hambre. 3. Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que
estas piedras se conviertan en panes.» 4. Mas él respondió: «Está escrito: No
sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»
5. Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el
alero del Templo, 6. y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque
está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para
que no tropiece tu pie en piedra alguna.» 7. Jesús le dijo: «También está
escrito: No tentarás al Señor tu Dios.» 8. Todavía le lleva consigo el diablo a
un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria, 9. y le
dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.» 10. Dícele entonces Jesús:
«Apártate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás, y sólo a él
darás culto.» 11. Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos
ángeles y le servían. "www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/4/
A una niña le pide su
maestra de religión que hable sobre la vida de los santos y para hacer su tarea
se dirige a la iglesia donde se congregaba su familia y al llegar al templo y
ver la hermosura de los vitrales que adornaban sus paredes reflexiona y
comparte luego con su profesora: Las santas y los santos son como el vidrio que
dejan pasar la luz sin ser dañados o alterados; la santidad es similar porque
hombres y mujeres son tentados siempre pero no todos dejan que la tentación
dañe sus vidas y experiencia de Fe… El Libro del Génesis citado en las lecturas
de este día nos enseña que la tentación persiste hasta lograr opacar la imagen
de Dios en nosotros arrebatándonos el privilegio de discernir sobre el bien y
el mal. Muchas personas reclaman autonomía moral para decidir sobre sus vidas,
pero están dejando a Dios fuera de ella. La segunda parte en Génesis capítulo
3, versículos 1-7 recrea la escena anterior, pero la enriquece con la presencia
de la “serpiente” que en el contexto citado sirve de “mascará o antifaz” a un
ser totalmente hostil a Dios y al ser humano que más tarde en el N.T será
llamado “diablo” como la representación e identidad del mal en su máxima
expresión. Recordemos hermanas y hermanos que la serpiente es un animal que
desde siempre generó misterio, admiración y temor entre los pueblos primitivos,
solo para citar la cultura Azteca donde sobresalía una deidad llamada
Quetzalcóatl o “serpiente hermosa”. La serpiente maravilló a los seres humanos
primitivos por sus cualidades tan particulares, muda de piel, se desplaza sin
extremidades inferiores, no necesita comer todos los días, son algunas de sus
cualidades fisiológicas que la distinguían de otros animales y contribuyeron a
la creación de infinidad de mitos y relatos.
La Carta de Pablo a los
Romanos capítulo 5 versículos 12-19
establece la diferencia entre el hombre viejo o exterior y el hombre
nuevo o interior en Cristo. Nuestros pecados personales son en gran medida la
ratificación del pecado cometido por Adán sembrando desesperanza en la
humanidad, pero en Cristo el poder del pecado y la muerte son detenidos y su
sacrificio en la Cruz nos asegura el triunfo del Amor como estilo de vida y
espiritualidad. La muerte no tiene ya el control, estamos hablando de la muerte
eterna puesto que en Cristo somos llamados a la eternidad. Pablo nos recuerda
la sentencia del profeta Isaías capítulo 53 versículo 11 “Después de tanta
aflicción verá la luz y quedará satisfecho al saberlo; el justo siervo del
Señor liberará a muchos, pues cargará con la maldad de ellos”. Cristo es
generoso al extremo mientras que el pecado personificado en Adán es egoísta y
solo atiende a sus intereses personales. Nuestro compromiso como cristianos es
buscar ampliar las posibilidades de la Gracia para que a su vez pueda
transformar cada vida y convertirla en digno receptáculo del Amor de Dios. Un
corazón lleno de Dios es un corazón dispuesto al amor y no al pecado y mucho
menos a la violencia. En palabras de Agustín de Hipona “La medida del amor es
amar sin medida”.
El Evangelio de Mateo
capítulo 4 versículos 1-11 en la dirección de las lecturas anteriores este
autor asume que la tentación es consecuencia del pecado y como tal afecta la
Imagen de Dios en la humanidad. Jesús solidario con nosotros decide pasar por
estas pruebas buscando con su actitud darnos fuerza para que nosotros al ser
tentados reconozcamos los propósitos de nuestra fe y vida espiritual. Él
encarna al pueblo en el desierto que durante décadas sufrió en su peregrinar
las dificultades propias de la travesía en estos parajes. Mateo presenta al
Señor como el “Nuevo Moisés” que conduce al nuevo Éxodo, es decir, como el
Mesías, tal como lo sospecha el “diablo” al decir “si eres el Hijo de Dios”
versículo 3, Jesús abre el nuevo camino de la salvación enseñándonos la
obediencia a la Voluntad de Dios y para ello nos invita a confiar y
comprometernos en esta empresa definitiva para el bautizado. Estamos llamados a
vivir de la Palabra como fundamento de nuestra fe, quiere recordarnos el Señor
cuando cita en el versículo 3 a Deuteronomio capítulo 8 versículo 3” Y aunque
los hizo sufrir y pasar hambre, después los alimentó con maná, comida que ni
ustedes ni sus antepasados habían conocido, para hacerles saber que no solo de
pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de los labios del Señor”.
A pesar de estar libre de pecado el Señor
pudo conocer las seducciones exteriores que atraviesan sus amigos discípulos y
todo Creyente. Jesús optará por un mesianismo exento de política y poder
económico por su opción espiritual y de sumisión total al Padre Dios. El
Espíritu Santo que guío la vida y obra de los profetas será ahora la guía del
Redentor en el cumplimiento de su misión y más tarde hará lo propio con la
Madre Iglesia como lo indicará el Libro de Hechos de los Apóstoles capítulo 1 versículo 8 “recibiréis la fuerza
del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos”. El mal no entrará en un corazón que no lo
invite o un alma que no acepte sus tentaciones. Digamos con Pablo: “Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece”, Filipenses capítulo 4 versículo 13.
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