sábado, 23 de abril de 2022

NUESTRA COMPRENSIÓN DEL CRISTO GLORIFICADO. APARICIONES Y COLOQUIOS…

 

NUESTRA COMPRENSIÓN DEL CRISTO GLORIFICADO.  APARICIONES Y COLOQUIOS…

 

INTRODUCCIÓN.

 

El insondable acontecimiento que entra en la esfera del misterio como es la Resurrección del Señor ofrece una serie de dificultades al problematizar el acontecimiento como tal. No es fácil salirse de la mentalidad cuyos estatutos razonables son canjeados por la manifestación histórica del mismo Dios entre nosotros. La percepción de los sentidos no puede someter el fenómeno a su dominio y busca para asimilarlo figuras que si pueden ser pensadas y conceptuadas. De esta forma el imaginario viste de realidad perceptible lo que antes no lo era. Lo anterior tampoco expresa conocimiento total de lo problematizado, es una aproximación de nuestra Fe que se fundamenta en el Texto Sagrado de Tradición. Los Santos PP. De la Iglesia se enfrentaron con toda clase de obstáculos y herejías en el camino del dogma sobre la Resurrección del Señor y todo lo que se construyó a partir del mismo en los concilios de la Iglesia universal. La razón asume la necesidad de la interpretación fenomenológica como acontecimiento histórico-critico, que define la realidad misma en confrontación con nuestra naturaleza que es por definición limitada en la percepción de esta realidad ahora en el Resucitado antropizada totalmente. Juan y los sinópticos son testigos de la redacción evangélica y juntos constituyen el punto de partida para nuestro dogma universal sobre el Dios resucitado. La Primera Carta de Juan en su primer versículo asegura la naturaleza humana del Señor que en potencia será totalmente llena de la plenitud de Dios en su Gracia (termino para asimilar la entrada en la historia de la misma Naturaleza de Dios). Juan ve con los ojos de la Fe y del vínculo relacional fraterno, el mismo que manifestó el Señor al llamar a sus discípulos. (1 Juan capítulo 1 versículo 1) los acontecimientos de lo cotidiano fueron remarcados por el “tocar” “ver” “escuchar” acción en si misma ejecutada por una persona de carne y hueso (1).

 

EL PROBLEMA DE LO INTELECTIVO.

 

De ninguna manera es posible trivializar tal acontecimiento que por sí solo se instala en la realidad de lo Supra que por sí mismo construye en su entorno una muy particular apreciación de la realidad. Estamos hablando de la dinámica de ver los acontecimientos y relacionarlos con la posibilidad de ir más allá de una mera comprensión obvia de la realidad que ellos nos dejan ver o apreciar.  Lo Supra se problematiza solo a partir de nuestro entendimiento y establece así su teoría del conocimiento, su axiología propiamente dicha que luego la razón la convierte en concepto y la Iglesia en su doctrina (2). El problema dice a la historia presente lo que a la futura y antes a la vivida por los apóstoles testigos más que oculares, testigos de índole intelectiva porque la Gracia del resucitado les dio la facultad para poder percibirlo como era en la plenitud de su Ser glorificado. Juan en el capítulo 20 de su evangelio, nos deja ver esta apreciación pionera en su época por ser una dinámica interpretativa que bajo otros presupuestos aprecia la realidad de la nueva revelación la del resucitado. Juan se remitirá a la Fe por sobre la constatación de la evidencia material a diferencia de Tomás. No se trata de “tocar y palpar” no es un diagnóstico de la humanidad resucitada del Señor, es todo lo opuesto una confesión de Fe que abre los ojos del bautizado hoy como hace 2000 años y como si estuviéramos presente en la habitación o recinto donde se manifestó el Resucitado. Lo intelectivo es potenciado por la Gracia para poder verle y reconocerle, de lo contrario, sería imposible para el cristiano trascender y reconocer a su Dios. El problema es el mismo, pero con un nexo critico que unirá lo intelectivo con lo supra de este fenómeno maravilloso con olor a eternidad como fueron los coloquios de los amigos del Señor con su Dios resucitado. Nunca le recocieron de primera instancia siempre medió una palabra o un gesto, a unos les explicó las Escrituras, partió el pan, saludó brindando Paz y fortaleza, le reconocieron como una prueba de amor no solo a los sentidos sino a todo el ser humano objeto de la redención… Si la muerte afecta al ser humano entero que no será posible en la Resurrección del Señor con respecto a nosotros (3) y se produce un Con morir con Cristo para un Renacer con Cristo. Lo intelectivo es determinante para socializar el contenido de la Resurrección y por ende entender el misterio desde la Fe.

En Cristo el bautizado abandona la muerte y se viste de eternidad, es pues desde nuestra metafísica como entendemos el fenómeno que cambió la historia de la creación sin dejar nada fuera de su alcance y poder. Los bautizados deben tener presente que la muerte es ineludible y definitiva solo para vivir es necesario morir y no como enseñan algunos desprovistos de Fe “para vivir no se debe morir respondiendo solo a  concepciones físicas de una existencia espiritual y biológica como la nuestra” La vida se transforma pero solo en Cristo quien revela el camino de la glorificación a los bautizados, no se trata de disfrazar la muerte y vestirla de vida, es lo opuesto, destruir la muerte y sacarla por completo del ser pleno de la humanidad (realidad metafísica de la redención). Nuestra vida -apuntará Rahner- es histórica lo que implica para nosotros que el problema intelectivo debe conocer que en la praxis de la existencia la muerte se revela definitiva, pero en la Gracia NO, porque el Señor anuló su estatuto “ya que la entregó y al tercer día la tomó de nuevo” la tomó no como un objeto canjeable sino con la autoridad de poseerla plena y totalizante. La Pascua Cristiana, es la explosión de una alegría que nunca tendrá fin. Celebrar la Pascua es permitir a la alegría que se adueñe de nuestras vidas y de nuestro mundo, hasta desterrar de nuestro pensar y de nuestro sentir todo pesimismo y toda visión derrotista de la existencia humana. La alegría de la Resurrección es la Resurrección de la Verdadera Alegría (4). Sobre el tópico citado quiero hacer claridad ya que algunos bautizados se confunden al llamar al cuerpo del Señor “cadáver” si bien murió en su ser terrenal habitó la Gracia perfectamente manifestada en la historia humana y por ende no fue sometido a la corrupción de un cadáver cualquiera como por ejemplo el de una persona conocida o amada por nosotros. El Cuerpo se preservó por no tener nada de corrupto o corruptible…

 Estamos alegres porque la vida plena se llama Jesucristo y su realidad es santísima como Dios y Hombre glorificado (5). |La Escolástica durante algunos siglos se preocupó sobre el objeto material de nuestra corporalidad (cuerpo) y llegaron a crear un problema de índole racional completamente falso para despejar tamaño interrogante, proponían entre otras cosas que se requería un mínimo de materia para que los cuerpos resucitaran en el último día, y que la materia que hiciera falta sería suplida por Dios empleando otro material o sustancia.  Desde luego eso carece de sentido, pero es un hito histórico que señala una ruta de interés en la reflexión de la Iglesia en épocas anteriores por problematizar este acontecimiento maravilloso.  Aterrizando en nosotros estos señalamientos concluimos que el cuerpo en nuestro caso no es vehículo de Resurrección ya que está sujeto a la imperfección del pecado original que marcó el destino de la humanidad antes de su redención. Nuestro ser será transformado por extensión del Ser de Jesucristo en su manifestación terrena como corpóreo. Recordemos que Cristo continúa actuando por nuestra salvación porque sabe de qué estamos hechos y como somos propensos a la debilidad, continúa amándonos, continúa buscando nuestra salvación, continúa actuando. Está claro que, después de todo lo que Jesús ha hecho por nosotros, no va a dejar la tarea a la mitad.... Eso nos tiene que dar una grandísima confianza: Cristo resucitado, Cristo glorioso no se olvida de sus hermanos, de sus amigos que todavía no han alcanzado la gloria. “Ve a mis hermanos y diles...” Hermanos: así nos llama en la aparición a María Magdalena (6).

 

DESDE NUESTRA METAFISICA.

 

 La Fe cristiana en la Resurrección se funda en la Resurrección de Cristo de entre los muertos. Es una actitud de confianza y esperanza gozosa que ha nacido de la experiencia vivida por los primeros discípulos que han creído en la acción resucitadora de Dios que ha levantado de la muerte a Jesús a la vida definitiva. El punto de partida de la Fe cristiana es Jesús experimentado y reconocido como viviente después de su muerte. El Crucificado vive para siempre junto a Dios como compromiso y esperanza para nosotros. Los primeros cristianos nunca han considerado la Resurrección de Jesús como un hecho aislado que sólo le afectara a Él, sino como un acontecimiento que nos concierne a nosotros, porque constituye la garantía de nuestra propia resurrección. Si Dios ha resucitado a Jesús, esto significa que no solamente es el Creador que pone en marcha la vida. Dios es un Padre lleno de amor, capaz de superar el poder destructor de la muerte y dar vida a lo muerto. Si Dios ha resucitado a Jesús, esto significa que la resurrección que los judíos esperaban para el final de los tiempos ya se ha hecho realidad en Él (7) nunca la percepción de la Resurrección del Señor fue solo de su condición y autoridad como Dios, siempre los santos PP. De la Iglesia la vieron como una manifestación universal de Dios. La metafísica de la Resurrección toma forma desde la concepción misma del Ser redimido que espera vivir como su Maestro que se convierte en Causa Eficiente de nuestra propia Resurrección. La realidad ampliada de este acontecimiento toca las fibras de la razón y su comprensión, es el Ser perfectísimo de Dios potenciado por su Esencia y Sustancia, la que sin duda como Dios es manifestación de la “totalidad” de la Trinidad en su Ser Resucitado. Las Procesiones y Espiraciones nunca se detuvieron porque corresponden a la manifestación de las Personas Divinas y sus personalidades (concepción Psicológica del Hiponense) (8).

a) Existe en todo hombre un pecado verdadero y propio, aunque en sentido analógico, diverso de los pecados personales, y descrito por el Magisterio como muerte del alma, enemistad con Dios y privación de la justicia original. Se trata de un estado, diferente del acto pecaminoso procedente de la libre decisión personal. b) La Gracia de Cristo libera verdaderamente al hombre del pecado original, de modo que la concupiscencia, que permanece en el bautizado, no puede ser considerada como pecado. c) Este estado de pecado se relaciona con la culpa de Adán, y cuando el Magisterio habla de transmisión por generación, ha de entenderse al menos como condición de pertenencia al género humano (9) Aquí la Iglesia se apoya en la reflexión Agustiniana sobre la generación como comunicación del pecado original.

Lo primero que sucede al Resucitar el Señor es anular como decíamos antes el estatuto de pecado y plantearnos un verdadero triunfo sobre ella, es decir, ser libres implica reconocer que nuestra antropología es esencialmente cristo-céntrica. A partir de la Resurrección somos ya libres pero esa libertad implica todavía sujeción al tránsito biológico que no imperó en Cristo al Resucitar ya que la condición humana fue llena de la Divina sin perder objetivamente su Naturaleza Humana. JESUCRISTO VERDADERAMENTE MURIÓ este enunciado es tan radical como lo acontecido en la Cruz. Términos como Des construir implican para nosotros la posibilidad de reeditar la realidad de los redimidos a partir de los signos Pascuales por antonomasia como son los sacramentos. Una condición para ver la manifestación de la realidad glorificada es entre nosotros el santo Bautismo cuyo signo pasa de muerte a vida y de pecado a redención (10).

PUEDE SER ÚTIL EN NUESTRA REFLEXIÓN… El concepto que presenta Habermas de reconstrucción, así como los pasos que sigue para realizarla, son tan claros que no requieren una explicación adicional. Basta con agregar que la reconstrucción presenta también un doble movimiento, el primero de desmontaje y el segundo de recomposición, que valorando aquello que se quiere reconstruir quiere recomponerlo enriqueciéndolo para que alcance, de una mejor manera, lo que se había propuesto. Se trata de un proceso que permite la evolución de aquello que se reconstruye. Esta investigación quiere hacer un ejercicio de reconstrucción con la Antropología teológica (11). Sociólogo y filósofo alemán. Principal representante de la "segunda generación" de la Escuela de Frankfurt, entre 1955 y 1959 trabajó en el Instituto de Investigación Social de la ciudad. Enseñó filosofía en Heidelberg y sociología en Frankfurt, y dirigió el Instituto Max Planck de Starnberg entre 1971 y 1980. En 1983 obtuvo la cátedra de Filosofía y Sociología en la Universidad de Frankfurt. Cito algo de la vida de Habermas cuyo pensamiento relanzó la Escuela de Frankfurt superada la crisis de la segunda guerra mundial. La recomposición conceptual que este pensador alemán argumenta, la acoplamos fácilmente a la elaboración de nuestra doctrina sobre la Resurrección si partimos del fenómeno que pretendieron negar las autoridades judías de su época. Lo reconstruido evoluciona sin perder la memoria de los acontecimientos que la propiciaron, hoy como hace tantos años estamos seguros y serenos ante el resucitado (Cristo) y sabemos que su Ser se manifiesta en el nuestro por su gran amor y misericordia.  Esta fundamentación de índole metafísica nos dice a “gritos” que en Cristo todo evoluciona hasta alcanzar la plenitud de su Ser Resucitado. El relativismo de esta Escuela nos muestra en lo intelectivo un recurso metodológico en la exposición del presente ensayo. Nuestra antropología teológica es por ende y antonomasia Trascendente lo que nos permite problematizar a la persona humana y convertirla en sujeto eficiente de salvación. Persona que está delante de Dios en actitud de perenne dialogo con su Creador, Redentor y Santificador y en el uso facultativo de un lenguaje potenciado por la Gracia, lo que en boca del Hiponense suena, “Cristo Maestro Interior”, nuestro gran potenciador de cara al dialogo eterno con el Padre Dios (12). Esta dialéctica ilustra concretamente la manifestación del ser redimido del bautizado con el influjo de la Gracia que brota del corazón del Resucitado en su nueva condición Total y Totalizante.  Nunca olvidemos el valor salvífico de la Resurrección del Señor, es pues, la razón de la exposición de nuestra Fe.

La muerte afecta a todo el ser integro de la humanidad no es posible suponer que solo afecta al cuerpo dando a entender que el alma no sufre su influjo, entonces de ser así la Redención y por ende la Resurrección solo afectará una parte del ser persona humana. Estas posturas modernas son nocivas para el dogma de la Redención y Resurrección de Cristo y por extensión Volitiva de la nuestra en su mandato. Ireneo de Lyon, al proporcionar datos personales sobre Taciano, describe así esta herejía: "Proviniendo de Saturnino y de Marciano, los que se llaman encratistas propugnaban la abstinencia del matrimonio, rechazando la antigua creación de Dios y acusando tranquilamente a Aquel que hace al hombre y a la mujer para procrear a los hombres; ellos habían introducido la abstinencia de aquello que había sido animado, en su ingratitud hacia Dios, que hizo el universo, y habían negado la salvación del primer hombre. He aquí, pues, lo que fue inventado por él, cuando cierto Taciano fue el primero que introdujo esta blasfemia. Este último, que había sido oyente de Justino, durante el tiempo que estuvo con él no manifestó nada semejante. Mas, después de su martirio, se desvió de la Iglesia, se elevó al pensamiento de que era maestro y se envaneció como si fuese diferente de todos los otros; dio carácter particular a su escuela, imaginó eones invisibles, como los discípulos de Valentín; predicó que el casamiento era una corrupción y fornicación, como Marciano y Saturnino, Eusebio de Cesárea (13) nos habla de Taciano en conexión con la herejía encratita: Esta herejía estaba entonces comenzando a brotar, introduciendo en la vida una falsa doctrina, extraña y corrupta. De este desvío, dice la tradición que su autor fue Taciano (14). La negación de la obra de Dios implica por extensión dialéctica la negación del pecado, caída y por consiguiente la Redención. La muerte no es solo la depreciación del organismo biológico (corporalidad) sino que afecta según la experiencia trascendente del ser humano su estado definitivo. La Antropología Trascendente (15) tiene en Rahner posiblemente su más grande expositor en el siglo anterior, y la concepción el Vaciamiento es un término para ejemplarizar su proceso, es decir, que el ser humano al morir literalmente se vacía de lo que fue lleno en su vida mortal, apegos, dominios, seguridades, afectos, pasiones, posesiones, bienes, en una palabra, de todo aquello que lo llenaba en vida terrenal y le brindaba seguridad ante el mundo y sus relaciones. Tal acción es propiamente una purificación para llenarse de Dios (Glorificación/ Deificación). No implica pérdida de conciencia de sí mismo o personalidad o configuración esencial ya que seguiremos siendo persona humana, pero plenificados bajo la presencia de la SS. Trinidad. Tal concepción de la eternidad supone la necesaria evolución espiritual que refleje la Soberanía de Dios en la persona redimida. La morada de Dios en el ser humano no es asunto de su determinación ya que Dios y en Dios no reside forma alguna de injusticia e imperfección y el ser humano debe vivir la opción perfecta por Dios y para Dios. Miremos un concepto ilustrativo en Juan:

Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada (Juan capítulo 14 versículo 23). (16). La morada de Dios en el ser humano es en si la concepción de eternidad que viviremos quienes aquí estamos todavía. La eternidad es en sí según Juan una permanente experiencia de conocimiento de Dios revelado por Dios. El conocimiento no es una dinámica intelectiva a estas alturas de forma exclusiva es la conjugación de la totalidad del ser persona redimida en vocación de salvación. Dios respeta la opción esencial de cada persona y la respuesta desde luego genera esta intimidad y eternidad (17). La concepción de eternidad transforma en si la naturaleza corruptible y la reviste de eternidad. No es un accidente ya que modifica sustancialmente la persona redimida. La sustancia de nuestra naturaleza se conserva en su estructura creada pero potenciada por la visión beatifica de Dios Trinidad. Existen distintos grados o estados de esta perfección y en eso consiste la santidad de la criatura frente a su Creador. “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (no sé si en el cuerpo, no sé si fuera del cuerpo, Dios lo sabe) el tal fue arrebatado hasta el tercer cielo” (2 Corintios capítulo 12 versículo 2). Estamos hablando de niveles de perfección en la visión beatifica de los redimidos, si bien la salvación es una oferta para todos los seres humanos, es cierto que la perfección de una vida consciente de su trascendencia y relación con Dios permitirá asimilar estos estados de perfección inmanente gracias a la Bondad del Dios revelado. Si miramos la historia encontramos que la concepción del tercer cielo es de origen asirio y babilonio, y el lugar más alto es donde Dios espera a lo redimidos, desde luego, el pensamiento judío se nutre de estas concepciones propias de sus vecinos (18).

 El tercer cielo no es el lugar más alto del cielo, que es el séptimo, sino el lugar donde está esperando a los seres humanos después del Juicio Final el paraíso antiguo, transformado en celeste, que será el lugar de la bienaventuranza celestial, cuando todo se termine. Que el paraíso está en este lugar es idea judía de la época (19). Esta concepción nos acerca a una realidad expresada por el resucitado y es su Ascensión que no se entiende propiamente como un ascender de la tierra a los cielos, ya que no se trata de un estado material como tal de su Corporalidad sino de su Corporeidad, es decir, toda la perfecta humanidad y divinidad del Señor sube a  su Trono pasando por los distintos estados de perfección que anteceden el encuentro con la SS. Trinidad, es una manera gráfica de describir el acontecimiento de la Soberanía de Dios.  Los imaginarios populares asocian la eternidad con la sensación intelectiva de bienestar.

 

EL RESUCITADO DESDE LA PERSPECTIVA DE LAS ESCRITURAS (N.T).

 

INTERPRETACIÓN SOBRE SU SEMIÓTICA.

 

 La gramática griega posee una característica que no aparece en el castellano o español y es la acción de los verbos, miremos esas dominadas voces verbales (20).

Voz activa: el sujeto realiza la acción del verbo;

Voz pasiva: el sujeto padece la acción del verbo;

Voz media: el sujeto realiza y padece la acción del verbo: Se dejó ver. Es activo y pasivo a la vez. En español no existe.

La voz griega no permite adjetivar el Texto inspirado ya que su riqueza expresiva es limitada por esa razón solo hacemos mención que sirve de parangón para hacerlo en la perspectiva del latín. Los santos PP. Griegos suponen correctamente que las acciones que dieron pie al reconocimiento del resucitado por parte de sus discípulos fueron objeto del mismo Señor que devela las categorías de su nueva condición a nuestra dialéctica limitada. Cristo no solo les enseñó las Sagradas Escrituras como signo de su triunfo, sino que les dio la facultad para comprender el mensaje en su nuevo contexto. La voz gramatical se percibe a partir de la manifestación de la acción en la oración y en este caso es el propio resucitado el sujeto-objeto de tales acciones. La realidad de las apariciones que se registran en las Escrituras es sin duda alguna, motivadas por el Resucitado, que se adentra en la Sique de la humanidad y manifiesta bajo otras categorías no cognoscibles su nueva condición o en términos positivos la retoma de las mismas que disfrutaba antes de su ABAJAMIENTO por nosotros, es decir, de haber tomado Naturaleza Humana.  Es importante considerar que la condición explicita manifestada por el Ser del Resucitado nos muestra el sentido de la misión de la naciente Iglesia y como su Señor se quedará en medio de ella. No es precisamente tan explícita como lo fueron sus apariciones, pero si por medio de los MEDIOS DE GRACIA de los que el bautizado constituirá en fundamento de esta nueva y resucitada relación en el presente de su historia personal y colectiva de salvación. La condición instaurada por Cristo será definitiva en la experiencia del creyente y su trascendencia (21) … La transformación en la percepción por parte de los discípulos corresponderá a la intención del Salvador, los nuevos creyentes creerán gracias a la capacidad de los discípulos de manifestar y visualizar como materializar las imágenes de su propia Fe en Cristo resucitado. La capacidad de poner humanidad al relato pudo concretar la Fe de quienes no presenciaron los acontecimientos de nuestra Redención. Los imaginarios al respecto no tardaron en manifestarse, lo seguro de las reflexiones post-pascuales es que conservaron en el Señor la misma identidad y le describen igual en su expresión corporal, estamos hablando de Juan ya que Lucas piensa en una expresión de índole espiritual e intelectiva descubierta en la Gracia revelada.  El evangelio de Juan describe bajo sutilezas la condición del resucitado, miremos el Texto Sagrado de Tradición.

Juan capítulo 20 versículos 1-30.

Caput XX versus Johannem 1-30

“El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. 2. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. 3. Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. 4. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. 6. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, 7.y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. 8. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, 9. pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos. 10. Los discípulos, entonces, volvieron a casa. 11. Estaba María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro, 12.y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabecera y otro a los pies. 13. Dícenle ellos: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les respondió: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto.14. Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. 15. Le dice Jesús: Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el encargado del huerto, le dice: Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto, y yo me lo llevaré. 16. Jesús le dice: María. Ella se vuelve y le dice en hebreo: Rabbuní - que quiere decir: Maestro -. 17. Dícele Jesús: No me toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y diles: Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios. 18. Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho estas palabras. 19. Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros. 20. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. 21. Jesús les dijo otra vez: La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío. 22. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos. 24. Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: Hemos visto al Señor. 25. Pero él les contestó: Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré. 26. Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: La paz con vosotros 27. Luego dice a Tomás: Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente. 28. Tomás le contestó: Señor mío y Dios mío. 29. Dícele Jesús: Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído. 30. Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro”. (22).

Prima die illo una sabbatorum Maria Magdalene venit ad lucem fuerunt ad monumentum erat adhuc in tenebris et videt lapidem sublatum a monumento. 2. Reprehendo currere et venit ad Simonem Petrum et ad alium discipulum quem amabat Iesus, et dicit illis: Tulerunt Dominum, et nescio, ubi posuerunt. 3. Exiit ergo Petrus, et ille alius discipulus, et venerunt ad monumentum. 4. et Currebant autem duo simul, et ille alius discipulus praecucurrit citius Petro et venit primus ad monumentum. 5. flexis humi vidit turmas; Sed neque. 6 Et venit ergo Simon Petrus sequens eum, et videt sepulcrum intrat in area ligaretur pannis, et telam quam 7.and operuit caput ejus, non cum linteaminibus positum, sed separatim involutum in unum locum seorsum. 8 Tunc ergo introivit et ille discipulus qui venerat primus ad monumentum; vidit et credidit tunc temporis 9. pues enim sciebant Scripturam, quia oportebat eum a mortuis resurgere. 10 tunc discipuli rediit in domum suam. 11. Mary ad sepulcrum erat clamans. Dum ergo fleret, inclinavit se in monumentum: 12 et vidit duos angelos in albis sedentes, ubi positum fuerat corpus Jesu, unum ad caput et unum ad pedes. 13. Et ait eis Iesus: Mulier, quid ploras? Illa respondit eis: Quia Tulerunt Dominum meum: et nescio ubi ipsi puesto.14. In hoc et ipse convertit, et vidit Jesum stantem: et non sciebat quia Iesus est Jesus. 15 Iesus autem dixit ei Iesus: ¿Mulier, quid ploras? ¿Quis tu quaeris? Illa existimans quia hortulanus esset, dicit ei: Domine, si tu sustulisti eum, dicito mihi ubi posuisti eum, et ego ducam me. 16. Mary narrat. Conversa illa dicit ei Hebraice: ¡Rabbuni! - quod dicitur interpretatum Magister -. 17 Dixit Iesus: Noli me tangere, nondum enim ascendi ad Patrem sum. Sed ad fratres meos et dic eis ascendo ad Patrem meum et Patrem vestrum et Deum meum et Deum vestrum. 18 Venit Maria Magdalene annuntians discipulis: Quia vidi Dominum, et haec cum dixisset verba haec. 19 cum esset ergo sero die illo, una sabbatorum primo, cum clausis, propter metum Iudaeorum, et fores essent clausæ, ubi erant discipuli congregati, venit Jesus, et stetit in medio et dixit eis: Pax tecum sit. 20. Et dixit, ostendit eis manus et latus. Gavisi sunt ergo discipuli, viso Domino. 21. Jesus dixit eis iterum: Pax tecum sit. Sicut misit me Pater, et ego mitto vos. 22. Haec cum dixisset, insufflavit, et dixit eis: Accipite Spiritum Sanctum. 23 quorum remiseritis peccata, remissa sunt eis; qui retinueritis, retenta sunt. 24 Thomas autem unus ex duodecim qui dicitur Didymus non erat cum eis quando venit Iesus. Et nuntiaverunt ei alii discipuli: Vidimus Dominum. 25. et ait eis: Nisi videro in manibus ejus fixuram clavorum, et mittam digitum meum in locum foraminis in locum clavorum et mittam manum meam in latus ejus, non credam. 26 post dies octo, iterum erant discipuli ejus intus, et Thomas cum eis. Venit Iesus ianuis clausis et stetit in medio, et dixit: Pax vobiscum 27 Deinde dicit Thomæ: Infer digitum tuum huc, et vide manus meas, adfer manum tuam et mitte in latus meum et noli esse incredulus sed fidelis. 28. Thomas responderunt ei: Dominus meus et Deus meus. 29 Dixit Iesus: Quia vidisti me, credidisti. Beatus est, qui non viderunt, et crediderunt. 30 multa quidem et alia signa fecit Iesus in conspectu discipulorum suorum quae non sunt scripta in libro hoc.

En paralelo observamos la variante en su pronunciación que sin duda nos deja ver la tendencia a manifestar concretamente el evento de su aparición bajo la lupa de la razón y sobre todo la experiencia de Fe de los discípulos y testigos que para el caso en cuestión, es lo mismo. Miremos el versículo (27) donde se refiere a la Paz como don del resucitado, no es la comunicación de una Paz protocolaria sino el compartir esencialmente la Paz como nueva condición del discipulado del Señor. El Vosotros de la edición de Jerusalén al ser traducido al latín por el Vobiscum es PAZ CON abriendo bajo condición a los destinatarios de esta Paz universal a un plano que supera el encuentro inmediato con el Señor y se convierte en argumento futuro de los nuevos cristianos que vendremos después de los apóstoles. El versículo (30) en su versión latina discipulorum que al traducirlo se define como estudiantes o aprendices de la nueva forma de vivir la Fe en el Resucitado. Los estudiantes de una condición manifestada metafísicamente que la incorporaran a sus vidas y harán una especie de Hipostasis que se materializara en testimonio absolutamente creíble. El conocimiento de las Escrituras no era conocido por ellos y ese saber es asociado a la revelación de esta nueva condición de discipulado universal y confiado en la identidad de su Señor glorificado, el latín traduce en el versículo (9)  sciebant por su contraparte castellana SABÍA,  aquí la revelación se conjuga en un tiempo de la voz verbal completamente distinta que es tanto Activa como Pasiva según la gramática griega pero que en latín solo posee una acción claramente realizada, es decir, el Señor antes había explicado las Escrituras pero ahora en su nueva condición glorificada estas palabras se llenan de un trasfondo de Gracia capaz de modificar la percepción para que los  discípulos las comprendan. Las palabras se someten al concurso de la razón y dicen aún más que la sola composición gramatical como es el caso de la interacción tanto del español como del griego y el latín, la novedad en el discurso consiste en ubicar en el tiempo de la revelación la intención de las palabras y su fórmula. Están encriptadas para interpretaciones simplemente de su gramática y no desde la visión del creyente. El estatuto de nuestra Fe se impone por sobre el conocimiento natural asociado con la exposición de argumentos solamente en dirección de su Semiótica. Las palabras iluminadas por la creencia afirman más que imaginarios se convierten en el punto de partida del DOGMA UNIVERSAL el cual se confecciona partiendo del discurso evangélico (evangelios). La gramática castellana ofrece una posibilidad de matizar ricamente las expresiones tanto latinas como griegas, incluso hebreas de las Escrituras. La afinidad idiomática es vital para la comprensión de lo revelado y la afirmación de la Fe en dicha cosa revelada. No perdamos de vista que el idioma expresa en categorías cognoscibles lo que queremos dar a entender, aunque no perdamos la limitación propia de nuestro entendimiento. El Texto Joanico, aclara ese punto al finalizar como una expresión conclusiva o formula de índole doxológica como nos muestra el versículo (30) del capítulo 20. Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro (23).

La dificultad del idioma como fuente de comunicación es permanente por tal razón fórmulas como la anterior son clave para comprender el alcance de este concepto. Las palabras del resucitado inundadas de Gracia pueden ser inteligibles y llenar totalmente el entendimiento del bautizado. Lo sobrenatural entra en la esfera de lo natural y se convierte en palpable, lo intangible en tangible y lo desconocido en cotidianidad fenomenológica. La metafísica de la comunicación del resucitado con sus discípulos propone un lenguaje intencionado que busca transmitir una idea en este caso la perentoriedad del anuncio. No se pretende cosa distinta al apuntalamiento de una misión de índole salvífica y tal intimación será concluida en el medio apostólico con las apariciones y coloquios con el resucitado. La percepción idiomática es en aquella época lo que es hoy en día, recordemos que las imágenes son ilustrativas y la riqueza visual hoy nos puede llevar a otro contexto comunicativo. Tal afirmación aterriza el mensaje en este siglo (XXI) determinando así otras categorías de comunicación donde entra de lleno la tecnología y la manera como vemos el mundo por medio de estos adelantos. La Semiótica y toda su riqueza en signos y símbolos está al servicio del evangelio del resucitado cuyas palabras son vivas y dinámicas y su lenguaje supera lo Supra para convertirse en una realidad palpable desde la Fe del bautizado.   El modo presente (época del Señor) tocado por el latín nos da una idea del objeto comunicado y sus categorías epistemológicas, las mismas que comprendemos bajo el signo del dogma Escrituristico. Solo así afirmando las verdades reveladas el bautizado comprende con absoluta claridad los contenidos del evangelio y bajo la guía del Espíritu Santo camina en la dirección de una autentica amistad con el resucitado.  Los signos del Señor en medio de los discípulos tal como los muestra el capítulo 20 de Juan, encajan perfectamente con la tradición Escrituristica del propio pueblo de Israel, recordemos por ejemplo que “el soplo” del Resucitado sobre los discípulos lo encontramos en el libro del Génesis en el contexto de la Creación y aquí de la nueva humanidad redimida, dos contextos de una misma idea.   Una se yuxtapone a la otra sin perder ninguna de las dos su actualidad.

Entrar estando las puertas cerradas, recalca la condición gloriosa de la Corporalidad del Resucitado, no es una Rex Finita (Descartes) ya que su humanidad no estaba limitada por la concreción de la Materia y Forma Aristotélica, el cuerpo del resucitado se transformó íntegramente al contener la plenitud de la Gracia de Dios. A diferencia de la Zarza ardiendo de Moisés aquí Dios mismo caminó en toda su majestad entre los seres humanos. Es una cuestión clara desde la comprensión no intelectiva de la naturaleza de la Fe, sino que el saber se une a la expresión de las creencias del bautizado. La connotación física es planificada por la condición Divina en grado superlativo (cabe la gramática). Juan está interesado en enseñarnos la abundante vida del Resucitado y plasmarla desde su concepción de la trascendencia, aquel que es Dios está por sobre toda ley natural existente. Si nos lo permitimos usar una expresión estéticamente aristotélica, diríamos en su proporción: Cristo Motor Inmóvil…  mueve otros motores inmóviles, el Verbo de Dios mueve otros logos como son las leyes naturales (24). La expresión Motor Inmóvil la asociamos tácitamente con la Trinidad Económica o salvífica. El pasar por una estructura material sin tocarla, es propio de aquel que venció su propia inmanencia (condición como hombre) y al salir de sí mismo nunca dejó su Ser Divino. Cristo resucitado encarna por extensión, esencia, sustancia, definición y naturaleza el Ser de Dios entre los hombres.

Ahora miremos el segundo Texto Joanico sobre el Resucitado:

“Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. 2. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. 3. Simón Pedro les dice: Voy a pescar. Le contestan ellos: También nosotros vamos contigo. Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada. 4. Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. 5. Díceles Jesús: Muchachos, ¿no tenéis pescado? Le contestaron: No. 6. Él les dijo: Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. 7. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: Es el Señor, se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar. 8. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos. 9. Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. 10. Díceles Jesús: Traed algunos de los peces que acabáis de pescar. 11. Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. 12. Jesús les dice: Venid y comed. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor. 13. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. 14. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. 15. Después de haber comido” … (25). Juan capítulo 21 1-15. El lenguaje simbólico empleado aquí es de gran riqueza y acude el evangelista a afirmar la vocación y misión de los discípulos en un mismo contexto en una escena compuesta. La Pesca se convertirá en signo eucarístico que es la forma de una presencia espiritual que el Señor afirmará en los sacramentos de la Iglesia. Aquí el alimento es sustancia de Gracia y la Comensalía fraterna está animada por la Fe de los discípulos. Los símbolos en si con su poder y significación son sintetizados en expresiones como: Jesús les dice: Venid y comed. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Quién eres tú?, sabiendo que era el Señor (versículo 12) o en latín Dicit illis Iesus: Venite, prandete. Nemo audebat discentium interrogare: ¿Tu quis es? Scientes quia Dominus esset… El ¿Quién eres tú, nos habla claramente de la identidad relacionada con los suyos y los signos habituales toman aquí sentido al punto de convertirse en signo de su presencia? La argumentación Joanica toca la sensibilidad de los creyentes y de esta manera toma forma las apariciones y sus coloquios, Cristo se manifiesta siempre en la dinámica de la cotidianidad, no saca a sus discípulos de las tareas habituales, no pretende darles otro argumento que el Amor potenciador de toda relación sobrenatural con Dios, de esta espiritualidad revelada por el triunfo del Señor. El Señor los lleva al comienzo y luego al presente de la relación salvífica. Los distintos momentos que llegan a nuestra mente son poderosos para mover tanto el alma como la conciencia de sus discípulos. Nadie puede preguntar cuando el alma está completamente segura de la Gracia que la habita, esta conciencia es fruto de la vida y alegría de la Resurrección. Ellos no preguntan sobre su identidad, ellos están seguros del Señor y sus manifestaciones, su espiritualidad se ha convertido en habitual. Que interesante se nos presenta la totalidad de los pescados subidos a la barca de Pedro y sus amigos. Miremos algo de su contenido:

100

50

3.

Esta cifra puede equivaler a la perfección de una misión o llamamiento por la paridad de la cifra enunciada. Es la mitad de la perfección luego puede corresponder a las fatigas y tropiezos de la misión eclesial. Encarna la perfección que redondea la faena de ellos y de los bautizados. La misión de la Madre Iglesia alcanzará en Cristo su perfección. La pesca con red tal como manifiesta el Texto Joanico representa la misión apostólica y de paso la responsabilidad de la Iglesia en cabeza de cada uno de ellos (discípulos) algunos han querido ver a Pedro a la cabeza, pero es la Iglesia la primera y Madre de ellos como de nosotros los bautizados.  Si el Texto se lee y analiza desde la óptica de los Sinópticos todos sabemos que la simbología nos habla estrictamente del Reino de Dios. Una manifestación compuesta de la realidad que se construye a partir del llamado que Dios hace de cada uno de nosotros. Sobre la Comensalía notamos diferencias a como se expresó antes en la multiplicación de los panes y los peces citados en los evangelios, en este punto de la manifestación queda claro para el bautizado que ahora los dones solo llegarán por mandato de Cristo y la Iglesia en figura de los apóstoles serán los encargados de su distribución, la potestad eclesial queda definida aquí, y será la Madre Iglesia la encargada de alimentar a sus hijos con las gracias dadas por su Señor y cabeza… La ministerialidad queda a salvo de cualquier interpretación desligada de la realidad fenomenológica que el Texto Joanico nos permite asumir. La Eucaristía será el signo favorito del encuentro con el Resucitado y así lo ha vivido la Iglesia desde siempre. Este trozo Joanico en particular por su gramática e intencionalidad parece agregado en otro contexto, pero para el caso es de suma importancia ya que centra las manifestaciones del Resucitado en la ministerialidad de la naciente Iglesia y su carácter misionero. Los rasgos del Buen Pastor, de la Vid y los sarmientos inundan la imaginación de su autor y esa abundancia que en otras épocas vivió el pueblo podrán ser vividas una vez más gracias a los dones del Resucitado.

 En la composición de esta realidad el presente se muestra lejano, pero no es así este Evangelio trabaja en la consecución de los ideales ad-posteriori del Señor para su Iglesia. La relación de los hechos salvíficos aquí escenificados es hoy como ayer actualidad de la presencia de Cristo en su Iglesia. La revelación como tal toma de los elementos de su entorno y los hace significantes como a partir de un encuentro trivializado entre el Señor y sus discípulos. La connotación Psicológica de las apariciones registradas por Juan es de tal magnitud que la comprensión toma de los sentimientos gran parte de su interacción con la realidad apostólica objetivando sus calificativos y apreciaciones, la lógica no se centra en el valor de estas manifestaciones sino en la posibilidad de ver el misterio bajo una fenomenología palpable similar a como lo expresa Tomás, pero sin duda antes todo lo opuesto a la certeza del amor. Las apariciones continúan en la dinámica de la Corporeidad del Señor (corporeización) donde la figura corporal es distintiva para sus discípulos (26).

 

 Mc 16,9-20

Lc 24,36-49

Jn 20,24-39

Lc 24,13-35

Jn 20,19-23

Jn 21, 1-13

 

Esta vivencia única de los apóstoles debieron trasmitirla primero a través de la predicación oral y luego a través de sus escritos; es así como encontramos en el Nuevo Testamento toda una serie de textos, expresiones, y afirmaciones referentes a la Resurrección de Jesús de entre los muertos. Otro importante aporte a nuestra reflexión en el hoy de nuestra historia la constituye los relatos que se centran intencionalmente en la “tumba vacía” cuyo argumento teológico fue importante en el primer siglo de la Iglesia. El sepulcro vacío se convirtió en prueba inmediata del fenómeno de la Resurrección, pero ante lo débil de su argumento y de las variantes que esta afirmación no contemplaba la Iglesia continuó buscando signos de la Resurrección. La formulación positiva de esta imagen es fruto de las primeras impresiones de los discípulos y testigos. Con el correr del tiempo la formulación dogmática planteó la necesidad de una prueba más que Psicológica o interpretativa de la inmediatez del acontecimiento. La visión Lucana de las manifestaciones del Señor se une teológicamente a las Joanicas y su consecuencia es, además, de una misma fuente la exaltación de la Condición Resucitada por sobre otros aspectos como por ejemplo el mencionado de la tumba vacía (27).

 

Mc 16,1-8

 Lc 24,1-10

Mt 28,1-20

Jn 20,1-18

 

Las citas anteriores sobre el signo de la tumba vacía son un preámbulo para manifestaciones más profundas del Resucitado en medio de los discípulos. La metafísica del lenguaje expresado por la tumba vacía es en sí fuente de controversia para los primeros cristianos ya que posterior a estos acontecimientos los coloquios se dan bajo la figura corporal del Señor. Aquí la condición del Señor es nueva para los sentidos como lo hará saber “camino a Emaús” y su Ascensión (Lucas capítulo 24 versículos 13-53). “Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, 14.y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. 15. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; 16. pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. 17.Él les dijo: ¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando? Ellos se pararon con aire entristecido. 18. Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: ¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella? 19.Él les dijo: ¿Qué cosas? Ellos le dijeron: Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; 20. cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. 21. Nosotros esperábamos que sería él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. 22. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, 23.y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. 24. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. 25.Él les dijo: ¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! 26. ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria? 27. Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras. 28. Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. 29. Pero ellos le forzaron diciéndole: Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado. Y entró a quedarse con ellos. 30. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. 31., Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero él desapareció de su lado. 32. Se dijeron uno a otro: ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» 33. Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, 34.que decían: ¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón! 35. Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan. 36. Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dijo: La paz con vosotros. 37. Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. 38. Pero él les dijo: ¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? 39. Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo. 40. Y, diciendo esto, los mostró las manos y los pies. 41. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: ¿Tenéis aquí algo de comer 42? Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. 43. Lo tomó y comió delante de ellos. 44. Después les dijo: Estas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí. 45. Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, 46.y les dijo: Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día 47.y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. 48. Vosotros sois testigos de estas cosas. 49. Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto. 50. Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. 51. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. 52. Ellos, después de postrarse ante él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, 53.y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios” (28).

El Texto Lucano relaciona los eventos de una manera similar a como adelanta el relato Juan en su evangelio. Los signos más determinantes de la Resurrección del Señor es su propio Cuerpo que da luz sobre su condición glorificada. Aquí no hay dudas sino alegría y esta es una manifestación festiva del Espíritu Santo en el creyente de todos los tiempos. Su propio cuerpo se convierte en la señal del cumplimiento de cada una de sus palabras. Lucas nos muestra una diferencia sustancial con las profecías del (A.T) cuyos oráculos se cumplían no en virtud del anunciante sino de Dios que lo revelaba, aquí es contrario, ya que la revelación es Cristo mismo vencedor de la muerte. Es interesante como en Lucas y en Juan  los discípulos no son conscientes de la presencia de Cristo sino hasta haber obtenido de él una señal o palabra, esto último me hace pensar en dos  axiomas de los santos Padres de la Iglesia, en el primero Jerónimo (amigo y contemporáneo del Hiponense) afirma: “Quien no conoce el Evangelio miente si dice conocer a Cristo” y la segunda fórmula generó consenso: El Canon de las Sagradas Escrituras está más en el corazón de la Madre Iglesia que en los libros tenidos por inspirados. Dan Fe de la necesidad de conocer por medio de lo revelado en el Texto Sagrado de Tradición… La señal dada por el Resucitado toca las fibras de lo cotidiano en sus amigos y discípulos y de paso nos enseña que sus coloquios post-pascuales eran ampliamente difundidos entre sus seguidores.  Lo anterior es la necesaria proyección de su Palabra que a la postre dará fundamento a la naciente Iglesia.

El Cuerpo de Cristo es glorioso y por ende libre de los avatares del mundo corpóreo por eso puede ir y venir en medio de ellos y ser motivo de Esperanza y reflexión sobre la futura condición de los bautizados. La Eucaristía una vez más es el centro de sus coloquios y punto de partida de las reflexiones futuras de la Iglesia, se establece un principio que nos identifica como Cristo céntricos. Es también importante no olvidar que Lucas escribe particularmente para creyentes fuera de Israel, está pensando en los griegos que no aceptan la Resurrección y por demás la consideran absurda, de allí su insistencia en la realidad física del Cuerpo del Señor Resucitado. Podemos notar que la línea de tiempo establecida por Lucas (29) nos conecta con la Ascensión como mostrando en su evangelio que los eventos descritos sucedieron el mismo día de la Resurrección, cosa que luego en Hechos de los Apóstoles corregirá.  No implica que no se ajuste a la realidad porque sabemos que los eventos son distanciados por interés en la comprensión de los creyentes. Si observamos en el último versículo de este capítulo notamos que el templo es el epicentro de las celebraciones y lugar donde todo inició. La identidad religiosa de este evangelista es muy fuerte y está ligada al templo como centro de identidad y memoria religiosa. Los signos por los cuales recocieron al Señor tocan la mentalidad sobrenatural de los discípulos. Cristo muestra destellos de su gloria como lo manifestó en su Transfiguración, el problema intelectivo es en verdad muy grande ya que ellos no tenían con que comparar lo que estaban viendo y escuchando. Este capítulo es bello en su interés por manifestar la verdad de estos coloquios y como busca figuras para concluir en la necesaria intimidad y amistad con el Dios Resucitado en la Humanidad gloriosa de Jesús. Las acciones realizadas por el Señor no se salen de lo natural solo para comentar: caminar, hablar, comer, reclinarse, enseñar, son solo parte de las manifestaciones naturales de lo trascendente. Ellos lo reconocieron en un acto de Fe es aventurado pensar que fueron favorecidos más que a nosotros, simplemente buscaron en sus corazones y encontraron esa relación forjada con el Señor mucho antes de los acontecimientos, ellos no necesitaron estar enfermos o sin trabajo para acudir a Dios y mucho menos lo buscaron por hambre, ellos caminaron al lado de Dios de forma solidaria y fraterna. Hoy mismo puede estar pasando entre nosotros que Emaús se revele en lo cotidiano en esas pequeñas batallas de nuestra Fe. Para nuestra reflexión comparto el siguiente trozo sobre Emaús.

Queridos hermanos, la mayor avenida del mundo es el camino de Emaús: todas las moradas de los hombres se abren hacia ella. Pasa por delante de nuestra puerta, y cada día es posible el encuentro. Sólo depende de nuestro anhelo, disponibilidad e invitación.  Y entonces viene Él, sin ruido, compañero invisible, que viajará a nuestro lado hasta el fin del mundo. Y así, cada uno de nosotros camina, como aquellos dos discípulos, hasta que se acabe el último y definitivo encuentro (30).

Securi agamus Pascha palabras del Hiponense en las que el africano nos invita a celebrar con alegría la Pascua, miremos sus reflexiones sobre este maravilloso evento salvífico:

Objeto de tal solemnidad es renovar en nosotros más gozosamente el recuerdo del hecho histórico: Aquí se construye el edificio de nuestra Fe en la resurrección de Jesucristo. Creíamos ya cuando escuchamos el evangelio; creyendo ya, hemos entrado hoy en esta Iglesia; y, sin embargo, no sé cómo, se escucha con gozo lo que refresca la memoria (Sermón 234,2). Con toda solemnidad leemos y celebramos la pasión de quien con su sangre borró nuestras culpas para reavivar gozosamente nuestro recuerdo a través de estas prácticas anuales y hacer que, mediante la afluencia de gente, irradie mayor claridad nuestra Fe (Sermón 218,1). Lo esencial de la fe es precisamente creer en Cristo resucitado…Cuando celebramos la Pascua –le escribe a Jenaro-- no nos contentamos con traer a la memoria el suceso, esto es, que Cristo murió y resucitó. En la celebración de este sacramento ejecutamos las demás cosas que el sacramento entraña» (Carta 55, 1,2). Hacer Pascua, por tanto, es recibir el don invisible, o sea el «sacramento de su pasión y de su resurrección» (Sermón 231,7). «Nos prometió su vida; pero más increíble es lo que ha hecho: nos envió por delante su muerte» (Sermón 231,5). Este sacramento de su pasión y de su resurrección es el sacramento por excelencia, porque el hecho visible, significando, es la muerte y la resurrección históricas; el invisible, en cambio, pero real, significado, es el paso de la muerte a la vida. Pascua es, por tanto, el sacramento del paso. Lo indica la misma palabra (31).

 

UNA NUEVA FORMA DE PERCIBIR LA REALIDAD REDIMIDA.

 

La Resurrección del Señor nos introduce en una nueva y definitiva concepción de la existencia más allá de las especulaciones naturales sobre qué hay después de esta vida terrenal. El umbral de toda posibilidad fue cruzado por Cristo dándonos una autentica y coherente Esperanza en la consumación para cada uno de los bautizados de esta realidad concreta.  La discusión inicial era como interpretar los signos manifiestos y como traducir sus contenidos en una doctrina defendible y sobre todo sostenible. Tal postura hizo que en los primeros siglos los Santos PP. De la Iglesia asumieran por extensión de la revelación escrita todos los sucesos relacionados con la manifestación del Resucitado y los convirtieran en certeza.  La naturaleza humana ya se había transformado gracias a Cristo y por imitación de su Virtud más no de su condición de Dios en una nueva y definitiva creación en vocación tanto a la santidad potencia de la Inhabitación Trinitaria como a la salvación consecuencia de la anterior… Cristo inaugura una naturaleza plena, total y totalizante cuya raíz sin duda alguna la encontramos en la capacidad de la Gracia para hacerse histórica y como en Emaús caminar a nuestro lado…  La concepción de la muerte ya no volvería a ser lo que era, ahora la vida no se siente presa por lo que de forma aberrante se convirtió en natural, me refiero a la muerte. Pablo reta al destino y  a la misma muerte cuando le interpela para que muestre su efímera victoria. Gracias al Resucitado comprendemos que la muerte es solo el inicio de algo que ella no entiende ni podrá comprender por la finitud de su mandato sobre el ser redimido. La condición Resucitada y Resucitadora de Cristo afirmó el estatuto de la vida y la presencia de la Gracia su vocación salvífica. La contundencia de la Resurrección rompió el mito de la imposibilidad esencial de volver a la vida, la naturaleza de Dios en lo que corresponde a la Encarnación marchó triunfante por el reino de los vivos y los muertos y nada de lo que anunciaba el imperio del pecado pudo prevalecer contra ella. La revelación de tal acontecimiento inauguró la Era histórico-trascendental de la comprensión de este fenómeno que se antropizó para cada uno de los bautizados. Verdaderamente hay que morir para vivir y no es solo una paradoja de un enunciado es el deshacer el cerco de la vida concupiscente e introducir en ella valores y fundamentos que superen el instinto.  En este punto el Amor se constituye en el vehículo que nos conecta con la eternidad, dicho medio sobre sale aun en las postraciones, necesidades, enfermedades, fue puesto en nosotros precisamente para trascender rompiendo el énfasis de la decadencia del pecado. Tamaño reto en el bautizado vivir como Cristo vivió en su manifestación terrenal, vivir como redimido en medio de un mundo cuya realidad muchas veces es gobernada por el “hombre viejo “de la doctrina Paulina… Al respecto la espiritualidad Agustiniana es clara en señalar la existencia en el bautizado del “Hombre interior” donde se ha manifestado la verdad liberadora de la Resurrección del Señor. Un cambio radical de vida y actitudes frente al mundo y sus valores y frente también a su manera de conocer y relacionar a las personas con esa realidad creada. La realidad de Cristo toca cada corazón y le muestra la ruta de la redención dejando que la opción fundamental fluya desde dentro del bautizado. El Cristo de la Fe se revela sobre la Resurrección, y la muerte no tiene posibilidad alguna de ser parte de esta nueva condición al menos en Dios porque en el modelo social impera todavía.

La muerte critica, es aquella que bajo el estandarte del libre albedrio limita la reflexión del individuo y lo masifica bajo el imperio de los valores y estilos de vida sensualistas, materialistas, el laicismo no propende por la libertad de la razón y su iniciativa sobre la materia sino lo contrario la renuncia a valores que se consideran limitantes del modelo ético-moral de la persona. El orden del Resucitado asume una postura por sobre tales argumentos. El discurso dialectico del Resucitado se hace sobre la base del triunfo de la vida y del amor y rechazando todo aquello que precisamente esclaviza y propende por orden distinto a la perfecta realización de la persona humana y sus derechos como también deberes. La Resurrección tocó profundamente el orden social, económico, político, el mismo derecho y las leyes, no hay absolutamente nada que proteja los valores del cristiano, nada en la sociedad y los estados de derecho, en muchos de ellos solo se habla de la “religiosa libertad” que aun ella ha sido politizada por iglesias e intereses económicos y alianzas perversas llamadas “concordato” la realidad apunta a la dignificación del bautizado ahora Imagen del Dios amoroso y sujeto de Resurrección, son estos valores intangibles que sino los vivimos corren el riesgo de convertirse en mito… CRISTO VIVE, es el grito que resuena en los oídos de quienes animados por la Esperanza desean vivir según esta realidad de su Fe, la Bondad de Dios se manifestó en su Adorado Hijo que rompiendo las cadenas dio vida a todo nuestro  entorno somático… (32).

 

EXPRESIONES QUE PROBLEMATIZARON EL FENÓMENO HISTÓRICO DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO… (33).

 

Ignacio de La Potterie, S.I

José Caba. S.I

Pannemberg (teólogo protestante alemán).

La Resurrección de Cristo tuvo una realidad física, histórica

La Resurrección de Cristo es un hecho que ha sucedido en la realidad.

Aunque no haya habido propiamente ningún testigo del hecho de la resurrección, en cuanto tal, es histórica en razón de las huellas dejadas en nuestro mundo y de las que dan testimonio los Apóstoles

Refiriéndose al fenómeno histórico de la Resurrección afirma este autor: Es histórico todo suceso que puede ser colocado en unas coordenadas de espacio y tiempo

Con otras palabras: es histórico todo lo que ha sucedido en un determinado momento y en un determinado sitio.

Max Meinertz (teólogo alemán).

Oscar Cullmann (teólogo suizo reconocemos sus aportes en el ecumenismo fue el pionero de los diálogos entre luteranos y católicos romanos).

Blaise Pascal (matemático, filósofo y teólogo francés).

La Resurrección entra en el campo de la realidad histórica.

La tumba vacía seguirá siendo un acontecimiento histórico.

Creo de buena gana las historias cuyos testigos se dejan matar para defenderlas.

La Escolástica en cabeza de Tomás de Aquino asegura dos fundamentos sin los cuales no se puede problematizar el enunciado citado en el punto (33) Cristo resucito por su Divinidad y lo hizo en un cuerpo glorioso y real. El cuerpo de Cristo-afirma Tomás de Aquino fue real y verdadero y no fantasmagórico, porque entonces la Resurrección no sería verdadera sino aparente. Además, el cuerpo fue glorioso, porque cumplido el misterio de la Pasión y muerte de Cristo, el alma luego que volvió a unirse al cuerpo, le comunicó su gloria; así fue glorioso su cuerpo (34). La Resurrección da entrada al espacio nuevo que abre la historia más allá de sí misma y crea lo definitivo. La resurrección de Jesús va más allá de la historia, pero ha dejado huella en la historia. Por eso puede ser refrendada por testigos como un acontecimiento de una cualidad del todo nueva. Benedicto XVI deja ver la concepción seguida por nosotros desde hace siglos, donde aseguramos que la historia es redimida en todos sus acontecimientos y proyectada al futuro tanto inmediato como remoto dando a entender que la potencia de la Gracia en ella afecta positivamente todo el accionar humano. La redención no es un asunto solo de índole puntual es también abarcante del origen de los tiempos (35). Nuestra fuente histórica está constituida también por la reflexión de los santos PP. De la Iglesia por tal razón y para no argumentar sobre el tema en cuestión comparto con ustedes hermanos una breve reflexión de algunos de ellos (36).  Y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor. No habiendo encontrado el Cuerpo de Jesús, porque había resucitado, eran agitadas por diversas ideas; y como amaban tanto al Señor y se hallaban tan apenadas por su desaparición, merecieron la presencia de un ángel" (San Cirilo, en Catena Aurea, vol. VI, p. 524).

Pascua del Señor, Pascua; lo digo por tercera vez en honor de la Trinidad; Pascua. Es, para nosotros, la fiesta de las fiestas, la solemnidad de las solemnidades, que es superior a todas las demás, no sólo a las fiestas humanas y terrenales, sino también a las fiestas del mismo Cristo que se celebran en su honor, igual que el sol supera a las estrellas" (San Gregorio Nacianceno, Oración 45, 2).  No es grande cosa creer que Cristo muriese; porque esto también lo creen los paganos y judíos y todos los inicuos: todo creen que murió. La Fe de los cristianos es la Resurrección de Cristo; esto es los que tenemos por cosa grande el creer que resucitó" (San Agustín, Comentarios sobre el salmo 120). Después de la tristeza del sábado resplandece un día feliz, el primero entra todos, iluminado con la primera de las luces, ya que en él se realiza el triunfo de Cristo resucitado" (San Jerónimo, comentario al Evangelio de San Marcos 16).  Se aprovecharon tanto los Apóstoles de la Ascensión del señor que todo lo que antes les causaba miedo, después se convirtió en gozo. Desde aquel momento elevaron toda la contemplación de su alma a la divinidad sentada a la diestra del padre, y ya no les era obstáculo la vista de su cuerpo para que la inteligencia, iluminada por la Fe, creyera que Cristo, ni descendiendo se había apartado del Padre, ni con su Ascensión se había apartado de sus discípulos (San León Magno, Sermón 74).

 

CIBERGRAFÍA, FUENTES E INSUMOS.

 

(1)   Notas del autor.

(2)   Notas del autor.

(3)   RAHNER, Karl, Sentido Teológico de la Muerte. Ed. Herder, Barcelona, 1969.

(4)   Fe y Poesia.org/IMG “a partir de la meditación de Rahner sobre la Pascua”.

(5)   Notas del autor.

(6)   Notas del autor.

(7)   Notas del autor.

(8)   Notas del autor.

(9)   Recensione “Scripta Theologica” 30 (1998) nn. 402-412. Catecismo Iglesia Católica.

(10)      HABERMAS, Jurgen. La Reconstrucción del Materialismo Histórico. Traducido por Jaime Nicolás Muñiz y Ramón García Cotarelo. Madrid Taurus, 1983.

(11)      Notas del autor.

(12)      Notas del autor.

(13)      Thnetopsiquismo. La Esperanza Cristina de la Resurrección. Comisión Teológica Internacional. Fuente. https://es.zenit.org/articles/author/catholic-net/

(14)      Notas del autor.

(15)      Notas del autor.

(16)      https://www.biblegateway.com/.../Reina-Valera-1960-RVR1960

(17)      Notas del autor.

(18)      Notas del autor.

(19)      Apócrifos del A.T. Ed, Cristiandad, Madrid, 1984 Volumen IV 162-164.

(20)      www.migramatica.com/griego/ www.biblioteca.uma.es/bbldoc/FONDO_ANTIGUO/12572068.pdf

(21)      Notas del autor.

(22)      Biblia de Jerusalén, Edición española. Dirigida por José Ángel Ubieta. 1975.

(23)      https://www.bibliatodo.com/la-biblia/version/Reina-valera-1960

(24)      Biblia de Jerusalén, Edición española. Dirigida por José Ángel Ubieta. 1975.

(25)      Biblia de Jerusalén, Edición española. Dirigida por José Ángel Ubieta. 1975.

(26)      Notas del autor.

(27) www.mercaba.org/DicTB/R/resurreccion.htm/ 1015 Caro salutis est cardo ("La carne es soporte de la salvación") (Tertuliano, De resurrectione mortuorum, 8, 2). Creemos en Dios que es el creador de la carne; creemos en el Verbo hecho carne para rescatar la carne; creemos en la resurrección de la carne, perfección de la creación y de la redención de la carne.

(28)      www.passioiesus.org/es/magisterio/citas_magisterio.htm/ Biblia de Jerusalén, Edición española. Dirigida por José Ángel Ubieta. 1975.

(29)      Biblia de Jerusalén, Edición española. Dirigida por José Ángel Ubieta. 1975.

(30)      Notas del autor y del Padre Nicolás Schweitzer (homilías) Instituto de los Padres Schoenstatt.

(31)      Sermón 234,2/ Sermón 218,1/ Sermón 231,7/ Sermón 231,5/ Carta 55, 1,2. Agustín de Hipona Padre latino.

(32)      Notas del autor.

(33)      JOSÉ ANTONIO SAYÉS: Cristología fundamental, VII, 2, 1. Ed. C.E.T.E. Madrid, 1985/ CÁNDIDO POZO, S.I.: Teología del más allá, pg. 69. Ed. BAC. Madrid, 2ª ED.1980/ CÁNDIDO POZO, S.I. Resucitó de entre los muertos, I, 1. Cuadernos BAC, nº 93. Madrid.1985/ IGNACIO DE LA POTTERIE, S.I.: Revista 30 DÍAS, 62(1992) / MAX MEINERTZ: Teología del Nuevo Testamento, 1ª, IV, 5. Ed. FAX. Madrid.

(34)      Fidel García Martínez, Catedrático Lengua Literatura Doctor Filología Románica Licenciado en Ciencias Eclesiásticas.

(35)      Nota del autor.

(36)      https://www.aciprensa.com › Recursos › Fiestas Litúrgicas › Pascua

 

 

 

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