viernes, 3 de enero de 2020

EPIFANÍA EN LA TRADICIÓN ANGLICANA...


CONCORDANCIA EN LA TRADICIÓN ANGLICANA SOBRE LA CELEBRACIÓN DE LA EPIFANÍA. 


EN LA CULTURA CLÁSICA.


El verbo griego epiphaino tiene el significado activo de mostrar; intransitivamente (es decir, aquellos verbos que no necesitan complemento)  se usa para decir mostrarse, de él se deriva el sustantivo epiphaneia, es decir aparición. En el griego clásico y helenístico se utiliza este término en diversos contextos, sobre todo de carácter militar. Indica en estos casos la aparición imprevista e inesperada del enemigo, que puede decidir la suerte de la batalla. Relacionado con el uso lingüístico militar, epifanía indica también la aparición de la divinidad para socorrer a alguien. Así, por ejemplo, una inscripción de Cos atribuye a la aparición del dios Apolo la derrota sufrida por los galos en Delfos el año 278 a.C. En la historia de las religiones se conoce una fiesta de la Epifanía, o día de la llegada de Apolon, celebrada en muchas ciudades griegas en primavera o al comienzo del verano. La divinidad epifánica por excelencia, en el ámbito de las experiencias extáticas ligadas a su culto, era Dionisos.


ALGUNOS APUNTES DE LOS SANTOS PP. DE LA IGLESIA.


Desambiguado  el término Epifanía encontramos que tiene eco en algunas celebraciones  del imperio de Roma, sobrevive en Befana, la gran feria que tenía lugar en esa estación en Roma; es difícil afirmar hasta dónde se puede conectar la práctica que se llevaba a cabo en esa época de comprar todo tipo de imágenes de alfarería, combinadas con silbatos, y que representaban algún tipo de vida romana, con la costumbre bastante similar que estaba de moda durante la fiesta de Saturnalia en diciembre. La alfarería o pasta sigillaria vendida en ese entonces en toda Roma. En la tradición de los Santos Padres griegos se dirige particularmente a quienes eran bautizados… hemera genethlion toutestin epiphanion esta expresión griega nos habla del cumpleaños del Señor exactamente el 6 de enero, (mes de Tybi) tal referencia se dio en el siglo IV año 361). En cuanto a los santos Padres latinos encontramos a Clemente romano (PP. Apostólicos) que hace una crítica intuitiva a quienes sostenían la hipótesis de la posible fecha del nacimiento del Señor, Orígenes (Escuela de Alejandría) no menciona esta fecha.  Posteriormente uno de los santos Padres Capadocios nos referimos a  Gregorio  Nacianceno (predicando en la Navidad del año 380) argumentando que la luz de Cristo guía  a los bautizados. Juan Crisóstomo en el año 386  llama  a la Epifanía “La madre de los festivales” porque si Cristo no hubiera nacido, no habría sido bautizado y la redención no hubiera sido posible (este era su argumento fundamental o primordial). Agustín de Hipona se refiere a la Epifanía citando el “sacramentario Gelasiano”  escrito por el Papa Gelasio I en el siglo V y también otro de los grandes latinos Ambrosio de Milán citará esta tradición.

Las antiguas liturgias anglicanas emparentadas con la tradición más pura romana citan particularmente la celebración de la Epifanía, pero haciendo énfasis en el Bautismo del Señor y coinciden con la fecha del 6 de Enero… 

El mundo latino  asumió el 25 de diciembre y el griego   el 6 de enero, y juntos se compaginan al punto que las expresiones de los unos y los otros son esencialmente vinculantes. Es interesante reconocer que la celebración  de la Epifanía en el presente se ha reducido a una expresión cultural relacionada con los niños el 6 de enero en algunas latitudes,  y en otras el 25 de diciembre. La Iglesia de manera axiomática nos dice que el énfasis está en la praxis de nuestra espiritualidad antes que en la significación histórica de este acontecimiento fenomenológico. La razón es superada por la intuición de la Fe y el mundo nos ofrece un  escenario bien determinado por el movimiento de culturas que desembocan en la realidad económica de los pueblos. La mística de esta celebración entrelaza tanto la Encarnación como la manifestación universal de Dios generando una relación potencialmente bendecida por la Gracia de su acontecimiento histórico (Encarnación- Nacimiento-Bautismo del Señor y ministerio salvífico).  Estamos ante un evento que radicalizó la revelación superando los estadios proféticos de Israel  y dibujando una escala cósmica de la revelación  sólo comparable con la creación, pero superior porque involucra la manifestación  de Dios en la carne y materia humana como designamos nuestra propia naturaleza asumida por Jesús.


BREVE MENCIÓN ESCRITURISTICA.


Es interesante como la intuición de los Santos PP. de la Iglesia los lleva a centrar la Epifanía  en la estrecha revelación de un Dios histórico sin serlo y temporal sin ser obra del tiempo, esta es la concepción de la Epifanía inserta en la psique del bautizado. La composición teatral del relato toma fuerza por la pluralidad cultural que implica la presencia de los personajes venidos de otra latitud,  que no dudamos sean hijos de Abraham,  aquí está reflejada la promesa de “multitud de hijos como las estrellas y las arenas del desierto”. Tributando al hijo de la Niña María en la carne y al mismísimo Dios en la Divinidad de su obra salvífica.  Un Dios hecho humanidad por amor y nunca por debilidad (como en el mundo mitológico griego). Manifestación  necesaria dada la corta capacidad de nuestras intuiciones para dibujar en el alma la presencia salvífica de Cristo. Los astrónomos fueron a reconocer y reconociendo se postraron en silenciosa adoración  que bella figura de la Madre de los bautizados que llegando de todo el orbe se postra a los pies de su Niño y Salvador, sirve como Madre al que obedecerá como a su Señor.  La característica especial de esta celebración  cambia según los tiempos y las necesidades de su Ethos cultural, es así como para el (A.T) se emplea en afirmaciones de tipo militar al manifestarse una potencia benévola con Israel recordemos a Ciro el grande. (En el libro de Isaías capítulos 40-56  se profetiza y celebra la victoria de Ciro, enviado y ungido por Dios. En el libro de Esdras capítulo 1 versículos 2-4). El Mostrarse implica en sí una revelación del plan amoroso de Dios sobre  la humanidad, En el Nuevo Testamento, por el contrario, sólo se usa como término religioso y casi siempre para indicar la aparición de Cristo al final de los tiempos (cf. 2 Tesalonicenses  2 versículo 8; 1 Timoteo capítulo  6 versículo 14. 2 Timoteo capítulo  4 versículo 1.8; Tito capítulo  2 versículo 13). Cuando la aparición terrena de Cristo se entiende como acontecimiento escatológico, se designa también como  Epifanía. Miremos 2 Timoteo capítulo  1 versículos 9-10: “la gracia que nos ha sido dada desde la eternidad en Jesucristo. Esta gracia se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo”  Asume una connotación escatológica muy particular. En cuanto a la postura de los evangelios  su objetivo fundamental era dar a conocer a Cristo a los pueblos paganos de su época, convirtiendo esta celebración en “luz” para las gentes que no tenían posibilidad de haberle conocido antes en su medio cultural y religioso. Una luz maravillosa que construye esperanza no solo al pueblo judío sino a la creación  entera.  Esta dinámica en su naturaleza necesitó ser enfocada en el contexto celebrativo  romano del “Solsticio de invierno” cuando en la traducción el Sol permanece  “quieto” esta celebración romana fue reemplazada  por la Epifanía. El cruce cultural fue determinante en cuanto a la praxis del Ethos cristiano categóricamente “nuevo” frente a la celebración romana importada de su entorno de dominación.

Las primicias  de  la celebración  invocan en los personajes “reyes magos” la participación de los pueblos vecinos y su contacto con  el misterio del Dios Encarnado. El misterio dibuja las líneas clave de esta revelación personal de Dios, la Naturaleza Humana del Señor se relaciona esencialmente con nosotros  en toda perspectiva posible haciendo de esta revelación  nuestra “carta de navegación” desde su inclusión histórica hasta la relación personal del bautizado con el Dios Humanado…


EN EL HOY DE NUESTRA HISTORIA.


El Texto Mateano hace énfasis en la condición de los sabios astrónomos venidos de Oriente pero su afirmación es de índole ambigua porque no se detiene a fijar con exactitud su lugar de origen o procedencia. Aquí es importante tener presente la interpretación de Fe que hace el autor de este Texto inspirado, más allá de las fuentes que consultó, sin duda que la dinámica de su propia experiencia de Fe le permite asegurar, solo citando un ejemplo, la presencia de un "astro" de características milagrosas el cual es imposible ubicar en el plano natural. No se trata de una justificación que supere la concepción de una espiritualidad capaz de reconocer en los fenómenos naturales la manifestación de Dios a la humanidad. La condición de la promesa recibida antes por Israel supone efectivamente una manifestación de Dios pero tal acción no necesariamente debe coincidir con la imaginación o imaginarios que durante siglos este pueblo elaboró. Dios es libre de manifestarse en el tiempo y bajo los elementos que desee. En el presente, es supremamente difícil relacionar tales eventos con el acontecer de la misma humanidad, estamos en un mundo de valores y fundamentos sensibles que no deja nada a la praxis de lo sobrenatural. Queda en el tiempo la sola posibilidad de un acontecer tanto eterno como sujeto a la realidad histórica espiritualizada de los bautizados. Aquellos personajes de Oriente poseen las condiciones de un Cristiano-Episcopal, que deja espacio para el saber humano sin que con ello se debilite su experiencia de Fe en el Dios revelado. Nuestra dinámica cultica rescata con creces el acontecimiento de la revelación de Dios a la humanidad y cómo de esta forma su plan salvífico toma cuerpo en nosotros y en su Iglesia

Para concretar el concepto de su tiempo con el nuestro aquellos regalos son bien particulares para un niño, bien parecen asunto de la diplomacia entre dignatarios de naciones amigas. En este punto de nuestra reflexión citamos axiomáticamente a los Santos PP. de la Iglesia que al unísono vieron en los regalos presentados al Niño Dios una clara simbología de la naturaleza de su presencia   en el mundo corpóreo, miremos pues sus afirmaciones: En retrospectiva podríamos consultar a (Jeremias capitulo 6 versiculo 20; Ezequiel capitulo 27 versciulo 22) que sin duda es un recurso útil para nuestra consideración. ORO, Realeza del Niño. INCIENSO, Divinidad del Niño. MIRRA, su futura Pasión. El reconocimiento de los pueblos al Hijo de Dios es ahora un asunto de la Madre Iglesia extendida por todo el mundo...  

Nuestro mayor tributo esta constituido por la capacidad de llevar su Palabra desde las distintas posturas de vida que todos hemos asumido y como nuestro testimonio de vida es más poderoso que todos los presentes entregados por aquellos personajes. 


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