LA ÉTICA
Y LA MORAL, UNA MIRADA
A LA ACTUALIDAD
Y SUS MANIFESTACIONES COYUNTURALES.
“Somos el
material básico con el cual Dios empieza su obra”. Ray C. Stedman
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Los antecedentes para nuestra discusión los encontramos en la
exposición sobre el camino vivencial de la Fe que hace el apóstol Pablo a la
comunidad de Roma. (No sabemos cómo empezaría la iglesia en Roma, posiblemente
lo hiciesen algunos cristianos que se habrían convertido en Pentecostés y
regresarían a la capital. Pablo les estaba escribiendo porque había oído hablar
acerca de la Fe de ellos y deseaba satisfacerla al máximo, deseando que se
basase firmemente en la verdad. Por lo que esta epístola constituye una
magnífica explicación del mensaje total del Cristianismo y contiene todas las
doctrinas cristianas en alguna forma, además de ser un panorama del maravilloso
plan que tiene Dios para la redención del hombre.) No todo lo que se observaba en aquella metrópoli era conveniente para
la experiencia del creyente, el valor del Axioma cristiano del amor y el respeto
por el otro y su integridad se nutría de las enseñanzas sobre Cristo y su
realidad de Dios y Hombre verdaderos. Es bien radical al ofrecer la posibilidad
de una vivencia intrínseca del Evangelio cuando este edifica las actitudes y
anima también las aptitudes del bautizado. El mal desconfigura el bien en
potencia cuando es necesario operarlo en la praxis Del bautizado, simplemente
nos está indicando que la dinámica vivencial se ajusta a la connotación
racional, emocional y activa del bautizado. La Ética y la Moral en cuanto a la construcción del Ethos y la
cotidianidad se expresan en categorías normativas. La apuesta por el
Evangelio es la materialización de una visión distinta de proceder que se apoya
fundamentalmente en la vivencia de la persona redimida, y sus expresiones
cotidianas son el reflejo de dichas enseñanzas. Si existe una fuerza universal
en el comportamiento humano, es sin duda el Amor. La supra-valoración de las
relaciones superando el plano tangencial y ubicándose en la esfera de lo
sobrenatural. La dinámica del redimido se transforma en la opción fundamental de todas sus vivencias. El
pensamiento cristiano reconoce definitivamente todo aquello que está en
sintonía con el mensaje revelado y la praxis eclesial, pero también sabe
discernir para superar los estadios de inferioridad personal y colectiva que
ocasionan las expresiones de injusticia en el colectivo de lo social. “El Justo por la Fe vivirá” (Romanos capítulo
1 versículo 17). La crítica de Pablo es lapidaria a las prácticas de la
sociedad romana y no por ello se alió para favorecerlas en alguna proporción, Pablo
queda en un estado de indefensión que le hace acudir a Dios y verle en su
realidad existencial. Es pues interesante como la realidad de su cosmovisión le
hace estrellase literalmente contra los criterios sociales de aquella Urbe. Pues
recordemos que la fuerza y motivación en personajes como Martín Lutero, y antes
Agustín de Hipona brotó precisamente de la consideración de sus escritos, en el
Hiponense fue determinante el Texto de los Romanos en (capitulo 13 versículo
13) sobre el bien moral de las acciones del ser humano y su identidad con el
Acto Humano liberado o en su defecto envilecido por el pecado como ausencia del
carácter de la Gracia.
La
concreción coherente nos ubica en el plano personal y relacional de frente al
otro y su circunstancia. Las relaciones fundamentadas no solo en la
funcionalidad de su necesidad sino en el poder transformador del amor asumen
una naturaleza llamada a la eternidad. La banalidad, por el contrario, limita
las expresiones de una sana y equilibrada emotividad, el auto-reconocernos y
hacer lo propio con quienes nos rodean, algo así, como que el problema no son
las leyes sino el poder afincarlas en la praxis del individuo y que este a su
vez reconozca el valor intrínseco del otro en su personal existencia. El mayor
ejemplo nos lo dio el Señor al entregar su Ser pleno en la Cruz por nosotros. La radicalidad de lo interpersonal contrasta
con la vacuidad de lo a-personal e indiferente de los modelos actuales
relacionales.
El Acto Humano puede y necesita salir de lo intrínseco de su propia
definición para reconocer las motivaciones de la presencia de los demás en
nuestras vidas. La verdad misma asumida como un presupuesto personal carece de
trascendencia dado que la realidad fue redimida y nosotros con ella. Una
construcción intelectiva tal que en categorías palpables-racionales se puede y
necesita expresar…El gran problema de la
visión personal es que ella siendo importante cuando se centra en el solo
individuo le hace apartarse de los otros que como él edifican y comparten una
única realidad. Este tipo de
“autismo social” nos encierra en el envilecimiento de las relaciones
interpersonales y todo aquello que involucra necesariamente el compartir con
otras y otros. El medio eclesial puede ser un medio promovido para las
relaciones interpersonales.
El indiferentismo aparece precisamente cuando los postulados
ético-morales de la sociedad se relativizan al punto de perder su estructura y
argumentación. Los dis-valores se autentican bajo la mirada complaciente del
entorno o espacio vital de la persona. El hoy se presenta cargado de estos
conceptos que hacen de los modelos anteriores un conjunto obsoleto en sus
contenidos y visión. La coyuntura es bien aprovechada por los estereotipos que
cobran toda su influencia en los llamados seudo-grupos
culturales que son expresión de jergas y voluntades teñidas de innovación y
cambio. La realidad cultural crea espacios compatibles dialécticamente y es así
como los jóvenes se relacionan con los mayores particularmente en la vivencia
de actividades como son el deporte presentándose un equilibrio entre ellos y
sus mayores, eso sí, hablamos de seguimiento y connotación cultural aunque los
jóvenes han llevado estas prácticas a un nivel casi identitativo gracias a la
perdida de la estructura familiar, como pasa sobre todo en América del Sur con
la incidencia y masificación del Fútbol. La familia es reemplazada por este
tipo de aficiones que ocupan un lugar emotivo preponderante en el entorno
social y cultural de nuestros pueblos.
La respuesta desde una
perspectiva ético-moral inicia con la
difusión de los Derechos y la pedagogía
para acercase a su cumplimiento y vivencia en el colectivo e incluso en la misma noción de la persona
sobre lo que implica existir legalmente y en perspectiva biológica. El ser constitutivo del Ethos cultural es una
clara alusión que nos enfrenta radicalmente con la cosmovisión de nuestro
entorno. La moral que se transmuta
en juicios y criterios amañados de la realidad humana es una muestra de la
perdida sustancial de fundamento y un desconocer tácitamente la historia y lo
que ello implica en la desafortunada mezcla de culturas, en la dinámica
colonialista ya no hablamos de invasión pero si de perdida Identitativa del
Ethos cultural propio al ser suplantado por tendencias que definen valores y
principios, en el choque generacional nuestros jóvenes conocen más de ritmos
foráneos que propios y de hecho en cuanto a la moda y sus modos es
significativo el no-uso o desuso de lo típico y tradicional. Esto último como
perdida de los valores intangibles de la sociedad nos afecta a todos
particularmente en América latina.
En la actualidad los
modismos foráneos marcan la pauta y definen toda tendencia ya que es más
productiva parecerse a un modelo exitoso que vivir el propio contaminado por
factores externos pero paradójicamente intrínsecos a nuestro devenir. El
discurso de un método nacionalista ha llevado a otros y muchos más (cifrado en forma cuantitativa) a despreciar o
condenar lo que no conocen y la realidad que no perciben, niños literalmente enjaulados, suena grotesco pero es la respuesta
cultural de un modelo nacionalista que ve con preocupación la llegada masiva de
extranjeros que por razones del utilitarismo económico son desechados en sus
naciones. Y quienes propenden por acogerlos tampoco poseen la suficiente fuerza
en el ámbito legal para cambiar esta forma de proceder que huele a desesperanza
y pánico ante las culturas desconocidas y/o rechazadas. Debemos revisar la
connotación de nuestro Ethos en la edificación del todo social y cultural. El Tras-nacionalismo hizo del mundo un espacio
pequeño para todos. La respuesta del Ethos nacional debe enmarcarse en la
tendencia universal del conglomerado Internacional de lo contrario se seguirá
hablando de “tercer mundo” aquejado por prácticas contrarias a la verdad y a la
dignidad de las personas que ante los corruptos de su nación buscan edificarse
fuera de su territorio. La doble moral
de las potencias al despreciar a estos y acoger diplomáticamente a sus verdugos
nos habla de un Ethos exclusivista de fuerte y casi única tendencia económica y
moralista solo bajo la percepción de sus intereses. La economía deshumaniza
en todo el contexto sociológico de la expresión, las cifras son la tendencia y
el consumismo su razón de ser. Hay cifras que francamente abruman como por
citar solo una: Aproximadamente el 40%
del presupuesto de América latina se desvía a los corruptos, lo que afecta
grandemente y pone aun en mayor riesgo a nuestro jóvenes y sus pocas
oportunidades de un empleo digno porque la tendencia se convierte en signo vivo
de su realidad. La ignorancia es el factor predominante en nuestros procesos
democráticos ya que quienes los dirigen hacen parte de ese conglomerado de
rapiña. La dicotomía moral es grande y eso determina a su vez una perdida
grande de modelos o referentes del “bien obrar” todos recuerdan a los “padres
de la patria” pero pocos viven sus valores y principios. Eso último se
convirtió en una ofrenda floral que a lo sumo dura una semana, paradójico trato
a los valores institucionales.
La némesis como una
hipótesis contradictoria la encontramos en la religión y la proliferación de
manifestaciones coyunturales en dicha perspectiva. Es una imagen idolatra de un
“dios” que toma partido político y se vende por prebendas a los más corruptos y
hacen de sus feligreses el constituyente primario para refrendar sus acuerdos.
El valor liberador de la religión se convirtió en un principio transformador de
intereses tanto personales como familiares y grupales. Hay grupos proclives al
distanciamiento y desconocimiento de las bases y fundamentos de su praxis
religiosa, cultica y doctrinal. Vemos que se está presentando una reacción
extrema en algunos sectores que ante los cambios y sus desventajas están optando por ser más tradicionales y
radicales, es una respuesta ante la pérdida de identidad y tristemente bajo un
enunciado lleno de sátira paradójica: Hemos
convertido la religión en algo tan humano que Dios se está quedando fuera de
ella. Demasiado antropizar una realidad que asume su componente sobrenatural. No
solo son respuestas, también son vivencias y contextos defendibles sin alterar
la tradición que en últimas nos dice quiénes somos realmente. La concepción de una Ética universal la
palpamos también en los PP. de Oxford (Movimiento de Oxford) y su deseo vivo de
vivir bajo la primicia de la universalidad del ser eclesial como respuesta a
quienes pretendían ver en la Iglesia de Inglaterra solo la expresión cultica y
doctrinal de Bretaña, hoy entendemos que la universalidad no nos identifica tácitamente
con Roma como algunos pretender ver en ellos, sino una opción por recuperar la trascendencia
de las enseñanzas eclesiales desde su fuente… El ser ético Episcopal es
universal y su respuesta moral también lo es, somos por definición universales
y no limitados por visiones y/o Ethos locales. No solo nos alineamos al
interior de la vida de los países de donde procedemos o vivimos el ministerio
ordenado sino que también nos adherimos a la tradición universal sobre la cual
tiene sentido todo ministerio en la vida de la Iglesia. La sociedad y sus contenidos absolutistas están presentes de forma palpable
en la configuración de la identidad y personalidad del servicio cristiano, y no
por ello caeremos bajo lo que consideramos no es bueno y mucho menos procede
del Evangelio. No podemos asumir una respuesta al problema cualquiera que
se presente de manera unilateral debemos por conciencia eclesial estar unidos también
en la respuesta. El ser parte de la “Comunión
Anglicana” nos obliga positivamente a caminar en la misma dirección de la Iglesia
y sus expresiones locales siempre y cuando sean reclamaciones legítimas a la
luz de la verdad revelada.
El retomar la ruta supone la evaluación
pertinente de logros y/o resultados anteriores así como el terreno dialectico
abordado por la Institución. Esta forma de actuar es proclive con la conciencia
que mueve el análisis de toda causalidad en la que vivimos inserta nuestra Fe.
El método es claro la introspección que permite juzgar bajo conceptos entendibles en la dialéctica institucional,
así mismo, que el impacto de las políticas formativas es determinante para la
aprehensión de todo concepto y la materialización de una idea. Retomamos el tema del aborto, la eutanasia,
las uniones entre personas del mismo sexo, las adopciones homoparentales, las
políticas económicas en nuestros países, la democracia, el medio ambiente, la
libertad de credo, la objeción de
conciencia, la migración, son solo algunos de los temas álgidos del momento,
así como la inclusión de la Iglesia y su doctrina no solo sobre la praxis de
los DD-HH sino también sobre el ser eclesial como tal, sobre el seguimiento de
la tradición y la afirmación dialéctica de nuestra institucionalidad, la
respuesta a estos asuntos importantes se ha venido problematizando para
abordarla como un fenómeno de cambio mundial, pero muy pocas veces se ha medido
su verdadero impacto sobre la conciencia y crecimiento de la militancia del
creyente. El modelo democrático deja
también un gran vacío y es precisamente porque su praxis tampoco se constituye en
representativa de las mayorías.
Tenemos un reto de
magnitud “mega” en la difusión y consolidación de una autentica
vivencia evangélica que no dependa de grupo alguno sino de la visión misionera
y evangelizadora de la Iglesia. Tal postura nos enmarca en la concepción viva
de una Ética eclesial con
argumentación absolutamente cristiana donde el contenido de los imaginarios son
importantes y determinantes a la hora de trasmitir o comunicar las ideas y la
doctrina reflejada en ellas. La realidad articulada paulatinamente aflora en la
elaboración de los conceptos y la posible materialización de los principios
supra de la doctrina de nuestra
catolicidad. La objetivación de la Ética
institucional reclama de cada uno de los bautizados y particularmente de
los ministros tanto ordenados como licenciados la capacidad de vivir sus
contenidos y transformarlos en testimonio vivo y palpable de su Ethos
religioso. El creyente bajo la ley del amor aprende fácilmente a potenciar su
ser redimido y proyectarlo testimonialmente al mundo donde vive y convive en un
ejercicio natural sofisticado donde construye constantemente nuevas relaciones.
Las relaciones configuran una capacidad única de interactuar y acoger al otro
en su medio y dinamizar con él el mundo circundante…
Un
principio seguro de la universalidad de nuestra Fe es precisamente su connotación histórica, la misma que asiste a las acciones del ser eclesial, que unido a la
vivencia del bautizado puede manifestar un seguro principio de unidad e
identidad constituyendo el esfuerzo humano por vivir las notas y atributos
esenciales de la Iglesia, esto es, que ella es Una, Santa, Católica y Apostólica.
El ser universal de la Iglesia inmanente en nosotros nos confirma siempre que
su realidad divina y humana es objetivada por la Gracia y el amor de los
bautizados.
De
la anterior primicia definimos el cómo se vive el Ethos eclesial y la noción
de ser parte como Episcopales de la Iglesia de Cristo y más allá afirmar categóricamente
que somos una expresión local de su universalidad.
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La noción de la historia
nos permite conocer la secuencialidad del ser eclesial y sus manifestaciones históricas,
la verdad misma bajo los postulados dogmáticos se expresan en las categorías de
nuestro intelecto produciendo en su asimilación una condición ético-moral
propia de la identidad cristiana. Vivir
la fundamentación de una Ética y Moral unidas al Evangelio es parte el ser
vocacional y vocacionado del bautizado.
Si deseas
conocer a una persona simplemente pregúntale lo que ama. Agustín de
Hipona.
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