viernes, 3 de diciembre de 2021

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO. PREPARAD EL CAMINO...

 

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO. Baruc capítulo 5 versículos 1-9. Cántico 4. Filipenses capítulo 1 versículos 3-11.  Lucas capítulo 3 versículos 1-6.

 

El profeta Baruc centra su mensaje en este capítulo (5) particularmente en el “Nuevo Éxodo” del pueblo de Israel que será distinto a la diáspora que esta nación sufrió a manos de las potencias invasoras. La connotación mesiánica queda clara cuando insiste en una serie de nombres que afirman la futura perfección de este pueblo en su connotación escatológica, este contenido lo referimos al versículo (4).  En Dios la realidad será totalmente transformada y potenciada a niveles no comprendidos o vividos por judío alguno.  Los piadosos esperaran y no quedaran defraudados mientras lo hacen, es parte de esta exaltación de la definitiva condición del pueblo.  Los textos Isainianos son muy recurrentes en el pensamiento de Baruc y de la composición de su mensaje. La esperanza se concretiza aun en estas épocas anteriores al Mesías, pero su función era afirmar esta espera y sus manifestaciones fueron transformadas en doctrina profética en Israel. Es importante conocer que el texto de Baruc no aparece en la biblia hebrea, pero si incluida por los griegos y empleada en la liturgia particularmente, no estar incluidos en esta biblia no implica que no sea canónico. Su contenido se mantiene en las normas de la tradición profética de Israel, de allí viene su valor y canonicidad. Los peregrinos regresan traídos por el mismo Dios, las dificultades fueron superadas por la presencia de Dios. El gozo y la alegría es el animador permanente de esta peregrinación escatológica como es percibida por los creyentes y piadosos judíos.  

El Cántico 4 Deutero-Isaías (L.O.C página 50)   centra su contenido en parte de la promesa por medio de la cual Dios se queda en medio de su pueblo y sus señales hacen de la cotidianidad manifestación viva de esta esperanza. El clamor general será acompañado por el despertar de la conciencia del creyente que reconociendo a su Dios camina a su encuentro. Una vez más Jerusalén encarna al pueblo de Dios, y sus cualidades escatológicas se reflejan en la Iglesia de Cristo. El mensaje de este Cántico reclama tanto la soberanía como el espíritu nacionalista del pueblo judío. La conciencia de ser una nación escogida les hace afirmar tal relación y sobre todo manifestación de Dios en medio de ellos. La escatología es también su mayor fuente de Esperanza.

Pablo escribe a la comunidad de Filipo o filipenses y lo hace presentando el drama de la defensa del Evangelio y como el auténtico creyente se congrega llegando a madurar sus compromisos con sus correligionarios. No se trata solo del soporte económico que sin duda es importante, pero nuestra mayordomía la estamos enfocando solo en aportes de esta índole desconociendo las demás funciones y valores de la mayordomía cristiana. El sufrir de uno debe ser materia de reflexión solidaria para todos en una congregación y Pablo lo explicita de esta manera permitiendo que los vínculos entre bautizados sean más sólidos y fraternos. La realidad que se aborda en el encuentro con el otro debe ser signo de Gracia y redención en todos los niveles de la convivencia y el trato cristiano. El ejemplo Paulino es determinante siendo el cristianismo una religión donde sus valores son fácilmente imitables y sublimados por los bautizados. Para cualquier episcopal el sufrimiento de uno de sus hermanos en la Fe es asumido como propio, es un principio de la solidaridad que se procesa como expresión del amor de Dios en nosotros y en su Iglesia. 

La comunidad de los filipenses estaba en un proceso de madurez espiritual remarcado por la necesidad de conocer y discernir sobre el llamado vocacional y esencial del creyente, Pablo no es esencial visto así por su propia mentalidad misionera, pero tiene claro cuál es su paternidad espiritual y como esa faceta de su ministerio le hace responsable de sus hermanos en la Fe. La solidaridad cristiana es un atributo inconfundible de nuestra Fe. Insiste en orientar a sus hermanos en la rectitud de la Fe y la salvación inherente a Cristo, esto último nos lo hace saber en el versículo (11) “Llenos de los frutos de Justicia que vienen por Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”.

La visión Lucana, comienza este capítulo (3) con una breve explicitación cronológica de los gobernantes de esta región convertida en provincia del imperio romano (los personajes citados por Lucas gobernaban sobre una subdivisión de una región dominada por Roma). Este es el escenario más probable para el ministerio del Bautista (Precursor del Salvador), Lucas cita al profeta Isaías dándole a sus palabras contenido de tradición y por tanto validez a los ojos de cualquier judío (capítulo 40 versículos 3-5). Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; 5. todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. 6. Y todos verán la salvación de Dios.

La inminencia del anuncio cala profundo en la conciencia de los bautizados y el tiempo del Reino de Dios es coincidente con la condición espiritual de cada uno de nosotros. Preparar sendas nos habla de un tiempo que no se relaciona con nuestras propias cronologías sino con el influjo de la Gracia en la vida del bautizado. Ser mensajeros de la Palabra revelada es lo mismo en el contexto Lucano que serlo de la Palabra encarnada. Lucas ve como las tradiciones se relacionan dinámicamente en el Señor y su manifestación a la humanidad. La realidad de este anuncio alcanza ribetes cósmicos y no solamente atañe a los judíos, es más allá de un entorno geográfico determinado, son situaciones de índole universal, son los caminos de la humanidad los que requieren ser allanados y la Gracia es la única forma de conseguirlo. La Justicia en el anuncio nos permite restablecer las relaciones con el Dios revelado y cumplir nuestra alianza amorosa que en el ámbito de nuestra identidad católica-reformada está constituida por los compromisos del Pacto Bautismal que encontramos en el L.O.C pagina 225 de nuestra liturgia bautismal. Llega la salvación de Dios y Lucas haciendo eco de las palabras Isainianas las asocia con la era mesiánica iniciada por el Bautista desde los ritos de penitencia judíos que es la versión justa de su bautismo a diferencia del mandato posterior del Señor y la presencia del Espíritu Santo.   

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