IV DOMINGO DE
ADVIENTO. Miqueas capítulo 5 versículos 2-5ª. Cántico 3 (L.O.C. página 49).
Hebreos capítulo 10 versículos 5-10. Lucas capítulo 1 versículos 39-45,
(46-56).
El profeta Miqueas hace eco de la tradición Isainiana en lo relacionado con la Madre del Mesías, en la concepción de este profeta (Miqueas) la relación salvífica afectará positivamente al pueblo que espera confiado. La afirmación tacita de Miqueas es también su declaración de Fe en el Dios que interviene en favor de su pueblo, este alumbramiento coincidirá con el retorno escatológico de los creyentes y su nacida liberación. La condición de la promesa dependerá totalmente de Dios y su misericordia incondicional. Miqueas lee los tiempos de su presente y es un visionario que concretamente se ubica en la futura restauración del pueblo que demostró su total equivocación buscando ser justificado en alianzas y tratos políticos con sus vecinos. La relación de esta nación con otros pueblos fue siempre tormentosa tanto por su decisión religiosa como por los intereses económicos de la región. La condición de su vocación sin duda generó conflicto con culturas paganas cuya gama elaborada de mitologías motivó el empoderamiento de relatos particularmente en la creación, torre de babel, diluvio, entre otros. La visión de un Dios que es Todopoderoso y que actúa de la mano con el ser humano es el mayor logro de la cultura teológica de Israel. Tal postura se estructuró con el correr de los siglos hasta madurar en la opción salvífica descrita inicialmente por los profetas y particularmente de quien designamos como profeta mesiánico, nos referimos al propio Isaías. Miqueas espera la reivindicación de su pueblo como judío nacionalista y amante de su tierra. Una necesidad que les permitió retornar luego de las consabidas deportaciones. El modelo foráneo fue estructurado precisamente en este periodo trágico de la historia sionista. En sintonía con Miqueas el profeta Isaías insiste en la búsqueda de Dios bajo los fundamentos de la revelación y el alma adornada de su crecimiento espiritual. La conversión es indispensable en este proceso de madurez espiritual. Dios se deja encontrar solo en la medida en que nuestra búsqueda sea sincera y autentica, es la interpretación Psicológica de su llamado. La independencia de Dios queda a salvo de las maquinaciones y deseos humanos. Isaías parece decirnos que Dios está a nuestro lado pero que no es como nosotros, lo que implica una búsqueda interior… Es parte de sus afirmaciones sobre la Majestad de Dios en su creación y una interpretación mística de su relación con la obra de sus manos. La Voluntad de Dios nos mueve a encontrarlo y misteriosamente dispone de su amor para animar y motivar nuestro caminar cristiano.
El autor de la Carta a
los Hebreos se ubica en la visión judía de los sacrificios y como en Cristo
esta praxis de Fe queda aún lado por ser Cristo mismo tanto altar como víctima.
Es pues por medio de su obra como el bautizado entra en la comunión de la vida
sobrenatural. Tal comunión se profundiza en la medida en la que la Fe
materializa su praxis. El relato a manera de cronista nos recuerda otros
documentos Escrituristicos importantes para nosotros. La historia salvífica
toma forma en la mentalidad judía. La esperanza que encarnará el Mesías es
vislumbrada por los profetas como vimos anteriormente y materializada en
Cristo. Los sacrificios sin corazón no serán más el alimento de nuestra Fe como
cristianos. Los judíos que abrazan el nuevo “camino” tendrán por definir la
concreción de una mentalidad que inicia en la revelación amorosa de Dios y que
en Cristo manifiesta toda su plenitud. Cristo es la centralidad de esta Carta y
su expresión de Fe es una bella interpretación de la Cruz en la mentalidad judía,
como era de esperarse en este proceso catequético para los judíos que buscan en
Cristo la realización de las promesas de su Ley. La verdad misma queda
evidenciada como consecuencia de aproximarnos a Cristo y su sacrificio perenne.
La Fe que vemos en el relato es sin duda alguna la garantía de la realización
de cuanto hemos considerado desde la perspectiva salvífica del Señor y antes
revelado en los profetas.
El Texto Lucano de la Visitación y la posterior exclamación de María o Magníficat, una condición espiritual que adorna a la Niña Madre del Salvador, la prima Isabel denota la relación contundente que involucra la felicidad que produce en el alma aventajada espiritualmente cuando se relaciona con quienes le rodean. Hay una gran felicidad en el ambiente que solo se produce por la profunda praxis y convicción de Fe de aquella mujer. Isabel es una mujer mayor lo que no impidió su asombro y confianza en el plan salvífico de Dios. Isabel reconoce al Salvador, y su niño el Bautista no se queda ausente de tamaña visita. El fruto de aquel vientre es bendito y necesario para nuestra salud, es el Salvador que unido a la creación salva y redime. Aquí citaremos a Orígenes (santos PP. griegos) cuando afirmaba desde su postura teológica: El Verbo eterno desciende sobre María, y se une al alma de Jesús y todo su ser. Teológicamente los Santos PP. Capadocios siguiendo a su inspirador (Orígenes) afirmaron la Hipostasis del Señor (Naturaleza Humana y Divina y Persona Divina en el Señor), solo para recordar su Teología. María vive un momento espiritual de perfecta felicidad y sobre todo de una gran madurez al asumir las condiciones de una vida en los designios y planes de Dios sin objetar absolutamente nada como lo veremos posteriormente durante el ministerio de su Adorado Hijo. María caminó 6 kilómetros para ir a casa de su prima. La Fe es consecuencia de la promesa que se cumple perfectamente en el alma de los creyentes en el hoy de cada uno de los bautizados. El Magníficat, declaración gozosa de Fe en labios de la Niña María, fue puesto convenientemente por Lucas en su evangelio, decimos convenientemente porque corresponde a la tradición que vemos reflejada en la condición de Ana (1 Samuel capítulo 2 versículos 1-10). María encarna algunos de los temas preferidos del (A.T) y que identificamos precisamente en el Magníficat. Los pobres que confían en Dios desarrollando una vida de oración y Fe absolutamente entregada y puesta totalmente en Dios mientras quienes poseen riquezas confían más en su poder que en el mismo Dios que dicen profesar. La permanencia de María con su prima es relacionada con el tiempo del alumbramiento y la necesidad de ser atendida durante el mismo. La maternidad es signo de bendición en esta tradición. María actúa bajo la guía del Espíritu Santo una consecuencia de su aceptación o Fiat. La condición de desposeídos no siempre implica los contenidos materiales o económicos, también se relaciona con una condición necesaria para encontrar la Verdad del Dios revelado. Lucas ve en la Niña Madre un modelo de total despojo de seguridades terrenales y absoluta entrega a los planes de Dios. No es una maternidad placida ella como mujer debe enfrentar las complicaciones de su embarazo y el cuidado de su Niño. El Magníficat nos invita a exclamar y afirmar la confianza que debe haber en cada uno de los bautizados que esperan en el Dios de la promesa como lo hizo esta Niña y su prima. María es Madre, Creyente, Esposa y sobre todo Mujer de Fe…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario