jueves, 28 de octubre de 2021

DOMINGO XXIII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS...

 

DOMINGO XXIII DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Año B. Rut 1: 1-18. Salmo 146. Hebreos capítulo 9 versículos 11-14. Marcos capítulo 12 versículos 28-34.

Este libro (Rut) puede ser incluido en un orden distinto por su contenido de sabiduría y por su estilo motivador. Los personajes que describe el primer capítulo que hemos proclamado, sin duda son fruto de la religiosidad popular, pero todo su contenido es fundamental en una instrucción piadosa y de Fe. Rut no es judía por lo tanto sus inclinaciones religiosas y culticas no se identificaban con las de su suegra Noemí, pero, aun así, el deseo de esta muchacha es firme, acompañar y vincularse a la praxis de Fe de su pariente político. Encontramos en este relato ejemplos de la Ley del Levirato presente en Deuteronomio (capitulo 25 versículos 5-10) por medio de la cual cuando una mujer enviudaba el pariente de su esposo más cercano se casaba con ella con la finalidad de asegurarle descendencia. Esta práctica común permitía que la viuda no fuera rechazada o abandonada convirtiendo su perdida en un castigo. Noemí es una judía piadosa conocedora de la Ley y sus compromisos legales. Solo Rut permanece fiel a su vínculo familiar y en acto de solidaridad y lealtad permanecerá con ella.

Miremos su declaración:

Pero Rut respondió: No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque donde tú vayas, yo iré, donde habites, habitaré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. 17. Donde tú mueras moriré y allí seré enterrada. Que Yahveh me dé este mal y añada este otro todavía si no es tan sólo la muerte lo que nos ha de separar. (Versículos 16-17). Cuando el creyente establece una relación sobre el fundamento de su Fe esta se convierte en algo indestructible, y nada puede minar el vínculo construido. Nosotros vemos en el ejemplo de esta muchacha valores propios del cristianismo y los cuales debemos cultivarlos como cristianos. La Lealtad es un fruto exquisito del que solo disfrutan los auténticos creyentes en su cotidianidad y relaciones. Aquí se convierte este ejemplo en modelo de Fe y compromiso de vida en la perspectiva de nuestra entrega al Dios vivo. Este juramento imprecatorio, quedará derogado por el cumplimiento de la promesa personal entre estas dos mujeres.

El Salmo 146 es tradicionalmente un Salmo que el pueblo judío recitaba en las mañanas, cuyo contenido está constantemente recordándonos que Dios es fiel con los creyentes, y que nuestra respuesta es también consecuencia de la relación que hayamos construido con Él. Las cualidades y valores que argumenta son propios de la visión de un Dios generoso y amoroso que cuida de su pueblo.  El justo es aquel que acude a Dios y cumple sus compromisos. Toda relación necesita de la debida reciprocidad. Tales actitudes nos deben distinguir del común denominador que andan buscando prebendas para afirmar su Fe. El abandono confiado y humilde en brazos de Dios es el éxito de una vida de Fe.

La Carta a los Hebreos continua en la línea de los domingos anteriores, es decir, exaltando los valores de Cristo como nuestro único y suficiente salvador, como aquel que establece una alianza definitiva y la misma es suficiente en su amor y misericordia, la comparación con el sumo sacerdote es necesaria en una conciencia cristiana primitiva que sabe quién es su Señor y como Él nos ha redimido, aquí se está construyendo la estructura de nuestra doctrina sobre Cristo en su Iglesia. La Iglesia es percibida de forma cultica estrictamente por el autor de esta carta, tal postura es testiga fiel de su antigüedad. Estamos en un medio religioso en formación que necesita de estos valores para su afirmación y desde luego identidad. Quiere llevar a los cristianos al convencimiento sobre el valor del sacrificio de Cristo y en el cual reside nuestra salvación, a diferencia de estas liturgias que solo concedían un perdón parcial de los pecados de los creyentes. La tienda del encuentro citada corresponde a la época Mosaica que posteriormente será superada en perfección por el Templo construido por Salomón, ni aun así todo este poder era suficiente para alcanzar el perdón de los pecados. Ahora queda para nosotros la necesidad de valorar el papel de la Iglesia en la conservación de la misión y difusión de la Palabra revelada. La Eucaristía es la vivencia incruenta de la Cruz de Cristo, es decir, que se repite, pero sin derramar su Santísima Sangre. El sacrificio de Cristo estará siempre delante de Dios y cada celebración es un memorial de su amor por la humanidad redimida en su Adorado Hijo.

Marcos nos dejar ver una maravillosa intransigencia en su discurso con relación al monoteísmo del pueblo de Israel, aquí el mandamiento principal es expuesto desde la perspectiva del otro y la adoración fundamental del creyente. No es negociable su orden y mucho menos su contenido. Aquí su contenido es reforzado por el componente gramatical agregado a la escena literaria, es decir, que la respuesta de aquel hombre que es solo la afirmación de lo manifestado por el Señor es un texto acomodaticio. Marcos reconoce la importancia de la afirmación monoteísta en la escena que nos describe y fija su objetivo educativo en esta declaración que bien podría sonar como la ratificación de la conciencia de Jesús sobre su origen. Esta citando particularmente a Levítico y Deuteronomio quienes contienen las afirmaciones sobre esta cuestión. Tales contenidos son Identitativos del pueblo y fueron construidos durante su peregrinar por el desierto. Una muestra de una relación de noviazgo entre Dios y el pueblo y este último reconociendo su presencia. Para Marcos es necesario fundamentar una relación sobre la primicia del gobierno absoluto de Dios, recordemos que los Mandamientos fueron compuestos y tomados como signo vivo de la Alianza entre Dios y el pueblo judío. El Amor es el que prioriza el tipo de relaciones que estamos dispuestos a vivir. No se trata solo de un mandato imperativo para el cristiano sino de la Voluntad explícita de Dios bajo el modelo relacional redimido también en la Cruz. Estamos llamados a construir relaciones sanas y en vocación de santidad reconociendo perfectamente al otro. Estamos cerca del reino de Dios, solo en la medida en la que el reino se manifieste en nosotros. El Reino es una alusión dinámica de la misericordia del amor de Dios, y en nosotros la praxis de la vida consagrada del bautizado (Pacto Bautismal).

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