OBJETO DE NUESTRO
ANUNCIO ECLESIAL, MIRADA A NUESTRA ANTROPOLOGÌA TRASCENDENTE.
RESUMEN.
La Iglesia anglicana en
el vientre fraterno de la Comunión establece una serie de reflexiones para
vincular el todo social y sus categorías al Evangelio de Cristo, estamos
viviendo tiempos y momentos donde la connotación de lo espiritual parece
retroceder al punto de convertir cualquier alusión a Dios a una mera reflexión
romántica para algunos, teológica y científica para otros. Lo cierto es que la
reflexión enfocada desde la historia puede y debe mostrarnos como los eventos y
sus categorías descubren la existencia de lo sobrenatural. Lo natural es parte
imperfecta de la revelación de lo trascendente y por ello no son una referencia
absolutamente creíble. Lo social descubre para nosotros un componente
providente que leemos desde las Escrituras y ejecutamos en la solidaridad y
comunicación cristiana de bienes acortando la brecha entre promoción humana y
alienación de la persona humana. La cultura moderna reclama respuestas y
acciones congruentes y nosotros como Iglesia debemos enfocarnos en su
naturaleza ministerial concreta, a saber, el anuncio del Evangelio y como
enseña, lo demás se dará por añadidura. Los fenómenos sociales naturales no
pueden ser elevados a lo supra solo por su importancia y complejidad. Estamos
comprometidos con el ser redimido y en vocación salvífica. Ramsey y Mascall son
luces de nuestra discusión social cristiana para el presente. Sin el Evangelio
sería nuestro ejercicio de lo social un mito enfocado en acontecimientos
sociales meramente y no parte de la liberación de Dios a la humanidad.
VISIÓN
ANTROPOLÓGICA.
El cristiano episcopal en
el contexto y pertenencia a la Comunión Anglicana se ha venido preocupando
desde hace más de 70 años por la acción social y las implicaciones de
problematizar la pobreza como consecuencia de una praxis social, política,
económica desprovista de Gracia y por ende victima de las estructuras de
pecado. Hombres como William Temple, Michael Ramsey, Arzobispo como el anterior
de la sede de Canterbury y 100 en su sucesión, podríamos agregar a este selecto
grupo al teólogo y profesor Eric Lionel Mascall, en el contexto de la presente
discusión y análisis de pensamiento diremos que la misma naturaleza y
diversidad de la confesión de iglesias anglicanas que hacen parte de la
Comunión Anglicana reconocen el tema en cuestión como parte de una cosmovisión sólidamente elaborada
en donde el quehacer social es definitivo para comprender el problema humano. Aquí
encontramos que la postura antropológica de nuestra Iglesia es clave en el
contexto de una actividad noble y santa como es la de brindar ayuda a quien la
necesita, pero tal acción social cristiana nunca pude ser puesta por sobre la
verdadera naturaleza de la Iglesia y el anuncio del Dios revelado. En la
postura de Ramsey y más tarde de Mascall sobresale una ingente preocupación por
recuperar el escenario de la misión ante la comprensión del fenómeno social.
“La
teología ha tomado muy en serio el orden natural, pero ha rebajado lo
sobrenatural a ese mismo nivel” Ramsey. |
La sentencia nos aporta
una preocupación ya histórica por equilibrar las cargas en un mundo sensible al
tema social pero ausente de la dinámica espiritual por considerarla solo una
construcción etérea de la mente colectiva del ser humano. Este “mito” solapado
da origen dialécticamente a una teologia positivista que tiene por estudio no
al Dios vivo sino al problema humano justificado, es pues, para nosotros, en el
ámbito eclesial necesario recuperar la sacralidad de nuestra visión y accionar
en el mundo como encuentro de realidades tanto perceptibles como invisibles. Si
queremos ayudar con caridad debemos buscar el origen de este accionar en el
Evangelio y no en la cultura contemporánea, agregaría posteriormente Eric
Mascall en su critica a los procesos sociales absolutistas. Estamos muy cerca
en verdad de una expresión de teología secularizada que desdibuja la doctrina
de la Iglesia. Cuando nuestro pensamiento es esencialmente antropizado entonces
perdemos la conexión con el objeto de nuestra Fe y esto problematizado apunta
solo a Jesucristo el Hijo de Dios. (Marcos capitulo 14 versiculo 7) da cuenta
de esta realidad y luego es antepuesta o yuxtapuesta dialécticamente en
solución a su problema inicial. Nos referimos a la multiplicación de los panes
que en Juan a diferencia de los sinópticos cobra ribetes de generación de
conciencia en el colectivo eclesial arcaico. Miremos en paralelo básico las dos
posturas del Señor:
Marcos
capítulo 14 versiculo 7 |
Juan
capitulo 6 versiculo 26. |
“Porque
a los pobres siempre los tendréis con vosotros; y cuando queráis les podréis
hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis”. |
“Jesús
les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque
hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis
saciado”. |
·
Fuente textual en referencia a Biblia
de las Américas.
La necesidad de
asistencia social en el hemisferio Occidental se ha convertido tácitamente en
un generador de posturas ambiguas y ambivalentes, como si el discurso
evangélico tomara posturas clasistas y de índole político, estamos asumiendo la
creación retórica de una especia de teologia de Izquierda y otra de Derecha, en
la primera los Derechos y la justicia social es importante a imagen de las
interpretaciones de los milagros del Señor siempre en favor de los más
vulnerables y su predica en la periferia social de Israel. Mientras que la
segunda reclama el linaje de las personas que se enriquecieron trabajando
arduamente y bajo los imaginarios de ninguna falta moral en el proceso de la
consecución de recursos. Aquí los Derechos no son realmente importantes porque
los consideran fruto del populismo mediático de los que ellos consideran la
oposición. No es mi deseo fijar una postura política al respecto solo quiero
finalizar este tópico con la expresión Agustiniana y más tarde del Aquístense”
De las leyes injustas se muestra ausente el pueblo” la decadencia de los
referentes y Ethos civiles pueden dar al traste con la necesidad de la justicia
evangélica sobre el valor del otro por sobre cualquier situación humana
posible.
Lo anterior puede ser
motivado entre otras cosas, por la supra valoración de las ciencias auxiliares
que intervienen en la elaboración teológica que reclaman protagonismo en el
contexto de los eventos tratados en las Sagradas Escrituras. El contenido
antropológico se convierte así en la centralidad dialéctica de la revelación
escrita. Esto ultimo es constatable cuando se acude a expresiones fuera de
contexto que asumen un rol político o ideológico en el presente, aquí la
composición de lugar es vital, que, entre otras cosas, hoy se llama circulo
hermenéutico cuyo real problema es el método y no las constataciones (evidencias).
Muchas personas toman la Biblia y encuentran en ella una conexión inmediatista
que los distrae de la necesidad de conocer el método hermenéutico de la Iglesia
y su Tradición. No perdamos energías justificando la realidad que unos y otros
viven y recordemos que Dios no se manifiesta en el ruido sino en la armonía de
una experiencia de Fe profunda y madura. Por otra parte, es casi un axioma que
donde hay mucha riqueza también hay pobreza y grandes privaciones. Aquí la
postura sana del cristiano episcopal es la justicia y su búsqueda como lo
afirma el propio Señor: “Pero buscad primero su
reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo capítulo 6
versiculo 33). No podemos hablar de trascendencia sin tener a Dios por objeto
de la misma. Mascall critica fuertemente las posturas que dejan fuera a Dios de
la discusión eclesial y más aun cuando se acuña un discurso sobre el amor y
solo el amor por el amor sin ser referencia de Dios y su forma de amarnos y
exigirnos como todo buen Padre que nos ama y busca siempre lo mejor para
nosotros sus hijos más pequeños, debemos
rescatar la visión imperante en las Escrituras del (A.T) en la que se
consideraba la paternidad de Dios sobre todas las formas vivientes, el termino
latino “Pater familias” da cuenta de ello. Miremos algunos ejemplos de esta
temática bíblica: ¿Quién prepara para el cuervo su alimento, cuando sus crías
claman a Dios, y vagan sin comida? (Job capitulo 38 versiculo 48 y también “el
que cubre de nubes los cielos, el que provee lluvia para la tierra, el que hace
brotar la hierba en los montes. El da su alimento al ganado y a
la cría de los cuervos cuando chillan” (Salmos 147 versiculos 8-9) es un Dios
que provee por lo tanto no es amigo de injusticia alguna, recuperar tal predicado
del amor de Dios nos permite ver la realidad de nuestra asistencia pastoral y
social siempre enfocada en conocer y dar a conocer a ese Dios misericordioso. Pablo
en sintonía también recoge esta concepción sobre la inmensidad de la paternidad
divina. “14. Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre
de nuestro Señor Jesucristo, 15. de
quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra, 16. que os conceda, conforme a las riquezas de su
gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior” …
(Efesios capítulo 3 versiculos 14-16) acudimos con absoluta claridad y
confianza a Dios y su amor por la creación y nosotros no subyugándola sino
siendo parte de esta. Pablo ve con claridad que Dios es Padre de todos sin que medie
condición alguna, recordemos que Dios está presente en su obra por la
inmensidad de su Ser Creador, después de Pablo, el Hiponense afirmará que las
“Vestigias” de Dios término latino que traduce huella nos recuerda nuestro
origen y a la vez nuestro destino. La conciencia del cristiano sobre esta
maravillosa relación es la primera amonestación necesaria para cuidar y ser la
voz de los seres vivos que carecen de esta delante de los hombres. La vida es
un don amoroso del Creador y su gradación es consecuencia de nuestro espíritu
de jerarquías por querer disponer con autoridad de lo que realmente no nos
pertenece. El mandato primitivo del libro del Genesis sobre nuestra autoridad
es fruto de una cosmovisión agrícola básica de supervivencia que hoy comprendemos
amerita más meditación y compromiso de nuestra parte. Es también real que
nuestro problema y su fenomenología misteriosamente se hace sobrenatural cuando
nos une al mismo Dios que en sus personalidades se nuestra presente y
fundamento de nuestros procesos de existencia y evolución cuando afirmamos:
·
Padre Creador.
·
Hijo Redentor.
·
Espíritu Santo Santificador.
Descubrir estos niveles
de interioridad puede hacer que nosotros entremos en comunión con la vida en
todas sus formas y reconozcamos que la providencia de Dios opera también en la
ciencia y en la tecnología de nuestro entorno moderno. Precisamente nuestra
habilidad para antropizar y reconocer lo espiritualizado debería ser suficiente
para erradicar la injusticia en el mundo que está bajo el control de nuestra
ciencia. Educar para la vida es una postura coherente con quienes todo lo
tienen y con quienes carecen de todo aun de forma paupérrima. La justificación
de nuestra existencia es fruto de la Bondad de Dios que nos mantiene vivos cada
segundo de nuestra existencia ya que los medios reales de conservación no están
bajo nuestro control. La revelación del amor de Dios y sus personalidades son
el fundamento de dos realidades en una y me refiero tanto a la Trinidad
Inmanente de las relaciones de las Personas Divinas como la Trinidad Económica
que habla de nuestra salvación. Tal relación se muestra viva y eficaz en el
acontecer del ser humano en la historia y por ende al señalar “el hoy de
nuestra historia” nos estamos involucrando en el plan de Dios para cada uno de
nosotros y su Iglesia. Ver al que sufre con amor y denunciar a quien y como lo
hace sufrir es un principio de humanidad que habla de la Gracia de Dios en el
ministerio profético de su Iglesia sin perder de vista que la lucha es contra
la injusticia y no contra la humanidad.
Eric Lionel Mascall nos
plantea la necesaria armonía entre la Fe y la Razón y su precursor teológico
Agustín de Hipona, para Mascall es fundamental buscar esta armonía que genera
bienestar en el reconocimiento de la objetividad de nuestro estudio teológico y
su ejercicio, nos referimos a Dios mismo.
Debemos reconocer que la Persona Adorada de Cristo es el objeto de
nuestro amoroso ejercicio y por ende la misión de la Madre de los bautizados.
No podemos pensar en elaborar una antropología trascendente sino hacemos que
nuestro ejercicio se dirija a los pies de Cristo. Nuestra fenomenología
cristiana describe una curva de conceptos y todos como en sentido típico
descansan en Cristo nuestra razón de ser y no solo el problema antropológico y
sus estructuras. No podemos confundir o camuflar la doctrina social de la
Iglesia y nuestro compromiso en la promoción de la vida y el muy sonado
concepto de filantropía eclesial que reconoce al otro como igual pero no como
hijo de Dios en adopción. “Las buenas obras desprovistas de la Gracia pasaran
en el tiempo” mientras que la Gracia las convierte en una inmejorable
oportunidad salvífica. Pensar un estatuto de solidaridad cristiana tiene en su
culmen de referencia al propio Señor y la manera como abordaba la necesidad en
su entorno social y cultural. El pecado se siente con mucha fuerza en sus
estructuras y estas traen ruina e ignorancia al colectivo que puede
transformarse en parte de una especie de “massa peccata” que altera la realidad
en la que el ser humano necesita desarrollar todas sus habilidades y
cualidades. Estamos pues ante la necesidad inequívoca de una concepción amorosa
de la providencia que llegue a todos en sus distintas vivencias y realidades
dentro de la sociedad. Los mundos bizarros afectan la vida y sus posibilidades
de desarrollo y crecimiento. Debemos
conservar intacta nuestra capacidad critica y no ponernos a justificar la
corrupción según sea la postura política conveniente.
Una
comunidad eclesial moral y moralizante no se puede someter al imperio de la
corrupción y mucho menos a justificarla en el ejercicio de su ministerialidad,
lo que nos obliga a decir aquí que debemos como institución revisar que tan
auténticamente vivimos el cristianismo en nuestros intestinos
institucionales. En lo más profundo de
nuestra concepción de la vida ministerial y el papel del hermano en el
ejercicio de mi propia solidaridad cristiana. Pbro. Diego Sabogal. |
Mascall opera en
primer lugar una “reductio ad absurdum” apoyándose en las ideas de
Carnley y de otros autores: el criticismo histórico no tiene ni puede ponerse
un límite y corta de raíz cualquier posibilidad de saber algún día si los evangelios
tienen base histórica. Pero, al mismo tiempo, impide afirmar que no la tienen,
porque no podemos pretender tener ahora más informaciones de las que
tenían entonces los redactores. Así que las afirmaciones de las
distintas escuelas crítico exegéticas son ellas mismas una demostración de
falta de verdadero espíritu crítico. Por otro lado, tampoco es cierto (como
afirman los existencialistas) que la Fe no se apoya para nada en los
acontecimientos históricos, puesto que estos acontecimientos no ofrecen nunca
una certeza. Es más bien verdadero lo contrario: de algunos acontecimientos es
posible tener una suficiente seguridad y en ellos apoyar la Fe. El
profesor anglicano se detiene bastante en el examen de la postura de K. Rahner
al dogma de Calcedonia y a la Cristología en general. Mascall relata las tesis
principales de Rahner agrupándolas bajo dos afirmaciones: la Encarnación y la
Creación no pueden ser considerados como dos actos distintos y adyacentes de
Dios ad extra, (Trinidad Económica) sino que entre ellos hay una
continuidad; el conocimiento que Cristo tiene de sí mismo como Hijo
consustancial con el Padre no es distinto de los momentos del proceso de todo
conocimiento humano, en el aula se pasa de un autoconocimiento a-temático (o
pre-consciente) a un conocimiento explícito de sí mismo; la ciencia de Cristo
es, en este sentido, una unión directa de su autoconciencia humana con Dios,
pero no es una visión beatífica. Mascall, ¿cómo puede ser compatible el
atribuir toda la ciencia de Cristo (sin entrar en el tema de si el
conocimiento es autoconocimiento) a su naturaleza humana con la afirmación de
la existencia en Cristo de una sola Persona Divina?...
CONCEPTOS SOBRE EL
TEXTO DE MASCALL.
La obra de Mascall es, en
este sentido, un fuerte llamamiento, desde las filas del anglicanismo, a
elaborar una teología, y en nuestro caso una cristología, con la Razón y la Fe
al mismo tiempo. Encontramos en el ejercicio reflexivo de Mascall una aproximación
practica al tema social de la Iglesia desde la perspectiva de la Cristología
que da las suficientes bases argumentativas para equiparar al otro y su
realidad a la nuestra así percibida. Si la Iglesia tiene claro quién es su
Señor entonces tendrá claro cual es el deber y relación con su hermano, es
decir, en Cristo se representa la totalidad de la humanidad y la unicidad del
Dios revelado. Para el teólogo anglicano queda en orden y premisa que la
revelación no se puede segmentar y que los eventos de la vida de Jesús están
íntimamente relacionados tanto con la historia como con la naturaleza humana.
La dialéctica que supone entender y dar a conocer la presencia del Dios
Encarnado es relevante para comprender la redención y con ella el lugar que
debe ocupar la vida en la realidad así constituida. No tiene objeto alguno
hablar de redención sin ver la genesis del problema y como desde la misma
creación el pecado humano lastima las estructuras que defienden la vida. Para
nosotros la Gracia aparece en el contexto de una creación llamada por el amor
de su Creador a ser redimida y libre de las ataduras de la autodestrucción de
nuestra especie. Aquí Mascall ve la relación planteada ya histórica que mediará
entre la creación y la redención. Un discurso eminentemente sobrenatural de
nuestra praxis de Fe cristiana. No vemos solo el mundo y sus relaciones
naturales para sostener y conservar la vida, sino que podemos observar el
influjo de la Gracia de Dios para sublimar el contenido de la vida en todas sus
formas. “La Gracia se convierte en evento histórico, aunque brote de la más
poderosa atemporalidad de Dios”.
Para comprender mejor la
cuestión relacional entre creación y encarnación y por ende nuestra propia antropología
y postura en la realidad creada y redimida basta con decir que el conocimiento
de Dios es fruto de su acontecer entre nosotros, es decir, un Dios también histórico,
pero fuera de las categorías finitas del tiempo. El conocimiento convertido en
autoconocimiento del Hijo de Dios entre nosotros es pues magnificado en la
percepción de su naturaleza humana precisamente por la Gracia que procede de la
Divina. Jesús nunca ignoró su realidad como Dios hecho Hombre y en cuanto al
Cristo señalado en nuestra praxis posterior de Fe afirmamos que la condición de
Dios no pudo ser obviada por la misión intimada del Padre para nuestra propia
salvación. Aquí pensar en una hipostasis esencial nos asegura no dos
condiciones sino una condición de Dios manifestada en la historia al asumir
nuestra condición también. Mascall no niega las naturalezas Divina y Humana
presente en el Señor, pero afirma la Persona Divina que configura la revelación
del Dios Encarnado y antes del Dios Creador. El anglicanismo está llamado a
vivir la realidad encarnada desde la Gracia y la objetivación de la relación
con el otro en su circunstancia. Una postura social que debe ser anunciada
desde la realidad misma de nuestra cotidianidad donde el trabajo humano es
santificado por decisión nuestra no por imposición histórica mediata de los
sistemas económicos donde crecen nuestras distintas sociedades. Dios no bendice
el trabajo por el trabajo, sino que bendice al hombre que trabaja en su nombre
y desarrolla una actividad consagrada a su amor. Dios no es “patrón”, por el
contrario, es amor proveedor. “Cambiando el discurso antropológico diremos
que el trabajo no dignifica al hombre, es el hombre quien lo dignifica”. Si
buscamos una pastoral social cristina debemos buscar primero dignificar desde
la ley y sus estamentos el trabajo y su regularización. El problema Mascall lo
aborda desde la comprensión cristiana antes que desde la cultura contemporánea
que da origen a movimientos sociales sobre el trabajo y su ejercicio y muchos
de los cuales son parte del problema social diagnosticado ampliamente.
La condición de la
Divinidad del Señor debe conservarse a salvo de cualquier intento por reducirlo
a una pobre praxis de nuestra comprensión que desvirtúa su Ser Divino. La
multiplicación de los panes y los pescados en el Evangelio es un ejemplo de la
manera como la presencia del Señor plenifica la solidaridad y compromiso entre
hermanos, ver al otro en sus necesidades es también vernos a nosotros mismos en
las nuestras. Es un espejo de humanidad que puede reflejarnos a todos. Es
también un principio de nuestra pastoral y solidaridad cristiana, lo que antes
definían como la comunicación cristiana de bienes. El conocimiento que
encontramos se puede comunicar bajo la concepción promisoria de la revelación
de Dios en su Hijo, tal argumento nos hace parte de la “herencia” cognoscible
de Cristo en medio de la humanidad que es también una parte de su perfectísimo
Ser de Dios. El conocer es una cualidad
que explicita la razón en el ser humano, es una potencia del alma encarnada en
el Señor como en nosotros bajo la clave de nuestra naturaleza humana.
En
Cristo que es uno entramos todos y cada uno lo representa, y lo tiene por
parte de su condición de uno, pero de todos en el colectivo humano. Gracias
al Señor la naturaleza humana puede trascender hasta su propia divinización
por el amor de Dios en la Humanidad de su Adorado Hijo. Pbro. Diego Sabogal. |
La Iglesia anglicana en
sus distintas Provincias tiene el deber de ver más allá de una propuesta social
que involucre la salida activa al tema de lo social, es su deber incluir
decididamente al Evangelio como directriz de todo proceso tanto micro como
macro. La connotación social es importante cuando obedece a la naturaleza del
Evangelio de Cristo. Reconocer nuestra antropología redimida y en vocación
salvífica nos permite ver nuevos Ethos comprometidos con el ser y su condición.
Un actuar movidos por la Gracia que santifica tanto la reflexión como la acción
social en un gran paquete que despierte en nosotros el sentido de humanidad
solidaria y sufriente con el que sufre y alegre con quien es promovido en su
condición de vida. Otro elemento que vemos de suma importancia especialmente en
Michael Ramsey tiene que ver con la respuesta política al fenómeno de la
pastoral social cristiana. En este punto nos referimos a la responsabilidad del
bautizado que ejerciendo su derecho democrático de gobernar y ser gobernado
actúa bajo la lupa de la Gracia y la conciencia sin deslindarse de sus hermanos
en sus distintos procesos sociales. Para Ramsey la competencia democrática es
también un escenario para la Gracia y su todo social el cual podemos sin duda
alguna asociar al bienestar de nuestros hermanos desarrollando una cultura
proclive a la vida en todas sus formas. A diferencia de Mascall, el bueno de
Ramsey se enfoca en el rescate de la presencia del Dios amoroso restringido por
el avance implacable de los sentidos en un mundo de eventos y fenómenos
cognoscibles que muchas veces se olvida de la inmanencia del bien y el
amor. La Persona Divina presente en
Jesús a temporiza la realidad creada compartida con nosotros, en cuanto a la
Naturaleza Humana del Señor es fruto de la intervención también volitiva de la
Virgen Madre que con si Aceptación o Fiat desencadenó la vida bajo la forma
humana conocida y asumida por nosotros al ser creados, lo que implica ausencia
de pecado por no ser su embarazo un proceso donde sexualmente interviene su
esposo (José). Es claro este aspecto dogmático para Mascall y para nosotros…
POSTURAS FRENTE AL
FENOMENO SOCIAL CRISTIANO.
La solidaridad entre los
creyentes es un punto importante en la humanización de nuestra praxis de Fe. Es
cierto que el influjo de lo social llega a todos los contenidos eclesiales y no
es menos cierto que tal ejercicio debe nacer de la vivencia de contenidos
evangélicos. La naturaleza reclama también ser tenida en cuenta a la hora de
proceder en la generación de condiciones dignas de vida equiparadas con el
ejercicio de la convivencia humana. Nuestra reflexión partiendo de Cristo llega
a Cristo de nuevo como indicando con ello que Jesús se convierte en nuestra
inspiración fundamental a la hora de vernos reflejados en el otro y sus
condiciones de vida. No podemos establecer una dicotomía entre lo que vivimos y
las relaciones que construimos a lo largo de esas vivencias. El anglicanismo
debe buscar siempre la ruta de la caridad y por ende de la Gracia en su
accionar tanto ministerial como social. No podemos tampoco exculpar al estado
en su función social y reclamarla para nosotros, cuando comprendemos que el
anuncio es la función primordial de nuestra eclesiología.
Los años 70 fueron especiales para nosotros en
la configuración eclesial de políticas y acciones encaminadas a fortalecer la
visión social de la Iglesia y todo lo que ello implica en nuestra comprensión
doctrinal como tal. Estamos hoy ante la posibilidad de retomar el caminar del
pensamiento teológico que tiene por objeto de su problemática el proveer el
mensaje salvífico. Aun en Ramsey y Mascall posteriormente sobrevive una especie
de romanticismo sobre la manera de abordar el mensaje descubriendo en su contenido
el fundamento de la revelación y como crear una dialéctica que sea de fácil
comprensión en el medio y entorno de nuestra cultura moderna. El positivismo
teológico quiere intencionalmente relevar de su problemática doctrinal la
exigencia que implica tanto el anunciar como el seguir al Señor y lo pretenden
lograr exportando su fundamento misiologico por un contenido antropocéntrico, naturalista,
panteísta y filántropo, es pues en el hoy de nuestra historia donde debemos ver
con claridad la dirección de nuestros esfuerzos por animar y conservar la vida
y por ende al ser humano en su dignidad de hijo adoptivo de Dios. Es necesario
leer con detenimiento nuestra historia y los fenómenos que en ella contienen la
verdad del acontecer humano tanto puntual como evolutivo. Es necesario ver en
la historia y sus fenómenos constatables el paso y evolución del pensamiento
antropocéntrico por antonomasia para comprender al ser humano ante Dios y su
misión en la vida. No podemos simplemente creer que la realidad es solo aquello
que desde lo cultural y social estamos creando y donde ayudamos a unos y otros
sino la verdad que se manifiesta en el colectivo humano que busca proveer a sus
necesidades. Los contenidos políticos son necesarios y no solo en la visión
aristotélica como la actividad de pensar y reconocernos a nosotros mismos sino
de optar conscientemente por la objetivación de los derechos del todo.
Es pues de la manera
asumida por la Iglesia en la historia como el mensaje salvífico puede llegar
tanto al que posee como al que no puede hacerlo. Es también una postura sana el
asumir el rol testimonial propio de nuestra declaración de Fe. La sociedad
busca aun en nuestros días la razón de permanecer unida y sometida a una manera
o forma de ser gobernada porque reconoce la necesidad de la unidad y el
criterio histórico para abordar su presente sin olvidar su pasado y pensando en
el porvenir. Cristo es pues nuestro “Ego Eimí” porque permanece siempre en
nosotros y en su Iglesia y del que podemos predicar tanto la vida como la
Gracia. Un predicado propio como nadie lo posee por ser en síntesis dueño de su
Ser y con ello de la vida que desea compartir con nosotros. Un predicado como
ninguno puede ser predicado de cosa distinta en el presente, antes en el pasado
y sin duda alguna en nuestro porvenir. No esta por demás decir que para
nosotros se predica desde la finitud de nuestra naturaleza finita y por ende de
la imposibilidad del conocimiento pleno como expresión de una existencia
limitada en el tiempo y en la historia. En el Cristo de la Fe resumimos lo que
es nuestro caminar sin que con ello medie alguna forma de mito o construcción
distinta a la verdad revelada. Aquí para Mascall y Ramsey queda claro que la
verdad revelada no depende de la influencia de quienes constituían el entorno
de los escritores sagrados pero su visión si pudo ser moldeada por
acontecimientos e interpretaciones apenas naturales de la praxis y
configuración de Fe comunitaria. La Iglesia obra maravillosamente en la mente y
conciencia de cada uno de los bautizados dando lugar a una presencia por
extensión que se convierte en sacramental. La Gracia que hay en mi por la vida
cristiana y su praxis también es consecuencia de la Iglesia y su presencia
filiativa por medio del Bautismo y los Medios de Gracia. Una tal hipostasis
espiritual que nos hace parte viva de una congregación, Diocesis y familia
espiritual. Podemos incluso resumir algunos de estos conceptos convertidos en
valores por la objetivación de nuestra vida eclesial como tal y su
espiritualización conveniente.
Fe
|
Esperanza |
Caridad |
Empatía |
Veracidad |
Deberes |
Filiación |
Solidaridad |
Valor |
Diálogo
esencial |
Tolerancia |
Derechos |
Fraternidad
|
Justicia |
Vida
|
También podemos hablar de
los valores necesarios en la configuración de nuestra Fe y como tal son ellos
muestra de nuestro ser eclesial plenamente configurado por la Gracia. Miremos
algunos de estos conceptos hechos realidad.
Sacramentos |
Contrición |
Liberación
|
Revelación
Escrita |
Credo |
Dogmas |
regeneración |
Sanación |
Gracia |
Inspiración |
Paz |
Obras |
En consecuencia, nuestro
actuar está bajo la lupa de la Gracia y la Iglesia es parte viva de este
proceso que nos aproxima a Cristo en la vida redimida. El bautizado debe tener
muy presente que en el otro se muestra el Dios vivo, que la Inhabitación es una
realidad y que Dios está presente en todo por la extensión amorosa de su obra
creadora, porque Dios se manifiesta en la magnitud de su Voluntad creadora. No
es la nuestra una postura animista o panteísta es simplemente reconocer que la
Impronta o Vestigia de Dios es real y nosotros somos esa huella. La impronta
nos hace “Imago Dei” es decir, Imagen de Dios en cuanto a las operaciones del
alma y que conocemos muy bien, así como su hipostasis:
·
Memoria
·
Voluntad
·
Razón.
ALGUNOS RECURSOS
TEMÁTICOS.
El
Texto Sagrado de Tradición empleado es la Edición de la Biblia de las Américas.
Buscando de esta manera una aproximación lingüística a nuestra realidad
gramatical. https://www.biblia.es/la-biblia-de-las-americas.php https://www.bibliatodo.com/la-biblia/version/Biblia-de-las-americas https://revistas.unav.edu/index.php/scripta-theologica/article/download/20750/17641/ https://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/mascall_the.htm MASCALL, Eric L. Theology and the Gospel of Christ
(An Essay in Reorientation
SPCK, Londres 1978, 254 pp.// http://cristoeseltema.blogspot.com/
S. NEIL, Anglicanismo, Barcelona 1967; A. D. TOLEDANO, El anglicanismo, Andorra
1966; K. ALGERMISSEN. https://mercaba.org/Rialp/A/anglicanismo.htm https://mercaba.org/ARTICULOS/M/maria_dialogo_catolicoanglicano.htm
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