viernes, 13 de agosto de 2021

OBJETO DE NUESTRO ANUNCIO ECLESIAL, MIRADA A NUESTRA ANTROPOLOGÌA TRASCENDENTE.

 

OBJETO DE NUESTRO ANUNCIO ECLESIAL, MIRADA A NUESTRA ANTROPOLOGÌA TRASCENDENTE.

 

RESUMEN.

La Iglesia anglicana en el vientre fraterno de la Comunión establece una serie de reflexiones para vincular el todo social y sus categorías al Evangelio de Cristo, estamos viviendo tiempos y momentos donde la connotación de lo espiritual parece retroceder al punto de convertir cualquier alusión a Dios a una mera reflexión romántica para algunos, teológica y científica para otros. Lo cierto es que la reflexión enfocada desde la historia puede y debe mostrarnos como los eventos y sus categorías descubren la existencia de lo sobrenatural. Lo natural es parte imperfecta de la revelación de lo trascendente y por ello no son una referencia absolutamente creíble. Lo social descubre para nosotros un componente providente que leemos desde las Escrituras y ejecutamos en la solidaridad y comunicación cristiana de bienes acortando la brecha entre promoción humana y alienación de la persona humana. La cultura moderna reclama respuestas y acciones congruentes y nosotros como Iglesia debemos enfocarnos en su naturaleza ministerial concreta, a saber, el anuncio del Evangelio y como enseña, lo demás se dará por añadidura. Los fenómenos sociales naturales no pueden ser elevados a lo supra solo por su importancia y complejidad. Estamos comprometidos con el ser redimido y en vocación salvífica. Ramsey y Mascall son luces de nuestra discusión social cristiana para el presente. Sin el Evangelio sería nuestro ejercicio de lo social un mito enfocado en acontecimientos sociales meramente y no parte de la liberación de Dios a la humanidad.

 

VISIÓN ANTROPOLÓGICA.

 

El cristiano episcopal en el contexto y pertenencia a la Comunión Anglicana se ha venido preocupando desde hace más de 70 años por la acción social y las implicaciones de problematizar la pobreza como consecuencia de una praxis social, política, económica desprovista de Gracia y por ende victima de las estructuras de pecado. Hombres como William Temple, Michael Ramsey, Arzobispo como el anterior de la sede de Canterbury y 100 en su sucesión, podríamos agregar a este selecto grupo al teólogo y profesor Eric Lionel Mascall, en el contexto de la presente discusión y análisis de pensamiento diremos que la misma naturaleza y diversidad de la confesión de iglesias anglicanas que hacen parte de la Comunión Anglicana reconocen el tema en cuestión como  parte de una cosmovisión sólidamente elaborada en donde el quehacer social es definitivo para comprender el problema humano. Aquí encontramos que la postura antropológica de nuestra Iglesia es clave en el contexto de una actividad noble y santa como es la de brindar ayuda a quien la necesita, pero tal acción social cristiana nunca pude ser puesta por sobre la verdadera naturaleza de la Iglesia y el anuncio del Dios revelado. En la postura de Ramsey y más tarde de Mascall sobresale una ingente preocupación por recuperar el escenario de la misión ante la comprensión del fenómeno social.

“La teología ha tomado muy en serio el orden natural, pero ha rebajado lo sobrenatural a ese mismo nivel” Ramsey.

 

La sentencia nos aporta una preocupación ya histórica por equilibrar las cargas en un mundo sensible al tema social pero ausente de la dinámica espiritual por considerarla solo una construcción etérea de la mente colectiva del ser humano. Este “mito” solapado da origen dialécticamente a una teologia positivista que tiene por estudio no al Dios vivo sino al problema humano justificado, es pues, para nosotros, en el ámbito eclesial necesario recuperar la sacralidad de nuestra visión y accionar en el mundo como encuentro de realidades tanto perceptibles como invisibles. Si queremos ayudar con caridad debemos buscar el origen de este accionar en el Evangelio y no en la cultura contemporánea, agregaría posteriormente Eric Mascall en su critica a los procesos sociales absolutistas. Estamos muy cerca en verdad de una expresión de teología secularizada que desdibuja la doctrina de la Iglesia. Cuando nuestro pensamiento es esencialmente antropizado entonces perdemos la conexión con el objeto de nuestra Fe y esto problematizado apunta solo a Jesucristo el Hijo de Dios. (Marcos capitulo 14 versiculo 7) da cuenta de esta realidad y luego es antepuesta o yuxtapuesta dialécticamente en solución a su problema inicial. Nos referimos a la multiplicación de los panes que en Juan a diferencia de los sinópticos cobra ribetes de generación de conciencia en el colectivo eclesial arcaico. Miremos en paralelo básico las dos posturas del Señor:

Marcos capítulo 14 versiculo 7

Juan capitulo 6 versiculo 26.

“Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros; y cuando queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis”.

“Jesús les respondió y dijo: En verdad, en verdad os digo: me buscáis, no porque hayáis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado”.

·         Fuente textual en referencia a Biblia de las Américas.

La necesidad de asistencia social en el hemisferio Occidental se ha convertido tácitamente en un generador de posturas ambiguas y ambivalentes, como si el discurso evangélico tomara posturas clasistas y de índole político, estamos asumiendo la creación retórica de una especia de teologia de Izquierda y otra de Derecha, en la primera los Derechos y la justicia social es importante a imagen de las interpretaciones de los milagros del Señor siempre en favor de los más vulnerables y su predica en la periferia social de Israel. Mientras que la segunda reclama el linaje de las personas que se enriquecieron trabajando arduamente y bajo los imaginarios de ninguna falta moral en el proceso de la consecución de recursos. Aquí los Derechos no son realmente importantes porque los consideran fruto del populismo mediático de los que ellos consideran la oposición. No es mi deseo fijar una postura política al respecto solo quiero finalizar este tópico con la expresión Agustiniana y más tarde del Aquístense” De las leyes injustas se muestra ausente el pueblo” la decadencia de los referentes y Ethos civiles pueden dar al traste con la necesidad de la justicia evangélica sobre el valor del otro por sobre cualquier situación humana posible. 

Lo anterior puede ser motivado entre otras cosas, por la supra valoración de las ciencias auxiliares que intervienen en la elaboración teológica que reclaman protagonismo en el contexto de los eventos tratados en las Sagradas Escrituras. El contenido antropológico se convierte así en la centralidad dialéctica de la revelación escrita. Esto ultimo es constatable cuando se acude a expresiones fuera de contexto que asumen un rol político o ideológico en el presente, aquí la composición de lugar es vital, que, entre otras cosas, hoy se llama circulo hermenéutico cuyo real problema es el método y no las constataciones (evidencias). Muchas personas toman la Biblia y encuentran en ella una conexión inmediatista que los distrae de la necesidad de conocer el método hermenéutico de la Iglesia y su Tradición. No perdamos energías justificando la realidad que unos y otros viven y recordemos que Dios no se manifiesta en el ruido sino en la armonía de una experiencia de Fe profunda y madura. Por otra parte, es casi un axioma que donde hay mucha riqueza también hay pobreza y grandes privaciones. Aquí la postura sana del cristiano episcopal es la justicia y su búsqueda como lo afirma el propio Señor:Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”. (Mateo capítulo 6 versiculo 33). No podemos hablar de trascendencia sin tener a Dios por objeto de la misma. Mascall critica fuertemente las posturas que dejan fuera a Dios de la discusión eclesial y más aun cuando se acuña un discurso sobre el amor y solo el amor por el amor sin ser referencia de Dios y su forma de amarnos y exigirnos como todo buen Padre que nos ama y busca siempre lo mejor para nosotros sus hijos  más pequeños, debemos rescatar la visión imperante en las Escrituras del (A.T) en la que se consideraba la paternidad de Dios sobre todas las formas vivientes, el termino latino “Pater familias” da cuenta de ello. Miremos algunos ejemplos de esta temática bíblica: ¿Quién prepara para el cuervo su alimento, cuando sus crías claman a Dios, y vagan sin comida? (Job capitulo 38 versiculo 48 y también “el que cubre de nubes los cielos, el que provee lluvia para la tierra, el que hace brotar la hierba en los montes.  El da su alimento al ganado y a la cría de los cuervos cuando chillan” (Salmos 147 versiculos 8-9) es un Dios que provee por lo tanto no es amigo de injusticia alguna, recuperar tal predicado del amor de Dios nos permite ver la realidad de nuestra asistencia pastoral y social siempre enfocada en conocer y dar a conocer a ese Dios misericordioso. Pablo en sintonía también recoge esta concepción sobre la inmensidad de la paternidad divina. “14. Por esta causa, pues, doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15.  de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra, 16.  que os conceda, conforme a las riquezas de su gloria, ser fortalecidos con poder por su Espíritu en el hombre interior” … (Efesios capítulo 3 versiculos 14-16) acudimos con absoluta claridad y confianza a Dios y su amor por la creación y nosotros no subyugándola sino siendo parte de esta. Pablo ve con claridad que Dios es Padre de todos sin que medie condición alguna, recordemos que Dios está presente en su obra por la inmensidad de su Ser Creador, después de Pablo, el Hiponense afirmará que las “Vestigias” de Dios término latino que traduce huella nos recuerda nuestro origen y a la vez nuestro destino. La conciencia del cristiano sobre esta maravillosa relación es la primera amonestación necesaria para cuidar y ser la voz de los seres vivos que carecen de esta delante de los hombres. La vida es un don amoroso del Creador y su gradación es consecuencia de nuestro espíritu de jerarquías por querer disponer con autoridad de lo que realmente no nos pertenece. El mandato primitivo del libro del Genesis sobre nuestra autoridad es fruto de una cosmovisión agrícola básica de supervivencia que hoy comprendemos amerita más meditación y compromiso de nuestra parte. Es también real que nuestro problema y su fenomenología misteriosamente se hace sobrenatural cuando nos une al mismo Dios que en sus personalidades se nuestra presente y fundamento de nuestros procesos de existencia y evolución cuando afirmamos:

·         Padre Creador.

·         Hijo Redentor.

·         Espíritu Santo Santificador.

Descubrir estos niveles de interioridad puede hacer que nosotros entremos en comunión con la vida en todas sus formas y reconozcamos que la providencia de Dios opera también en la ciencia y en la tecnología de nuestro entorno moderno. Precisamente nuestra habilidad para antropizar y reconocer lo espiritualizado debería ser suficiente para erradicar la injusticia en el mundo que está bajo el control de nuestra ciencia. Educar para la vida es una postura coherente con quienes todo lo tienen y con quienes carecen de todo aun de forma paupérrima. La justificación de nuestra existencia es fruto de la Bondad de Dios que nos mantiene vivos cada segundo de nuestra existencia ya que los medios reales de conservación no están bajo nuestro control. La revelación del amor de Dios y sus personalidades son el fundamento de dos realidades en una y me refiero tanto a la Trinidad Inmanente de las relaciones de las Personas Divinas como la Trinidad Económica que habla de nuestra salvación. Tal relación se muestra viva y eficaz en el acontecer del ser humano en la historia y por ende al señalar “el hoy de nuestra historia” nos estamos involucrando en el plan de Dios para cada uno de nosotros y su Iglesia. Ver al que sufre con amor y denunciar a quien y como lo hace sufrir es un principio de humanidad que habla de la Gracia de Dios en el ministerio profético de su Iglesia sin perder de vista que la lucha es contra la injusticia y no contra la humanidad.

Eric Lionel Mascall nos plantea la necesaria armonía entre la Fe y la Razón y su precursor teológico Agustín de Hipona, para Mascall es fundamental buscar esta armonía que genera bienestar en el reconocimiento de la objetividad de nuestro estudio teológico y su ejercicio, nos referimos a Dios mismo.  Debemos reconocer que la Persona Adorada de Cristo es el objeto de nuestro amoroso ejercicio y por ende la misión de la Madre de los bautizados. No podemos pensar en elaborar una antropología trascendente sino hacemos que nuestro ejercicio se dirija a los pies de Cristo. Nuestra fenomenología cristiana describe una curva de conceptos y todos como en sentido típico descansan en Cristo nuestra razón de ser y no solo el problema antropológico y sus estructuras. No podemos confundir o camuflar la doctrina social de la Iglesia y nuestro compromiso en la promoción de la vida y el muy sonado concepto de filantropía eclesial que reconoce al otro como igual pero no como hijo de Dios en adopción. “Las buenas obras desprovistas de la Gracia pasaran en el tiempo” mientras que la Gracia las convierte en una inmejorable oportunidad salvífica. Pensar un estatuto de solidaridad cristiana tiene en su culmen de referencia al propio Señor y la manera como abordaba la necesidad en su entorno social y cultural. El pecado se siente con mucha fuerza en sus estructuras y estas traen ruina e ignorancia al colectivo que puede transformarse en parte de una especie de “massa peccata” que altera la realidad en la que el ser humano necesita desarrollar todas sus habilidades y cualidades. Estamos pues ante la necesidad inequívoca de una concepción amorosa de la providencia que llegue a todos en sus distintas vivencias y realidades dentro de la sociedad. Los mundos bizarros afectan la vida y sus posibilidades de desarrollo y crecimiento.  Debemos conservar intacta nuestra capacidad critica y no ponernos a justificar la corrupción según sea la postura política conveniente.

 

Una comunidad eclesial moral y moralizante no se puede someter al imperio de la corrupción y mucho menos a justificarla en el ejercicio de su ministerialidad, lo que nos obliga a decir aquí que debemos como institución revisar que tan auténticamente vivimos el cristianismo en nuestros intestinos institucionales.  En lo más profundo de nuestra concepción de la vida ministerial y el papel del hermano en el ejercicio de mi propia solidaridad cristiana. Pbro. Diego Sabogal.

 

 Mascall opera en primer lugar una “reductio ad absurdum” apoyándose en las ideas de Carnley y de otros autores: el criticismo histórico no tiene ni puede ponerse un límite y corta de raíz cualquier posibilidad de saber algún día si los evangelios tienen base histórica. Pero, al mismo tiempo, impide afirmar que no la tienen, porque no podemos pretender tener ahora más informaciones de las que tenían entonces los redactores. Así que las afirmaciones de las distintas escuelas crítico exegéticas son ellas mismas una demostración de falta de verdadero espíritu crítico. Por otro lado, tampoco es cierto (como afirman los existencialistas) que la Fe no se apoya para nada en los acontecimientos históricos, puesto que estos acontecimientos no ofrecen nunca una certeza. Es más bien verdadero lo contrario: de algunos acontecimientos es posible tener una suficiente seguridad y en ellos apoyar la Fe.  El profesor anglicano se detiene bastante en el examen de la postura de K. Rahner al dogma de Calcedonia y a la Cristología en general. Mascall relata las tesis principales de Rahner agrupándolas bajo dos afirmaciones: la Encarnación y la Creación no pueden ser considerados como dos actos distintos y adyacentes de Dios ad extra, (Trinidad Económica) sino que entre ellos hay una continuidad; el conocimiento que Cristo tiene de sí mismo como Hijo consustancial con el Padre no es distinto de los momentos del proceso de todo conocimiento humano, en el aula se pasa de un autoconocimiento a-temático (o pre-consciente) a un conocimiento explícito de sí mismo; la ciencia de Cristo es, en este sentido, una unión directa de su autoconciencia humana con Dios, pero no es una visión beatífica. Mascall, ¿cómo puede ser compatible el atribuir toda la ciencia de Cristo (sin entrar en el tema de si el conocimiento es autoconocimiento) a su naturaleza humana con la afirmación de la existencia en Cristo de una sola Persona Divina?...

 

CONCEPTOS SOBRE EL TEXTO DE MASCALL.  

 

La obra de Mascall es, en este sentido, un fuerte llamamiento, desde las filas del anglicanismo, a elaborar una teología, y en nuestro caso una cristología, con la Razón y la Fe al mismo tiempo. Encontramos en el ejercicio reflexivo de Mascall una aproximación practica al tema social de la Iglesia desde la perspectiva de la Cristología que da las suficientes bases argumentativas para equiparar al otro y su realidad a la nuestra así percibida. Si la Iglesia tiene claro quién es su Señor entonces tendrá claro cual es el deber y relación con su hermano, es decir, en Cristo se representa la totalidad de la humanidad y la unicidad del Dios revelado. Para el teólogo anglicano queda en orden y premisa que la revelación no se puede segmentar y que los eventos de la vida de Jesús están íntimamente relacionados tanto con la historia como con la naturaleza humana. La dialéctica que supone entender y dar a conocer la presencia del Dios Encarnado es relevante para comprender la redención y con ella el lugar que debe ocupar la vida en la realidad así constituida. No tiene objeto alguno hablar de redención sin ver la genesis del problema y como desde la misma creación el pecado humano lastima las estructuras que defienden la vida. Para nosotros la Gracia aparece en el contexto de una creación llamada por el amor de su Creador a ser redimida y libre de las ataduras de la autodestrucción de nuestra especie. Aquí Mascall ve la relación planteada ya histórica que mediará entre la creación y la redención. Un discurso eminentemente sobrenatural de nuestra praxis de Fe cristiana. No vemos solo el mundo y sus relaciones naturales para sostener y conservar la vida, sino que podemos observar el influjo de la Gracia de Dios para sublimar el contenido de la vida en todas sus formas. “La Gracia se convierte en evento histórico, aunque brote de la más poderosa atemporalidad de Dios”.

Para comprender mejor la cuestión relacional entre creación y encarnación y por ende nuestra propia antropología y postura en la realidad creada y redimida basta con decir que el conocimiento de Dios es fruto de su acontecer entre nosotros, es decir, un Dios también histórico, pero fuera de las categorías finitas del tiempo. El conocimiento convertido en autoconocimiento del Hijo de Dios entre nosotros es pues magnificado en la percepción de su naturaleza humana precisamente por la Gracia que procede de la Divina. Jesús nunca ignoró su realidad como Dios hecho Hombre y en cuanto al Cristo señalado en nuestra praxis posterior de Fe afirmamos que la condición de Dios no pudo ser obviada por la misión intimada del Padre para nuestra propia salvación. Aquí pensar en una hipostasis esencial nos asegura no dos condiciones sino una condición de Dios manifestada en la historia al asumir nuestra condición también. Mascall no niega las naturalezas Divina y Humana presente en el Señor, pero afirma la Persona Divina que configura la revelación del Dios Encarnado y antes del Dios Creador. El anglicanismo está llamado a vivir la realidad encarnada desde la Gracia y la objetivación de la relación con el otro en su circunstancia. Una postura social que debe ser anunciada desde la realidad misma de nuestra cotidianidad donde el trabajo humano es santificado por decisión nuestra no por imposición histórica mediata de los sistemas económicos donde crecen nuestras distintas sociedades. Dios no bendice el trabajo por el trabajo, sino que bendice al hombre que trabaja en su nombre y desarrolla una actividad consagrada a su amor. Dios no es “patrón”, por el contrario, es amor proveedor. “Cambiando el discurso antropológico diremos que el trabajo no dignifica al hombre, es el hombre quien lo dignifica”. Si buscamos una pastoral social cristina debemos buscar primero dignificar desde la ley y sus estamentos el trabajo y su regularización. El problema Mascall lo aborda desde la comprensión cristiana antes que desde la cultura contemporánea que da origen a movimientos sociales sobre el trabajo y su ejercicio y muchos de los cuales son parte del problema social diagnosticado ampliamente.

La condición de la Divinidad del Señor debe conservarse a salvo de cualquier intento por reducirlo a una pobre praxis de nuestra comprensión que desvirtúa su Ser Divino. La multiplicación de los panes y los pescados en el Evangelio es un ejemplo de la manera como la presencia del Señor plenifica la solidaridad y compromiso entre hermanos, ver al otro en sus necesidades es también vernos a nosotros mismos en las nuestras. Es un espejo de humanidad que puede reflejarnos a todos. Es también un principio de nuestra pastoral y solidaridad cristiana, lo que antes definían como la comunicación cristiana de bienes. El conocimiento que encontramos se puede comunicar bajo la concepción promisoria de la revelación de Dios en su Hijo, tal argumento nos hace parte de la “herencia” cognoscible de Cristo en medio de la humanidad que es también una parte de su perfectísimo Ser de Dios.  El conocer es una cualidad que explicita la razón en el ser humano, es una potencia del alma encarnada en el Señor como en nosotros bajo la clave de nuestra naturaleza humana.

 

En Cristo que es uno entramos todos y cada uno lo representa, y lo tiene por parte de su condición de uno, pero de todos en el colectivo humano. Gracias al Señor la naturaleza humana puede trascender hasta su propia divinización por el amor de Dios en la Humanidad de su Adorado Hijo. Pbro. Diego Sabogal.

 

La Iglesia anglicana en sus distintas Provincias tiene el deber de ver más allá de una propuesta social que involucre la salida activa al tema de lo social, es su deber incluir decididamente al Evangelio como directriz de todo proceso tanto micro como macro. La connotación social es importante cuando obedece a la naturaleza del Evangelio de Cristo. Reconocer nuestra antropología redimida y en vocación salvífica nos permite ver nuevos Ethos comprometidos con el ser y su condición. Un actuar movidos por la Gracia que santifica tanto la reflexión como la acción social en un gran paquete que despierte en nosotros el sentido de humanidad solidaria y sufriente con el que sufre y alegre con quien es promovido en su condición de vida. Otro elemento que vemos de suma importancia especialmente en Michael Ramsey tiene que ver con la respuesta política al fenómeno de la pastoral social cristiana. En este punto nos referimos a la responsabilidad del bautizado que ejerciendo su derecho democrático de gobernar y ser gobernado actúa bajo la lupa de la Gracia y la conciencia sin deslindarse de sus hermanos en sus distintos procesos sociales. Para Ramsey la competencia democrática es también un escenario para la Gracia y su todo social el cual podemos sin duda alguna asociar al bienestar de nuestros hermanos desarrollando una cultura proclive a la vida en todas sus formas. A diferencia de Mascall, el bueno de Ramsey se enfoca en el rescate de la presencia del Dios amoroso restringido por el avance implacable de los sentidos en un mundo de eventos y fenómenos cognoscibles que muchas veces se olvida de la inmanencia del bien y el amor.  La Persona Divina presente en Jesús a temporiza la realidad creada compartida con nosotros, en cuanto a la Naturaleza Humana del Señor es fruto de la intervención también volitiva de la Virgen Madre que con si Aceptación o Fiat desencadenó la vida bajo la forma humana conocida y asumida por nosotros al ser creados, lo que implica ausencia de pecado por no ser su embarazo un proceso donde sexualmente interviene su esposo (José). Es claro este aspecto dogmático para Mascall y para nosotros…

 

POSTURAS FRENTE AL FENOMENO SOCIAL CRISTIANO.

 

La solidaridad entre los creyentes es un punto importante en la humanización de nuestra praxis de Fe. Es cierto que el influjo de lo social llega a todos los contenidos eclesiales y no es menos cierto que tal ejercicio debe nacer de la vivencia de contenidos evangélicos. La naturaleza reclama también ser tenida en cuenta a la hora de proceder en la generación de condiciones dignas de vida equiparadas con el ejercicio de la convivencia humana. Nuestra reflexión partiendo de Cristo llega a Cristo de nuevo como indicando con ello que Jesús se convierte en nuestra inspiración fundamental a la hora de vernos reflejados en el otro y sus condiciones de vida. No podemos establecer una dicotomía entre lo que vivimos y las relaciones que construimos a lo largo de esas vivencias. El anglicanismo debe buscar siempre la ruta de la caridad y por ende de la Gracia en su accionar tanto ministerial como social. No podemos tampoco exculpar al estado en su función social y reclamarla para nosotros, cuando comprendemos que el anuncio es la función primordial de nuestra eclesiología.

 Los años 70 fueron especiales para nosotros en la configuración eclesial de políticas y acciones encaminadas a fortalecer la visión social de la Iglesia y todo lo que ello implica en nuestra comprensión doctrinal como tal. Estamos hoy ante la posibilidad de retomar el caminar del pensamiento teológico que tiene por objeto de su problemática el proveer el mensaje salvífico. Aun en Ramsey y Mascall posteriormente sobrevive una especie de romanticismo sobre la manera de abordar el mensaje descubriendo en su contenido el fundamento de la revelación y como crear una dialéctica que sea de fácil comprensión en el medio y entorno de nuestra cultura moderna. El positivismo teológico quiere intencionalmente relevar de su problemática doctrinal la exigencia que implica tanto el anunciar como el seguir al Señor y lo pretenden lograr exportando su fundamento misiologico por un contenido antropocéntrico, naturalista, panteísta y filántropo, es pues en el hoy de nuestra historia donde debemos ver con claridad la dirección de nuestros esfuerzos por animar y conservar la vida y por ende al ser humano en su dignidad de hijo adoptivo de Dios. Es necesario leer con detenimiento nuestra historia y los fenómenos que en ella contienen la verdad del acontecer humano tanto puntual como evolutivo. Es necesario ver en la historia y sus fenómenos constatables el paso y evolución del pensamiento antropocéntrico por antonomasia para comprender al ser humano ante Dios y su misión en la vida. No podemos simplemente creer que la realidad es solo aquello que desde lo cultural y social estamos creando y donde ayudamos a unos y otros sino la verdad que se manifiesta en el colectivo humano que busca proveer a sus necesidades. Los contenidos políticos son necesarios y no solo en la visión aristotélica como la actividad de pensar y reconocernos a nosotros mismos sino de optar conscientemente por la objetivación de los derechos del todo.

Es pues de la manera asumida por la Iglesia en la historia como el mensaje salvífico puede llegar tanto al que posee como al que no puede hacerlo. Es también una postura sana el asumir el rol testimonial propio de nuestra declaración de Fe. La sociedad busca aun en nuestros días la razón de permanecer unida y sometida a una manera o forma de ser gobernada porque reconoce la necesidad de la unidad y el criterio histórico para abordar su presente sin olvidar su pasado y pensando en el porvenir. Cristo es pues nuestro “Ego Eimí” porque permanece siempre en nosotros y en su Iglesia y del que podemos predicar tanto la vida como la Gracia. Un predicado propio como nadie lo posee por ser en síntesis dueño de su Ser y con ello de la vida que desea compartir con nosotros. Un predicado como ninguno puede ser predicado de cosa distinta en el presente, antes en el pasado y sin duda alguna en nuestro porvenir. No esta por demás decir que para nosotros se predica desde la finitud de nuestra naturaleza finita y por ende de la imposibilidad del conocimiento pleno como expresión de una existencia limitada en el tiempo y en la historia. En el Cristo de la Fe resumimos lo que es nuestro caminar sin que con ello medie alguna forma de mito o construcción distinta a la verdad revelada. Aquí para Mascall y Ramsey queda claro que la verdad revelada no depende de la influencia de quienes constituían el entorno de los escritores sagrados pero su visión si pudo ser moldeada por acontecimientos e interpretaciones apenas naturales de la praxis y configuración de Fe comunitaria. La Iglesia obra maravillosamente en la mente y conciencia de cada uno de los bautizados dando lugar a una presencia por extensión que se convierte en sacramental. La Gracia que hay en mi por la vida cristiana y su praxis también es consecuencia de la Iglesia y su presencia filiativa por medio del Bautismo y los Medios de Gracia. Una tal hipostasis espiritual que nos hace parte viva de una congregación, Diocesis y familia espiritual. Podemos incluso resumir algunos de estos conceptos convertidos en valores por la objetivación de nuestra vida eclesial como tal y su espiritualización conveniente. 

 

Fe

Esperanza

Caridad

Empatía

Veracidad

Deberes

Filiación

Solidaridad

Valor

Diálogo esencial

Tolerancia

Derechos

Fraternidad

Justicia

Vida

 

También podemos hablar de los valores necesarios en la configuración de nuestra Fe y como tal son ellos muestra de nuestro ser eclesial plenamente configurado por la Gracia. Miremos algunos de estos conceptos hechos realidad.

 

Sacramentos

Contrición

Liberación

Revelación Escrita

Credo

Dogmas

regeneración

Sanación

Gracia

Inspiración

Paz

Obras

 

En consecuencia, nuestro actuar está bajo la lupa de la Gracia y la Iglesia es parte viva de este proceso que nos aproxima a Cristo en la vida redimida. El bautizado debe tener muy presente que en el otro se muestra el Dios vivo, que la Inhabitación es una realidad y que Dios está presente en todo por la extensión amorosa de su obra creadora, porque Dios se manifiesta en la magnitud de su Voluntad creadora. No es la nuestra una postura animista o panteísta es simplemente reconocer que la Impronta o Vestigia de Dios es real y nosotros somos esa huella. La impronta nos hace “Imago Dei” es decir, Imagen de Dios en cuanto a las operaciones del alma y que conocemos muy bien, así como su hipostasis:

·         Memoria

·         Voluntad

·         Razón.

 

ALGUNOS RECURSOS TEMÁTICOS.

 

El Texto Sagrado de Tradición empleado es la Edición de la Biblia de las Américas. Buscando de esta manera una aproximación lingüística a nuestra realidad gramatical. https://www.biblia.es/la-biblia-de-las-americas.php https://www.bibliatodo.com/la-biblia/version/Biblia-de-las-americas https://revistas.unav.edu/index.php/scripta-theologica/article/download/20750/17641/ https://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/mascall_the.htm MASCALL, Eric L. Theology and the Gospel of Christ (An Essay in Reorientation

SPCK, Londres 1978, 254 pp.// http://cristoeseltema.blogspot.com/ S. NEIL, Anglicanismo, Barcelona 1967; A. D. TOLEDANO, El anglicanismo, Andorra 1966; K. ALGERMISSEN. https://mercaba.org/Rialp/A/anglicanismo.htm https://mercaba.org/ARTICULOS/M/maria_dialogo_catolicoanglicano.htm

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