DISCURSO TEOLÓGICO Y ACCIÓN PROFÉTICA DE LA IGLESIA.
RESUMEN.
La obra profética de la
Iglesia no se detiene en época alguna, por el contrario, se adapta a los
momentos y vivencias, ella como institución no desconoce el quehacer de la conciencia
de la humanidad en su condición totalizante donde un solo individuo representa
a la totalidad (1). A diferencia del mundo o entorno somático la Gracia puede y
moldea la vida eclesial según la necesidad del anuncio. La pandemia que estamos
viviendo (coronavirus) y sus mutaciones son consecuencia de un proceder humano
entrado en la historia de una cultura que depreda todos los recursos y formas
de vida posible. La misión profética de la Iglesia anuncia la esperanza de
un cambio de vida y actitud que genere una real comunión entre la humanidad y
las demás expresiones de vida de este planeta o realidad existencial de la
especie humana (2). El profeta moderno debe renunciar a vivir como lo hace
el mundo de lo contrario su mensaje carece del suficiente testimonio. La obra
de Dios en la Iglesia reclama una forma de concretar la realidad salvífica
anunciada por Cristo. El profeta actual es un convencido de la necesidad de
acudir a la vida personal como paradigma de la Gracia actuando en su ser y
entorno. Somos conservadores de la vida por antonomasia ya que el mensaje
profético no discrimina forma de vida alguna (3).
COSMOVISIÓN EN
PROSPECTIVA.
La función profética es
una cualidad que se manifiesta en el bautizado y muy especialmente en el
Ministro Ordenado que leyendo el “signo de los tiempos” (4) se adelanta
a acontecimientos que señalan ya en presente la inclinación del futuro o
porvenir. El fundamento profético se une
a la denuncia que este hace de las estructuras injustas que generan esclavitud
en el ser humano y que por decirlo de otro modo retrasan la manifestación del
Reino de Dios en su creación (5). El profeta no es otro que un aventajado
lector de los tiempos conjugados, tanto en lo que sucedió ayer y las causas de
esos sucesos para promoverlos positivamente en el presente o desvirtuarlos del
hoy de nuestra historia personal o colectiva. El profeta ve en el futuro o
porvenir una oportunidad para reafirmar el Señorío histórico de Dios, así como
su inmersión en los estadios y procesos de vivencias más allá de la mera
experiencia existencial de los bautizados. Es un visionario que afronta cada
día y sus contenidos como determinantes de su propia realidad. No es
factible señalarnos como tal sino conocemos la historia de la humanidad y como
se manifiesta Dios sin alterar el rumbo de los sucesos orquestados por el ser humano,
pero sin que ello impida la luz y Gracia de sus dones presentes. Esta
manifestación es fácil de percibir en la vida y la escogencia de los profetas y
patriarcas del (A.T) donde la elección de Dios derriba cualquier tipo de estereotipo
o limitación tanto física como psicológica. Se habla mucho sobre la dificultad de
Moisés para hablar con claridad, pero lo que pasamos por alto es la misma
significación de sus palabras que no obedecían al lenguaje humano sino a la
Voluntad de Dios. Oseas el profeta nos dice que su vida se convirtió en un
signo que lee profusamente el presente de su pueblo y las consecuencias de sus
acciones (6). Oseas encarna la fidelidad a Dios muy a pesar de los pecados
personales y colectivos. Oseas el profeta es un símil vivo de la sociedad
de su época y voz de su conciencia. Pero no olvidemos que el profetismo se
encarnó en los vecinos de Israel desde siglos atrás, basta con hablar de los
profetas del siglo XI antes de Cristo en Biblos como en Jamá. Hombres y mujeres
que sabían leer el signo de su tiempo y conjeturar sobre su porvenir. Es pues,
el profetismo un análisis de los acontecimientos y sus consecuencias vistas o
por ver. En cuanto a los profetas de las Sagradas Escrituras, sus vidas
ejemplarizaron el contenido de sus palabras y conducta. Para continuar con esta
cuestión diremos que en Israel existían dos principios que daban autenticidad a
una profecía y son:
·
Su cumplimiento (Jeremías
capítulo 28 versículo 9 y Deuteronomio capítulo 18 versículo 22). Miremos el
Texto de jeremías: Si un profeta profetiza la paz, cuando se cumpla la
palabra del profeta, se reconocerá que le había enviado Yahveh de verdad.
·
Conformidad con la doctrina expuesta
(Yahvista). Igualmente citamos a (Jeremías 23,22 y Deuteronomio 13: 2-6). Una
vez más el profeta nos dice: Pues si asistieron a mi consejo, hagan oír
mi palabra a mi pueblo, y háganle tornar de su mal camino y de sus acciones
malas.
La fuerza del mensaje
debe estar coherentemente relacionada con la forma en la que las Escrituras
educan nuestra conciencia religiosa y nuestras acciones. Es necesario que el
profeta se actualice para emitir juicios acertados sobre la realidad que
percibe. Es una necesidad latente asumir que la historia se ha instrumentalizado
a favor de la misma revelación y que cada uno de los acontecimientos descritos
se viven casi que atemporalmente por corresponder a sucesos humanos bajo el
signo de la Gracia y paradójicamente del pecado que limita la claridad a la
hora de percibir el fruto de la profecía. La historia es un poderoso aliado a
la hora de analizar acciones y sus consecuencias. Ejemplo sería lo acontecido
con Napoleón al intentar invadir la tierra de los Zares y como el ejército ruso
en su retirada cortaba cualquier posibilidad de alimento y refugio a los
invasores, esto era desastroso si consideramos que la invasión y retiro de las
tropas napoleónicas se produce en una tierra que posee los inviernos más fríos
del planeta y dada su extensión fue una derrota anunciada y vivida… Décadas
después Adolfo Hitler, invadió Rusia y se enfrentó a la misma estrategia de
defensa que diezmó sus tropas y terminaron derrotados. La historia sentó
un precedente y Hitler no supo leerlo e interpretar su incidencia en el futuro,
pues un profeta debe saber leer el pasado y concretamente su actualización.
En América Latina los
profetas se enfrentan a las situaciones que marcaron la vida del Continente
hace siglos como por mencionar simplemente la invasión y depredación española
donde una nación poderosa se apropia el derecho de los más atrasados. Si
bien los nativos tenían su cultura y ciencia no podían hacer frente a los
venidos de Europa. Lo mismo está aconteciendo hoy cuando nuestra cultura es
absorbida por modismos, jerga, música, alimentos, armas, vicios, entre otros
que llegan de latitudes más poderosas produciéndose un choque cultural donde
siempre perderá el más vulnerable, y sobra decir quién es. Ante este panorama
la misión profética de la Iglesia debe sembrar esperanza y
promover los valores que nos definen como cristianos y hermanos bajo la Gracia
de un mismo Padre. El anuncio profético de Jesús superó cualquier resistencia
al llamar a Dios Padre y en sintonía de sus enseñanzas y
anuncio hoy llamamos atrevidamente a Dios Padre de todos los
vivientes. En cuanto a la esperanza se debe reforzar por una visión de
la historia actualizada bajo el signo de la Gracia y empoderada bajo el peso de
la Cruz. El clérigo de esta Iglesia se
convierte en un propagador de esperanza en medio de una sociedad violenta y que
desprecia la vida como Imagen del Dios vivo. El gran reto para este siglo
seguramente es la construcción de la paz a todo nivel y que esta pueda
compensar toda expectativa. Paz interior, exterior, social, económica,
política, etc. No es solo una Paz de ley y Norma sino una Paz cristiana cuyo
artífice es el Señor y la humanidad. El Ministro Ordenado es un propagador de
Esperanza y respeto por la vida y bienes de los demás sean sus feligreses o no.
La paz como esencia del mensaje sereno que
se comunica libremente es abarcante y configura tanto la percepción como la
respuesta del Creyente. No hablamos de nuestras limitaciones
sino del poder Dios en nosotros y en la humanidad. Nuestra coherencia no
corresponde a postulados individuales sino a los más altos principios de
Unicidad de la Madre Iglesia. Nuestro anuncio estará centrado en el anuncio
del Reino de Dios y su Justicia no en manifestaciones
mediáticas de lo sobrenatural así percibido por nuestra sugestionable
imaginación intelectiva. Ya no es la Zarza ardiendo la panacea de su
manifestación sino un corazón contrito y obediente que ama y es amado
por su Dios. Claro está que, para muchos bautizados, es más fácil
separar las aguas o caminar sobre ellas que apartar el corazón del mal camino.
Nosotros no podemos bajar la guardia, por el contrario, debemos continuar muy
atentos y leer con Fe y Amor los tiempos de nuestro presente y realidad.
Nuestro anuncio está matizado por la misericordia de Dios que se apiada de cada
viviente.
ANUNCIO E IDEOLOGÍAS.
La sucesión de los
tiempos modernos acelera gravemente los acontecimientos de la Sociedad y moldea
apresuradamente la cultura. En los últimos 60 años hemos asistido a cambios
dramáticos en la sociedad universal que esquematizamos así:
·
Fin del Modernismo (7) (las
guerras mundiales dejaron a la Sociedad y sus estamentos sin fundamento alguno
y menos sin respuesta al problema de la guerra, el mal y la muerte de millones
de personas todas ellas creyentes).
·
Nacimiento del Postmodernismo (tendencia
de pensamiento que se afirma en la independencia conceptual rechazando los
discursos establecidos bajo la metafísica y el absolutismo).
·
Nacimiento del Trans-modernismo
(8) (buscan asumir su relación superando lo que se convierte para ellos en
rezago cultural mayormente visibilizado en las artes liberales y búsqueda
constante de Identidad que nos libere de los modelos foráneos que desvirtúan
las tradiciones locales).
·
Colonialismo
(instauración de un orden extranjero y sus tendencias socio-culturales que
desgastan o anulan la expresión cultural de los pueblos más débiles).
·
Poscolonialismo
(busca rechazar los modelos culturales extranjeros y destacar el valor de los
procesos y tradiciones endémicas. Se manifiestan desde las ciencias y el
drama (dramaturgia) como la literatura).
·
Transculturación (la
cultura sufre los estragos de las distintas tendencias que hoy más que nunca
cambian tanto de propuesta que se convierten en sustitutos de lo propio. Hay
naciones americanas donde la gente busca afanosamente hablar un idioma o
lengua extranjera pero no sabe pronunciar lo más básico de su idioma). Esta
pérdida de identidad llega también a los distintos modelos religiosos
imponiéndose las grandes concentraciones culticas propias del Norte.
Hemos agotado los
presupuestos de doctrina para muchas personas que no encuentran en las iglesias
y particularmente en las históricas una respuesta a sus interrogantes y
nosotros ante ese panorama muchas veces ni nos damos por enterados. La
percepción de la Iglesia debe abrirse a los tiempos y asumir el compromiso de la
profecía llena de vida y optimismo que busca promover la dignidad de todo ser
viviente y particularmente de la humanidad. Estamos asistiendo a tiempos que no
aceptan un discurso totalizante (metadiscurso), aunque con ello desvirtúan la
dimensión cultica de su aproximación a Dios con una oración que lo sintetiza
todo, miremos: Creo en Dios, pero no en la Iglesia… O… Desde mi casa
puedo orar y vivir una relación con Dios sin necesidad de nadie más (11). Esta
frase puede convertirse en el reflejo de lo que está sucediendo en el panorama
de una sociedad violentada constantemente por patrones de realización al margen
del Evangelio. Esto es, de manifestaciones de total o parcial autonomía que
excluye la libertad potenciada que solo da Cristo. El estado o gobierno actual
dice ser creyente pero sus prácticas son una constante contradicción sembrando
un modelo de total ausencia evangélica donde predomina el poder y las bondades
que esta entrega a sus actores. Nuestros jóvenes quieren dinero y mucho,
pero sin trabajar o educarse para su consecución. Este principio es un total
desprecio por la vida humana. La
acción profética debe resarcir y recuperar estos valores perdidos dando ejemplo
de vida y compromiso ministerial (12). La oportunidad de difundir el
Evangelio es vital para tal fin y no es simplemente el anuncio es la Palabra
transformada en acciones de vida y cotidianidad. La influencia de los medios de
comunicación se siente particularmente a la hora de difundir vidas y obras para
nada edificantes (las novelas y series más difundidas en Occidente corresponden
a delincuentes, mafiosos, asesinos, etc.) no hay una sola que exalte la ciencia
y sus logros como tampoco el buen y sano ejemplo de acciones cargadas de
civilidad por parte de los ciudadanos. Hoy venden y mucho los disvalores y sus
modelos superficiales. En el terreno práctico la mujer está siendo victimizada
al punto de crear espectáculos donde muchas buscan superar la pobreza y escasez de oportunidades entrando en un “cuadrilátero” para dar puñetazos y patadas a
otra mujer hasta derrotarla o lastimarla lo suficiente para que no se
incorpore. Son modos de relativizar el ser femenino de forma progresiva y
descarada que en nada dignifican a un ser digno por excelencia como la mujer.
El modelo cristiano hombre-mujer (13) debe ser anunciado
desde la dignidad de cada uno de ellos y no dejarlo solo al azar o a tiempos
“fuertes” en la Liturgia o encuentros de congregaciones o grupos.
Si continuamos fuera de esta realidad cada vez más se buscarán
modelos nuevos y nosotros corremos el riesgo de estar fuera de ellos. El
Evangelio es el referente clave en el anuncio de la dignidad de la persona
humana y es labor profética anticiparse a los problemas y riesgos del presente
teniendo en cuenta que lo sucedido hoy puede traer consecuencias en el futuro
inmediato, estamos hablando de:
·
Relaciones
afectivas pasajeras o superficiales
·
Agresiones
intra y extrafamiliares.
·
Búsqueda
desmedida de placer.
·
Pobreza
emocional, afectiva, y de relaciones sociales.
·
Autismo
socio-cultural.
·
Materialismo
y sensualismo.
·
Invisibilidad
social.
·
Ausencia
de políticas tanto eclesiales como gubernamentales de promoción humana a todo
nivel (niños, jóvenes y adultos).
·
El
anciano se convirtió en un paria desprotegido e ignorado como sujeto o individuo
de derechos y el estado dejó sus necesidades en manos de la familia.
·
Poca
o nula asistencia médica preventiva (14).
Es un panorama sobre el
que debemos trabajar y predicar la esperanza que nace en el seguimiento del
Salvador. Es también un reto formativo que supera la propuesta inicial del
bautizado y la reemplaza o mejor aún plenifica por el Pacto Bautismal
que explicita en sus contenidos la naturaleza del creyente y su relación con
Cristo (15). Hoy necesitamos de manifestaciones más contundentes de la
posibilidad que hay de vivir el Evangelio en la Iglesia. La cultura de la palabra
busca que el bautizado pueda discernir sobre su vida y Fe y que estas
reflexiones se acentúen en su compromiso tanto en la casa como en la
congregación porque somos una Iglesia de fuertes contenidos culticos y de esta
forma expresamos nuestra fe y adoración (rito y liturgia). Entonamos un canto
que resumimos así: “Cristo rompe las cadenas, Cristo rompe las cadenas
y nos da su libertad”. Acudimos a Cristo y su respuesta no se hace esperar,
pero aun Dios necesita de nuestra voluntad para intimar en nosotros la suya en
vocación salvífica. Predicamos en cada acción profética a Cristo como nuestro liberador,
sanador y redentor. Lo vemos y vivimos como el “Amigo que nunca falla”. El
apóstol Pablo interpretando el sentir del creyente y de quienes desean creer
pero que no conocen en quien hacerlo expresa en Romanos capítulo 10 versículo
14-15… “Pero como invocaran a aquel en quien no han creído y cómo
creerán en aquel a quien no han oído, como oirán sin que se les predique y
como predicaran sino son enviados” … (16) La relación con el Evangelio se
torna existencial al señalar una forma y modo de vivir y adelantar el trabajo
de la Iglesia. La predicación se vive como parte esencial del Ministerio
Ordenado y para visualizarla en el plano pastoral diremos que es “consubstancial
a las acciones por las cuales la Iglesia enseña sobre Cristo” (17). Para
concluir esta definición acudimos al Hiponense cuando afirma su principio
eclesiológico: “Creo en Cristo y en su Evangelio porque me lo
enseña la Madre Iglesia” (18). Queda claro que la Palabra se convierte
en Sacramento gracias a la acción evangelizadora de la Iglesia y sus distintos
ministerios. La predicación actualiza la realidad de Fe que nos asegura el
creer en Cristo y reconocerle como Nuestro Señor y Salvador. El Evangelio es la
obra perfecta de la revelación de la Palabra de Dios en términos de su historia
como ilustración de la salvación. Hoy más que nunca ante un mundo pragmático
que evita la trascendencia debemos argumentar con el ejemplo y la convicción
personal el valor de la Palabra y su predicación (19). Debemos insertarla
en el medio socio-cultural para lograr con ello su vigencia y permanencia en la
realidad salvífica que toca a este mundo. Pensemos por un momento que Cristo llega a
nosotros como a todos los seres humanos y espera ser correspondido por la
constante aceptación de su Evangelio y/o condición de la misión permanente de
la Iglesia en el mundo. Esta misión reclama enseñar con absoluta autoridad y convicción
sobre la base y fundamento de la Inspiración y como de la revelación a
partir de su mensaje salvífico. La Palabra de Dios se torna aguda como
dulce, esto último, corresponde a la cantidad de matices y variantes que la
vida del ser humano le introduce a su condición de Fe. No descuidemos el papel
que nos corresponde como ministros del Evangelio y los sacramentos en un mundo
sediento de Dios y sus dones como gratuidades.
El mandato Mateano de ir
a evangelizar o enseñar, que aquí es lo mismo, es un llamado para dar a conocer
el contenido extenso de la revelación evangélica. No olvidamos ni por un
momento que somos testigos de Cristo en su Iglesia y que nuestro testimonio se
vive por extensión y afirmación del Señorío de Cristo y su Ministerio fundamental
que da vida a la Iglesia (20). La constante actualización de la vida eclesial
sufre en el contexto de las culturas en donde hace presencia el Evangelio. Una
realidad latente que involucra nuestra percepción de la realidad predicada, no
es fácil suponer que el mensaje salvífico llega y se instala rotundamente en la
psique de los bautizados, estos, por el contrario, viven en distintos
escenarios dando sustento a determinadas prioridades que en la mayoría de los
casos hace del Evangelio un contenido abstracto. Llegar a los imaginarios del presente
siglo XXI es una ingente tarea de laboriosidad bíblica al servicio de la
institución eclesial como quiera que seta en la persona y vida de los
bautizados dinamiza los contenidos Escrituristicos a ella confiados.
NEMESIS DEL
ANUNCIO EN EL PRESENTE.
FALSOS PROFETAS
INSTITUCIONALES.
El anuncio en el
presente se enfrenta a la crisis propia de la ciencia y la tecnología en su
máxima expresión, pero fenómenos como el virus denominado “coronavirus” nos
deja en evidencia mostrando la débil condición humana cuando de enfrentar
eventos vitales se trata (21). El profetismo de estas
épocas debe armarse del componente esperanzador que la misma palabra le
entrega, de la certeza de la compañía y presencia de Cristo con cada uno de los
bautizados (Mateo capitulo 28 versiculos 16-20). La seguridad de la cercana y
amorosa presencia de Cristo es uno de los valores fundamentales de nuestro
anuncio en el siglo presente (22). Los acontecimientos no son definitivos y la
sociedad cristiana debe erigirse como el modelo de vida más factible y
armonioso para el mundo. Es una realidad que despierta imaginarios
destructivos en el entorno en donde nos movemos. Aquí en este punto, muchos
clérigos de todo grado ministerial se olvidaron de su rol y se dedicaron a ser
altos ejecutivos de ministerios, pero su labor pastoral es abstracta, las vedettes
del mundo cinematográfico llegaron también a nuestra Iglesia para ensanchar conciencias
y vanaglorias (23).
La construcción de los
tejidos sociales y sus nuevos Ethos reclaman de la Iglesia y sus ministros una
respuesta donde la vida sea la prioridad antes que otras consideraciones, la
vida fue redimida y como tal elevada a la condición perdida por nuestros
primeros padres, la condición de la Gracia nos dispuso para un Reino y un
discipulado vivo y dinámico. Esta categoría de índole escatológico no puede
ser dejada aun lado solo por pensar en el mundo como meta y culmen de todo
proceso de promoción humana (24). Otro concepto que esta dificultando
nuestro anuncio en el presente siglo es la ambigüedad con la que en algunos
sectores de la Iglesia se enfrenta a su disciplina y fidelidad a la Tradición. No
todo es lícito, aunque se permita llevarlo a cabo, el mundo reclama de la Iglesia
una institución que escuche, pero también que mantenga el orden y disciplina
que muchos están buscando. Nuestro pensamiento es un vehículo por medio del
cual el Evangelio llega a los demás y no podemos presentar otro que el mismo
Cristo. No prima los “evangelios” (25) cómodos y sin disciplina que andamos
creando para nuestro bienestar personal. La sed del dinero y el bienestar
contaminó la Iglesia en algunas latitudes, como si solo se esperara vivir aquí
y ahora lejos de la futura patria celestial (26). Unos buscando sucesores
que sigan la ruta del saqueo y pobreza institucional, aquí es donde el
profetismo eclesial debe retomar el camino de la fuente de su ser
institucional. Un caminar que se deba a Cristo y solo a su Señorío de lo
contrario el mundo tendrá más injerencia donde claramente no debe nunca
tenerlo. Estamos invitados a trabajar por el Reino de Dios y la dignidad de las
personas, pero siendo justos de lo contrario eso no sucederá o pasará (27).
Los signos eclesiales hoy se enfrentan a un
mundo dispuesto a reinar bajo sus fundamentos conocidos por todos, la Eugenesis
se vive todavía en el mundo, unos queriendo ser superiores a los demás, nuevos
sistemas económicos poderosos que nublan el carácter de la gente y les conducen
por vías de un total desapego de los valores del Evangelio. Un ateísmo práctico tocó el modelo social
y cultural y por ende elabora sus propios Ethos con las dificultades que ello
conlleva (28). Si un comportamiento no resiste ser enfrentado al Evangelio
entonces sabemos que no es correcto, aunque políticamente sea aceptado por
todos o al menos la gran mayoría, lo que implica un acuerdo más no una validez
esencial. La Palabra de Dios como tal esta en medio de nosotros y tomó de la
misma identidad de la Iglesia y desde luego los bautizados, (29). Configurar
nuestros Ethos bajo la luz de la Gracia y la Palabra de Dios nos permitirá
buscar su Reino por amor y no por interés materialista como sucede con
bautizados, el Reino es una realidad trascendente que solo se encuentra por
amor (30). Reavivemos el compromiso con el Evangelio y de esta manera el
proceder institucional y personal atraerá a otros deseosos de vivir estos
fundamentos, recordemos una frase atribuida a Bernardo de Claraval “Se
atrapan más moscas con un poquito de miel que con un barril repleto de vinagre”.
(31). Los milagros más grandes son aquellos que se presentan al corazón de los
creyentes donde el propio Cristo entra para nunca ser sacado por el mundo y los
apegos a esta realidad. Aquí el profeta inicia su auténtica relación con el Dios viviente comunicando a sus hermanos la alegría de la vida iluminada por la
Gracia y la certeza de la eternidad (32). Es pues importante que la formación y
debida ciencia ilumine el desarrollo de la Iglesia y el anuncio de su verdad
amorosa a ella confiada. Las expresiones de nuestra Fe colectiva se
alimentan de los testimonios de los bautizados y su manera de enfrentar la vida
y santificarla (33). La fuerza del testimonio es auténtica fórmula de éxito
para la obra de la Iglesia y en ella sus ministros y la vitalidad de sus
ministerios dependerá del amor de esta por la obra de Cristo, una Iglesia débil
y sin participación de los bautizados es signo inequívoco de pereza espiritual y
otros intereses no tan evangélicos (34). La Gracia es la némesis de todo lo
anterior porque ella como singo amoroso de Dios en el mundo hace que las obras
eclesiales den frutos abundantes. La universalidad de la Palabra salvífica
sigue las rutas por donde entraron en las distintas culturas los bautizados,
esto nos deja en la posición clave de llevarle a todos los escenarios en donde
nos movemos. La universalidad de sus contenidos no reconoce frontera sino
intenciones y corazones (35).
CIBERGRAFÍA E
INSUMOS.
1-
Nota del autor.
2-
Nota del autor.
3-
Nota del autor.
4-
Nota del autor.
5-
Nota del autor.
6-
Nota del autor.
7-
El modernismo, en su sentido
estricto e histórico, designa una crisis del pensamiento dentro del catolicismo
que se manifestó a finales del siglo xix y comienzos del xx. A cierta
distancia, muchos historiadores se han sentido inclinados a considerar el
modernismo en una unidad y una cohesión que jamás tuvo. El modernismo no formó
un todo más que por su condenación de conjunto por el decreto Lamentable (17 de
julio de 1907) y la encíclica Pascendi (8 de septiembre de 1907). Se pueden,
sin embargo, señalar algunas tendencias comunes en cierto número de autores de
este período: un esfuerzo por superar cierta teología esclerotizada, un intento
de reformulación de la fe adaptada al hombre moderno, una verificación de los fundamentos
del cristianismo con la ayuda de los nuevos métodos críticos e históricos.
Movido por el deseo de devolverle a la Iglesia su influjo espiritual sobre los
contemporáneos, el modernismo constituye un intento de renovación de la
exégesis, de la historia y de la teología en el surco de un pensamiento que
sospechaba de todo dogmatismo y que estaba familiarizado con los nuevos métodos
de interpretación de los textos.
8-
las primeras divulgaciones del
concepto de transmodernidad realizadas en la década de los noventa del
siglo XX, por el filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel (Dussel, 1996) y
por el filósofo y teólogo belga Marc LuyckxGhisi (Luyckx-Ghisi, 1999), no
parecen estar conectadas con la de Rosa Mª Rodríguez-Magda (Rodríguez-Magda,
1989) más que por un contexto intelectual de insatisfacción con las teorías de
la modernidad y la postmodernidad (RodríguezMagda, 1989; Dussel, 1996;
Luyckx-Ghisi, 1999) y una cierta reivindicación de los valores de la
premodernidad (Dussel, 1996; Luyckx-Ghisi, 1999). Transmodernidad
y transdesarrollo - UHU CIM Antonio Luis Hidalgo-Capitán y Ana Patricia
Cubillo-Guevara © De esta edición: Ediciones Bonanza Avda. Guatemala, 8-12.
21003 - Huelva (España).
9-
Se habla de Transculturación
para referirse a un proceso de sustitución en el que una sociedad adquiere de
forma gradual gran parte de una nueva cultura y la asimila en la propia Transculturación
- Definición, Concepto y Qué es.
10-
Nota del autor.
11- Nota del autor.
12-
Nota del autor.
13-
Nota del autor.
14-
Nota del autor.
15-
Nota del autor.
17-
Nota del autor.
18-
Agustín de Hipona Padre de la Iglesia
Latina siglo V.
19-
Nota del autor.
20-
cristoeseltema.blogspot.com › 2017/03
› acción-profética-de-la-iglesia...
21-
Nota del autor.
22-
Nota del autor.
23-
Nota del autor.
24-
Nota del autor.
25-
Nota del autor.
26-
Nota del autor.
27-
Nota del autor.
28-
Nota del autor.
29-
Nota del autor.
30-
Nota del autor.
31-
Bernardo de Claraval.
Nació en el año 1090, en Fontaine, cerca de Dijon, Francia y murió en Claraval
el 21 de agosto de 1153. Sus padres fueron Tescelin, señor de Fontaine y Aleth
de Montbard, pertenecientes ambos a la alta nobleza de Borgoña. Bernardo,
tercero de una familia de siete hijos, seis de los cuales eran varones, fue
educado con un cuidado especial porque aún antes de nacer un hombre devoto le
había vaticinado un gran destino.
32-
Nota del autor.
33-
Nota del autor.
34-
Nota del autor.
35-
Nota del autor.