jueves, 12 de marzo de 2020

JESÚS AGUA VIVA. TERCER DOMINGO EN CUARESMA...


TERCER DOMINGO EN CUARESMA. JESÚS ENTRE SAMARITANOS. FUENTE DE AGUA VIVA QUE ES SU GRACIA. Juan capítulo 4 versiculos 5-42.



" 5. Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José. 6. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. 7. Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.» 8. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana: 9. «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) 10. Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.» 11. Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva? 12.¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» 13.Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed; 14.pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.» 15. Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.» 16. Él le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.» 17. Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido, 18. porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.» 19. Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta. 20. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.» 21. Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 22.Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. 23. Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. 24. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.» 25. Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo.» 26. Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.» 27. En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?» 28. La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente: 29. «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?» 30. Salieron de la ciudad e iban donde él. 31. Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.» 32. Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis.» 33. Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?» 34. Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra. 35. ¿No decís vosotros: ¿Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya 36. el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador. 37. Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador: 38. yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.» 39. Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.» 40. Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días. 41.Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras, 42. y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»"
www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/juan/4/

El Texto Joanico citado para este domingo en Cuaresma (tercero) es interesante desde la perspectiva de la madurez de nuestra Fe cristiana, buscar a Dios no es un asunto de necesidad sino una autentica experiencia de amor. En cuanto al argumento es fácil darnos cuenta que estamos ante un ejemplo de la literatura patriarcal, que asume una connotación universal cuando el propio Señor introduce en su mensaje la dinámica del Espíritu que da validez a todas nuestras expresiones de espiritualidad. Aquí en agua es un poderoso símbolo de la presencia del Espíritu Santo y de paso se convierte en Gracia para los bautizados que se acercan a “beber de ella”. El modelo es transformado por Cristo, no es la Ley para nosotros sino el amor de Dios convertido en experiencia de vida por nosotros. Sacar agua de un pozo implicaba grandes distancias recorridas cuando se trataba de uno para toda una comunidad como al parecer es el caso del Texto citado por Juan. El agua que entrega Jesús rompe con cualquier concepción propia de la cultura judía y a diferencia de la concesión hebrea de Dios, Jesús como Dios se entrega totalmente. No entrega un atributo sino su propio ser por nosotros los bautizados en agua y Espíritu.

La simbología de Juan es supremamente rica en imágenes, los maridos de aquella mujer cinco en total, representan a los dioses que ellos en su choque multicultural vivían y nos referimos a los samaritanos y sus amigos los asirios. Jesús trae una propuesta más amplia y llena de cualidades de índole relacional, nos remitimos en el acto a su manera tan particular de acoger a aquella mujer y ver sus necesidades como temores. Una realidad donde el pecado trata de llenar los escenarios del creyente pero no puede sencillamente porque sólo la Gracia posee esa cualidad de ser total y totalizante. El pecado genera sed existencial en las personas al punto de no hacerlas feliz con absolutamente nada, sin importar si son vicios o riquezas insultantes. Esta propuesta del Señor nos introduce en una nueva forma de ver la relación con el Dios revelado y por ende de una nueva liturgia que distinguirá a los creyentes de los nuevos eones. Una concepción tal que nos invita a entrar en tratos con Dios de manera personal y solidaria.

Recordemos en la historia que el templo construido por los samaritanos fue destruido en el año 129 por Juan Hircano que era parte de la dinastía judía de los Macabeos, unas décadas después del templo en Jerusalén, no hablamos desde esta perspectiva de una relación solo litúrgica en un lugar determinado sino de un corazón deseoso de entrar a solas con su Dios desde su propia realidad. Juan no termina de resaltar a Jesús como el enviado del Padre, en este punto insiste más que los propios sinópticos.  Una insistencia categórica que tiene por objeto dar sentido y solidez a todas las afirmaciones sobre la divinidad del Señor y su relación tanto con el Padre como con el Paráclito. Desde esta postura el amor de Dios resalta grandemente sobre todo aquello que puede ser un obstáculo en el crecimiento de esta relación salvífica. Adorar al Padre en Verdad supone una genuina manera de ser y vivir el Evangelio. Una dinámica que puede reclamar de los bautizados toda la fuerza en la vivencia de su Fe como de su relación con el entorno donde se unen a otros creyentes. La experiencia de esta Fe Cristocéntrica nos indica que debemos reconocer en Jesús a quien el Padre Dios dispuso enviar para nuestra salud, y aquella mujer al comprender esta realidad puede ahora si tomar del agua de vida que solo ofrece el Dios amoroso. El nuevo nacimiento es parte del Reino de Dios, así como lo es la invitación a vivir de una manera renovada por medio del influjo de la Gracia simbolizada por Juan con el agua viva. De esta forma nuestra opción de vida por Cristo nos asocia amorosamente a la misión de su Iglesia, esto es, ser testigos de Cristo triunfante, vencedor de la muerte y el pecado. El mundo solo ofrece paliativos para su sed pero Dios colma todo y lo lleva  la plenitud.


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