VISIÓN PAULINA
SOBRE LA JUSTIFICACIÓN
POR MEDIO DE
LA FE.
LA TESIS
PAULINA Y CONTEXTO HISTÓRICO RECURRENTE.
14. Me debo a los
griegos y a los bárbaros; a los sabios y a los ignorantes: 15. De ahí mi ansia por llevaros el
Evangelio también a vosotros, habitantes de Roma. 16. Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de
Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también
del griego. 17. Porque en él se
revela la justicia de Dios, de Fe
en Fe, como dice la Escritura:
El justo vivirá por la Fe (1). (Carta
a los Romanos capítulo 1 versículos 14-17).
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La postura de Pablo sobre
el valor de la Fe nos ubica en el contexto de la realidad asumida por el
creyente que mediante el Bautismo se incorpora a esta acción amorosa de Dios en su Adorado Hijo, aquí se establece
el principio salvífico anunciado por las distintas figuras proféticas de
Israel. Este principio o Germen (alusión mesiánica) (En aquellos días y en
aquella sazón haré brotar para David un Germen justo, y practicará el derecho y
la justicia en la tierra. 16. En
aquellos días estará a salvo Judá, y Jerusalén vivirá en seguro. Y así se la
llamará: Yahveh, justicia nuestra Jeremías capítulo 33 versículos 15-16)
(2). No dependerá de la agudeza intelectiva y la Fe
de los judíos sino de la manifestación personal de Dios en la historia, de
aquel que está con nosotros en la historia pero no es historia, de aquel que
nos creó y redimió en el tiempo pero no está sujeto al tiempo (3). La radicalidad Paulina tiene una explicación
elemental y tiene todo que ver con la inclusión de la realidad asistida por la Gracia que inaugura el propio
Cristo (4). Aquel Germen en la sique de Pablo trabajó su respuesta a las
concepciones judías sobre el valor intrínseco y fundamental de la Ley, pero ésta
libre de toda interpretación por fuera
de la “casuística judía” (5). En
Israel la Ley se convirtió en el fundamento de la relación con la Trascendencia
y la realidad que de esta provenía era concreta para cada Israelita al punto de
justificar la vida civil, jurídica, y militar como cultica de esta sociedad. Pablo
se mueve en un ambiente lleno de estas concepciones pero sin duda que su
condición romana ayudó para la praxis de una Fe primordial sobre la Ley de su otra
patria, nos referimos a Israel (6).
Pablo se relaciona
dramáticamente con distintos tipos de personas y culturas al punto que
considera que la cultura griega es propia de las personas cultas de su época y
cerca de esta afirmación sociológica caminaban los romanos y todos aquellos que
conociendo sobre filosofía y sociedades por sus viajes y trabajos eran
proclives para el impacto positivo de una nueva concepción de Fe o en el
cristianismo de la “Buena Nueva”
(7). Miremos una vez más su tesis con la que iniciamos el presente ensayo, en el versículo 16 cuando se refiere al
mundo judío y griego, los romanos fueron conquistados
culturalmente por los griegos y esa cultura estaba presente en todas las
manifestaciones del Imperio, la influencia griega era muy grande como quiera
que los autores clásicos como Aristóteles, Platón, Sócrates, y las escuelas
antiguas eran materia de estudio de los pensadores romanos. El mundo griego que conoce Pablo, es un mundo
donde la cultura y la libertad religiosa se oponen tácitamente a la concepción
monoteísta y absolutista de la sociedad judía, no es de extrañarse que estas
ciudades generaran tanta expectativa en Pablo y
a las cuales les escribe sus cartas. La dinámica cultural influirá en
las manifestaciones culticas de la Iglesia primitiva y misionera. El poder de
los griegos radica en la capacidad de asumir y aceptar nuevas expresiones del
conocimiento bajo el argumento de lo novedoso y una doctrina como la expuesta
por Pablo sin duda lo es en cuanto a sus
estándares y creencias (8). La concepción antropológica griega dista de la
romana en algunos aspectos de su Ethos cultural y por ende social. Los griegos
aceptaban tácitamente la libertad y la vinculación familiar de sus esclavos y veían su trabajo como un
aporte familiar al punto de originar los primeros educadores del mundo antiguo,
el Paidós era un término que traduce niño y su modelo educativo era
paidos-céntrico, la vinculación de los
esclavos era clave en el proceso personalizado de la educación en el mundo
clásico griego. Pablo ve esta influencia y decide que su ministerio sería
enfocado en las culturas clásicas de su entorno. La realidad Paulina afronta dramáticamente la inserción de un solo
Dios en el ámbito del politeísmo y su fuerte arraigo en la sique colectiva como
quiera que las celebraciones eran cívicas involucrando al grueso de la
población (9).
La Justificación era un
tema latente para los judíos más no para los griegos y romanos y como derivar
su dialéctica a una comprensión intelectiva donde la trascendencia era
fundamental y su razón de ser. Una Justificación por la plena aceptación de la
Persona de Jesucristo cuya sola presencia doctrinal rompía los esquemas de su
entorno (10).
Una concepción de
Justificación que los griegos y su Ethos solo conocían desde la dinámica
jurídica y filosófica, desde las
posturas del ser humano como ser
intelectivo que comprende la realidad captando su esencia. La Justificación
griega no era concebida como redención
sino como exaltación de los valores y cualidades propias del ser racional y su dominio de su entorno
intelectivo. Una Justificación tanto metafísica como ontológica cuyo ejercicio
racional estaba anclado en el mundo de lo sensible y por ende perceptible se
enfrenta a una Justificación por la Fe en Cristo, en un Resucitado que rompe
los esquemas metafísicos y ontológicos de los pensadores de su época (11). La concepción de su Resurrección supone una supra-valoración de la realidad
metafísica del ser y una (ontología determinante que se ha objetivado para superar
las connotaciones propias del cuerpo y su materialidad, el Ser del resucitado
inaugura una comprensión de la realidad
fuera de estas dos categorías que involucramos en nuestra existencia
tanto personal como colectiva (12). La
lógica de nuestros presupuestos mentales se ven superados por la intuición de
una realidad que a pesar de ser realidad cómo y en cuanto tal no es fácilmente
determinable desde la óptica de los sentidos. Pablo debe aterrizar su
comprensión de la Resurrección para llegar a donde antes ningún judío había
pensado necesitar llegar (13).
Los griegos en su
definición sobre la realidad de la
condición humana emplearon una figura antitética, es decir, enfrentando dos
postulados diametralmente opuestos en la intención y contenido, lo contrario a la SABIDURÍA es la IGNORANCIA, desde este punto de vista y análisis entonces
el MAL es tácitamente lo contrario al BIEN aquí tenemos un ejemplo más de un seudo-binomio antitético, al menos
categóricamente hablando. Los
paralelismos están por doquier. Pues Pablo relaciona dialécticamente esta
realidad perceptible, cuando confronta el modelo filosófico y religioso con su propuesta de un
Dios verdadero y actuante en la conciencia y materialidad de los seres humanos, a diferencia de los
modelos mitológicos griegos (14). Reflexionando
para nosotros, entonces cual puede ser la morfología usada por Pablo en su
discurso ante el areópago estableciendo un
seudo-binomio de relaciones y circunstancias entre el DIOS VERDADERO y el DIOS DESCONOCIDO, para continuar en la
discusión miremos en Texto Sagrado de Tradición:
21. Todos los
atenienses y los forasteros que allí residían en ninguna otra cosa pasaban el
tiempo sino en decir u oír la última novedad. 22. Pablo, de pie en medio del Areópago, dijo: Atenienses, veo
que vosotros sois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la
divinidad. 23. Pues al pasar y
contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el
que estaba grabada esta inscripción: Al Dios desconocido. Pues bien, lo que
adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar. 24. El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es
Señor del cielo y de la tierra, no habita en santuarios fabricados por manos
humanas, 25. Ni es servido por
manos humanas, como si de algo estuviera necesitado, el que a todos da la
vida, el aliento y todas las cosas. 26.
El creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre
toda la faz de la tierra fijando los tiempos determinados y los límites del
lugar donde habían de habitar, 27.
Con el fin de que buscasen la divinidad, para ver si a tientas la buscaban y
la hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros; 28. Pues en él vivimos, nos movemos y
existimos, como han dicho algunos de vosotros: "Porque somos también de
su linaje." 29. Si somos,
pues, del linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea algo
semejante al oro, la plata o la piedra, modelados por el arte y el ingenio
humano. 30. Dios, pues, pasando
por alto los tiempos de la ignorancia, anuncia ahora a los hombres que todos
y en todas partes deben convertirse. Hechos
de los Apóstoles capítulo 17 versículos 21-29… (15)
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Pablo plantea en esta
cuestión el imperio de la Fe por sobre la connotación intelectiva de sus
señalamientos, los griegos poseen una mente abierta ante las
disquisiciones y así lo señala el Texto
citado, la construcción intelectiva
Paulina se presenta ante el pluri-conformalismo de la mentalidad griega y
particularmente ante lo referente de connotación trascendente. El Dios verdadero
es una manera de aludir a sus principios y fundamentos tanto sobre la
revelación como de la implícita y transversal Justificación, la cual no puede
quedar fuera de su conector natural y nos referimos a la Fe (16). Pablo
introduce su discurso en referencia directa con el Dios que ellos no conocen
porque si bien la teológica natural de los griegos era aventajada para su época
la revelación no existía más allá de la reflexión teórico-histórica de sus
pensadores. Pablo encuentra una posibilidad de remarcar el origen de su
doctrina como Divina en cuanto a la
manifestación profética de las escuelas
de Israel pero tal aseveración era irrelevante para ellos, por esta
causa acude a su curiosidad y deseos de la novedad.
El conocimiento
intelectivo es también iluminado por la Gracia de Cristo, y tal presencia es
posible para quienes le han confesado anteriormente. La actualización de esta Gracia es precisamente la obra misionera de
Pablo (17). La Justificación en cuanto a la connotación antropológica del
mensaje tiene su razón de ser en las aspiraciones del ser humano y su constante
búsqueda de la felicidad y el conocimiento de su experiencia o praxis
intelectiva. La Justificación Paulina toca todos los aspectos motivadores de la
persona humana y los revalida bajo el concepto de la salvación que para los
griegos y aun para los romanos correspondía no a una verdad trascendente sino
al reconocimiento social de sus modelos de Eticidad. El MOS-MORIS, (18) desde la
perspectiva de las costumbres de los
individuos afirmaba categóricamente las virtudes que hacían de una persona un
héroe en el mundo clásico ya mencionado, para los romanos estar en la memoria
de su Imperio era importante y era la unica noción de eternidad posible y para
los griegos era algo similar, solo para argumentar esta cuestión acudimos a la
figura de Sócrates (oriundo de
Atenas 470 al 399 a. C) (19) uno de los grandes griegos, tomó de su propia mano
la sentencia de muerte ingiriendo Cicuta, un veneno de origen vegetal, la
sentencia advertía que el cargo era corrupción de menores, dadas las denuncias sobre la situación de su
pueblo y el gobernante de turno, Sócrates encarnó el modelo platónico de auténtica
ciudadanía y su memoria se recordará precisamente por su impacto en la praxis
de las virtudes del ciudadano responsable (20).
El modelo socrático nos
permite ver la compleja trama de la civilidad griega y como la trascendencia
era una noción unida exclusivamente a la memoria de la sociedad o colectivo que
reconocía el aporte de sus hijos y e hijas, lo más parecido ahora es para
nosotros la memoria de los héroes nacionales y padres de la Patria, cuyos
aportes los situaron en gestas independentistas necesarias para la
consolidación de nuestros estados y gobiernos, nadie los recuerda por sus
convicciones religiosas o nociones de Dios sino por el plano eminentemente
social y político como costumbrista (21). El
Mos-Moris entra aquí perfectamente con estas nociones sobre organización de la
cosa política y social en el imaginario de la sociedad. La Justificación al
ser desambiguada muestra sus distintos matices según sea la tendencia
de su entorno (22). Pablo compartía tendencias apenas lógicas con los romanos
como quiera que parte de su sangre lo era. La connotación de su pensamiento
sobre la Justificación adquiere
categorías legales, jurídicas, sociológicas, históricas, religiosas, es todo un
Ethos que se inserta dialécticamente en la vida de quienes escuchan el mensaje
y deciden abrazar la Fe del “Nuevo
Camino” Tal cambio de actitud polariza la
espiritualización de la Justificación porque la inserta en la realidad
de su entorno, una concepción de la vida articulada que hace del ciudadano
también el creyente por antonomasia del mensaje de Cristo (23).
La concepción historica
del mundo permite que sus realidades sean insertas en la mentalidad de los
bautizados y no precisamente estamos ante un argumento dualista al mejor estilo del “maniqueísmo” no es un argumento de dos posturas distintas, es la inserción total del Evangelio en la
condición de los ciudadanos y muchos de ellos futuros bautizados. El Dios desconocido
que predicó Pablo es para los griegos la oportunidad de
anidar en un estilo de vida religioso que se nutre de las relaciones redimidas
con el otro en el plano social, y de lo sobrenatural en la edificación de un
entorno supra- material superando sus limitaciones y hablando de
postulados trascendentes, (24) Pablo
piensa como aquellos hombres que se encontraron con el Resucitado camino a
Emaús, en un encuentro existencial que se
produjo luego de su muerte y Resurrección en la Cruz. Pablo sabe que la
historia no se detiene sino que bajo el signo de su antropización entra en la
memoria histórica del ser humano. Su pensamiento se concretizó en la medida que
su Fe aumentaba en manifestaciones tanto
en su sique como en todo el orden de su conciencia. “Creer en Dios no es acto de mera voluntad o volitivo, es también la
configuración del amor como eje
relacional en la experiencia humana”. Pablo se entregó a la obra como
reflejo de su conciencia informada por la Gracia (25).
El mundo griego, y el romano posteriormente fue gobernado por
las deidades y la concepción de su presencia en la cotidianidad humana (los
griegos en el siglo VIII antes del Señor y los romanos se afirmaron en la obra de Virgilio la Eneida
en el año 200 antes de Cristo) de la
cual eran ellos también manifestación intelectiva, todo nace y muere en la
mente del colectivo que revalida su valor en grado superlativo (26), la
Justificación en Pablo aborda las realidades del quehacer humano y hace de lo
cotidiano campo de acción para la Gracia y la Voluntad salvífica de Dios, Dios
es un Dios de vida y proyectos, no una manifestación inmediata de la necesidad puntual
de los individuos, esto último es explotado convenientemente en la actualidad
por una serie cada vez mayor de comunidades que se llaman cristianas pero en
realidad buscan el “dios” de su
expresión psicológica, es decir, una proyección de sus necesidades, temores y
angustias. Es una creación intelectiva del ser humano, diría al respecto un
gran maestro inglés como fue Guillermo
de Ockham (27) (Doctor Invincibilis) franciscano cuyo Nominalismo cristiano
le aproximó al pensamiento Agustiniano,
a este teólogo formidable se le atribuye esta sentencia: “Creo en el Dios que creó al hombre y no en
el dios creado por el hombre” aquí
la Justificación toma rumbo decisivo en la memoria histórica del bautizado.
Sobre la crisis de conceptos generados en la Iglesia primitiva representada por
Pablo encontramos luces en el siglo XIX
y podemos citar en la misma línea al alemán Ludwig Feuerbach (28) filósofo alemán iniciado en el pensamiento
kantiano y seguidor inicial de Hegel y del movimiento idealista alemán, como
correspondía a su época y a su medio, pronto decidió apartarse para seguir su
propia orientación. Mientras Kant limitaba la razón para dar cabida a la Fe,
Feuerbach desmitificó tanto la razón como la Fe para dar cabida a su concepto
materialista de una “conciencia humana
encarnada”, que integraba razón e instintos en una forma de espiritualidad
originada en el mismo ser humano. Su “método
de crítica transformadora”, (29) invirtió el principio de Hegel de que el individuo
era una función de lo absoluto con el concepto de que “el Absoluto es una función del individuo”.
También a diferencia de
Hegel que independizó la religión de la
filosofía por considerar como función de la filosofía criticar a la religión y
no fundamentarla. Para él la teología no era más que la conciencia religiosa
sistematizada, y la religión un simple “sueño
de la razón”. Reducía metafísica, teología, y religión al estudio de la
conciencia humana encarnada y sus características específicas con los deseos y
las pretensiones humanas, porque el centro del pensamiento de Feuerbach era ante todo relacionado al
ser humano (30). Su obra no asume una justificación en términos dialécticos
frente a la historia sino la absoluta inmersión del ser humano en su realidad
material, la misma que edifica sobre el mundo y sus relaciones. Un pensamiento
de esta magnitud hace del estado el centro de la vida del ciudadano y el
facilitador de todas sus aspiraciones tanto básicas como superiores, tal argumento hace de la vida una
consecuencia de su conciencia material y no deja espacio para una concepción
trascendente de la realidad pensada y por ende objetivada, el problema de los materialistas históricos es precisamente no ver más
allá de las relaciones del mundo y sus contenidos demostrables. Tal
justificación filosófica solo hace del ser humano producto de su biología y de
su pensamiento. No es factible suponer aquí un concepto intelectivo distinto. Pablo
ve la realidad desde una perspectiva totalmente contraria y no por
argumentación antitética, donde el encuentro de los contrarios generan una
hipótesis que puede ser ratificada o desmentida (Hipótesis de trabajo o
transitoria) Pablo supera estas pobres definiciones para instalarse en la Justificación
plena de la condición humana. Una realidad tanto intelectiva como moral,
tanto ética como jurídica, ya que para
afirmar la condición de la Redención humana acude a la Gracia y al Amor de Dios
sobre la humanidad (31).
Las expresiones
anteriores son fruto de la reflexión Paulina en su entorno somático, en la
condición de su criterio sujeto a la Gracia como motor transformador de la realidad
que le vinculó desde la dinámica de su Fe, aquí la Fe conecta
tanto espiritual como históricamente la vida y la obra de la Redención. Aquí la
Justificación se viste de humanidad como la Cruz de Amor de Dios. El binomio
del ser humano con la Gracia es absolutamente transformador como quiera que la
realidad genera por sí misma y bajo la influencia del todo amoroso de Dios la
realización del ideal de los bautizados (32).
Kant abre su espectro
concienzudo a la Razón y esta expresada también en términos de la Fe, la Fe en
Kant nos prepara para su obra sobre la “Razón
pura” (33) y la crítica de la misma donde el todo social y su Ethos refleja
el influjo de la Fe en la humanidad y su entorno materializado a partir de sus
relaciones concretas, la Fe puede verse desde el todo social. Tal aspiración
antropiza la creencia a un nivel superlativo. Kant a diferencia de Feuerbach ve
en la humanidad un nexo de su concepción de trascendida que el pensamiento no
podrá escalar por sí mismo. La realidad
material por si misma solo hace del mundo el campo de relaciones vivas y
antropizadas pero la trascendencia hace de estas relaciones su verdadera
realidad y plenitud. El aporte de Kant
lo definiremos desde la concepción de la presente reflexión en:
La
Ética en el pensamiento Kantiano es la
fundamentación de la Moral a partir de
una serie de normas y mandatos que se traducen en formas de vida de obligatoriedad en su cumplimiento, una
sociedad orientada de esta manera genera un Ethos seguro bajo el concepto de
su Ética y Moral definidas desde la necesidad de la humanidad… La moral para
Kant no se genera en la obligatoriedad sino en la conveniencia de la “Razón práctica”… La ley moral no
puede estar sujeta a las condiciones de la persona en su entorno, aquí
pretendo citar su máxima sobre moral: “Obra
de tal manera que tus acciones sean ejemplo para los que te observan”. Desde
esta perspectiva Kant no estaba muy lejos de Pablo (34).
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La Justificación en la
perspectiva del pensamiento es clara y no coincidente totalmente con el
Evangelio y la razón es clara, la connotación del pensamiento busca la
redención (argumento equiparable) desde su concepción de la materialidad de la
condición del que piensa como del que analiza el carácter de su contenido. La
Justificación desambiguada teóricamente genera una relación gastada con las
expresiones del pensamiento liberal y sus mutaciones anteriores, tal
antropología no puede ser salvada por su negación de la necesidad de ser
salvada. La voluntad humana camina hoy
bajo los conceptos enunciados libremente que hace de su expresión metafísica
una comprensión o mejor aún meta-comprensión de la realidad objetiva del ser humano (35). El ir más allá es una constante de los
espíritus inquietos necesitados de conocer para amar el fruto de su
conocimiento, la expresión Agustiniana resume este enunciado: Señor nos hiciste para Ti y nuestro corazón
estará inquieto hasta descansar en Ti” (36).
Hegel, Georg Friedrich Wilhelm (37). La Fe ocupará
un renglón importante en su obra, citando repetidas veces a Lutero pero dándole
esperanza su pensamiento en un medio contrario como podría suponerse de la
discusión filosófica, Hegel ve en la Teología de la Fe la posibilidad de
superar los iniciales presupuestos de su contenido trascendente para
justificarla en el medio intelectivo del ser humano. El Yo como Sujeto –Objeto, es el consiente de la
relación con la trascendencia y solo él puede conocer por estar seguro de su
existencia, desarrolla una conciencia plena de la realidad analítica por parte
del creyente, el argumento de su objetividad es el mismo que se inaugura en el ser
consciente de su existencia, superando así los rezagos de las teorías
materialistas de su época. Si miramos a Hegel en la dinámica de lo intelectivo
veremos con claridad que nos acerca a la definición de la conciencia sobre un
todo cuya expresión trascendente es Dios sin suponer una especie de dialéctica panteísta como podría sonar la
afirmación anterior. El pensamiento de Kant y Descartes causaron impacto en
Hegel, la duda como argumento concreto del pensamiento para enfrentar la
realidad es seguida por la teoría tanto Practica como Pura de la razón de Kant
(38). La Fe la determinamos en un
ejercicio temporal de nuestras
convicciones de índole espiritual. No
nos quedamos solo en la vocación antropológica de la humanidad sino en la
trascendencia de los valores y modelos que superan con creces cualquier otra
aseveración (39).
La cuestión de la
Justificación no es nueva en la discusión filosófica e incluso determinó
patrones de comportamiento para amoldarse a su realidad cómo y en cuanto tal.
La Justificación determinada en el medio histórico es muy distinta a la
argumentada por Pablo para el mundo cristiano pero ambas como nos hemos dado
cuenta buscan por analogías paralelas lo mismo, la exaltación del ser humano y
sus capacidades y cualidades, desde luego que el planteamiento Paulino supera
estas expectativas para instalarse en la vida eterna, los imaginarios que se
generan en una y otra postura son apenas naturales pero el ejercicio de la Fe
nos saca de esta especie de filantropía tacita para determinar en nosotros la
sublimación de nuestra convicción espiritual. Pablo conoce esta forma de
encontrar justificación a los ojos del mundo, Pablo tiene claro que las
relaciones con nuestro entorno deben ser sanadas y liberadas de las taras
espirituales que las aquejan. Los griegos en su cosmovisión eran justificados
por acciones antropizadas y no por
concepción alguna de trascendencia más allá de la concedida por la historia y
cultura de su Ethos (40). El bautizado debe tener presente que la generosidad
es solo un “mojón” que indica el
crecimiento espiritual del bautizado pero no la meta de toda expresión de Fe. El materialismo también puede sublimar
acciones buenas pero las despoja de su necesaria trascendencia por
considerarlas solo fruto de la conciencia humana (41).
La
Gracia cuando entra en la historia de la humanidad le asegura
relaciones con vocación a la santidad y no simplemente una “toma de conciencia” sobre el Ethos
social y cultural de su entorno ya que este no es la meta sino el transcurso de
una existencia informada por la Gracia en todas sus relaciones. La
configuración de la sociedad reclama de los bautizados una propuesta de vida
que se “justifique” en el amor como
motor de todas sus aspiraciones y obras buenas. El amor libera pero solo cuando procede de Dios y alimenta la expresión
humana de ese amor (42). Amar el
desquerer de un mundo metalizado en sus estructuras sociales y culturales, amar
implica retornar a los orígenes mismos de la especie en cuanto a las motivaciones y objetivaciones de nuestra
existencia. Los héroes griegos y romanos que conoció el bueno de Pablo, son
solo el recuento histórico de las buenas acciones de las que la persona humana
es capaz por derecho natural (43). La
cultura actual nos está presentando una serie de conceptos antropizados de
Justificación que podemos seguir hasta los paradigmas culturales, en el cine,
la tv, el arte, la música, y todas estas expresiones de humanidad pero que como
referentes o modelos estructurales exitosos
dejan mucho que desear.
El
espectáculo fabrica “estrellas” (44) de publicidad henchidas de vanagloria y
amor propio que no resisten la fama y terminan quitándose la vida, son muchos
los casos y no vale la pena citar uno en particular.
Es lamentable tal situación de poca o nada trascendencia de los valores y su
axiología, el devenir de las personas transcurre en estos escenarios dejando
poco a la meditación y sublimación de los ideales del ser persona humana
redimida. Pablo en su argumentación también ve estas mismas situaciones y las considera el primer obstáculo para la
Justificación, teniendo muy presente que Dios en su oferta salvífica respeta la
condición de la persona humana (45).
El problema antropológico
está presente en toda esta discusión sobre la Justificación, y en ella la Gracia interviene haciendo de su
accionar expresión perfecta de la Trinidad Económica, (46) una relación con el Dios
revelado que se manifiesta en esta problemática donde precisamente debe hacer
pie la voluntad humana de aceptar la gratuidad del Amor de Dios. Todo lo
contrario es el pecado en sus más complejas estructuras que no buscan liberar sino encadenar y degradar restando
humanidad al imperio de la Gracia. Es pues una realidad problematizada la que
nosotros como bautizados debemos abordar desde la perspectiva del Amor de Dios
y su perenne actualidad (47). Pablo centra totalmente la Justificación en la
Persona Adorable del Señor, pone de relieve el papel fundamental del Dios
Encarnado en tal condición definitiva de la humanidad, rompe así con los
esquemas de su época al centrar todo en el Dios revelado y salir de la
concepción de una Justificación meritoria de la condición humana y sus obras
sin que con ello las obras no sean preponderantes como expresión de la Justificación
(48).
Pablo
no solo está ante el Dios de las promesas sino
ante quien con su poder y veracidad puede cumplirlas y hacer que todo llegue
existencial y esencialmente hablando a su perfecto término. Un término que solo
puede implicar desde la perspectiva de la Justificación al encuentro definitivo
para cada bautizado. La raíz de su manifestación es el Amor de Dios y su
coherencia en la promesa, una acción de tal naturaleza que solo pudo ser
totalizante con la redención y de la manera misteriosa como fue llevada a cabo. Pablo está ante un misterio que gobernará su vida y ministerio, la
posibilidad segura de ser Deificado como consecuencia inmediata de la
Justificación en su dinámica escatológica (49).
Aquí la historia
particulariza cada vida por medio de la presencia de la Gracia logrando así
fundamentar una respuesta de nuestra
parte y una segura manifestación de Dios en cada historia de salvación… La realidad redimida abarca todo el accionar humano sin dejar fuera algún
momento en particular, aun en el pecado Dios nos muestra su Amor generoso al
darnos la oportunidad de volver a comenzar en nuestra relación con Él.
Las acciones ya están
bajo el influjo de la Gracia y por ende la perfección es una necesidad derivada
de la intervención amorosa de Dios en cada uno de los bautizados. Supeditar la
salvación a la vida eclesial no es un disparate en el presente, es consecuencia
del papel fundamental de la universalidad de la Iglesia en el plan salvífico de
Dios. En este punto de nuestra Justificación no hablamos de un discurso
doctrinal absolutista sino de una expresión de lo que puede y debe llegar a ser
nuestra propia metafísica redimida y su transformación ontológica. La
disposición total de nuestra condición camina de la mano con la manifestación
del Dios Encarnado, aquí se concretiza la posibilidad total vista por Pablo
desde la perspectiva de la Justificación de los creyentes en el santo Bautismo.
Desde la concepción renovada de nuestro ser identitativo el Pacto Bautismal es
la materialización de esta Alianza definitiva… El precio de la Sangre Santísima del Señor es la letra en el contrato definitivo de la
especie humana y la creación (50). Somos
soberanos de todo aquello que hemos recibido de Dios y su Amor misericordioso.
El que confía está
dispuesto siempre a obedecer, es una sentencia relacionada con la condición
salvífica de la Cruz, la unidad perfecta con el amoroso Señor Resucitado
implica para el bautizado la plena certeza de sus consecuencias particularmente
de ser amados por Cristo en la totalidad de la expresión idiomática de nuestra
mente y corazón. Sin obediencia es
imposible tal Señorío de Cristo en nuestras
vidas. La Fe de los bautizados y
su proceder establecen un binomio efectivo y eficiente que excluye cualquier
otra necesidad (51). No es factible hablar de las obras sin ser ellas
producto de la Fe, de lo contrario sería
una simple expresión sin mérito alguno más que el agradecimiento de la persona
que se beneficia de tales acciones. La
Justificación es producto del Amor de Dios en su Hijo Adorado, no hay
posibilidad de ser fruto de nuestra condición (52).
Pablo centra la
Justificación como decíamos antes en Cristo y de esta manera toma forma el Amor
incondicional de Dios en nuestra percepción de esta realidad salvífica. Tal condición es propia de la obra de Dios y
no queda supeditada a perfección alguna de nuestra parte, recordemos que la
perdida de los dones “preternaturales”
(53) hirió poderosamente nuestra vida sobrenatural al punto de introducir la muerte
y degenerar cualquier concepción de vida y Gracia. La Justificación inicia como
proceso de Deificación en la existencia terrenal del ser humano pero trasciende
al ser liberada de tal condición, el acontecer histórico es real como lo es el
proceder de nuestras acciones y su emparentada relación con la conciencia y
sique. La sofisticación de nuestras vidas en el presente es solo expresión de
la capacidad intelectual de la especie humana, tal capacidad no queda lejos de
la Gracia como materialización de la trascendencia aun en estas acciones del
mundo presente. La antropización es concretamente el proceder de nuestra
especie (54). La trascendencia unida a
la Justificación no es un paradigma creado a partir de una connotación de Fe, es la cristalización de la vocación del
bautizado en el ámbito de la praxis absoluta de su Fe en la vida y sus
relaciones santificadas por la Gracia. De no corresponder de esta manera
estaríamos en la dirección de la justificación de la cultura clásica (55).
El fundamento de nuestra
Justificación es predicado inicialmente
por los apóstoles y luego es parte vital del encargo de Cristo a su Iglesia, es
pues misión y razón de ser de la vida congregacional de toda iglesia particular
como expresión totalizante de la universalidad salvífica. Es encargo del Señor perentorio en la vida
eclesial, el Evangelio es fuente y termino de toda praxis que denote Justificación. Estamos motivados a creer en
el Hijo como nuestro Señor y Salvador, es un mandato que asegura que el Kerigma
(56) como expresión de nuestra Fe y su confesión tenga todo sentido en nosotros
y en la vida de la Madre de los bautizados, miremos el Texto Sagrado de Tradición:
8. Entonces, ¿qué
dice? Cerca de ti está la palabra: en tu boca y en tu corazón, es decir, la palabra
de la Fe que nosotros proclamamos. 9.
Porque, si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que
Dios le resucitó de entre los muertos, serás salvo. 10. Pues con el corazón se cree para conseguir la justicia, y con
la boca se confiesa para conseguir la salvación. 11. Porque dice la Escritura: Todo el que crea en él no será
confundido. 12. Que no hay
distinción entre judío y griego, pues uno mismo es el Señor de todos, rico
para todos los que le invocan. 13.
Pues todo el que invoque el nombre del Señor se salvará. 14. Pero ¿cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Cómo
creerán en aquel a quien no han oído? Cómo oirán sin que se les predique
(Romanos capítulo 10 versículos 8-14). (57).
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Pablo establece relación
entre el corazón y su motor emotivo que es fundamento de esta sintonía salvífica. El concepto de tamaña
justicia emana de la interiorización de
los presupuestos de la Fe que ejerce su atracción sobre el don inmerecido de la
Justificación. A un lado quedó el concepto jurídico judío de lo que es justo y
de sus practicantes los justos. Pablo ve con agudeza intelectiva que el Amor
pasa a ser el sustento de la Justificación que predica y por la cual Cristo
derramó su Santísima Sangre en la Cruz. La
connotación de estos momentos no posee parangón alguno en las culturas tanto
romanas como griegas y judía (58). La Unicidad del Salvador es producto de
la coherencia con la que el propio apóstol afronta el valor salvífico de su Fe
y relación trascendente con el Cristo de la Resurrección. El mito quedó a un
lado y ahora reina la absoluta certeza del acontecimiento histórico, por demás,
de nuestra salvación. La misión para dar a conocer su Evangelio es lo que sigue
al personal reconocimiento del Salvador en nuestras vidas, los bienes se
comunican dado su carácter universal… La Justificación que rompe con los esquemas culturales se explaya en la mentalidad de los
bautizados, se privilegia la condición redimida y se le concede toda relevancia
en todo tipo de relaciones y sus escenarios como tal. El invocar el Nombre del Señor es una confesión transitoria de nuestra
Fe y decimos en tránsito a su total y absoluta afirmación en el coherente
proyecto de vida de los bautizados (59). Pablo tiene muy presente que la
manera de afirmar las enseñanzas es creando necesidad de ellas en la conciencia
de los bautizados, es decir, fundamentar la praxis de la Fe de los cristianos
en todo lo relacionado con las expresiones de esa Fe.
El amor es una vez más el
conector de realidades con el Dios amoroso que bajo la dinámica de la
Justificación establece relaciones eternas con los bautizados. Intelectivamente
hablando la Fe es una y unica como expresión de la conciencia de los creyentes,
aquí la unicidad intelectiva es la que forjará la doctrina que todos conocemos
y vivimos. Pablo no se escapa de ello,
su pensamiento abarca no solo expresiones de su misticismo o revelación Divina
sino y sobre todo de componentes culturales en los que fue formado, recordemos
su vinculación familiar con la cultura romana. Todo tipo de expresiones culturales llegaron a su vida, no olvidemos
que Roma tenía más de 30 baños y bibliotecas públicas y en estos lugares se
reunía la gente a discutir temas de toda índole, (60) dando cobertura a una
población de no más de 500 mil personas lo que supera con creces nuestra
sociedad actual donde las bibliotecas se convirtieron en expendios de libros a
precios altos. La realidad que percibe Pablo no deja nada al azar de los
tiempos de su época, Pablo esquematiza una problemática y
derrama sobre sus conceptos toda la esperanza que brinda la Gracia y por ende
la Justificación (61).
En cuanto a la dinámica
intelectiva y su carácter aplicado a la Justificación es bueno consultar su postura en la Carta a los
Filipenses (capitulo 4 versículo 8).
Por
lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo, de
puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio,
todo eso tenedlo en cuenta (62).
|
La invitación de Pablo
podría tomarnos desprevenidamente pensando solo en las acciones de un
complicado Ethos cultural y una exacerbación de la moral cristiana en nuestro
presente, nada más alejado de la realidad y particularmente cuando nosotros
vemos que los fundamentos de la aseveración Paulina están totalmente enfocados
a la consecuencia de una relación de índole salvífica que se estructura en la
sique y comportamiento de los bautizados, la utilidad de los recursos de los
que disponemos son un plus para nuestra
vida espiritual. Tal dinámica permite que el sentido común se apodere de
nuestros procederes desarrollando de
esta manera una Eticidad que rompa los esquemas de un entorno en des-gracia
como ausencia misma de la Justificación. La pérdida de la Gracia en términos
antropológicos traza una ruta de des-humanización de la idea central de la
Justificación produciendo en el presente cristianos que creen que sus obras y
filantropía son suficientes ante el Dios de la vida. La Justificación supera
cualquier tipo de consideración de humanidad por humanidad, la Justificación es
el generoso don salvífico de Dios materializado en su Adorado Hijo (63). La
lógica de su llamado supera cualquier tipo de modelo impreso por la conciencia
de la humanidad frente al otro y su realidad. Aquí la Justificación es por demás un principio tanto personal como
comunitario que se explicita en la vida y obra de la Iglesia como Madre de los
bautizados. No es factible suponer que las obras por ser obras y definidas
según la moralidad sean suficiente para lograr
la consecuencia salvífica. No se trata de una elaborada casuística que defina lo que el bautizado puede o no
hacer para acrecentar su Justificación y este principio reza para la humanidad
en general (64).
La Salvación es una
gratuidad de Dios pero para que su Voluntad salvífica tome forma en cada uno de
nosotros necesita lo que es apenas natural nuestra cooperación. Lo noble y
justo nos obliga tanto afectiva como emotivamente a responder a la Voluntad de
Dios y su grande deseo de justificarnos por amor y no por mérito alguno. Nadie puede pagar por su salvación pero si puede amar para hacerse digno de
recibirla al menos en categorías que Dios tolera en nosotros. La gratuidad es solo posible de Dios hacia Dios
mismo. No podemos afirmar que somos tan santos y buenos que la salvación debe llegar sobre el fundamento de estos nuestros
méritos (65). La visión que introduce Pablo sobre la Justificación se transpone
al discurso sobre el mérito en el mundo griego y latino. Aquí la virtud no
reposa en las cualidades de la persona humana sino en la Gracia potenciadora de
esta expresión de nuestra racionalidad. La
virtud vista desde la perspectiva dialéctica es apenas un ejercicio natural de
actitudes y aptitudes que el ser humano emplea en su cotidianidad y con las
cuales construye sus comunidades y en general sociedades (66).
El modelo descrito por
Pablo se enfrenta a cambios
relativamente profundos cuando de enfocarse en la convivencia se trata, Pablo
hace derivar la Gracia a todos los escenarios
por los que se mueve el creyente.
Tal afirmación nos permite ubicar la Gracia en la fundamentación tanto
del Acto Humano como de las consecuencias que este genera en la persona y su
intencionalidad. Se trata de un vivir renovados por los méritos eternos de
Cristo y no los nuestros (67). La mitología griega y posteriormente la latina, plantea para su unicidad la tesis de la
injerencia de los dioses en la vida y cotidianidad de los mortales, pero el
mérito traducido en Justificación de
estos personajes dista totalmente de una Justificación en ellos mismos
ya que la creación es eterna en su visión y por ende ellos solo intervienen en
lo creado y su pre-existencia (68)… Recordemos que Zeus es padre de
semi-dioses, Perseo, Hera, Heracles (Hércules) es decir, de aquellos engendrados engañando a
sus madres al asumir la forma y figura de sus esposos, es solo una falacia para
asumir que ciertas virtudes y cualidades físicas en el ser humano son consecuencia de esta presencia
sobrenatural originaria (69). Recordemos la explicación de la presencia de los
gigantes en algunos Textos del (A.T). Aquí la Justificación es completamente
natural y expresada en la formulación de una tesis de origen natural, miremos
el Texto Sagrado de Tradición:
Vieron
los hijos de Dios que las hijas de los hombres les venían bien,
y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas. (Génesis capítulo
6 versículo 2) “Los nefilim existían
en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios
se unían a las hijas de los hombres y ellas les daban hijos: estos fueron los
héroes de la antigüedad, hombres famosos” versículo 4. Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido acabar con toda carne, porque la tierra está
llena de violencias por culpa de ellos. Por eso, he aquí que voy a
exterminarlos de la tierra Versículo 13. (70).
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Hemos
visto también gigantes, hijos de Anaq, de la raza de los gigantes. Nosotros nos teníamos ante ellos como saltamontes, y
eso mismo les parecíamos a ellos (Números capítulo 13 versículo 33). (71).
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La argumentación de
valores nos lleva a una propuesta
axiológica distinta con un origen de índole mítico, los gigantes bien podrían
representar todo aquello que creciendo genera crisis en la sociedad y una
respuesta radical para enfrentar su impacto. En el contexto de tales personajes
era común la recreación y exageración de todo cuanto puede significar cambio o
degeneramiento de las bases del colectivo social y su interpretación del mundo y entorno o medio relacional. En el argumento de su existencia podremos ver
más que la concreción tiempo espacial de una realidad bíblica la suposición de
otra encriptada, no olvidemos que en la hermenéutica bíblica y su interpretación el mensaje muchas veces
parece obvio pero en realidad dista de la interpretación a priori (72). Lo más probable es que tal texto sea un
fósil que tiene por función recordarnos que las Sagradas Escrituras nacieron en
el ámbito de la influencia cultural de otras naciones solo para asumir este
relato como parte de tradiciones sueltas en el mundo mesopotámico (73).
Desde la perspectiva
Psicológica la proyección del
inconsciente anida en la praxis de formas de proceder incoherentes o contrarias
al Ethos vivido en el mundo judío y quienes obran así son distintos en su
concepción de humanidad. Los gigantes
son parte del Sentido Común de las
Sagradas Escrituras y su composición multi-cultural en cuanto a su ubicación y
momento nos dice claramente que la intencionalidad no es la de justificar
actitudes sino la de asumir un rol contrario a lo expuesto por estas imágenes
que chocan con cualquier identidad escrituristica posible (74). En
cuanto a estos relatos del (A.T) nos fijamos en Noé hombre temeroso de Dios que
vive en un mundo contrario a la manifestación de esta Fe con una serie de
vehículos vivenciales que pervierten los
valores y la estructura moral de la sociedad, pues tales afirmaciones hacen de
los gigantes como de los demás,
expresión del orden alterado e inclinado a seguir los propios
apetitos. En el esquema sugerido de su inclusión en el relato es muy probable que
su inclusión signifique el orden moral pervertido y alterado por un fenómeno
social y cultural con rasgos Identitativos antropomórficos como es el caso de
este relato de los gigantes y las hijas de los hombres (75). El Sentido que asume su presencia es
claramente parte de la pedagogía en la revelación y como el creyente puede dar
identidad al problema y su condición fenomenológica importante las situaciones
de su vida y confrontarlas con las acciones
vividas. En cuanto a la Justificación esta no depende de valores y contenidos
como los manifestados en los relatos anteriores y no puede existir una
Justificación independiente de la obra y misión de los bautizados.
La potencia de la
Justificación era en orden al advenimiento del Mesías lo que implicaba la
manifestación de los distintos estadios
de la revelación y que conocemos según la antigüedad de los Textos inspirados. La
Justificación en este periodo de la historia de Israel era una expresión
gradual de la relación que establecieron con el Dios vivo. Miremos por unos
momentos a Abraham y su creencia ambigua de la existencia de un único Dios
Todopoderoso y decimos ambigua puesto que en esta época suponían que Yahveh era
el Dios más poderoso lo que implicaba la creencia en la existencia de
otros dioses según las tradiciones de sus vecinos. Aquí se
está asomando el monoteísmo pero tal pedagogía tomará tiempo en ser concretada en la visión cultica del pueblo, un Dios
personal frente a otras expresiones de fe comunes en su entorno (76).
Triada semita.
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Triada sumeria.
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Triada egipcia.
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Sin
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An
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Shu
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Ishtar
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Enlil
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Geb
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Shamash
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Enki
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Nut
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|
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(77).
|
Las tradiciones de estos
pueblos son anteriores a la historia de
esta nación de origen semita, pero sin perder de vista que las raíces son multi
y pluri culturales aun con los pueblos árabes que están emparentados. La
historia de Israel es testimonio de su capacidad de absorción de los modelos y
Ethos antiguos (78). Pues en orden a la capacidad descrita en su historia
encontramos los medios por los cuales este proceso se puso de manifiesto,
debemos tener en cuenta el comercio, las guerras, ocupaciones, y los vínculos
familiares creados con estos pueblos. No es posible suponer que su
inculturación no se vio influenciada por estas realidades de su entorno social
y cultural. Aun Israel con todo el contenido de su historia no generó para si
un Ethos propio independiente de las dialécticas de sus vecinos.
Abraham
es figura de un principio de Justificación que llega por la Fe y su praxis aun
en las condiciones que se generaban por la presencia y concepción de relatos de
otros dioses o deidades. Basta con añadir que la cosmovisión religiosa de la cultura sumeria y la egipcia es anterior a cualquier principio
judío de identidad nacional o siquiera cultica (79). Estas
culturas admitían la presencia de las
deidades en el medio antropológico y de hecho muchos de sus atributos eran
referidos a la experiencia humana, tales como la fertilidad, el valor, la
sabiduría, el poder, solo citando algunas expresiones antropizadas de su
realidad cultica. Aquí la Justificación era por imitación de estas cualidades
que sus ídolos exaltaban bajo la dialéctica de la recreación mitológica. Suponemos desde tal perspectiva que el
avance de los conceptos clave de la identidad de estos pueblos estaba
fuertemente ligados a la concepción mítica de sus deidades y cualidades
generando un Ethos mítico conceptuado en las historias de sus héroes (80).
El poder estaba ligado al
culto y su dominio generaba una casta especial de personas y personajes, es un
patrón sociológico que permanece aún en el medio religioso y político de
nuestras naciones. Citaré un ejemplo actual de este fenómeno tan antiguo como
la humanidad:
Durante
la conquista del nuevo mundo los españoles llegaron cargados de enfermedades
asimiladas por su sistema inmunológico y al entrar en contacto con las tribus
o pobladores indígenas las
exterminaron, los nativos americanos eran una población “virgen” en cuanto a gripes, viruela,
enfermedades del sistema inmunológico, dado su aislamiento o ningún contacto
con los europeos. Acto seguido vino el saqueo formidable de sus riquezas en
oro y otros recursos naturales, se estima que los españoles robaron cerca de
73 toneladas de oro. Como el robo era moralmente reprochable
entonces acudieron a lo que estamos planteando creando Ethos míticos
suponiendo que estos ídolos eran abominables entonces los fundieron en
figuras sagradas para tributarlo a Dios. Este tipo de Justificación es
contraria a todo principio moral cristiano (81)…
El
Ethos fue tan bien trabajado que reemplazó muchas de las creencias primitivas
por el cristianismo, revelando un Dios “tirano y amante del castigo” o lo que
es lo mismo la Cruz y la espada… nada
más alejado de la misma verdad evangelica (82). Esta fundamentación de
conciencia en los saqueadores fue reforzada siglos después por sendos
monumentos en las plazas de la mayoría de las naciones americanas. La verdad
más allá del cruce de las culturas es la pérdida paulatina de vida social y
cultural de una civilización débil ante una fuerte y con vocación de saqueo.
La
lógica de la reflexión nos orienta en la consecución de argumentos de tipo
social y cultural para abordar la Justificación en el presente donde el
devenir religioso perdió toda su injerencia en el Ethos de civilizaciones enteras.
La
dificultad idiomática de los españoles y portugueses asimiló las vertientes
cosmogónicas de estos pueblos nativos. Señalando la perversión de sus cultos
y visiones de lo sobrenatural. Desde esta perspectiva no hay Justificación
alguna que no choque contra el muro de la realidad impuesta por la cultura
invasora. La connotación de esta Justificación tiene por objeto el exterminio
tanto de la persona en su realidad física como moral e ideológica. Tal
proceder es ausencia total de auténticos principios evangélicos y se observa
todavía cuando las armas empleadas son el poder económico y el manejo de los
medios masivos de comunicación, de cómo su empleo genera méritos y
justificaciones a los peores delitos contra la estructura de la sociedad
actual (83).
|
La realidad que
percibimos desde los distintos campos en los que podemos encontrar una
perspectiva antropizada de la Justificación implica para nosotros la re-lectura
de estos principios que definen la concepción del mundo y su entorno. Pablo
conoce las consecuencias de un sistema de Justificación basado en la praxis de
valores del estado como sistema de
gobierno e injerencia en el todo cultural (84). En su misión por el mundo griego y hablamos de Corinto encontró
el culto público a Afrodita que en dicha
ciudad se desarrollaba en medio de la prostitución que se consideraba sagrada.
Recordemos que la expresión cultica de esta deidad no era de la misma manera en
otras ciudades pero por el hecho de ser público afectaba poderosamente la
mentalidad de los neo-cristianos que se veían abocados a participar en dichas
actividades (85).
No desconoce Pablo las
implicancias de índole moral y teológica de tales acciones en la construcción
del paradigma cristiano y su axiología enunciada por ende en la vivencia de la orientación
del bautizado. La pérdida de identidad
podía fácilmente generar un marcado sincretismo frente a la praxis de la Fe en
los cristianos (86). El riesgo que reconoce Pablo es ambiguo en la
concepción religiosa de su entorno. Ser
cristiano era reaccionar contra todo aquello contrario a las buenas costumbres
y prácticas que involucraban la dignidad de las personas y la dialéctica del
cuerpo como imagen del Dios vivo… Aquí la Justificación asume un patrón
idiomático distinto a lo anunciado en la comunidad romana. Es de índole
ritualista y no centrada en la expresión de la dignidad humana sino en la
manera como cree el bautizado con sus acciones ofende a Dios, son rezagos de la
costumbre de pureza judía (87). La
Justificación asumida por Pablo supera estos
modelos ante-cristianos y sobre todo aporta la necesidad de establecer una
relación personal con el Dios amoroso
(88).
Los cultos públicos o
cívicos eran un refuerzo de la vida social y política de estas ciudades como
Corinto y otras tantas. En Roma por ejemplo sucedía algo similar con el “Coliseo” y los espectáculos que allí se
ofrecían. Fieras salvajes, animales exóticos traídos de distintas latitudes,
esclavos, luchadores, guerreros, que se trenzaban en batallas emulando las conquistas romanas, (89) son una prueba
de la manera como el imaginario colectivo puede ser modificado contundentemente
para generar respuestas en las multitudes sin importar las consecuencias de
tales comportamientos dándole al estado la oportunidad de legislar sobre la cosa cultural y sus implicancias
para el individuo inmerso en tal sistema. La Justificación tomada de la praxis
de valores cuya centralidad es la fuerza
masculina y pericia para la lucha solo puede engendrar ciudadanos violentos y
amantes de la violencia como medio para la consecución de sus prioridades. El ejemplo de nuestros gobernantes y su descarada corrupción solo puede
alentar modelos similares entre los jóvenes y amplios sectores de la población.
No es extraño ver que los jóvenes buscan salidas inmediatas a sus necesidades
porque el modelo referencial apunta en
esa dirección (90).
La convicción cuando
define rutas de aproximación al modelo de Justificación presente en lo descrito
anteriormente solo necesita de un medio laicista para renunciar a los valores
fruto del Evangelio, el presente
escenario es paupérrimo tratándose de elementos y constitutivos heroicos, hoy
solo la palabra sacrificio genera ambigüedad en las personas y también mucho
temor de vivir en la dirección de lo que puede representar entregar la vida a
ideales heroicos que no son bien vistos por el entorno materializado y
materialista de la sociedad, la cultura
construida sobre la necesidad creciente de lo material solo idealiza una
falsa sensación de bienestar particularmente en celebraciones públicas como la
Navidad donde las personas vuelcan todas
sus emociones en la consecución de un
principio de felicidad inherente al tener y disfrutar lo tenido, creando con ello unos estándares de valores
que no resisten el verdadero paso de la celebración espiritual y teológica de
la Iglesia (91). No se trata de momentos
que puedan dar una falsa sensación de Justificación sino de la construcción de
auténticas estructuras de vida sobrenatural en las personas con vocación a la
trascendencia… (92) La exigencia del entorno familiar es agobiante en
muchas situaciones vividas pero la familia es el escenario ideal para hablar de
Justificación como quiera que el amor que la mantiene unida es el mismo por el
que sus integrantes construyen un porvenir…
La
Justificación por amor nos asemeja a la Voluntad salvífica de Dios (93).
BIBLIOGRAFIA/ ARTÍCULOS/ NOTAS PERSONALES/ INSUMOS.
3-
Nota del autor.
4-
Nota del autor.
6-
Nota del autor.
7-
Nota del autor.
8-
Nota del autor.
9-
Nota del autor.
10-
Nota del autor.
11-
Nota del autor.
12-
Nota del autor.
13-
Nota del autor.
14-
Nota del autor.
16-
Nota del autor.
17-
Nota del autor.
18-
Nota del autor.
20-
Nota del autor.
21-
Nota del autor.
22-
Nota del autor.
23-
Nota del autor.
24-
Nota del autor.
25-
Nota del autor.
26-
Nota del autor.
27-
www.mercaba.org/Rialp/O/ockham_guillermo_de.htm.
Datos
biográficos. Escritos. Filósofo y teólogo franciscano inglés, máximo
representante de un radical nominalismo; n. al Sur de Londres, en una localidad
llamada Ockham, tal vez en 1280,
aunque otros opinan que entre 1295 y 1300. La fecha de su muerte también es
incierta; posiblemente acaece hacia 1349, a partir de cuya fecha ya no se sabe
nada de él, 1350. Se le suele llamar
Venerabilis Inceptor, apodo tal vez debido o bien a que solamente tuvo el
título de bachiller o bien a que, reuniendo los requisitos para el magisterio,
nunca lo ejerció, posiblemente por lo discutido de sus doctrinas. En cuanto a
estudios, siguió los normales de su época, quedando la duda de quiénes fueran
sus maestros efectivos; probablemente pueda contarse entre ellos a Duns Escoto.
En Oxford manifestó una peculiar personalidad, que atrajo los primeros intentos
de condena como herético por el canciller de la Universidad oxoniense, J.
Lutterrell. Éste, no cejando en su esfuerzo por condenar a O., acudió a Aviñón,
al papa Juan XXII, en 1323. Al año siguiente, es llamado 0. a la corte
pontificia y se nombra un tribunal que habría de juzgar la ortodoxia o
heterodoxia de su pensamiento.
28-
sitiocero.net/2013/02/Feuerbach-y-como-el-hombre-creo-a-dios/ Ludwig Feuerbach. Filósofo alemán,
materialista y ateo. Fue profesor auxiliar en la Universidad de Erlangen. Le
expulsaron de la enseñanza por haber publicado el libro anónimo «Pensamientos
acerca de la muerte y de la inmortalidad» (1830). Pasó en el campo los últimos
años de su existencia. Feuerbach no comprendió la revolución de 1848, ni aceptó
el marxismo pese a que al final de su vida ingresó en el Partido
Socialdemócrata. En el decurso de su lucha contra la religión, Feuerbach
recorrió un camino que va de las ideas de los jóvenes hegelianos al
materialismo.
30-
Nota del autor.
31-
Nota del autor.
32-
Nota del autor.
34-
Nota del autor.
35-
Nota del autor.
36-
Nota del autor.
37-
Hegel
nació en Stuttgart el 24 agosto 1770 y m. en. Berlín el 14 nov. 1831/ www.mercaba.org/Filosofia/Hegel/01.htm.
Hegel nació en Stuttgart el 24 agosto 1770 y m. en. Berlín el 14 nov. 1831.
Realizados los primeros estudios en el «gimnasio» de su ciudad natal, en 1788
ingresó en el Seminario teológico de Tubinga, donde permaneció hasta 1793: es
el periodo de la primera elaboración de su pensamiento, en el estudio comparado
de la civilización greco-romana y de la religión revelada (judaísmo y
cristianismo), y de la amistad con Hölderlin y Schilling, cuya influencia
experimentó profundamente. No se puede dudar, según resulta de investigaciones
recientes (R. Schneider, E. Benz, Hegel O. Burgen), de que la estancia en
Tubinga puso a Hegel en contacto con la célebre escuela suaba de la Theologia
vitae, con la que el Pietismo había intentado renovar interiormente la
conciencia religiosa enfriada por las controversias confesionales: de las
doctrinas de J. A. Bengel, P. M. Hahn y especialmente de F. C. Oetinger y sus
discípulos, recibieron Hölderlin, Schilling y Hegel aquel entusiasmo épico y
lírico por la Idea como plenitud de vida y órgano supremo de la verdad que
sostiene desde lo íntimo la obra de Hegel y la libera de las infinitas
complicaciones y divagaciones que dividen y atormentan a los críticos. De 1793
a 1796 se encuentra en Berna como profesor particular, y con la misma ocupación
marcha a Fráncfort (1797-1800). Su primera actividad
académica tiene lugar en Jena de 1801 a 1807, periodo de maduración de su
filosofía y de un progresivo distanciamiento del naturalismo de Schilling: en
este tiempo funda, juntamente con Schilling, el «Kritisches Journal der
Philosophie», en el que publica sus primeros ensayos de crítica filosófica.
Tras el breve paréntesis de Bamberg (1807-08) corno redactor de Bamberg
Zeitung, en 1809 es nombrado director del Nürenberger Gymnasium; en 1816 logra
la cátedra de filosofía de la Univ. de Heidelberg, y finalmente en 1818
consigue la anhelada cátedra de filosofía de la Univ. de Berlín, de la que es
rector en 1829-30. Su rápida muerte fue causada por epidemia de cólera.
38-
Nota del autor.
39-
Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
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Nota del autor.
57- https://www.bibliacatolica.com.br
› La Biblia de Jerusalén › Romanos…
58- Nota
del autor.
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del autor.
60- Nota
del autor.
61- Nota
del autor.
63- Notad
el autor.
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del autor.
65- Notad
el autor.
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del autor.
67- Nota
del autor.
68- Nota
del autor.
69- Nota
del autor.
70- https://www.bibliacatolica.com.br
› La Biblia de Jerusalén › Génesis.
71- https://www.bibliacatolica.com.br
› La Biblia de Jerusalén › Números.
72- Nota
del autor.
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del autor.
74- Nota
del autor.
75- Nota
del autor.
76- Nota
del autor.
78- Nota
del autor.
79- Nota
del autor.
80- Nota
del autor.
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del autor.
82- Nota
del autor.
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del autor.
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del autor.
85- Nota
del autor.
86- Nota
del autor.
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del autor.
88- Nota
del autor.
89- Nota
del autor.
90- Nota
del autor.
91- Nota
del autor.
92- Nota
del autor.
93- Nota
del autor.