miércoles, 5 de febrero de 2014

SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO... NUESTRA IDENTIDAD.

SAL DE LA TIERRA Y LUZ DEL MUNDO… (Mt 5: 13-20).

Mateo nos propone para este domingo, la enseñanza de la Sal y la Luz, símbolos cristianos por excelencia y que aterrizan en el Hoy de nuestra Historia con toda la fuerza de su Mensaje…Vosotros sois la Sal de la Tierra…(13) no es simplemente una afirmación es también un Mandato, es una amonestación a no perder la grande y maravillosa capacidad de Salar la vida y las relaciones a todo nivel con el Poder de mostrar a Cristo en nuestra Identidad Eclesial, es pues el Evangelio esa Sal que anima y condimenta la existencia del Testigo y por ende Creyente… Cristo es en su Palabra el Revelador del Padre y nosotros por la capacidad de conservar la Sal, los difusores de su Amor.

También nos invita… Vosotros sois la Luz del Mundo…(14) es un llamado a ser los verdaderos difusores y propagadores de la Luz de Dios en la Creación, de esa poderosa Luz que ilumina todo cuanto existe en el Ser Humano y le permite vivir con rectitud y aprovechamiento total su Palabra. Esa Luz debe ser compartida con otras y otros y su reflejo Sana y libera, Crea y Redime, es pues, Cristo la Luz del Padre entre nosotros, es pues, la Luz una Huella de Dios en nuestras Vidas, siendo de esta forma el orden lógico del Amor de Dios en nosotros sus hijos, miremos el texto Sagrado que así lo atestigua” Brille así  vuestra Luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que esta en los Cielos” (16).

Las palabras de Jesús, nos recuerda al (Gn 2,7) al “soplar” aliento de vida sobre el Hombre, es una bella manera de decir, que la presencia de Dios se conserva integra en el Ser Humano y que su Luz es el mayor testimonio de su Presencia en cada uno, es por lo tanto necesario conservar esa Luz y ser capaces de compartirla con los demás en un claro intento por difundir el Amor “Creador” de Dios, eres Luz y Sal Para los tuyos, eres ese reflejo ordenado de Dios entre los que amas y desde luego en tu Iglesia… La Luz de tus acciones le confiere gran actualidad a las enseñanzas de Cristo y te convierten en portador de Redención para tu Casa, en otro Cristo capaz de Salar e iluminar a otros… Más allá de los agüeros sobre la Sal, recuerda que en tiempos Bíblicos y para los romanos la Sal era supremamente valiosa incluso más que el oro o la Plata, de tal modo que a sus ejércitos les pagaban con bloques de sal, de esta práctica y nombre deriva el término Salario. Eres el Condimento de Cristo en la Tierra y todo lo que tu toques debe quedar impregnado de esa maravillosa cualidad de transformar y hacer apetitosa la vida como en cualquier Receta de Cocina.

Quien porta su Luz debe ser Fiel a su Palabra y mostrar esa coherencia en sus acciones y aportes a la Familia, Sociedad y a su Iglesia (Explicitada en su Congregación). Esta riqueza no la debemos “guardar” todo lo contrario debe aflorar en el encuentro con los demás… Cada Creyente responsable y comprometido le da vida a las enseñanzas de Jesús  y cree en los cambios que su actitud genera en otros y en sí mismo (19-20).    

    

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