SAL DE LA TIERRA Y LUZ
DEL MUNDO… (Mt 5: 13-20).
Mateo nos propone para este domingo, la enseñanza de la Sal y
la Luz, símbolos cristianos por excelencia y que aterrizan en el Hoy de nuestra
Historia con toda la fuerza de su Mensaje…Vosotros
sois la Sal de la Tierra…(13) no es simplemente una afirmación es también
un Mandato, es una amonestación a no perder la grande y maravillosa capacidad
de Salar la vida y las relaciones a todo nivel con el Poder de mostrar a Cristo
en nuestra Identidad Eclesial, es pues el Evangelio esa Sal que anima y condimenta
la existencia del Testigo y por ende Creyente… Cristo es en su Palabra el Revelador
del Padre y nosotros por la capacidad de conservar la Sal, los difusores de su
Amor.
También nos invita… Vosotros
sois la Luz del Mundo…(14) es un llamado a ser los verdaderos difusores y
propagadores de la Luz de Dios en la Creación, de esa poderosa Luz que ilumina
todo cuanto existe en el Ser Humano y le permite vivir con rectitud y aprovechamiento
total su Palabra. Esa Luz debe ser compartida con otras y otros y su reflejo
Sana y libera, Crea y Redime, es pues, Cristo la Luz del Padre entre nosotros,
es pues, la Luz una Huella de Dios en
nuestras Vidas, siendo de esta forma el orden lógico del Amor de Dios en
nosotros sus hijos, miremos el texto Sagrado que así lo atestigua” Brille así vuestra Luz delante de los hombres, para que
vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que esta en los Cielos”
(16).
Las palabras de Jesús, nos recuerda al (Gn 2,7) al “soplar”
aliento de vida sobre el Hombre, es una bella manera de decir, que la presencia
de Dios se conserva integra en el Ser Humano y que su Luz es el mayor
testimonio de su Presencia en cada uno, es por lo tanto necesario conservar esa
Luz y ser capaces de compartirla con los demás en un claro intento por difundir
el Amor “Creador” de Dios, eres Luz y Sal Para los tuyos, eres ese reflejo
ordenado de Dios entre los que amas y desde luego en tu Iglesia… La Luz de tus
acciones le confiere gran actualidad a las enseñanzas de Cristo y te convierten
en portador de Redención para tu Casa, en otro Cristo capaz de Salar e iluminar a otros… Más allá de
los agüeros sobre la Sal, recuerda que en tiempos Bíblicos y para los romanos
la Sal era supremamente valiosa incluso más que el oro o la Plata, de tal modo
que a sus ejércitos les pagaban con bloques de sal, de esta práctica y nombre
deriva el término Salario. Eres el
Condimento de Cristo en la Tierra y todo lo que tu toques debe quedar impregnado
de esa maravillosa cualidad de transformar y hacer apetitosa la vida como en
cualquier Receta de Cocina.
Quien porta su Luz debe ser Fiel a su Palabra y mostrar esa
coherencia en sus acciones y aportes a la Familia, Sociedad y a su Iglesia (Explicitada
en su Congregación). Esta riqueza no la debemos “guardar” todo lo contrario
debe aflorar en el encuentro con los demás… Cada Creyente responsable y
comprometido le da vida a las enseñanzas de Jesús y cree en los cambios que su actitud genera en
otros y en sí mismo (19-20).
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