martes, 20 de mayo de 2025

PENTECOSTÉS ANGLICANO.

 

PENTECOSTÉS ANGLICANO.

 

RECURSO PARA UNA CATEQUESIS.

 

Nuestro Pentecostés anglicano es la reflexión permanente y el discernimiento del Espíritu Santo en nosotros como Institución eclesial. Es la presencia de la gracia que redirecciona nuestro ser eclesial, y que objetiva nuestra esencia misionera. Nuestras congregaciones son en síntesis, receptáculos vivos de los dones y frutos del pentecostés.

 

Resumen.

 

Las escenas descritas en el texto de Hechos de los Apóstoles nos permiten ver de manera elocuente la forma vital como la Iglesia primitiva interpreta e ilustra esta realidad de fe. Si bien el fenómeno es recreado idiomáticamente según su época, la realidad que busca apuntalar es perceptible por todos nosotros aun en nuestra época. La cuestión que determina su impacto en las comunidades arcaicas es sin duda el hecho de la misión que es absolutamente consecuente con el fenómeno. Las cacofonías que son descritas en distintas lenguas suponen como bien sabemos en una expresión de la universalidad del acontecimiento que hoy en el vientre anglicano se enriquece también en las distintas latitudes e idiomas donde nuestra Comunión hace presencia. Es pues, un fenómeno cuya razón de ser la Iglesia la expresa en su naturaleza misionera y evangelizadora, no tiene sentido creer que se trata solo de una celebración puntual, es todo lo opuesto, es el inicio de una economía salvífica de la mano con el ministerio eclesial. Según lo expresado, Pentecostés es actual en cada una de nuestras congregaciones como parte de un todo misionero. Las implicancias de tal acontecimiento las relatamos cada domingo en la celebración de Cristo resucitado, recordemos hermanos, que la Resurrección es un acontecimiento de connotaciones ontológicas de la presencia vivificadora del Espíritu de Dios. Es la celebración de la esencia misma de la revelación en categorías supra trascendentales. Pentecostés, nos anima en la búsqueda de nuestro ideal ministerial porque en su fenomenología se contempla activa la ministerialidad de la Iglesia. La naturaleza redimida es llamada a vivir con amor esta manifestación misericordiosa de Dios en su Espíritu…

 

ENTRONQUE EN LA CELEBRACIÓN DE PENTECOSTÉS.

 

La dinámica de nuestro Pentecostés no se separa del Pentecostés descrito por Hechos de los Apóstoles, la universalidad se acopla a la particularidad en las congregaciones donde la relación apostólica se conserva tanto en su liturgia como en su doctrina, la unidad identitativa supervive a los tiempos. Aquí los tiempos se determinan por el grado de madurez de las iglesias históricas que conservan la integridad de la cosmovisión de esta celebración. La historicidad se expresa en términos cuyo idioma es común a estas, la tradición eclesial es clara y no depende de las emociones de los bautizados sino de su relación plena con la Iglesia donde viven con amor y expectativa esta realidad espiritual y ministerial que se explicita en cada uno de los bautizados. Hoy como hace 2000 años Pentecostés es vivo y actual y su énfasis transforma una condición propicia para un paradigma nuevo donde el Espíritu Santo asume una nueva dimensión salvífica a partir de la Resurrección del Señor. Es pues, determinante comprender que en Pentecostés se asume y pone de relieve una concepción cercana de la gracia en cabeza de Dios Espíritu Santo, visto desde aquí, la Resurrección es el inicio de la salvación en términos eclesiales como tal.

Pentecostés aglutina la obra redentora del Señor, lo hace en la perspectiva de la gracia y el como proceder a su influjo. Los nuevos y definitivos eones son marcados por la gracia que en Pentecostés fenomenológicamente es derramada sobre los futuros y actuales creyentes, todos en persona de Cristo resucitado.

 

PENTECOSTÉS EN DINÁMICA PASTORAL.

 

Las iglesias que, en unidad de su ser institucional, litúrgico, doctrinal, cultural, entre otros, celebran Pentecostés poseen en este rito un recurso pastoral invaluable para acompañar y motivar la eclesialidad en los hábitos y costumbres de los bautizados, este aspecto es relevante porque busca acelerar los procesos de evangelización y reevangelización, los mismos que se constituyeron en la esencia operativa de la Iglesia en sus congregaciones y demás estamentos unidos a su ser. Pentecostés, como inicio salvífico institucional tiene todo que compartir y transmitir, tiene la posibilidad siempre actual de ser instrumentalizada en la gracia y sus operaciones en los bautizados y futuros creyentes. Nuestro Pentecostés es la reflexión permanente y el discernimiento del Espíritu Santo en nosotros como Institución eclesial. Nuestros distintos ministerios laicales y congregacionales son explicitación activa de Pentecostés universal en la particularidad de nuestra misión. Mujeres, niños, hombres, la Naturaleza, son los ejes antropizados en los que se manifiesta Pentecostés congregacional, el fruto de nuestras reflexiones en el ámbito de la obra congregacional se puede señalar y delimitar en la praxis de los sacramentos y los ritos sacramentales. Somos desde esta perspectiva agentes activos del perenne Pentecostés. Nuestras congregaciones son en síntesis receptáculos vivos de los dones y frutos del pentecostés.

 

PENTECOSTÉS REVELADOR DE LA VIDA TRINITARIA.

 

En la teoría trinitaria psicológica de Agustín de Hipona, el Espíritu es concebido por analogía con el amor de la voluntad. Ahora bien, el amor puede considerarse, bajo diversos aspectos, o bien como anterior, o bien como posterior al conocimiento. Es anterior en cuanto que es como el motor del dinamismo que impulsa al acto del conocimiento, uniendo la memoria al pensamiento y haciendo pasar de la una al otro. Es posterior en cuanto que su objeto ha de ser iluminado por la luz de la inteligencia. Esta ambigua postura del amor se refleja en una controversia del siglo XIII: Un maestro parisino enseña que el Espíritu, como lazo de unión entre el Padre y el Hijo, sólo procede del Padre y es lógicamente anterior al Hijo: es como intermediario en la generación del Hijo por el Padre, y por eso le asigna el segundo lugar en el orden de origen. Los teólogos de París en aquella ocasión no hicieron más que reafirmar el Filioque, diciendo que "incluso como vínculo de amor, el Espíritu procede de los dos”. Pasando a Tomás de Aquino, la cuestión se expresa de la manera siguiente: cuando se dice que en Dios el Espíritu es amor, ¿de qué amor se trata? ¿De la amistad entre Padre e Hijo, como pensaba Agustín, o bien del amor con que Dios ama su propia bondad, como pensaba Anselmo? Fray Dondaine, Antoine (1898-1987 clérigo Dominico) que ha estudiado la cuestión, dice que en sus primeras obras Tomás piensa más bien en el amor mutuo de amistad entre Padre e Hijo: pero que en sus obras de madurez supone que el Espíritu es Dios en cuanto amado, lo cual presupone a Dios en cuanto conocido y expresado por su Verbo. Esta última concepción acentúa el hecho de que el Espíritu es tercera persona procedente de las otras dos, pero señala el paso de una concepción trinitaria más personalista -amor mutuo- a otra más ontológica -amor de sí- … El término amistad que emplea Agustín lo usa para manifestar el grado de perfección en las relaciones de la persona humana, es inexacto aplicarlo a las Personas Divinas. No hablamos de un estado emocional sino de su esencia divina.

El amor descrito en la Trinidad de Dios, no es otra cosa que la conciencia de ser plena y totalmente amor y disponer libremente de esta realidad. El poseer esencialmente solo es atributo de Dios Trinidad y como tal puede ser Uno y Trino como expresión de esa única y total posesión de si mismo. La definición ontológica al respecto, es la aseveración de la voluntad de Dios expresada en categorías cognoscibles por la humanidad. Cristo mismo, no abandonó la Cruz porque estaba y está en absoluta posesión del amor, si este amor dependiera de la condición estrictamente humana de su naturaleza humana, muy seguramente lo habría pensado más de una vez. Aquí es fácil ver como la predeterminación del ser amable por antonomasia toma control de la realidad expresada por la condición de su juicio misericordioso hacia la humanidad. El Hiponense en su postura ontológica nos deja ver como Dios en su Espíritu informa la plenitud de su amor, aquí entra la expresión de Tomás de Aquino “  Dios no puede dar otra cosa que Dios mismo” en clara referencia al Espíritu Santo o en la formula Agustiniana, de “Entrambos procedente” El dar en plenitud solo es posible en Dios y para Dios, ya que en referencia a nosotros nuestra propia imperfección es un obstáculo llevado a nivel de esencia, esta condición hace inviable hablar de plenitud en la condición humana, por lo anterior, la gracia aparece como rescatando la humanidad de su propia imperfección. Retornemos al texto de Hechos de los Apóstoles: En la Biblia de Jerusalén, el capítulo 2 de Hechos describe el acontecimiento de Pentecostés de la siguiente manera:

"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar. Y de repente vino del cielo un estruendo, como de un viento violento, que llenó toda la casa donde estaban sentados. Y se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras lenguas, como el Espíritu les concedía hablar. Estaban en Jerusalén algunos judíos piadosos, procedentes de todas las naciones bajo el cielo. Al oírse aquel estruendo, se reunió la multitud, y quedó confundida porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Estaban asombrados y muy perplejos, y decían: «¿Acaso todos estos que hablan no son galileos? Pues, ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oímos hablar en nuestra propia lengua? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, Judea y Capadocia, Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y Libia, Cirene, peregrinos romanos; judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos hablar en nuestras propias lenguas de las grandes cosas de Dios”. Y se maravillaban y no sabían qué decir."

En el contexto descrito por el relato de Hechos, encontramos una relación histórica entre las celebraciones judía y cristina, esta relación es fruto de la necesidad de tomar un referente que exprese en categorías históricas la celebración cristina. Las primicias como su nombre lo indica, es lo primero cosechado y destinado, es lo mejor de la cosecha.

La Fiesta de las Cosechas y Pentecostés son dos celebraciones relacionadas, aunque no idénticas. Para los judíos, Shavuot (la Fiesta de las Cosechas) es una festividad agrícola que conmemora la entrega de la Ley en el Monte Sinaí y la cosecha de las primicias. Para los cristianos, Pentecostés conmemora la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles, cumpliendo la promesa de Jesús y marcando el nacimiento de la Iglesia. Este nacimiento obedece a la recopilación de las tradiciones en las que el cristianismo hace3 el necesario ensamble dialectico para presentarse como una opción sin abandonar el contexto judío propio de los apóstoles y el propio Jesús. Los eventos descritos más allá de cualquier consideración estructuran una respuesta de fe que empieza a generarse desde la percepción misma de la resurrección del Señor. Es una vivencia interpretativa de la realidad absolutamente nueva en la Iglesia primitiva. La Santísima Trinidad y para usar una figura que puede sonar profana, diríamos que es un símil o procesión de las personas divinas fuera de su Ser Trinidad. Aquí no asemos referencia a las relaciones trinitarias sino a nuestra percepción Ad-extra de este fenómeno de Pentecostés.

Éxodo 23:16-20» La fiesta de la cosecha la celebrarás cuando recojas las primicias de tus siembras.» La fiesta de recolección de fin de año la celebrarás cuando recojas tus cosechas.» Tres veces al año todo varón se presentará ante mí, su Señor y Dios.» No mezcles con levadura la sangre del sacrificio que me ofrezcas.» No guardes para la mañana siguiente la grasa que me ofreces en las fiestas.» Llevarás a la casa del Señor tu Dios lo mejor de tus primicias.» No cocerás ningún cabrito en la leche de su madre. Señor» Date cuenta, Israel, que yo envío mi ángel delante de ti para que te proteja en el camino y te lleve al lugar que te he preparado.

 

El Pentecostés Judío (Shavuot)

  • Es una fiesta de la cosecha que se celebra cincuenta días después de la Pascua judía. 
  • También se conoce como la Fiesta de las Semanas o la Fiesta de las Primicias. 
  • En la antigüedad, los judíos peregrinaban a Jerusalén para celebrar esta festividad, llevando ofrendas de trigo y sacrificios de animales. 
  • Conmemora la entrega de la Ley a Moisés en el Monte Sinaí y la alianza de Dios con su pueblo. 
  • Se celebra con la lectura de la Torá, el estudio de las Escrituras y la oración. 
  • Tradicionalmente se come comida láctea, especialmente quesos y productos lácteos. 
  • En 2025, Shavuot comienza al atardecer del domingo 1 de junio y termina al atardecer del martes 3 de junio. En Israel, Shavuot se celebra solo durante un día, el 6 de Siván (2 de junio de 2025). 

 

viernes, 9 de mayo de 2025

SACRAMENTOS Y RITOS SACRAMENTALES, DIALOGO SALVIFICO.

 

SACRAMENTOS Y RITOS SACRAMENTALES, DIALOGO SALVIFICO.

 

·         Nuestro punto de partida.

Bautizar es bueno, pero mejor bautizar bajo las disposiciones de la Autoridad de la Diocesis” esta fórmula aplica a todas las celebraciones de nuestros distintos ministerios. Es pues, importante que el clérigo lo tenga presente y actúe en persona de aquel que le envió pero que le sujetó a la Iglesia.

 

 

La Escolástica resalta de manera superlativa la necesidad de la conversión como argumento vital en la celebración sacramental, esta postura es propia de grandes teólogos como Buenaventura y Tomás de Aquino, también agregamos a la lista  al propio Anselmo, que como ninguno de los anteriores deja a la razón en libertad para navegar por las aguas de la reflexión e interrogación como si fuera plausible una “teoría del conocimiento” en orden a la Eucaristía, el Bautismo y nuestros ritos sacramentales. En nuestro contexto litúrgico y doctrinal, los “Ritos Sacramentales” ocupan un lugar tan importante como los mismos sacramentos y poseen una connotación tal que anima la vida del bautizado en los distintos estadios por donde este transita. el teólogo anglicano Erick Lionel Mascall (1905-1993) concluyó como inevitable e importantísimo la conversión para la recepción de la Eucaristía, y con ella los demás ritos sacramentales, que en su impronta son y serán parte de la vitalidad interior de los creyentes. Por tal razón el “indiferentismo” puede hacer perder esta relevancia en la praxis mistagógica de los ritos y su influencia como “Medios de Gracia”.

La vida de gracia fruto de los medios que nosotros empleamos requieren de la necesaria madurez para afrontar la realidad de una existencia mudable con experiencias de todo tipo, pero con una única necesidad de construir la vida y la felicidad en términos aceptables por todos. La madurez humana, debe pues, en sintonía, buscar hacer de la vida una comunión de ideas, expresiones y construcciones, donde la espiritualidad es alimentada convenientemente y los sacramentos y ritos sacramentales son un elemento indiscutido de aportación a esa edificación.

La conversión es parte de nuestra obra misionera y fruto vivo de nuestra propia ministerialidad, no se trata solo de llevar bienestar sino de construir conversión con las celebraciones de nuestros distintos ministerios. Sanar es importante para la persona y sus afectos, pero el espíritu no puede ser descuidado bajo el sofisma del bienestar material y como este lo proyectamos al mundo. La oración del clérigo debe ser proporcional a los alimentos y su ingesta, poca oración y mucho confort no genera conversión alguna. Mas que motivadores somos pastores integrales al servicio del pueblo de Dios. La fuerza de nuestra disciplina da frutos valiosos en la vida de la misión de la Iglesia.

Bautizar, confirmar, ungir, son parte activa de este dialogo de salvación conferido a la Iglesia y su institucionalidad. El clérigo debe por demás, atender las disposiciones de la Iglesia a la hora de ministrar a sus hermanos en la fe. La noción que tenemos de la universalidad del ministerio ordenado es proporcional a la libertad personal pero misteriosamente no puede ser sobrepasado por esta. Los Medios de Gracia en nuestras manos no son nuestros, la Madre de los bautizados los depositó en nuestra ministerialidad, pero bajo su disciplina y orden y disposiciones litúrgicas. El Sacramento y el Rito Sacramental pierde el valor trascendente e intrínseco de ser comunión eclesial, cuando actuamos por nuestra cuenta bajo parámetros personales y no institucionales. “Bautizar es bueno, pero mejor bautizar bajo las disposiciones de la Autoridad de la Diocesis” esta formula aplica a todas las celebraciones de nuestros distintos ministerios. Es pues, importante que el clérigo lo tenga presente y actúe en persona de aquel que le envió pero que le sujetó a la Iglesia.

·         Documentos Históricos (L.O.C)

XXIII. Del ministerio a la congregación. No es lícito a hombre alguno tomar sobre sí el oficio de la predicación pública o de la administración de los sacramentos a la congregación, sin ser antes legítimamente llamado y enviado a ejecutarlo; y debemos considerar legalmente llamados y enviados a los que son escogidos y llamados a esta obra por los hombres que tienen autoridad pública, concedida en la congregación, para llamar y enviar ministros a la viña del Señor.

 

Nuestro presente posee su propio afán y la razón es clara, una discurso supra-modernista sin raíces y débil ante la interioridad. Un discurso que supera cualquier consideración trascendente por ser parte de una expresión material tan fuerte que convierte todo en “metarrelatos” superados por la realidad y su interacción con la realidad personal, es decir, una verdad personal en medio de otras muchas verdades. La Iglesia Anglicana en el mundo, como expresión de fe en el Único Trascendente y Viviente, debe pues, argumentar el valor y legitimidad de sus ritos y celebraciones culticas, evitando ser parte de un todo artificial agotado e incapaz de dar autentica felicidad al ser humano. Aquí en cuanto a nuestra dialéctica, no olvidar nunca que las celebraciones no pueden ser ritos teatrales que dependan de la imaginación del celebrante sino expresión liturga de la Iglesia y su liturgia. El amor, la salud, la paz, el bienestar en general, si bien son universales lingüísticos significantes, no pueden ser abordados por una teología natural que pretende hacer de la Iglesia una depositaria automática de bienestar y confort, es pues, necesario reconocer el intrínseco mensaje eclesial y su valor en el mundo y fortaleza, como es el anuncio del Dios Vivo y Trascendente, nunca lejos de nosotros, pero si, por sobre cualquier otra consideración.

El cuidado pastoral nos debe llevar a establecer una praxis sacramental y ritual, donde la salvación sea la razón de ser para no convertirnos en agentes antropizados de la realidad del mundo. De una realidad que solo busca bienestar a todo nivel y poco o nada espíritu de sacrificio y seguimiento del Maestro. (Mc 8:34) nos muestra la dignidad de seguir a Cristo en el mundo sin ser comida de este, sin ser comensalía de los sentidos y valores mudables. El cristianismo nos propone un Dios Vivo y actuante, pero es también una paradoja que, en su ser absolutamente trascendente, literalmente quepamos nosotros y toda nuestra condición mudable.

La vida sacramental es también vista como un “ciclo vital” donde y con la gracia para madurar las distintas opciones y etapas de la vida de los bautizados. La “mesa abierta” no discrimina la opción de libertad de aquellos que, no obstante, optan por una praxis abierta sin sujeción a la autoridad de la Iglesia, “cosecha donde no siembra” (Mt 25:24). La siembra como proceso inevitable se reviste de alegría cuando llega el tiempo de la cosecha. Es pues, una exhortación a la vitalidad del creer y el vivir en un mismo escenario de la existencia humana.

MISTAGOGIA DE LOS RITOS.

XXV. De los sacramentos. Los sacramentos instituidos por Cristo no solamente son señales o pruebas de la profesión de los cristianos, sino más bien son testimonios ciertos y signos eficaces de la gracia y la buena voluntad de Dios hacia nosotros, por los cuales él obra invisiblemente en nosotros, y no sólo aviva sino también fortalece y confirma nuestra fe en él. Dos son los sacramentos ordenados por nuestro Señor Jesucristo en el Evangelio, a saber, el Bautismo y la Cena del Señor. Aquellos cinco, comúnmente llamados sacramentos, es decir, la Confirmación, la Penitencia, las Ordenes el Matrimonio y la Extrema Unción, no deben contarse como sacramentos del Evangelio, habiendo emanado en parte de una imitación corrompida de los apóstoles, y en parte son estados de vida permitidos en las Escrituras, pero no tienen igual naturaleza de sacramentos como la tienen el Bautismo y la Cena del Señor, porque carecen de algún signo visible o ceremonia ordenada por Dios. Los sacramentos no fueron instituidos por Cristo para ser contemplados o llevados en procesión, sino para que hagamos debido uso de ellos; y sólo en aquéllos que los reciben dignamente producen un efecto u operación saludable, pero los que indignamente los reciben compran condenación para sí mismos, como dice San Pablo.

 

Es de sentido común o sindéresis, suponer con absoluta claridad y lógica, que nuestras celebraciones son significantes, el orden del rito es el medio por el cual se exterioriza su contenido de fe. Es la relación vital entre lo que vemos y no vemos. Este ultimo concepto emana de la naturaleza de las celebraciones y el alcance de nuestro estatuto creyente. La inmanencia de la gracia se expresa en términos y modelos que conocemos en el ámbito de la Iglesia. En un contexto histórico y en referencia a la “Reforma Continental” emprendida inicialmente por Martín Lutero (1483-1546) no desconoce la existencia de los 7 sacramentos, pero ya en el ámbito de la “Reforma Insular” de la Iglesia de Inglaterra es posible ver en algunos discursos la existencia de estos mismos sacramentos, pero con la evolución de las distintas posturas teológicas en medio de esta reforma (periodo isabelino) acudimos al Articulo XXV de nuestros Documentos Históricos (L.O.C pág. 766) la discusión queda zanjada en orden a la aceptación de los ritos que comúnmente definimos como Ritos Sacramentales.  El argumento que posiciona esta afirmación lo encontramos en este artículo.

Para nosotros el papel de la Tradición es determinante para asumir que la praxis de estos ritos es de suma importancia para la “santificación vital” de la vida y obra de los bautizados. Aquí la “Historia de  Salvación” confluye en una analogía necesaria, por medio de la cual nuestra postura es dialécticamente correcta a la hora de ver con claridad como el accionar litúrgico de nuestra Iglesia contempla su confección y posterior recepción por parte de los creyentes. La “Massa populi” se corresponde a cada incorporado a la Comunión Anglicana, esta incorporación se adelanta por medio del Santo Bautismo, la Confirmación y la Recepción Canónica. El dinamismo de nuestra experiencia de Dios es clara y determinante, nosotros como ministros ordenados administramos estos ritos, pero siempre bajo la norma de la disciplina eclesial, precisamente para evitar el indiferentismo en la praxis litúrgica y como Medios de Gracia y desde luego en el enclave de los Usos y Costumbres de la Iglesia. La coherencia es articulo incontestable por el clero y sin este valor no hay confección plena de estos ritos. Recordemos aquí cual es la intencionalidad de nuestras celebraciones y confecciones de los ritos como tal y en cuanto tal.

·         Para tener presente en esta reflexión.

La Iglesia Católica Romana reconoce siete sacramentos, incluyendo el Bautismo, la Eucaristía y los otros cinco ritos sacramentales. Pedro Lombardo (c. 1095-1160) identificó estos siete ritos como sacramentos de la Iglesia. Esta postura fue confirmada por el Concilio de Florencia (1439) y el Concilio de Trento (1545-1563). La Iglesia Ortodoxa también acepta siete sacramentos. Martín Lutero (1483-1546) estaba dispuesto a identificar la Reconciliación del Penitente como un sacramento, además del Bautismo y la Eucaristía. En 1521, Enrique VIII recibió el título de "Defensor de la Fe" del Papa León X en reconocimiento a su tratado Assertio Septem Sacramentorum (Afirmación de los Siete Sacramentos),

 

 

La mistagogia en expresión de ver lo que no estamos viendo de nuestras celebraciones, debe tener en cuenta que lo que creemos esta en la praxis sacramental y los ritos que nosotros celebramos. No es factible establecer una doctrina o en consecuencia la doctrina histórica contenida en los primeros concilios (teólogos Carolinos) en esta afirmación incluimos la postura tradicional de Richard Hooker (1554-1600) como padre de nuestra teología emanada de una consideración bien compleja de la tradición escolástica.  Las operaciones de la gracia sin limite alguno dejan bien formulados nuestros ritos sacramentales y acude precisamente a la estética del rito y su dignidad para no desdibujar su importancia. Las formalidades litúrgicas no son de libre albedrio por parte del ministro ordenado sino es una obligación conceptual y procedimental a la hora de celebrar nuestros ritos sacros.

XX. De la autoridad de la Iglesia. La Iglesia tiene poder para decretar ritos o ceremonias, y autoridad en las controversias de fe. Sin embargo, no es lícito que la Iglesia ordene cosa alguna contraria a la Palabra Divina escrita, ni puede exponer una parte de las Escrituras de modo que contradiga a otra. Por ello, aunque la Iglesia sea testigo y custodio de los Libros Sagrados, así como no debe decretar nada en contra de ellos, así tampoco debe obligar a creer cosa alguna que no se halle en ellos como requisito para la salvación.

 

 

Cibergrafía.

El Libro de Oración Común

 

The Episcopal Churchhttps://www.episcopalchurch.org › 2019/11 › ellib...

 

 

Rvdo. Pbro. Diego Sabogal.

Dean Catedral San Pablo.

Breves sobre ritos.

viernes, 4 de abril de 2025

REFLEXIÓN SOBRE DOMINGO DE PALMAS O RAMOS.

 

REFLEXIÓN SOBRE DOMINGO DE PALMAS O RAMOS.

 

“Al hacerse hombre no perdió nada de su Ser de Hijo de Dios y Dios mismo, y al mostrase como Dios no perdió nada de la humanidad ganada en el vientre de la Virgen Madre”. Agustín de Hipona (Santos PP. de la Iglesia latina y post-niceno).

 

LIBRA MIS OJOS DE LA MUERTE… dales la luz que es su destino, yo como el ciego del camino pido un milagro para verte. Haz de esta piedra de mis manos una herramienta constructiva cura su fiebre posesiva y ábrela al bien de mis hermanos. Haz que mi pie vaya ligero, da de tu pan y de tu vaso al que te sigue paso a paso por lo más duro del sendero.  Que yo comprenda Señor mío al que se queja y retrocede, que el corazón no se me quede desentendidamente frío.  Guarda mi fe del enemigo, tantos me dicen que estás muerto y entre la sombra y el desierto dame tu mano y ven conmigo.  Himno de la tarde (Vespertina). 

"1. Cuando se aproximaron a Jerusalén, al llegar a Betfagé, junto al monte de los Olivos, entonces envió Jesús a dos discípulos, 2. diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y enseguida encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadlos y traédmelos. 3.Y si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita, pero enseguida los devolverá.» 4. Esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del profeta: 5. Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo. 6. Fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había encargado: 7. trajeron el asna y el pollino. Luego pusieron sobre ellos sus mantos, y él se sentó encima. 8. La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino. 9. Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» 10. Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es éste?» decían. 11. Y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.»"www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/21/

La teología lleva muchos lustros hablando sobre estas celebraciones que se constituyen en el centro de nuestra gravedad espiritual. Domingo de Ramos o Palmas es un oasis de frescura y verdor en el mar de sufrimientos que aguardan al Salvador en Jerusalén. Su entrada de ribetes y señalamientos mesiánicos llena de manifestaciones pacíficas nos inclina a pensar en la naturaleza de su Reino donde la propuesta está cargada de humildad en grado superlativo y donde la conciencia de Jesús lo sitúa emocionalmente ante el sacrificio y ante el desprestigio que sufrirá junto con su familia. Recordemos una vez más que los condenados a muerte en la Cruz eran considerados “peligrosos” para la sociedad y sus familias eran señaladas de por vida como signo de castigo y maldición. Pues a todo eso se enfrenta el Redentor. Es aclamado bajo el símbolo de una forma primitiva contenida en el Salmo 118 versículo 26: “Bendito el que viene en nombre de Dios, desde la casa de Dios os bendecimos”. El termino Hosanna significa Salvación son palabras de un contenido muy profundo pero que en el colmo de la paradoja son olvidadas y condenado a la muerte de Cruz.  Nosotros hoy después de analizar nuestro proceder de fe debemos ser conscientes y reconocer que muchas veces lo hemos aclamado y hemos dicho delante de los hombres y en nuestras iglesias y congregaciones que deseamos proclamar con toda fuerza su reinado, pero luego lo olvidamos y como los judíos testigos de sus muchas acciones milagrosas nos gastamos el tiempo en cosas muchas veces banales… Este domingo diremos Hosanna bendito el que viene en nombre de Dios… Y muy probablemente el domingo que sigue le abandonaremos por una actividad eminentemente social.

Es necesario ser coherentes y manifestar el grado de responsabilidad en el drama de la Cruz. Jesús murió por nosotros y no por pecados de su ser. Jesús fue llamado pecador y condenado a muerte por una muerte que nos agobia a nosotros y por nuestros pecados personales y comunitarios. Él, aclamado para luego ser vilipendiado. Él, llamado mensajero de Dios para luego ser desconocido por la humanidad. Él, llamado en el colmo de la hilaridad “hijo de David” para luego ser dejado solo por los mismos descendientes de David rey de Israel.  Mateo recrea la forma como el rey David manda que procedan con su hijo Salomón: “Tomad con vosotros a los veteranos de vuestro señor, haced montar a mi hijo Salomón sobre mi propia mula y bajadle a Guijón. Libro primero de Reyes capítulo 1 versículo 33 y también: Se apresuraron a tomar cada uno su manto que colocaron bajo él”. (Segundo libro de Reyes capítulo 9 versículo 13). Los honores rendidos a Jesús son similares a los que se rendían a reyes y generales o militares destacados después de un triunfo en el campo de batalla. Esta última aseveración nos hace pensar que ellos más que reconocerlo como su Señor exaltaban la fama que precedía al Señor. Nosotros hoy y después del signo santo del Bautismo debemos caminar no solo en la vivencia de este tipo de signos de fe sino en la coherencia de llamarle y aceptarle como nuestro único y suficiente Salvador.  Más que mantos y palmas debemos poner en su regazo nuestros corazones y la humildad suficiente para reconocerle en el hermano que sufre o que tiene conflicto con nosotros. Aclamarlo será un acto de profunda fe y este acto debe consumarse en nuestra cotidianidad. No hay descanso para quien vive de cara a Dios. El domingo de palmas desde nuestros hogares y llenos de alegría le aclamaremos y reconoceremos como a nuestro único y suficiente Señor y Salvador que reclama reinar íntegramente en nuestras vidas y relaciones con el entorno. No podemos permitirnos solo manifestaciones de profunda alegría sin su contenido espiritual. Estamos para vivir como signo de aclamación. Estamos para unir tanto lo que celebramos como lo que vivimos fuera del templo. Nos congregaremos este domingo y aclamaremos al Dios de la vida y lo más importante lo llevaremos con nosotros al trabajo, a la calle, a la familia, al restaurante, en fin, lo llevaremos con nosotros siempre.  Mayor tributo que vivir el amor no existe y mayor aclamación que hacer su santa voluntad no puede haber. Bendito el Salvador que viene para ser nuestra autentica alegría. Bendito sea el Señor nuestro Rey.

 

Consultar nuestra liturgia indicada para esta celebración en el L.O.C pagina 189 en adelante.

 

miércoles, 5 de marzo de 2025

MIERCOLES DE CENIZA.

 

MIÉRCOLES DE CENIZA. Isaías capítulo 58 versículos 1-12. Salmo 103. 2 corintios capitulo 5:20b-6:10. Mateo capítulo 6 versículos 1-6, 16-21.

Miércoles de Ceniza marca el inicio de una celebración de corte penitencial en la Iglesia cuyos registros llegan al siglo II y posteriormente al siglo IV, gracias a la reflexión por parte de los santos PP. De la Iglesia tanto latina como oriental. Durante este tiempo la oración, meditación de la Palabra de Dios, así como el ayuno y la limosna y ofrenda deben alimentar nuestro espíritu y fortalecer la relación amorosa con el Dios revelado. Gregorio VII en el siglo XI desarrolló la primera liturgia para la bendición de la Ceniza empleada el día de penitencia denominado “Miércoles de Ceniza” en el presente los romanos, griegos, anglicanos lo conservan en su liturgia con algunas modificaciones propias. El profeta Isaías, nos ilustra sobre el auténtico ayuno que debemos observar para concluir en su reflexión con la necesidad de un gesto de amor y misericordia con los demás ya que el ayuno es por definición la sensibilización nuestra con respecto   a quienes nos rodean, bien diría Martín Lutero: Las obras buenas que practicamos no son útiles a Dios, pero si a nuestros hermanos. El profeta del mesianismo nos invita a considerar al otro y dimensionarlo justamente en nuestros corazones. La manera como procedemos debe ser revisada cuidadosamente no sea que por noble que esta sea o se muestre en verdad sea solo manifestación de nuestra autosuficiencia frente a Dios. El ayuno que no repare nuestras relaciones con el prójimo y con la naturaleza será simplemente un acto de disciplina al no consumir alimento alguno, pero poco provechoso en la manera de generar conciencia sobre la vida en todas sus formas.

Hoy se hace un ingente llamado a la Justicia en nuestras vidas y en la forma como edificamos nuestro entorno, el pecado se apoderó hace ya rato de muchas obras y les cambió su esencia. Hoy seguimos creyendo que la guerra puede solucionar los dramas de la vida. Ya la vida vale dependiendo de la óptica política que la vea y defienda, ya no es la vida como obra de Dios sino la connotación política, económica y cultural del ser humano lo que en verdad cuenta y pesa. Vale más un conflicto en Sur América que en el Caribe, ese ayuno de Justicia es en verdad necesario y determinante hoy para construir la paz mundial y regional. Solo Dios levantará las ruinas de nuestra vida y su cultura, solo Dios dejará a salvo la existencia de los seres humanos por sobre las pretensiones del mundo. La libertad, el orden, la justicia, son valores universales que brotan del Evangelio y su auténtica praxis. Isaías nos invita a valorar la relación vital con el otro y ser justos con él, iglesias, clérigos y feligreses que se comportan como hegemónicos desdibujando la Caridad de la Iglesia en sus actuaciones y determinaciones… Ayunemos de odio, ambiciones, dignidades, primeros lugares, de buscar esta o aquella congregación donde se gane un poco más de dinero o simplemente donde se traben relaciones de provecho para la familia. Son solo algunos de los componentes nobles de una praxis contraria al Ayuno cristiano dimensionado en todas las facetas de nuestras vidas…

 El Salmo 103, nos habla sobre el perdón de Dios y todo lo que produce en nosotros. Bendecir a Dios es ser coherentes con lo que decimos creer y por ende vivir. Somos fruto de su amor justiciero y nada de lo opuesto a su Justicia reinará en el bautizado auténticamente comprometido con el Dios vivo. Dios perdona, pero ese perdón solo se manifiesta cuando verdaderamente deseamos ser perdonados. El Episcopal debe vivir como perdonado y amado y darle la espalda al pecado y sus maquinaciones pasadas. Dios es amor y el perdón es fruto de su infinito amor. El Salmista tiene claro que el perdón se vive y no solo se pide, basta de vivir solo categorías cómodas para nosotros, ya es urgente vivir el amor como razón de nuestra existencia. El llamado Paulino es a la reconciliación con Dios.  Pablo nos dice con claridad y contundencia que la reconciliación es necesaria y que llega a nosotros gracias a Cristo Resucitado. Cristo no conoció pecado, prosigue Pablo, y aun así se entregó por nosotros en la Cruz como un gran pecador, solo el amor puede dar el suficiente motivo para morir y vivir por los demás. Hermanos, el amor fue el que levantó al Hijo de Dios de entre los muertos. El amor nos levantará a nosotros de entre los muertos, luego, sin amor no hay vida y mucho menos eternidad. La vida del bautizado se muestra como contradicción al mundo y sus valores, debemos vivir nuestra Teonomia ante Dios, es decir, confiar en su misericordiosa Providencia y no andar tras los esquemas del mundo. Cuantos ricos hoy son pobres ante Dios y cuantos pobres muy ricos ante el Resucitado. Ojo simonía y Nicolaítas que asolan economías eclesiales por vivir como príncipes y herederos de los poderes de este mundo seducidos por el confort y la calidad de vida no cristiana sino mundana.  

 

Como tristes, pero siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseemos… (2 Corintios capítulo 6 versículo 10).

La visión Mateana, camina en la misma dirección en la que Pablo nos confronta con la realidad de nuestra vivencia cristiana. Mateo ve con preocupación los valores no vividos por los creyentes y como el signo de poder universal ($$$) la marca de la Bestia Joanica se viste de ayuno y “buenas obras”. Desde la perspectiva Marcana es posible dibujar una ruta de espiritualidad donde los valores del cristiano alimenten sus expresiones de Fe y piedad…   La Limosna es signo de solidaridad y conciencia con los que sufren privaciones concretas.   Una Limosna no solo se debe medir en cuanto a la cantidad sino también en orden a lo integral que vincula calidad y servicio en su expresión solidaria. Dar no es difícil, pero hacerlo entre iguales es la diferencia y valor intrínseco de toda ofrenda o limosna. Ponernos en los pies del sufriente nos dispone de corazón a ser justos y generosos. Un corazón lleno de bondad será capaz de ver en el otro a Cristo sufriente, nadie debe enterarse de todo el bien que los bautizados pueden hacer, las obras en si son poderosos interlocutores que hablan del amor hecho ofrenda y limosna. Lo secreto de nuestro ayuno solo puede salir a la luz cuando las obras son dignas de ser mostradas como testimonio de vida. Pedir a Dios es un ejercicio natural y compartir con el otro desde su propia dignidad es el ejercicio sobrenatural del amor convertido en justicia y por ende en ofrenda y limosna, en ayuno y oración.

 

miércoles, 19 de febrero de 2025

RITO DE ISNTALACIÓN DE NUESTRO CORO CATEDRALICIO.

 

RITO DE ISNTALACIÓN DE NUESTRO CORO CATEDRALICIO.

 

Nota: El rito inicia directamente en la puerta principal (Atrio, la procesión se conduce en silencio hasta el lugar del coro, una vez allí, el Diocesano procede a bendecir e instalar el coro de la congregación, una vez proceda el Diocesano, el coro comienza a entonar el canto de entrada).

 

Invitatorio.

Diocesano: Canten a Dios con alegría,

habitantes de toda la tierra;

den rienda suelta a su alegría

y cántenle himnos. (Salmo 98,4).

Diocesano: El Señor esté con ustedes.

Asamblea: Y con tu espíritu.

 

Diocesano: Oremos.

 “Dios de todo poder y Señor de la vida y armonía, te suplicamos derrames tus dones y gracias sobre estos tus siervos que vienen a tu Iglesia a ofrecer en amor y compromiso sus dones y talentos, dales armonía en sus vidas y corazones, para que sean parte del anuncio de tu Iglesia, y con sus notas y claves, alegren a tu pueblo santo aquí reunidos en tu Nombre (Asperja con agua bendecida a los integrantes del coro) Estas gracias las imploramos en tu adorado Hijo, que Contigo y el Espíritu Santo, son un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La procesión continua hasta el presbiterio.

jueves, 13 de febrero de 2025

FUNDAMENTOS DE NUESTRA ESPIRITUALIDAD.

 

FUNDAMENTOS  DE NUESTRA ESPIRITUALIDAD. BREVE. 

 

La regeneración se vive no solo desde la dimensión escatológica sino también como fuente transformadora que nos capacita para responder al influjo de la Gracia y transformar a plenitud nuestra conciencia sobre el amor de Dios en nosotros. De esta forma desarrollamos una concepción viva de la intimidad con el Dios Viviente. Hoy podemos plasmar tres claras cosmovisiones sobre el ser y la gracia a partir de la visión eclesial como institución:

Catolicismo romano. La oración de intercesión se constituye en un recurso importante para poner de manifiesto el carácter mediador de los santos, su énfasis no es bautismal sino sacramental, entiéndase como expresión de un todo ritual donde el Bautismo es parte de otros más, y no necesariamente la iniciación totalizante del camino de fe y gracia. Para significar la integración dialéctica de los demás sacramentos la pila bautismal se ubica en el presbiterio, lugar donde se confeccionan los demás sacramentos en esta tradición.  

Anglicanismo (episcopalianismo). La pila bautismal se ubica cerca al atrio o puerta principal, para significar el acceso a los demás medios de la gracia. Aquí la integralidad pasa por la vivencia de una relación sin intermediarios, pero si con ejemplos y analogías de la perfección cristiana encarnada en los santos. El altar como símbolo Cristo céntrico está ubicado posteriormente. El presbiterio no pierde importancia o actualidad, sino que en la visión Paulina el origen de nuestros Usos y Costumbres y Medios de Gracia se producen precisamente en la integración del bautizado en el ámbito de la congregación y esta inserta en la vida de la Diocesis…

Ortodoxa. La centralidad de la Divina Liturgia exalta la Palabra revelada por medio de los profetas y del verbo de Dios, ultima Palabra al mundo. Deificación es el termino para designar la asimilación perfecta de la gracia en términos escatológicos y concreción totalizante de la salvación. Su postura bautismal es similar a la romana en términos dialecticos y exposición doctrinal salvo la alusión al Espíritu Santo.

 

Dimensión bíblica.

1 ¿Qué diremos, pues? ¿Qué debemos permanecer en el pecado para que la gracia se multiplique? ¡De ningún modo!2 Los que hemos muerto al pecado ¿cómo seguir viviendo en él?3 ¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte?4 Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva.5 Porque si hemos hecho una misma cosa con él por una muerte semejante a la suya, también lo seremos por una resurrección semejante;6 sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado.7 Pues el que está muerto, queda librado del pecado.8 Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él,9 sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él.10 Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; más su vida, es un vivir para Dios.

 

Romanos capitulo 6 versículo 1-10.

 

ARQUITECTURA ESPIRITUAL ANGLICANA.

 

ARQUITECTURA ESPIRITUAL ANGLICANA.

 

Regla de vida.

 

Una regla de vida es una disciplina devocional en la que ponemos orden en nuestro culto, adoración, trabajo y descanso como un sacrificio agradable a Dios, siempre en la perspectiva del amor antes que del deber o el temor.

 

Desde la perspectiva de una espiritualidad cuya arquitectura es definida en gran medida por la cosmovisión de la Iglesia es importante resaltar que tal estructura obedece al influjo de la gracia y lo que esta determina como experiencia de Dios en el creyente. La gracia se convierte en un nexo de lo eterno con lo temporal, este vinculo se realiza por medio de la praxis del “estatuto creyente” es decir, de todo aquello que compone integralmente nuestra expresión de fe. Un proyecto de interioridad implica una serie de sacrificios por buscar la perfección cristiana. Es importante resaltar que los fines de la militancia eclesial es la búsqueda de la perfección cristiana y a Dios en esta relación vital.

Miremos algunos ejemplos:

Sal

Agua

Semilla

Vino

Mt 5:13-20,

Jn 4:1-42

Mt 13:31-32 

Jn 2:1-12. 

 

  • Texto fuente. Biblia de Jerusalén Bdj Nueva edición revisada y aumentada, 3ra edición, 1998.

 

En estos contenidos queda en pie la propuesta de una constante transformación que se adapta al entorno sin ser absolutamente parte de este. Los elementos señalados son parte de la cotidianidad y como tal están al alcance de todos, la sencillez de sus contenidos contrasta con el poder de su mensaje. Aun lo cotidiano puede ser transformado por la gracia hasta alcanzar su máxima expresión. Las implicancias son grandes al punto de ver en ellos la realidad escatológica de nuestra propia transformación.

El discipulado cristiano es una manifestación del dialogo amoroso de Dios con su criatura, este dialogo es tan profundo que transforma nuestra forma de ver y actuar en el mundo. Y lo que se decía anteriormente sobre sacrificios es la manera de renunciar a todo aquello que impide el ascenso de la gracia en nuestras vidas. Un ascenso determinante y vital para nuestra configuración con Cristo.

 

PENTECOSTÉS ANGLICANO.

  PENTECOSTÉS ANGLICANO.   RECURSO PARA UNA CATEQUESIS.   Nuestro Pentecostés anglicano es la reflexión permanente y el di...