MIEL Y PALABRA.
DULCE Y VERAZ.
- Texto
fuente. Biblia de Jerusalén Bdj Nueva edición revisada y aumentada, 3ra
edición, 1998.
Usos
medicinales de la miel.
Heridas: La miel ayuda a
prevenir infecciones y acelerar la curación de heridas.
Quemaduras: La miel ayuda a
aliviar las quemaduras de sol y a regenerar la piel.
Tos
y dolor de garganta: La miel alivia la tos y el dolor de garganta,
especialmente si se combina con jugo de limón.
Gastritis
y úlcera péptica:
La miel inhibe la gastritis y la úlcera péptica.
Corazón: La miel ayuda a
dilatar las arterias del corazón, a prevenir coágulos de sangre y a proteger
el corazón del estrés oxidativo.
Alergias: La miel puede
ayudar a mejorar algunas alergias temporales.
La
miel también se puede usar en la medicina tradicional china para corregir el
sabor de los medicamentos y eliminar sus efectos secundarios.
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La Palabra revelada
emplea una serie de figuras y símbolos para referirse a su contenido
trascendente y una de las comparaciones metafóricas más recurrentes es sin duda
la miel cuyas propiedades conocían muy bien en la antigüedad. La miel era
empleada en el culto, en la medicina y desde luego en la alimentación como
endulzante natural. La miel como recurso era cultivado y defendido siendo una
propiedad exclusiva y de continua recolección. En cuanto a la simbología
Escrituristica queda claro que esas propiedades antes mencionadas la
convirtieron en un recurso aprovechable en la exposición de su simbología.
Miremos las palabras del Salmo (19,11) “Sus palabras más dulces que la miel más
que el jugo de panales -y continua la exposición- por eso tu servidor se empapa
de ellos, gran ganancia es guardarlos. La connotación hace estricta referencia
a la palabra y su calidad como cualidades en la vida del creyente.
Los profetas conectaron
la simbología de la miel con el mandato de Dios y hacen por medio de estas
imágenes una relación sobre los atributos de la Palabra, los mismos que se
constituyen en fundamento de la comprensión humana al recibir el mensaje: “palabras
suaves, panal de miel, dulce al alma, saludable al cuerpo” (Prov. 16,24). El autor
establece una relación de carácter existencial entre las Sagradas Escrituras y
el creyente, sin duda este principio nos mueve en la dirección de la
espiritualidad que se nutre en la meditación y vivencia de la revelación escrita
como fuente de la voluntad salvífica de Dios.
El bienestar del que nos habla no se limita solamente a sumir la vida
desde la perspectiva moderna de calidad
sino adentrarnos en la capacidad de producir frutos más allá de la misma
realidad que a diario compartimos. La Palabra es transformadora porque hace de
cada creyente una nueva criatura con la habilidad de poner en práctica, es
decir, de darle cuerpo a sus enseñanzas (encarnar el mensaje). La tradición
profética emplea esta simbología para designar tanto la misión como la
naturaleza de esta, remarcando que lo anunciado por el profeta escogido no es
su palabra sino la Palabra de Dios revelada en sus términos y categorías
apreciables claramente. El profeta Ezequiel describe la visión del libro en el capítulo
2 y la delimita en el capítulo 3 versículos 1 al 3 miremos al respecto: “Y me
dijo, hijo de hombre, come lo que se te ofrece, come este rollo y ve luego a
hablar a la casa de Israel. Yo abrí mi boca y él me hizo comer el rollo, y me
dijo, hijo de hombre aliméntate y sáciate de este rollo que te doy. Lo comí y fue en mi boca dulce como la miel”.
La Palabra se manifiesta en el “dulce” apetitoso de la miel, pero al igual que
esta posee la capacidad de purificar y luchar contra el mal, o bien la
enfermedad infecciosa o bien el pecado persistente entre los habitantes de
Israel.
El profeta Ezequiel tiene claro que la dulzura
se convertirá en amargura gracias a la persistencia y obstinación de sus hermanos
en el pecado y especialmente en apartarse de Dios aun conociendo su palabra y
mandato. Es también interesante como en la simbología Escrituristica la miel
guarda una relación de complementariedad con su cometido de difundir la voluntad
revelada de Yahveh: MI-EL, partícula (el) que significa propiedad
o pertenencia o sujeción a la voluntad de Dios, luego la miel en el contexto
que nos compete se asegura una relación esencial con la forma y modo en la que
Dios expresa al mundo su voluntad y como cada palabra de esa revelación es
apetecida por el creyente. Es un apetito
que supera cualquier categoría cognoscible y que puede llegar a transformar
totalmente la conciencia de quien así lo permite por esta razón el señalamiento
de “poner por obra o practica la Palabra de Dios” alimenta tanto la vida como
la espiritualidad del bautizado convirtiendo la Palabra de Dios en fuente
inagotable de todo tipo de gracias.
Es como miel al paladar
porque el sonido emitido se convierte en la fase final de una articulación de
nuestra inteligencia y nuestros sentimientos. No solo expresamos bajo las
categorías idiomáticas que todos conocemos, sino que estamos manifestando el
contenido trascendente que nuestra operación racional así considera. Por esto
último los profetas cada uno en su momento vivieron con intensidad la
revelación al punto de disfrutar el mensaje como una suculenta preparación
agradable a los sentidos. La combinación de emociones y contenido pueden
resaltar el “sabor” de la palabra inspirada, pero sobre todo en la forma como
llega al creyente. Estamos viviendo tiempos difíciles en los que se hace
urgente convertir el mensaje en esperanza y portador de dulzura.
Para cada bautizado la miel
simboliza todo lo puro y capaz de purificar en la perspectiva en la que
percibamos el contenido de la Palabra anunciada por la Iglesia. La realidad
puede ser perturbadora en el entorno en el que nos movemos, pero la Palabra es
ese bálsamo dulce que nos brinda su apoyo y conforta nuestro espíritu. La miel
purifica nuestros labios y nuestra mente y permite que lo sentido y convertido
en tesoro de fe sea para nosotros ese sustento que conforma y anima nuestra
praxis cristiana. La tierra prometida al pueblo en el desierto “mana leche y miel”
En el (A.T) encontramos dos alusiones (solo para citar dos) Ex 33,3 y Dt 11,9
es claro para nosotros que la promesa es equiparada en categorías de necesidad
de la sostenibilidad de la vida en el desierto y ante la escasez de recursos
para sustentarla se plantea la inclusión de productos básicos en la dieta del
pueblo “nómada” recordemos que incluso hoy muchos pueblos indígenas no poseen
otro endulzante que la miel y las frutas.
La preocupación de Dios
con relación a su pueblo es grande y define precisamente la forma de su
inclusión entre ellos. Dios quiere llevarlos a una tierra para que en ella
puedan surgir como nación. Al respecto y dado que la tierra está ocupada ya
(filisteos y cananeos) podríamos pensar en una motivación sobrenatural que haga
en ellos crecer el deseo de una relación espiritual que los conduzca a
establecer el corazón en Dios antes que sus cabañas. Es sin duda el propósito
de la experiencia tanto en el desierto como en el lugar en el que desean vivir.
El creyente debe asumir una actitud de vida que le conduzca a establecer su
existencia en el Dios de la vida antes que en cualquier otro recurso… Yahveh
tiene su mirada puesta en esta tierra lo que significa gran abundancia y éxito
en todas las empresas iniciadas. Es la prosperidad
que asistirá a quienes “endulzan” sus vidas con la miel que brota de la fe y su
praxis.
Si abordamos el concepto
desde su estructura (miel) tenemos que referirnos al panal que es sin duda una
obra de ingeniería de la naturaleza que refleja como huella o Vestigia la
incomparable sabiduría de Dios en la creación. La perfección de la creación es
también signo y símbolo de la dulzura como Dios trata a los suyos y como
literalmente “coloca” miel en nuestras vidas para contrarrestar las amarguras
del mundo y su realidad cambiante. La
inclusión de la gracia de Dios en nuestros proyectos de vida sin duda convierte
cada experiencia en una positiva acción cargada de su Misericordia que se torna
en más dulce que la Miel cuando así nuestra vida lo necesita. La Gracia es
nuestra Miel.
· Sansón comió miel luego de una victoria
· El Precursor (Bautista) la empleaba en
su dieta como señala el evangelio.
· Citada en los Sapienciales.
· Empleada en la simbología de la “tierra
prometida”
· Aparece en el Evangelio
· Los pueblos la empleaban como medicina
en la desinfección de heridas y otros males
· Era un artículo costoso y exclusivo en
la canasta familiar primitiva
· Se usa todavía como endulzante y base
para algunos productos de belleza y salud a nivel mundial.
· Significa Pureza
· Abundancia
· Salud
· Bendición
· Presencia de Dios
· Palabra de vida
· Revelación.
Entre otras definiciones
al respecto.
También es posible
relacionar la miel con las frutas de las que se puede sacar cierto “jugo dulce”
que en las primicias eran rechazadas por constituirse en la base para la
elaboración de bebidas con fuerte presencia de alcohol, para este tipo de
“miel” encontramos el termino hebreo desvásch y algunos textos inspirados dan
razón de tal práctica y buscan establecer la diferencia con relación a la miel
de abeja, solo para nuestras comparaciones citaremos:
· Lv 2,11
· 2 Cro 31,15
· Ez 27,2
· Jos 5,6
· Ex 3,8
El recurso empleado posee
amplitud en su aplicación al punto de servir para generar conciencia sobre el
contenido de las gracias y dones concedidos al creyente desde su perspectiva de
vida y acción. Que Dios en su infinita sabiduría conceda a cada uno de
nosotros la gracia de ser dulce receptáculo de su Palabra.