martes, 1 de marzo de 2022

PRIMER DÍA DE CUARESMA. MIÉRCOLES DE CENIZA...

 

PRIMER DÍA DE CUARESMA. MIÉRCOLES DE CENIZA. Isaías capítulo 58 versículos 1-12. Salmo 103. 2 Corintios capítulos 5:20b-6:10. Mateo capítulo 6 versículos 1-6, 16-21.

 

Miércoles de Ceniza marca el inicio de una celebración de corte penitencial en la Iglesia cuyos registros llegan al siglo II y posteriormente al siglo IV, gracias a la reflexión por parte de los santos PP. De la Iglesia tanto latina como oriental. Durante este tiempo la oración, meditación de la Palabra de Dios, así como el ayuno y la limosna y ofrenda deben alimentar nuestro espíritu y fortalecer la relación amorosa con el Dios revelado. Gregorio VII en el siglo XI desarrolló la primera liturgia para la bendición de la Ceniza empleada el día de penitencia denominado “Miércoles de Ceniza” en el presente los romanos, griegos, anglicanos lo conservan en su liturgia con algunas modificaciones propias. El profeta Isaías, nos ilustra sobre el auténtico ayuno que debemos observar para concluir en su reflexión con la necesidad de un gesto de amor y misericordia con los demás ya que el ayuno es por definición la sensibilización nuestra con respecto   a quienes nos rodean, bien diría Martín Lutero: Las obras buenas que practicamos no son útiles a Dios, pero si a nuestros hermanos. El profeta del mesianismo nos invita a considerar al otro y dimensionarlo justamente en nuestros corazones. La manera como procedemos debe ser revisada cuidadosamente no sea que por noble que esta sea o se muestre en verdad sea solo manifestación de nuestra autosuficiencia frente a Dios. El ayuno que no repare nuestras relaciones con el prójimo y con la naturaleza será simplemente un acto de disciplina al no consumir alimento alguno, pero poco provechoso en la manera de generar conciencia sobre la vida en todas sus formas. Hoy se hace un ingente llamado a la Justicia en nuestras vidas y en la forma como edificamos nuestro entorno, el pecado se apoderó hace ya rato de muchas obras y les cambió su esencia. Hoy seguimos creyendo que la guerra puede solucionar los dramas de la vida. Ya la vida vale dependiendo de la óptica política que la vea y defienda, ya no es la vida como obra de Dios sino la connotación política, económica y cultural del ser humano lo que en verdad cuenta y pesa. Vale más un conflicto en Sur América que en el Caribe, ese ayuno de Justicia es en verdad necesario y determinante hoy para construir la paz mundial y regional.

Solo Dios levantará las ruinas de nuestra vida y su cultura, solo Dios dejará a salvo la existencia de los seres humanos por sobre las pretensiones del mundo. La libertad, el orden, la justicia, son valores universales que brotan del Evangelio y su auténtica praxis. Isaías nos invita a valorar la relación vital con el otro y ser justos con él, iglesias, clérigos y feligreses que se comportan como hegemónicos desdibujando la Caridad de la Iglesia en sus actuaciones y determinaciones… Ayunemos de odio, ambiciones, dignidades, primeros lugares, de buscar esta o aquella congregación donde se gane un poco más de dinero o simplemente donde se traben relaciones de provecho para la familia. Son solo algunos de los componentes nobles de una praxis contraria al Ayuno cristiano dimensionado en todas las facetas de nuestras vidas…

El Salmo 103, nos habla sobre el perdón de Dios y todo lo que produce en nosotros. Bendecir a Dios es ser coherentes con lo que decimos creer y por ende vivir. Somos fruto de su amor justiciero y nada de lo opuesto a su Justicia reinará en el bautizado auténticamente comprometido con el Dios vivo. Dios perdona, pero ese perdón solo se manifiesta cuando verdaderamente deseamos ser perdonados. El Episcopal debe vivir como perdonado y amado y darle la espalda al pecado y sus maquinaciones pasadas. Dios es amor y el perdón es fruto de su infinito amor. El Salmista tiene claro que el perdón se vive y no solo se pide, basta de vivir solo categorías cómodas para nosotros, ya es urgente vivir el amor como razón de nuestra existencia.

El llamado Paulino es a la reconciliación con Dios.  Pablo nos dice con claridad y contundencia que la reconciliación es necesaria y que llega a nosotros gracias a Cristo Resucitado. Cristo no conoció pecado, prosigue Pablo, y aun así se entregó por nosotros en la Cruz como un gran pecador, solo el amor puede dar el suficiente motivo para morir y vivir por los demás. Hermanos, el amor fue el que levantó al Hijo de Dios de entre los muertos. El amor nos levantará a nosotros de entre los muertos, luego, sin amor no hay vida y mucho menos eternidad. La vida del bautizado se muestra como contradicción al mundo y sus valores, debemos vivir nuestra Teonomia ante Dios, es decir, confiar en su misericordiosa Providencia y no andar tras los esquemas del mundo. Cuantos ricos hoy son pobres ante Dios y cuantos pobres muy ricos ante el Resucitado. La Simonía y los Nicolaítas que asolan economías eclesiales por vivir como príncipes y herederos de los poderes de este mundo seducidos por el confort y la calidad de vida no cristiana sino mundana.  Como tristes, pero siempre alegres; como pobres, aunque enriquecemos a muchos; como quienes nada tienen, aunque todo lo poseemos… (2 Corintios capítulo 6 versículo 10).

La visión Mateana, camina en la misma dirección en la que Pablo nos confronta con la realidad de nuestra vivencia cristiana. Mateo ve con preocupación los valores no vividos por los creyentes y como el signo de poder universal ($$$) la marca de la Bestia Joanica se viste de ayuno y “buenas obras”. Desde la perspectiva Marcana es posible dibujar una ruta de espiritualidad donde los valores del cristiano alimenten sus expresiones de Fe y piedad. La Limosna es signo de solidaridad y conciencia con los que sufren privaciones concretas.   Una limosna no solo se debe medir en cuanto a la cantidad sino también en orden a lo integral que vincula calidad y servicio en su expresión solidaria. Dar no es difícil, pero hacerlo entre iguales es la diferencia y valor intrínseco de toda ofrenda o limosna. Ponernos en los pies del sufriente nos dispone de corazón a ser justos y generosos. Un corazón lleno de bondad será capaz de ver en el otro a Cristo sufriente, nadie debe enterarse de todo el bien que los bautizados pueden hacer, las obras en si son poderosos interlocutores que hablan del amor hecho ofrenda y limosna. Lo secreto de nuestro ayuno solo puede salir a la luz cuando las obras son dignas de ser mostradas como testimonio de vida. Pedir a Dios es un ejercicio natural y compartir con el otro desde su propia dignidad es el ejercicio sobrenatural del amor convertido en justicia y por ende en ofrenda y limosna, en ayuno y oración.

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