QUINTO DOMINGO DE
PASCUA. Hechos de los Apóstoles capítulo
7 versículo 55-60. 1 Pedro capítulo 2 versículo 2-10. Juan capítulo 14 versículo 1-14.
"1. «No
se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. 2. En la
casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy
a prepararos un lugar. 3. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar,
volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.
4. Y adonde yo voy sabéis el camino.» 5. Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a
dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» 6. Le dice Jesús: «Yo soy el
Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. 7. Si me
conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo
habéis visto.» 8. Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»
9. Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces
Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos
al Padre"? 10. ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?
Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece
en mí es el que realiza las obras. 11. Creedme: yo estoy en el Padre y el
Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. 12. En verdad, en verdad
os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará
mayores aún, porque yo voy al Padre. 13. Y todo lo que pidáis en mi nombre,
yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. 14. Si me pedís
algo en mi nombre, yo lo haré."
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/juan/14/
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Esteban llamado
“proto mártir” por ser el primero en ser sacrificado a
causa de su fidelidad a Cristo y su Evangelio nos presenta una escena
reveladora sobre la condición del resucitado una vez abandona la realidad
terrena y retorna al Padre Dios. Esta visión contradice las enseñanzas judías
sobre Dios lo que le cuesta el ser martirizado. Este hombre fue premiado con
una muy especial visión de Cristo, pero antes fue signo de coherencia en la
vivencia de su Fe, la misma que lo lleva al patíbulo. Nosotros hoy no llegamos
en nuestras congregaciones a tales fines, pero sí somos bautizados, testigos
del triunfo de Cristo como lo fue en su época este hombre. Esteban vio el “el
cielo abierto” y la realidad revelada de Dios Trinidad. Esteban vio a Dios en
su infinita misericordia y alimentó su Fe al punto de aceptar cualquier
desenlace incluyendo el sucedido, su lapidación, porque aquellas personas lo
consideraron un blasfemo. Saulo era testigo de aquello y sin duda que antes de
su conversión aceptaba esta forma de proceder como necesaria para salvaguardar
las instituciones religiosas de su época. Saulo testigo será
luego Pablo cristiano. Los primeros en lapidarlo fueron los
“testigos” como consta en la tradición judía, esto implica que aun los llamados
falsos testigos que operaron aquí en la acusación inicial, ellos fueron los que
literalmente dejaron sus ropas a los pies del joven Saulo como lo relata el
versículo 58. Esteban inocente entrega su vida como testimonio de la resurrección
de Cristo y Lucas emplea una fórmula similar a la descrita en el sacrificio de
la Cruz con el propósito de resaltar la inocencia de la víctima que se ofrece
en sacrificio.
El Apóstol Pedro
en su Primera Carta resalta el crecimiento espiritual y
lo circunscribe a la Palabra de Dios predicada por la Iglesia. Es una analogía
relacionada con el cuerpo y su proceso de madurez. La Palabra nutre la vida y
todas sus expresiones potenciando todo aquello destinado a la trascendencia en
el ser humano sin descuidar la Gracia que irradia y toca al ser en su total
Integridad. La vida del espíritu o nuestra espiritualidad es comparada con un
edificio que pacientemente se levanta de los cimientos (Palabra y Gracia)
y puede contener todo tipo de estructura. Pues Cristo es esa Piedra que
desecharon los judíos pero que edifica en cada uno de los bautizados Salvación
y eternidad. Pedro en su discurso cita constantemente a los profetas y especialmente
a Isaías lo que implica la relación directa con la tradición profética de
Israel y el advenimiento de la era mesiánica referida a Cristo plenamente.
Pedro advierte que nosotros los que nos unimos a Cristo por Fe somos anexados a
su pueblo escatológico y destinados a la Salvación, cosa contraria sucederá con
aquellos que intencionalmente rechacen el Evangelio esos deberán asumir su
responsabilidad en el mundo y en el medio en el que viven. La unidad que
implica pertenecer a Cristo está desafiando continuamente las estructuras
creadas en el mundo. Cristo es el Señor y como tal anuncia su reino y es
absolutamente libre de vincular a quien quiera a su realidad gloriosa. Es pues
también un modelo de Catequesis primitiva para los que se
acercan al Evangelio y necesitan conocer a Cristo y su Palabra. Pedro
desarrollará una fuerte labor instructiva en orden a insertar a Cristo y
su Evangelio en la realidad de su mundo o entorno…
La enseñanza
Joanica se orienta a robustecer la Fe de los
discípulos que se enfrentan al acontecimiento de la Cruz y su drama así lo deja
ver el comienzo del versículo 1 de este capítulo (14) No se turbe vuestro
corazón. La respuesta del Señor es contundente y en sí sola encierra
toda la justificación de la Promesa y la espera de la Madre Iglesia y sus hijos
los bautizados, tal ilustración la encontramos en el versículo 3: Y
cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para
que donde esté yo estéis también vosotros. Es pues gratificante
para el cristiano que la Promesa sea expresada por boca del mismo Jesús y que
en la resurrección el evento fenomenológico de paso a la certeza de la Fe en
Cristo. Las moradas de Dios serán nuestras habitaciones también, pero para que
la promesa sea efectiva el bautizado deberá vivir de cara a esta realidad y
construir con ella su vida en este mundo y en medio de los suyos. Pablo tomará
esta Promesa para orquestar con ella todo el edificio de la doctrina cristiana
y así mismo lo enseñará a la Iglesia primitiva y esas enseñanzas se conservan
intactas en la Iglesia de nuestra época. Para ilustrar la afirmación presente
citaremos solo un ejemplo de ello: “El Señor mismo a la orden dada por
la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo y los que
murieron en Cristo resucitaran en primer lugar” 1 Tesalonicenses
capítulo 4 versículo 15-17 ss.
La Fe es y será
determinante como la vida adornada por las obras que en Cristo son inspiradas
para manifestar nuestra Fe. Hacemos visible lo que por Fe sabemos es invisible,
al menos en este mundo y sus sentidos. El Camino, la Verdad y la
Vida se abre paso en este mundo y es Cristo quien señala el Camino de
acceso al Padre y su Gloria. Es Cristo quien revela plenamente la vida de la
Trinidad Divina y nosotros adheridos a su Gracia podemos alcanzar aquella
promesa y hacerla realidad. Ver al Padre es como ver al Hijo y al Espíritu
Santo, como en Esteban es una gracia del amor de Dios transformando nuestras
vidas, prioridades y sentidos. Solo por la Fe descubrimos a Dios Padre
y a su Adorado Hijo y solo por la Fe podemos caminar en su dirección. Jesús
mismo en sus milagros y predicación reveló para nosotros su naturaleza y
lenguaje. CAMINEMOS POR FE UNIDOS COMO HERMANOS E HIJOS DE SU IGLESIA.
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